Fase lunar: Cuarto creciente

Se sienta al acecho, escondido entre actos vergonzosos y astutos, espía mi alma desvalida para revelar su forma mas estéril, el(mi) reflejo se sostiene libre de culpa y culpable al mismo tiempo" Quetzally11
<< Corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron, pero el dolor de las costillas magulladas y las quemaduras en sus brazos y rostro le dificultaban cada metro que lograba alejarse.
Asustada más allá de lo que alguna vez había estado, corrió entre las viejas calles de la ciudad desierta, la arena y las piedras clavándose a cada paso.
--- La lastimaste, la heriste. Ella era prisionera como tu, pero en lugar de ayudarla la heriste.
Vashti derrapó con tal brusquedad, que la planta de sus pies se lastimó, dejando un leve rastro de sangre. Con un escalofrió que pareció estremecer su misma alma, miró al hombre al final del callejón.
Su ropas moradas y amarillas, pesadas y amplias que lo señalaban como el más importante melóforo* del lugar.
--- Y-Yo... yo no la ten, tengo --- jadeo entre sollozos mientras mostraba sus palmas vacías.
Pero la cruel mueca en los labios del hombre demostraron que no le creía ni un poco.
- Por favor... se lo ruego... yo...
El terrible grito de agonía de la joven Vashti estremeció los corazones de los lugareños, quienes solo pudieron alejar el rostro cuando a la mañana siguiente, se llevaron el cadáver casi irreconocible de la joven>>
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Ciudad de Nueva Yonrk
--- Solo una más.
La enfermera negó con resignación ante la brillante sonrisa del joven.
Cuidar de estas personas requería una paciencia inmensa pero este chico en específico podía significar más que eso.
--- Joven Yao, debe regresar a su habitación.
--- Solo es una más, no tomará más de dos segundos ---levantó la cámara mientras hablaba, enfocando la lente hasta que las brillantes plumas del ave fueron visibles --- ¿lo ve? Es fácil enfocar cuando el colibrí esta lo bastante quieto.
Cansada, la enfermera le hizo un gesto a los dos guardias a su espalda.
Con expresiones cuidadosamente en blanco, ambos se acercaron y en un rápido movimiento, sostuvieron los brazos del chico y lo sometieron, quitándole la cámara con la misma eficiencia.
Ella no era uno de los médicos a cargo ni tenía la necesidad de soportar los desvaríos de un joven cuando tenía a otros cuarenta pacientes más por vigilar, varios de ellos más peligrosos que él.
--- ¡¡Esperen!! ¡Solo debía capturar la imagen! --- el chico se revolvió tratando de liberarse, de alcanzar su preciada cámara --- ¡Solo era una fotografía!
Tomando el mencionado objeto para facilitar la labor de los dos guardias, la enfermera los siguió a lo largo de los anchos pasillos, dando breves vistazos a quienes habían sido sedados o que deambulaban en sus habitaciones.
El turno nocturno era particularmente desgastante por personas como este chico, quienes no parecían comprender la diferencia entre noche y día o que simplemente no les importaba. Los intentos suicidas o ataques de ansiedad y pánico eran tan frecuentes que el lugar nunca estaba en completo silencio.
Era como si la noche despertara en ellos una personalidad más inquieta y melancólica.
--- No me duerma, no daré problemas, no me duerma --- trató de resistirse, pero su pequeña figura no era nada contra dos guardias entrenados y adultos --- por favor, me quedaré en mi cuarto... no quiero verlo... da miedo y es terrible, él era terrible...
--- No necesitan las correas --- la enfermera inyecto el sedante mientras el chico se seguía revolviendo y gritando cosas sin sentido --- no tardará mucho.
En efecto, a los pocos minutos los movimientos del chico siguieron disminuyendo hasta que se quedó quieto contra la cama, la respiración agitada y los balbuceos aquietándose poco a poco.
Los guardias lo soltaron cuando fue obvio que el medicamento estaba haciendo efecto.
--- Es bueno verle tranquilo. --- murmuró la guardia mientras veía a un niño de la misma edad que su propio hijo.
Este chico debería estar en los primeros años de una universidad, no encerrado aquí.
--- No es que dé demasiado problemas.
--- No dormir también es un problema --- murmuró la enferma, anotando el medicamento y la dosis en el expediente del chico, dejando la carpeta cuando terminó con una breve nota de "alucinaciones visuales primarias" --- este chico lleva despierto más de 38 horas y eso agrava sus síntomas --- prendió la cámara para mostrarles las fotografías de muros blancos, rocas y algunos sinsentidos borrosos --- ¿les parece esto "un ave de bonito plumaje"?
Ambos guardias se quedaron en silencio, sus expresiones llenas de compasión y vergüenza.
El chico siempre era tan cortes y amable que era fácil olvidar que si estaba en este lugar, debía haber un buen motivo para ello. No daba problemas y desde que su familiar le había dado aquella cámara, era aun más pasivo, caminando de aquí para allá, fotografiando los jardines con tanto cuidado, que solo el uniforme sobrio y blanco lo delataba como paciente.
Era fácil ser amable y compadecerlo.
--- Vámonos, el chico se quedará quieto hasta mañana.
La guardia se preocupó.
--- ¿Tanto sedante le ha puesto?
--- Para nada, es apenas un calmante. Pero está cansado y un cuerpo al que exiges demasiado, tomará cualquier oportunidad que le ofrezcas. --- cerrando la puerta detrás del balbuceante joven, la enfermera comenzó su camino a la bodega para dejar la cámara --- regresaremos en unas horas. Hay que ir al ala este, Fátima ha solicitado ayuda para vigilar la sala rosa.
--- Cielos, los de la sala rosa siempre son un dolor de cabeza.
--- Oye, al menos no te han aventado los zapatos al tejado, trata de bajar más de seis y exigirás un aumento de sueldo.
Las voces se alejaron mientras otras dos enfermeras caminaban en dirección contraria, hablando sobre el nuevo enfermero del área de cuidados intensivos y sobre otros menesteres a los que el chico no dio importancia.
Su visión estaba borrosa y sus ojos ardían, sus párpados más y más pesado conforme el medicamento le obligaba a relajar sus músculos, a yacer contra la cama.
En un momento observaba la pared vacía y gris... y al siguiente, las empedradas calles, en una noche lluviosa, crujían bajo sus zapatos.
Su traje estaba un poco húmedo por la ligera llovizna, pero no le dio importancia mientras seguía a lo largo de callejones y calles desoladas, las desgastadas paredes con yeso cayéndose a pedazos y exponiendo los mohosos ladrillos le hicieron sentir disgusto y nostalgia.
Acomodando la sombrilla para ocultar su rostro, siguió por lo que se sintieron como horas y minutos al mismo tiempo. Él debía estar aquí. Ese primo suyo tan problemático y que gracias a su estupidez, había sido expuesto.
Si solo se hubiera hecho asesinar, si solo no hubiera molestado a su apreciado...
Su línea de pensamiento se perdió como había hecho toda la noche, cambiando entre recuerdos e impulsos, su cuerpo moviéndose por instinto mientras su mente divagaba.
Fue solo cuando vislumbro la oxidada escalera de emergencia que por fin ambos, cuerpo y mente, se sincronizaron, su objetivo estaba ebrio y lanzando cosas contra las paredes, quizá algún vaso o plato mientras gritaba improperios.
Parece que no importaba el qué, este hombre siempre sería tan patético como desagradable.
Con una sonrisa afable, entro al edificio con solo presionar un poco la puerta. Este lugar tenía tan mala reputación que hace tiempo desde que ya nadie se molestaba con la seguridad en la entrada principal, prefiriendo invertir en varios seguros para las puertas de sus departamentos.
Su traje contrastaba en demasía en este lugar en decadencia, pero nadie le dio importancia, nadie se asomó aun cuando escucharon cuando la puerta en el tercer piso se abrió, solo para ser cerrada entre forcejeos y maldiciones.
La gente en este lugar estaba tan habituada a la violencia inesperada que preferían solo cerrar los ojos y cubrir sus oídos, demasiado agotados de las injusticias, su sentido del deber desgastado como para impulsarlos a moverse o siquiera asomar el rostro por las ventanas o cerraduras.
La gente que vivía aquí estaba demasiado cansada para importarles o tenían secretos mayores que ocultar.
Así que nadie dijo nada ni preguntó por qué había patrullas afuera del edificio dos días después, por qué el olor putrefacto era tan fuerte o si las personas que entraron al departamento habían encontrado algo que justificara la enorme bolsa para cadáveres que cargaban.
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<< El sonido de los improperios lastimando sus oídos.
Los golpes en su costado tratando de quitarlo de encima.
Mirando el regordete rostro de su odioso primo, levantó el grueso cuchillo de cocina. Esta vez, pensó, no arruinarían todo, no los dejaría arruinarlo >>
--- ¿Cómo te sientes?
La pregunta del médico lo distrajo.
Estaba en el jardín desde el mediodía y aunque se negaron a devolverle su cámara, al menos no le habían sedado de nuevo. En su lugar, tenía que hablar con el psiquiatra a cargo, sobre lo ocurrido la noche anterior.
--- Estoy bien, doctor, gracias.
Un largo silencio y una mirada resignada. Hace más de cuatro años desde que trataba a este joven, pero la mejora había comenzado a estancarse cuando las pesadillas reaparecieron. Aun trataba de averiguar cuál pudo ser el detonante, pero ni las grabaciones de las visitas familiares ni los medicamentos parecían ser la respuesta.
--- Negar las pesadillas o no dormir no ayudará en tu recuperación, debes enfrentarlas.
El joven negó con la cabeza, sonriendo con una paciencia que parecía mayor a la suya, como si él fuera el médico tratando a un paciente testarudo y no a la inversa.
--- Dormir cada noche no ayuda a que mejore, doctor, ya lo sabe. Además, dudo que mi cerebro quiera crear algo nuevo si todo lo que veo cada día es el mismo jardín y las mismas paredes grises. --- un leve toque en el hombro del doctor, como si buscara tranquilizarlo --- Sin embargo, admito que tomar fotografías ayuda, la pesadilla fue menos intensa, casi insignificante.
El psiquiatra lo miró por un largo rato. Sabía que el chico mentía, pero la habilidad con que disfrazaba sus emociones aun era bastante sorprendente, era como un manso cordero que sabía cómo fingir ser un gran depredador.
--- Hablaré con los enfermeros, veré que puedo hacer al respecto.
--- Muchas gracias, doctor.
El psiquiatra se levantó para hacer justo lo que dijo y después pasar por el control de seguridad. Unas cámaras más en el recinto podrían ayudarle a estudiar este caso a mayor profundidad, quizá obtener un perfil psicológico más claro de un chico, joven y en apariencia inofensivo, que parecía el mejor mentiroso que alguna vez conoció.
Sin un trastorno real, sin otro síntoma que señalara alguna psicopatía.
¿Quizá solo un muy desarrollado instinto de supervivencia? ¿Una forma distinta de procesar las emociones? ¿Pero entonces qué provocaba las alucinaciones?
El chico miró al psiquiatra alejarse, pensando en si podría tomar una fotografía de aquel rincón aislado, justo donde la pared se resquebrajaba un poco.
Mover la cámara para desenfocar el ángulo había ayudado a mantener las apariencias pero había comenzado a notar cierto recelo en uno de los enfermeros y en la médico que lo visitaba los fines de semana.
Decir que tomaba fotografías de cosas inexistentes estaba dejando de funcionar para engañarlos.
--- Usted --- una voz le llamó --- tiene una visita.
Miró a la enfermera, regordeta y con un rostro surcado en arrugas, la mujer era terriblemente seca y grosera, pero era buena en su trabajo así que nadie decía demasiado. Asintiendo, la siguió de vuelta al interior del edifico.
Grande y bien cuidado, el hospital psiquiátrico tenía a los mejores de su campo trabajando ahí, los largos pasillos también permitían una libre circulación a pesar de los pacientes que deambulaban por ellos, y el control de seguridad era increíblemente moderno.
Siempre se sentía un poco fascinado por la complejidad de un centro tan grande y aun así funcional. La mayoría de estos lugares tenían ambientes descuidados o negligentes, como si el tamaño determinara la capacidad del personal para cumplir su labor.
Extendió los brazos a los lados cuando llegaron a la habitación que conectaba la zona de visitas y el interior de la clínica, dejando que tocaran su cuerpo en busca de algún objeto peligroso o arma.
Jamás había intentado algo parecido, pero estas personas le daban a la palabra 'paranoia' un significado nuevo, así que la revisión siempre era tan exhaustiva como cansada.
Una vez obtenida la aprobación, fue llevado hasta las mesas grandes y largas incrustadas en el suelo de granito, disminuyendo un poco la velocidad de sus pasos cuando no fue a su hermano a quien vio esperándole, sino a un par de hombres jóvenes de increíble atractivo físico.
Ah, así que Wei WuXian finalmente vino.
Se detuvo cuando el pensamiento cruzó por su cabeza.
¿Acaso habría perdido la razón por completo? ¿Quién era ese Wei WuXian? ¿Había escuchado el nombre en otro lugar y pensó que le quedaba bien a uno de ellos?
Receloso de su propia reacción y pensamientos, miró el lugar vacío y continuó caminando hasta sentarse frente a la pareja.
Uno de pálida piel y unos ojos de cristalino tono ámbar, lo miraba sin expresión alguna en su rostro, con algo de tensión en los anchos hombros, pero nada más que reflejara lo que sea que estuviera pensando mientras lo observaba con la misma atención.
El otro parecía más extrovertido, pero tampoco había bienvenida o amabilidad en sus facciones, solo una tranquila espera.
--- Me temo --- comenzó cauteloso --- que no les conozco, ¿necesitan algo de mí?
--- ¿Reconoces esto?
El más extrovertido le extendió una fotografía.
<<Sangre, pálida piel azulada por el velo de la muerte>>
Aunque todo en su interior pareció congelarse, logró controlar su gesto facial a tiempo, solo parpadeando para evitar delatar su inquietud. Había perfeccionado su capacidad de simular cualquier emoción que quisiera, ¿pero ocultar las emociones reales? eso no era tan sencillo.
--- ¿Debería?
--- Lo reconoce --- el más alto tenía una voz gruesa pero agradable, tan educada que le resultó familiar.
¿Los habría visto en alguna de las cenas familiares a las que asistió antes de ser internado?
Las dos voces se sobrepusieron a la otra al contestar.
--- No, no lo hago.
--- Sí, eso creí.
Decidió ignorarlos a ambos, optando por tratar de jugar al enfermo de corazón blando.
--- Escúchenme, no sé por qué creen que reconocería a un extraño, pero llevo encerrado aquí más de cinco años. --- sonrió un poco, no porque sintiera el impulso de ser amigable, sino porque sabía que a gente solía reaccionar mejor ante un trato afable --- sin embargo, si es un paciente, podría buscarle y decirle que tiene visitas.
--- Seguro que eres amable --- la ironía en la voz del otro no se le escapó, pero se negó a reaccionar --- bien, si fuera un paciente aquí podríamos hacer algo, pero los tres sabemos que no se trata de eso.
Se encogió de hombros, ocultando el temblor en sus manos conforme el rostro en la fotografía hacía que los recuerdos de las pesadillas se intensificaran.
Sí, el rostro le era familiar.
Mucho más que eso.
En realidad, era ese rosto el que lo había mandado aquí desde un comienzo.
<< Un grito desgarrador.
La sangre bajando por las rocas y esparciéndose en la pacífica corriente del rio.
Una sensación de realización y alivio que lo embargó>>
Hace más de cinco años atrás, cuando había visto el rostro de su última pesadilla en las noticias de la mañana, había enloquecido.
Según el informe de los doctores, había gritado que había visto morir a esa persona, que él lo había hecho, antes de que los sirvientes lo inmovilizaran. Aun cuando fue sedado al llegar la ambulancia, todos en la casa ya habían escuchado los gritos y llamado a la policía.
Por desgracia, varias de las cosas que dijo eran reales, datos que los mismos investigadores no conocían. Fue interrogado varias veces, pero desistieron cuando al ver los rostros de las víctimas, terminaba enloqueciendo, arrojando cosas o diciendo sinsentidos.
Así que no solo había sido enviado aquí, sino que se le mantenía vigilado. No por asesinato, las pruebas señalaban al asesino como alguien de mayor tamaño y que la víctima muriera en otro país hacía más que obvio que el verdadero culpable era otra persona, pero se le había categorizado como un testigo o un cómplice.
El paso de los años encerrado aquí le había dado lo que necesitó.
Cuando comprendió que mientras peor se mostraran los "ataques de locura", los policías venían con menos frecuencia, comenzó a observar a los peores pacientes de aquí y a imitarlos con habilidad perfeccionista. Se había vuelto muy cuidadoso de fingir delirios y alucinaciones inconexas entre sí, de que su comportamiento fuera tan normal como extraño. Los policías habían dejado de intentar verle cuando los doctores determinaron que sus delirios eran una esquizofrenia primaria, en otras palabras, que la pérdida de lucidez era completamente aleatoria.
No había información que necesitaran de un loco.
Pero ahora, ahora que de nuevo se repetía el mismo suceso, estaba teniendo serias dificultades para controlarse. Hacía mucho que no era enfrentado a la realidad de sus pesadillas, desde que no era obligado a aceptar que locura o no, la gente que moría en sus pesadillas eran personas reales que habían sido asesinadas a los pocos días de verlos en sueños.
--- Me temo --- se las arregló para continuar --- que soy quien sufre de locura aquí, así que mi opinión no cuenta.
El extrovertido recargó la barbilla sobre la mano, como si le aburriera su intento de distraerlos.
--- Su nombre era Lin ZiXun, vivía en Kansas, Estados Unidos, por una transferencia de trabajo. Fue asesinado la noche anterior --- el chico sacó varias fotografías más... y las reconoció todas, cada rostro arrugado o joven, algunos incluso infantiles. Tragó saliva con el sudor formándose en su espalda --- y al igual que estas personas, sabes cómo murieron, ¿no es así?
Su respiración se agitó, el ataque de pánico nublando poco a poco sus sentidos.
Aclaró su garganta y miró la sala, a los guardias detrás de la reja de seguridad y el panel brillante detrás del cual varios más vigilaban a través de los monitores de las cámaras de seguridad.
Debía alejarse cuanto antes.
Una cosa era sufrir pesadillas terriblemente reales y otra muy distinta, enfrentar cargos por complicidad con un asesino en serie.
--- Creo que me da demasiado crédito... disculpe, no conozco su nombre.
Una sonrisa, una que no tenía diversión, pero que de alguna manera le hizo sentir como un roedor ante una trampa en la que sabe, caerá.
--- Wei WuXian.
Lenta, cada sílaba fue dicha con claridad.
El temblor era ahora imparable, el sudor humedecía su camisa, el hormigueo que entumecía sus extremidades no le dejaban pensar.
Wei WuXian finalmente vino.
Wei WuXian finalmente...
Wei WuXian.
Se levantó tan rápido que casi cae con el borde del asiento, retrocediendo trastabillante varios pasos. Quiso creer que eran una alucinación, pero por muy convincente que eso sonara, no era lo bastante estúpido para creer que los guardias le hablarían solo para verlo entrar en pánico lejos de las zonas de seguridad.
Ellos eran reales.
Eran gente que jamás había visto antes, pero de las que conocía sus nombres... de uno de ellos al menos.
Eran personas que traían consigo las pruebas que exponían su secreto.
--- Váyanse, váyanse y no vuelvan --- miró a los hombres en la reja, se acercó con pasos tambaleantes hasta que pudo tocar el frío metal --- I-iré de regreso --- pero los guardias no se movieron, en realidad ni siquiera parpadearon en su dirección, como si no hubiera nadie enfrente de ellos --- ¡Abran! ¡Hey, sé que me escucharon!
Una mano en su hombro.
Con un sobresalto, se giró para ver a la pareja justo detrás suyo, ambos tan tranquilos como indiferentes, como si su reacción no significara nada para ellos.
--- Es suficiente --- dijo el que hasta el momento había guardado silencio.
--- No sé qué quieren --- pegó en la reja, pero no hubo respuesta de nadie --- pero no sé nada, no...
--- No creemos que seas quien les asesinó --- la frialdad en esos ojos pálidos le ayudó a controlar un poco su agitado corazón, pero igual se mantuvo apartado, arrinconado contra una reja que nadie abría.
--- ¡Yo no le ayudé!
--- Sí, también sabemos eso --- Wei WuXian golpeó a gran velocidad contra su pecho con solo la punta de dos de sus dedos, sacándole el aliento. De inmediato, sus extremidades perdieron fuerza, cayendo contra el suelo en un lio desmadejado --- no estás loco, no son alucinaciones y tampoco eres el culpable, pero quieres librarte de ello, ¿no es así? por eso sigues aquí, porque quieres alejarte del mundo, alejar lo que ves.
<< -- Por favor, dios, aleja las pesadillas. Ya no quiero verlo, por favor.>>
Las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos cuando el eco de sus propios ruegos desesperados lo abrumó.
Su fachada se había mantenido por años y estas dos personas lo habían destruido todo con solo un par de minutos y unas cuantas frases. No entendía por qué, pero se sentía tan enfurecido como desesperado.
--- Nadie cree en lo que veo --- balbuceó sin poder contenerse, la desesperanza como una sombra que había negado ver y que ahora lo ahogaba --- nadie escucha mi advertencia.
--- Y nadie a parte de nosotros lo hará --- Wei WuXian lo miraba directamente, sin compasión o falsa amabilidad. --- Queremos atrapar a los culpables y tus visiones son la clave, si prometes no mentirnos, decirnos exactamente lo que ves, te sacaremos de aquí.
Miró sus manos tiradas a sus costados. A pesar de la inmovilidad, los rastros de su última pesadilla seguían tan frescas como reales. La sensación de la sangre resbalando entre sus dedos, cálida y espesa, le provocaba nauseas; el dolor en sus muslos por la fuerza que requirió mantener al otro sometido mientras le apuñalaba, era un hormigueo sordo a cada paso; el aroma ferroso y podrido de aquel departamento se aferraba a sus fosas nasales a cada respiración...
Cada vez, cada vez que una nueva pesadilla llegaba, los rastros eran tan reales que sentía que perdía un poco de su humanidad en cada ocasión.
Miró a los dos hombres frente a él.
--- Lo haré --- respingó cuando tocaron su cuello, pero solo era la punta de los dedos, ni agujas ni medicamentos de ningún tipo --- L-les diré todo, pero solo si juran que no me entregarán a la policía ni a otro hospital.
Una pequeña risa.
--- ¿Y cómo sabes que no somos policías?
--- Locura no es sinónimo de estupidez --- trató de contener las lágrimas que no dejaban de salir, aunque no tuvo mucho éxito, así que decidió pasarlo por alto --- conozco a suficientes policías e investigadores para saber que ustedes no son ninguna de las dos cosas.
--- ¿Y aun así aceptas venir? ¿sin importar que no sepas a dónde ni cómo serás tratado?
--- Wei Ying.
El aludido ignoró la advertencia, siguió hablando sin prisa ni intentos falsos de engañarlo.
--- Podríamos querer una recompensa económica o usarte como un experimento, matarte y vender tus órganos.
Miró directamente aquellos ojos extraños, de un gris tan oscuro que era casi negro.
--- Mi familia no pagó a los que lo intentaron antes, si soy usado como experimento o asesinado, también es un final, --- miró al otro, asegurándose de estar siendo claro, que vieran su sinceridad. Sin máscaras, sin fingir. --- solo tengo una petición.
--- ¿Y sería?
--- Que sea al aire libre, no importa lo que me hagan, si es un campo o un terreno abandonado ambos estan bien, no quiero que lo último que vea sea una pared o cables de seguridad.
Wei WuXian se encogió de hombros antes de darle la señal a su compañero.
--- Me parece justo.
La oscuridad fue lo último que recordaría antes de que la presión en su cuello aumentara, haciéndole perder la consciencia.
Wei WuXian se levantó con el chico en brazos, tan delgado que su peso era apenas significativo. Era curioso volver a ver esos rasgos, pero sin la arrogancia o soberbia que mostró en sus últimos momentos, hace varias vidas atrás.
Destruyeron el sello antes de salir, dejando a unos guardias confundidos mirando la sala vacía, entrando frenéticos para buscar a los visitantes o al paciente que pensaron, estaban ahí hace solo unos segundos atrás.
El misterio detrás de la desaparición del paciente atrajo a un sinnúmero de investigadores y policías, todos rindiéndose cuando lo único que podían usar de pista, era la simple etiqueta con el nombre de Meng Yao, escrito en ella.