XX Alfil a C5

15.11.2019

Que egoísta es el amor, reservado para unos, negado para otros "
A. B. Rémeny 

   

Risas, burlas y gritos esporádicos, el burdel clandestino era tan decadente como su creador. Con una mueca, Yue Lan ignoró la imagen obscena que presentaba el primer ministro y solo extendió la carta.

El otro hombre, con la ropa desarreglada mostrando la piel flácida y belluda del pecho, rodeado por varios cuerpos en diferentes estados de desnudez, inconscientes por las drogas y el licor, tomó el grueso pergamino y lo abrió, leyendo solo superficialmente las primeras líneas hasta que un nombre llamó su atención.

--- Xiatian... ¿no es ese el apellido del principal consejero de SongLan?

Yue Lan apartó la vista de las marcas de manos y mordidas en el cuerpo de una de las jóvenes, le recordaba demasiado al pasado para su gusto.

--- Sabes la respuesta a eso.

El primer ministro dejó que su estruendosa risa hiciera eco.

Por supuesto que sabía quién era la familia, solo no esperaba que BaiHe fuera a involucrarlos, después de todo, acusar al único hijo del primer canciller parecía una jugada arriesgada.

Acariciando con movimientos perezosos la lustrosa piel del joven a su lado, habló con la ronquera producto de una noche de excesos.

--- ¿Cuándo recibiré mi pago?

Yue Lan torció el gesto.

--- Cuando el chico esté en nuestro poder.

--- ¿Y eso sería?

--- A su tiempo --- Yue Lan enfatizó cada palabra, sin ganas ni paciencia para alargar su tiempo aquí más de lo necesario.

El ministro lo miró un tiempo antes de sonreír. Siempre recibía la misma respuesta. Era cansado.

--- Bien. En ese caso, partiré en unas horas.

Yue Lan asintió y se dio la vuelta, pero antes de salir, dejó que la curiosidad ganara.

Recordaba a la perfección la cantidad de personas que seguían con la mirada al erudito, desde el segundo príncipe acercándose cada tanto e incluso Xue Ye y el emperador Yun no parecían capaces de evitar seguirlo cada que el joven aparecía.

Y era el único "pago" que había convencido al primer ministro de trabajar para ellos.

--- Dime, Su Min, ¿qué de interesante tiene ese niño?

El primer ministro se detuvo de abrir la ropa del joven que ahora se quejaba despertándose de aquel sueño inducido, para mirar al fiel perro de BaiHe.

--- No serías capaz de entenderlo.

--- Es probable, pero aun deseo saber tu respuesta.

--- El chico es frágil. --- pese a estar tocando de forma obscena al joven, la voz del ministro se mantuvo pensativa --- Es obvio que su orgullo es más fuerte que su sentido común, obedece las reglas y respeta la autoridad con fidelidad desquiciante pero solo si lo supera. Nadie por debajo de su rango recibe tal dócil comportamiento. ¿No te gustaría ver a un joven tan arrogante rogando? ¿Llorando y arrastrándose?

--- Si es tan orgulloso y arrogante, no veo cómo podría ocurrir.

El primer ministro soltó otra risa, burla y desdén coloreándola.

--- No lo hará por voluntad propia, por eso es interesante. Cuanto más arrogante, más patético será al romperse.

<<El chico es vulnerable, muestra una fuerza superficial que atrae, despierta un impulso de someterlo y herirlo por el simple hecho de que se muestra sin máscaras, tan honesto y directo que llama a la oscuridad que ocultamos en nuestro interior. --- BaiHe sonrió con deleite --- Quizá por eso el rey negro lo puso en la corte, es un buen distractor. Pero no te preocupes demasiado por ello ge-ge, el deseo de someter es natural solo en algunos de nosotros.>>

Ambos tenían razón, al final Yue Lan no podía comprenderlo, a sus ojos, solo era un chico demasiado arrogante.

Uno que atrajo la atención de dos personas que buscaban darle un final doloroso y prolongado.

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<< - ¿Por qué me lo da a mí?

Zewu-jun sonrió con calidez antes de extenderle el extraño dije de madera.

- Creo que el líder Jiang es la persona más adecuada para usarlo. Eso es todo>>

Wu Shi (11- 1 p. m.)

Palacio Qingheng

Jiang Cheng siguió mirando el dije en su mano.

No era en definitiva igual al que había llevado consigo por casi un año cuando era un cultivador, este ya se había roto de algunas esquinas y el barniz se había caído en varias zonas, pero era lo bastante similar para calmar la extraña sensación de vacío que había tenido al llegar a este mundo.

Con cuidado, lo hizo rodar un poco en su palma.

Se había acostumbrado a sentir el anterior rodeando su cuello, la costumbre tan arraigada que se había vuelto una necesidad. Pero hace unos días que notó que la ansiedad de sostenerlo había comenzado a disminuir un poco.

Quizá había comenzado a romper la costumbre.

'¿Seguro es por eso?'

Jiang Cheng se tensó cuando la baja voz sonó cerca de su oído. Hace poco descubrió que podía escuchar a Sandu siempre y cuando estuviera a una distancia razonable de la espada y ya que el pequeño salón se encontraba a pocos metros de los dormitorios...

¿Qué quieres decir?

'Solo me preguntaba, si es solo porque se trata de un "sustituto" que ya no sostienes ese trozo de madera tan seguido. Si no tendrá nada que ver el hecho de reencontrarte con el primer jade de Gusu'

Jiang Cheng apretó el puño, su ceja teniendo una diminuta contracción nerviosa.

Sostenerlo es una distracción para evitar golpear a alguien ¿O preferirías que te golpeara a ti contra una roca para desahogar mi mal humor?

Sandu ignoró la amenaza vacía de su dueño.

'En ese caso no importaría dejarlo, ¿o si? Como reflexionabas hace un momento, ya no lo requieres.'

Frunciendo el ceño con molestia, Jiang Cheng miró de nueva cuenta el dije, el conflicto en sus ojos haciéndolos brillar como gemas.

Con un bufido muy bajo, extendió la mano en aparente ocio y lo dejó sobre la cornisa de la ventana antes de darse la vuelta.

Su idea había sido salir del pequeño salón, pero no esperaba encontrar al perro de BaiHe justo detrás suyo.

Xue Ye sonrió con ternura cuando notó la breve expresión sorprendida del erudito. Esta mañana tenía un espléndido comienzo, pensó, después de todo, no era frecuente que su erudito mostrara otra expresión que no fuera educada indiferencia. El breve lapso le ayudó a controlar sus propias temblorosas piernas.

--- Buenos días, noble Shao --- saludó con una pequeña inclinación.

Jiang Cheng devolvió el saludo, su expresión de nuevo seria.

--- Noble Gao.

Xue Ye se aclaró la garganta mientras los nervios corrían como miles de hormigas en sus venas, se sentía demasiado ansioso para intentar fingir una conversación cotidiana.

--- Verá... --- dudó, su mente en blanco. No podía recordar ninguna de las palabras que ensayó toda la semana --- es... es una hermosa mañana ¿no le parece?

Silencio.

--- Ciertamente. --- respondió Jiang Cheng con cierta lentitud.

Ante el desconcierto en la mirada del erudito, Xue Ye deseó poder golpearse a sí mismo. Era uno de los mejores en obtener información, incluso había entrado en varias ocasiones a ambos palacios y nadie siquiera lo había notado, pero parece, que invitar a su erudito al festival de invierno, requería más esfuerzo y cada gota de valor en su interior.

--- Y bueno... escuché a los sirvientes decir que será una noche sin tanto frío, menos frío... ah, más cálida que otras...

Cerró la boca antes de seguir balbuceando tonterías.

¿Por qué era tan difícil hablar con su erudito?

--- Eh, sí, supongo que así será.

Jiang Cheng estaba más que desconcertado.

¿Qué demonios estaba tramando el perro de BaiHe con esa conversación sin sentido?

Si ese par de ratas querían distraerlo, esta era la manera más extraña que había visto, de llevarlo a cabo.

Retorciendo un poco sus manos debajo de las largas mangas de su túnica, Xue Ye lo intentó de nuevo.

--- En unos días... --- respiró profundo y miró aquellos hermosos ojos azules --- en unos días será el festival de invierno en la ciudad.

¿Quizá BaiHe planeaba hacer algo la noche del festival?

Enviaría a Luo Shen a investigar.

--- Eso tengo entendido.

Xue Ye se animó. Si el erudito había escuchado del festival, sería más sencillo invitarlo.

--- Usted normalmente no viene a esta zona y seguro no ha visto el festival... bueno, supongo que normalmente no viene, yo... ¿ha venido a esta zona antes? --- De nuevo se detuvo, antes de inclinarse en disculpa, su rostro acalorado por el rubor --- Por favor, perdone mi descortesía, no debí suponer que no ha venido a la capital antes, es solo...

Jiang Cheng asintió mientras veía al otro hombre hacer gestos y evitando su mirada. Agudizó el oído y observó con disimulo su alrededor. No había nada fuera de lugar, nadie sospechoso mirando en su dirección.

Pero si pensaban que esto bastaría para tomarlo desprevenido, cometían un error.

Mientras tanto Xue Ye tragó saliva para darse valor, escogiendo sus palabras una y otra vez en su mente, cuando repentinamente su mirada se desvió a la ventana.

Antes de que Xue Ye reuniera el coraje suficiente de acercarse, había visto al erudito mirando por la ventana, así que inevitablemente había notado el diminuto dije de madera que dejó sobre la cornisa.

Hace tiempo, cuando comenzó a seguirlo fuera de la finca por orden de BaiHe, lo vio comprar el dije con una expresión extraña en el rostro, lo que Xue Ye no imaginó, es que aún lo tendría consigo. ¿no habían pasado varios meses desde entonces?

Con la curiosidad alejando cualquier rastro de nerviosismo, se acercó y tomó la pieza en su mano, pasando por alto el breve parpadeo de tensión en el rostro de Jiang Cheng.

La pieza era larga, delgada y cilíndrica, casi del largo de su pulgar. Tenía pequeñas protuberancias afiladas que bordeaban la pieza de manera escalonada, muy similar a un bambú de apariencia peculiar.

La miró desde varios ángulos, pero no pudo encontrar nada extraordinario en el colguije, ni siquiera podía imaginar quién usaría algo tan extravagante.

--- Es muy... lindo.

Jiang Cheng casi chasqueó los dientes ante el obvio escepticismo en la voz del perro de BaiHe, pero se contuvo, al igual que antes cuando se había forzado a no quitarle el dije con brusquedad. Había varios nobles y cortesanos cerca, no podía ser tan descuidado de actuar acorde a sus deseos y delatar su verdadero carácter.

Aunque igual se acercó un poco y extendió la mano mientras hablaba, casi a un suspiro de recuperar la pieza.

--- Disculpe, noble Gao...

--- Se ha roto en un extremo.

La respiración de Jiang Cheng vaciló.

Lan XiChen

Ambos se giraron y saludaron al emperador con la formalidad esperada, antes de enderezarse.

Con reticencia, Xue Ye abrió la palma para permitirle al emperador tomar el dije entre sus manos, notando cómo la tensión del erudito cambiaba a algo que causaba malestar en su interior. No le gustaba la forma en que su querido erudito actuaba alrededor del emperador.

Y Xue Ye no era el único cuyos sentimientos distaban del agrado.

Antes de llegar a la capital, en aquella posada al amanecer, Yun LanHuan había intentado tocar el dije, solo para verse impedido por el erudito. Sin embargo, había entrado al salón solo para descubrir que el emisario Gao tenía el dije entre sus manos sin que Shao Jiang mostrara la reticencia que mostró con él.

De nuevo, se preguntó si era tal el desagrado que sentía el erudito o si esto tendría que ver con lo que descubrió antes.

--- Es una hermosa flor. --- dijo, su voz tan amable como siempre, sin rastro alguno de la incomodidad que le provocaba ver a ambos nobles juntos.

Jiang Cheng lo observó por un segundo antes de bajar la mirada.

--- ¿Una flor? --- la voz llena de desconcierto de Xue Ye fue demasiado alta, atrayendo la mirada de varias personas. Al notarlo, Xue Ye se inclinó en disculpa... de nuevo. Hoy se sentía especialmente torpe --- Disculpe a este noble por su falta de respeto.

Yun LanHuan sonrió indulgente.

--- No se preocupe, entendemos su desconcierto. --- tomando el dije, lo hizo descansar en su palma y se lo mostró al emisario Gao --- Si lo observa desde su base, podrá notar lo que el dije oculta.

Siguiendo las instrucciones del emperador, Xue Ye observó el objeto en la pálida mano, ahora a la altura de sus ojos.

Entonces pudo ver a qué se refería.

Aquellos bordes desiguales y escalonados, cuando lo observabas desde esa posición, formaban diminutos pétalos con el cilindro como el centro de dicha flor. Si el dije rodeara el cuello como un collar, el portador solo vería la flor mientras el resto solo verían bambú de aspecto tosco. Ahora tenía sentido que un noble llevara tal objeto consigo, en verdad era un trabajo muy detallado.

--- Su majestad es muy observador --- admitió Xue Ye cuando notó la asimetría en el objeto --- uno de los pétalos está roto.

<< - Tiene un hechizo grabado en su interior para evitar que se rompa o se dañe con el tiempo >>

Yun LanHuan parpadeó mientras el eco de su propia voz resonaba por un segundo en sus pensamientos.

¿Qué había sido eso?

--- ¿Qué clase de flor es? --- Preguntó Xue Ye, deseando tomar de vuelta el dije para observarlo con más atención, pero la mano del emperador alejándose un poco, lo detuvo.

El casi imperceptible gesto dejaba en claro que no lo daría a Xue Ye.

--- Es una magnolia.

Eso tuvo éxito en atraer la atención de los dos hombres.

La voz de Jiang Cheng mostraba cierto toque defensivo, cortante aunque sus palabras fuesen educadas. Era obvio que el erudito estaba furioso aunque la razón no fuese clara.

Con una inclinación respetuosa aunque tensa, el erudito siguió hablando.

--- Su majestad, a Shao Jiang le gustaría recuperar el dije.

Cuando era el emisario Gao quien había examinado el dije, el erudito solo se mantuvo a su lado, pero cuando era LanHuan quien lo sostenía, ¿entonces el erudito deseaba recuperar el objeto?

Yun LanHuan contuvo el infantil impulso de cerrar el puño para evitar devolverlo, en su lugar, hizo algo igual de incomprensible, incluso para él mismo.

Lento, extendió su otra mano hasta tomar la muñeca del erudito, quien se tensó por el inesperado contacto, sus ojos agrandándose un tanto por la inesperada cercanía.

Aliviado por que el erudito no se alejó como la última vez, alzó aquella mano hasta la altura de su pecho, volteándola.

Con gentileza, acarició con el pulgar la pálida muñeca, instando a Shao Jiang a abrir el puño. El erudito no lo miró, pero abrió obediente hasta exponer su palma y las marcas que las cortas uñas habían dejado en su tensión anterior.

--- Este emperador comprende, no deseábamos ofenderle.

Colocando el dije en la mano ajena, cerró con cuidado los delgados dedos con ambas manos, como si acunara agua entre ellas.

Jiang Cheng tragó saliva cuando el calor de las manos ajenas envolvió su puño, su pulso anormalmente rápido.

<<El calor, la caída del agua y el aroma del licor.>>

Recordaba demasiado bien esas mismas manos sosteniendo su mandíbula, la misma tibieza contra sus labios. El recuerdo era tan vívido que le era difícil concentrarse.

--- En unas noches se celebrará el festival de invierno en la ciudad. --- Yun LanHuan habló bajo, íntimo --- Sabemos que el erudito no ha venido a esta región y deseamos llevarle a conocer. --- no pudo evitar acercarse un paso más, atraído sin posibilidad de contenerse --- Si el erudito no está en contra, por supuesto.

Jiang Cheng asintió ausente, su mente sintiéndose un poco lenta mientras su mirada seguía fija en las manos que aun acunaba la propia.

Con una sonrisa que hizo a Xue Ye tragar vinagre hasta sentir que se ahogaba, el emperador soltó con lentitud al erudito y salió del salón.

-

-

Con un chasquido de dientes bastante sonoro, Jiang Cheng caminaba de un lado a otro en su habitación, como una bestia enjaulada que maldecía su suerte una y mil veces.

Con un movimiento brusco, golpeó con fuerza uno de los postes de la cama, la huella de calor en su mano persistiendo pese a su mejor intento de ignorarlo.

Sandu solo lo observaba con algo parecido a la diversión en esos sobrenaturales ojos platinados, su cola moviéndose y enroscándose con rítmica burla.

El acto de usar su energía vital para traer a Jiang WanYin a este lugar, había dado como resultado la aparición de un vínculo directo con su amo, uno que le permitió presenciar toda la escena y hacer obvio, lo que su dueño hacía un notable esfuerzo por negar.

El jade había fracturado la fría indiferencia que había mantenido a Jiang Cheng en movimiento.

Con solo tocar la muñeca y mano de su dueño, este perdió por completo la noción del lugar donde estaban, Jiang Cheng ni siquiera tenía en claro cómo se despidió del perro de BaiHe o en qué momento puso el dije alrededor de su cuello.

Que el chico Lan pudiera afectar de tal forma a su dueño era lo más cómico que alguna vez presenció Sandu, pero por mucho que deseara burlarse en voz alta, había algo que le preocupaba.

'El jade sospecha, te ha estado vigilando, ¿crees que sea buena pasar tanto tiempo con él?'

Jiang Cheng se detuvo y miró a Sandu con un cierto aire de obviedad y sarcasmo.

--- No, no lo creo.

'¿Entonces por qué aceptar su invitación?'

Jiang Cheng se detuvo de maldecir de nuevo cuando recordó lo ocurrido, su mano deteniéndose a medio camino de tocar el dije de madera.

<<El agua cayendo...

El calor en sus labios...>>

Con otro chasquido de dientes, bajó la mano.

La culpa era de Lan XiChen, por haber hecho eso en aquel entonces y ahora, por obligarle a recordar. A lo largo de estos meses intentó ocultar cualquier tipo de cercanía que tuviese con el líder Lan, y ahora, en solo segundos perdió el control y terminó dejándose llevar por sus recuerdos del pasado.

Maldijo.

Solo podía esperar que el perro de BaiHe no hubiera notado nada.

<<Mejor cuidas bien de esa persona o mi reina podría comérselo bocado a bocado>>

Le había tomado mucho esfuerzo alejar la atención de Bai Huanghuo de Yun XiChen, romper su creencia de que la familia imperial tuviera algo que ver con el rey negro.

Mantenerse lejos no había sido suficiente, rechazó cada intento del jade de una conversación mientras Hong BaiHe hacía veladas amenazas en su contra.

<< --- En verdad no te interesa si doy la orden.

Jiang Cheng mantuvo su rostro apartado de Bai Huanghou, tomando su té con una calma forzada.

No sabía cuál era la señal que alertaría a las ratas de Hong BaiHe para atacar al emperador, y no tenía cómo evitar el atentado dentro del palacio si ella deseara llevarlo a cabo.

Así que solo podía esperar que su indiferencia la disuadiera, la aburriera lo suficiente para evitar cualquier acción contra Lan XiChen.

--- No tengo la orden de proteger al emperador, así que haz lo que quieras.

Funcionó.

Hong BaiHe lo miró por un largo tiempo antes de bostezar e irse. >>

Una y otra vez, dagas o flechas habían sido apuntadas al jade y lo único que Jiang Cheng había podido hacer, era fingir indiferencia mientras sus pesadillas lo atormentaban, creando vívidas imágenes de lo que BaiHe podía hacer.

Hanguang-jun, Wei Wuxian e incluso ese "hermano" suyo, Mo XuanYu, estaban lejos de alcance. Pero Bai Huanghuo era una mujer tan inteligente como inestable, si ponía sus esfuerzos en destruir a Lan XiChen...

--- Cierra la boca --- gruñó en un susurro, respondiendo a la pregunta de la espada.

'¿Qué tendría que notar Xue Ye?' Sandu se burló de nuevo 'el jade es solo una molestia según tus propias palabras. Pero es atractivo y un emperador, para los demás sería extraño que no reaccionaras a su cercanía.'

Entornando los ojos, se acercó hasta tomar la empuñadura de Sandu, fulminando con la mirada al zorro.

--- ¿Que insinúas?

Antes de que Jiang Cheng pudiera arrojar la espada por la ventana, como estaba tentado de hacer, la imagen del zorro desapareció. Un segundo después, unos breves toques en la puerta anunciaron la llegada de Luo Shen.

Bajando la espada con un bufido, la dejó cerca de la puerta. No le preocupaba que alguien pudiera verla, después de todo, era un noble, tener en su poder un arma no era novedad para nadie, solo bastaría decir que era una reliquia familiar y el asunto sería olvidado.

--- ¿Obtuviste la información?

Una vez dentro y a puerta cerrada, Luo Shen se inclinó en respeto al joven amo mientras le extendía un pergamino amarillento.

--- El primer ministro regresó al palacio Baixue al amanecer. El segundo príncipe, Yun LanZhan, salió en dirección al palacio de jade a inicios del You Shi.

Jiang Cheng asintió.

--- Envía a Mao a la finca del terrateniente Kuo, que esté preparada.

--- Como el amo ordene.

Luo Shen se detuvo antes de salir, mirando el rostro del joven amo.

Hace años atrás, había sido solo un simple niño en medio de las calles, hambriento y con la planta de sus pies heridos y sangrantes por el calor abrasador. Hasta que un pequeño niño se había bajado del costoso carruaje donde Luo Shen intentaba robar, su vida había sido solo una cuestión de sobrevivir, no había un propósito, solo respirar un día más.

Ese día, en lugar de mandarlo a azotar como era normal hacer con los ladrones, el joven amo lo tomó como su sirviente, dándole un techo, comida y un deber.

Desde entonces, su entera lealtad le había pertenecido solo a Shao JiangCheng, se mantuvo a su lado durante todos estos años desde entonces, crecieron y maduraron juntos como amo y sirviente.

Así que cuando el joven amo tuvo aquel accidente en el bosque, hace casi un año atrás, era imposible que Luo Shen no notara la diferencia.

--- Joven amo.

El amo Shao Jiang se giró para mirarlo, con aquellos ojos que eran los de un desconocido.

--- ¿Qué ocurre?

Luo Shen dudó por un segundo, antes de volver a cerrar la puerta. Con un movimiento pausado pero firme, se postró de rodillas en el suelo y luego, con sus manos al frente, reverenció hasta tocar con su frente la fría madera de la habitación.

Jiang Cheng se sorprendió por el gesto. Al menos, hasta que su sirviente habló.

--- Sé que usted no es el joven amo Shao --- Luo Shen se enderezó solo lo suficiente para que su voz no se viera atenuada por su posición ---- al comienzo fue difícil de aceptarlo, porque se parecen lo suficiente, ambos decididos y con un porte noble*, pero usted tiene demasiado conocimiento para su joven edad, demasiado... --- se abstuvo de mencionar el aura cruel y melancólica que en ocasiones lo rodeaba --- imagino que si el joven amo hubiera crecido hasta ser un adulto respetable, podría haberse parecido a usted. --- Apretó los puños un poco mientras seguía hablando --- El joven amo me salvó cuando no era nadie, pero es el actual amo quien me dio rostro. Antes de eso solo era un sirviente más, pero ahora soy Luo Shen, ahora tengo un nombre para poner en mi tumba el día que perezca. No seré olvidado.

La mirada de Jiang Cheng se oscureció un poco.

Luo Shen había sido parte de una pequeña secta que fue destruida por la secta Wen durante la guerra. Cuando Jiang Cheng buscó discípulos para reconstruir su propia secta, Luo Shen se acercó sin dudarlo. Pero en aquel entonces, era solo un niño sin un núcleo completamente formado, así que lo relegó a vigilar por las noches o entregar mensajes mientras seguía su entrenamiento.

Con los años mejoró en su cultivo hasta que, en una muestra de confianza, Jiang Cheng lo puso a cargo de vigilar a los aprendices de la secta, ayudar a entrenarlos. Usó su nombre por costumbre, jamás pensó que en este lugar, el hombre no tuviera ni siquiera eso para llamar propio.

Con una sonrisa afilada, Jiang Cheng aceptó el gesto de lealtad del sirviente. Parece que fue descubierto por la persona más inesperada, pensó con ironía.

--- Eres bastante observador. Tienes razón, aquel que llamas joven amo desapareció hace mucho.

Luo Shen solo hizo un gesto de acuerdo.

--- Soy solo un sirviente que no busca comprender cómo llegó usted aquí, pero sé que trata de protegernos, que sus intenciones no son maliciosas. Así que si el joven amo aún lo desea, seré alguien feliz de ser usado como el joven amo decida.

La mirada de Jiang Cheng se volvió fría, los recuerdos de su pasado alejando cualquier atisbo de diversión. Fue engañado demasiadas veces para tomar aquellas palabras a la ligera.

--- Si algún día me traicionas, te mataré sin dudarlo.

Luo Shen sintió un leve escalofrío cuando alzó la vista y se enfocó en aquella expresión cruel. Este era su nuevo amo, pero era uno al que Luo Shen aceptaba seguir.

--- Si ese día llega, no deshonraré la espada de mi amo, yo mismo acabaré con mi vida.

No sabía porque, pero creía que esas eran las palabras correctas, algo en su interior le susurraba que este hombre era un líder digno de ser seguido.





NOTAS:

*Se refiere a que es orgulloso, pero ya que esta palabra puede ser tanto un defecto como una virtud, Luo Shen lo expresa como "porte noble" para marcar que es un rasgo admirable.

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