XXIV Alfil a Dama negra pt. 1

24.03.2021

"Como aquel que busca respuestas, camino con los ojos cerrados. Como aquel que encuentra la verdad, camino con el alma rota "
A. B. Rémeny 


     En algún libro, se habrá leído la peculiar teoría de que aquellos inesperados pensamientos, ideas aleatorias que cruzan nuestra mente y que adjudicamos a un instinto primitivo, bien podrían ser advertencias de una versión distinta de nosotros. Un yo futuro que clama esperando ser escuchada, un arrepentimiento gritado al cielo y devuelto en forma de impulso inexplicable.

Quizá fuera eso o quizá coincidencia, pero algo intangible e inexplicable hizo a la figura en la cama moverse inquieta, el profundo sueño que lo había embargado desapareciendo como el humo de una vela apagada.

Poco a poco, el joven de grandes ojos verdes levantó los párpados intentando comprender que lo despertaría, intentado acomodarse nuevamente entre las cómodas almohadas y mantas para retomar su apacible descanso.

Pero fue inútil.

No solo se mantuvo consciente, la creciente inquietud aumento los latidos de su corazón, instándolo a levantarse, a correr lejos de las difusas sombras que llenaban la vacía habitación y que hasta hace un momento atrás, habían sido tan acogedoras.

Entonces lo escuchó, leve, bajo, casi imperceptible si no fuera la noche tan silenciosa.

Xiatian WenNing había vivido en esa casa por un largo tiempo, reconocía cada leve sonido; el crujir de la madera cuando el invierno se acercaba, el rechinar de las ventanas cuando el verano golpeaba con toda su fuerza o los rasguños de las ramas acariciando las paredes por el viento.

Tragando saliva nerviosamente, se levantó del lecho con tanta lentitud como fue capaz, caminando paso tras silencioso paso en el frío suelo de madera hasta que llegó a la puerta cerrada.

Intentó calmarse para que los latidos de su propio corazón no le impidieran escuchar.

No puede ser nada, los sirvientes y guardias notarían si algo malo ocurriera.

Pero aún acercó el oído hasta pegarlo a la puerta ornamentada, agudizando tanto sus sentidos, como era capaz.

Pasaron los segundos... un minuto entero...

¡Ahí!

El leve susurro de tela se repitió, demasiado suave para ser un sirviente caminando por los pasillos, demasiado claro para ser solo el viento moviendo las cortinas.

Con sus manos temblando tanto que fue un milagro que lograra sostener la manija de la puerta, abrió con mucha lentitud, casi esperando encontrar un monstruo terrible del otro lado.

Pero el peligro no llegó de frente y exclamando entre risas malvadas, como en las historias que leía.

¡¡¡Crash!!!

El fuerte sonido del vidrio y madera rompiéndose en pedazos, le hizo gritar y mirar a la fuente del sonido.

Alguien había entrado por la ventana de su habitación, lanzándose contra esta y rompiéndola en incontables trozos.

La oscura silueta se alzó de entre los afilados fragmentos, mirando a su alrededor antes de fijar su atención en el tembloroso joven junto a la puerta.

No hubo advertencia, no hubo un diálogo lleno de drama y aterradoras amenazas. Con solo un leve destello platinado, la silueta corrió hacia el joven, alzando la afilada arma con la intensión de cortar la frágil garganta.

Wen Ning no tuvo tiempo de gritar por segunda ocasión.

-

-

-

-

-

Posada al oeste del palacio imperial.

Demasiado alta.

Demasiado vulgar.

... ese es hombre.

Jiang Cheng mantuvo su mirada en cada persona que pasaba por la concurrida calle, observando con tanta objetividad como era capaz.

Pero nadie despertó ni siquiera un poco de su atención, aún cuando hermosas doncellas pasaban, al poco hacían algo que le molestara o encontraba un defecto desagradable. Incluso intentó mirar a los jóvenes, pero la idea de acercarse a otro hombre era tan repulsiva que lo descartó a los pocos intentos.

<<...cálido aliento tocando sus labios, el fragante aroma del sándalo y la magnolia... >>

Se frotó la sien con un gesto cansado mientras lo ocurrido la noche anterior se repetía en su cabeza, quisiera él o no.

Jiang Cheng no era una persona que lidiara bien con aquello que no podía cambiar, pero tampoco era tonto. Durante su noche en vela, consideró si era la falta de contacto físico lo que le llevó a permitir la cercanía del jade, pero tan pronto como imaginó tocando o siendo tocado, no importa el género, las sensaciones que despertó pasaron desde el rechazo absoluto a un completo desinterés.

Y pese a la apariencia física de su cuerpo actual, Jiang Cheng no era un adolescente, comprendía a la perfección que el estímulo correcto podía despertar la lívido de alguien aun contra la voluntad de la persona.

Aunque también sabía que una reacción forzada no tenía el mismo efecto que un acercamiento de mutuo acuerdo.

Y ya que esto había ocurrido dos veces en circunstancias muy distintas, argumentar abstinencia como justificación era absurdo.

Cuando llegó a la posada donde ahora esperaba, sentado en el balcón de una ventana en el segundo piso, pensaba si esto era alguna clase de locura provocada por su llegada a este lugar.

Podría estar confundiendo las cosas.

Así que, cuidadoso de no ser visto por la gente del exterior, observaba a cada persona pasar por la calle, esperando sentir aunque sea el mínimo interés por alguno de ellos.

Pero no lo había, estaba demasiado acostumbrado a mantener su guardia en alto, así que antes de poder detenerse a sí mismo, terminaba evaluando a cada uno como lo haría un general observando a posibles soldados. Impersonal y despectivo.

La persona bajo su escrutinio jamás pasaba su duro juicio.

--- ¿Y se trata de alguien especial? --- la ligera ronquera en la voz le sacó un poco de sus pensamientos.

Rindiéndose, regresó a su asiento. La señora Li lo miraba de esa forma en que los padres suelen mirar, como si ya supiera la respuesta mucho antes de hacer la pregunta.

Era incómodo recibir esa atención después de tantos años solo.

--- Se parece mucho a alguien a quien conocí hace tiempo.

La señora Li observó al joven con penetrante atención. Estaba pálido y era obvio que había perdido peso. Entornó los ojos. Si bien lo blanco en su piel solo ayudara a enfatizar lo oscuro del cabello y la delgadez marcaba el filo atractivo de sus pómulos, se sentía molesta. No era correcto que el muchacho se descuidara de esa manera, sin importar el motivo.

Pero había más en él que solo descuido, un aura adulta que antes solo se había insinuado, una expresión en su rostro que te hacía dudar de su joven edad. Su esposo había tenido esa misma mirada después de retirarse del ejército, como si pudieran ver cosas, sombras, que uno jamás aspiraría a notar.

Y un algo más a lo que no podía poner nombre. Un toque particular en sus movimientos que le mantenían la mirada cautiva.

--- Vamos muchacho, ---dijo todavía intentando encontrar una palabra para definirlo --- dime bien las cosas. E entiendo que aquella persona ya no está cerca de ti. ¿La perdiste, te dejó?

<<El brillo sangriento de Sandu cubierta por la sangre del jade. Aquel ojo de suave mirada, abriéndose por un segundo antes de opacarse>>

Jiang Cheng miró de nuevo a la ventana, perdido en las memorias.

--- Murió.

La sequedad de la respuesta dejó a la señora Li sin palabras. No había lágrimas ni expresión lamentable, tampoco gestos nerviosos o temblor en la voz. Ni siquiera ella era tan indiferente al hablar de la memoria de su familia.

¿Se contenía o no le importaba?

Descartó ese último pensamiento. Si no le importara no lo habría mencionado.

--- ¿Cuándo?

Jiang Cheng se encogió de hombros. Ni siquiera recordaba en qué momento terminaron hablando del tema, pero sentía una tremenda necesidad de decirlo, de contarle a alguien. Todo lo ocurrido, todo ese caos emocional entre lo que necesitaba hacer pero que era tan contrario a su carácter, entre lo que deseaba y lo que era correcto.

Toda esta pantomima cuyo catalizador, sospechaba, no era la existencia de Hong BaiHe.

--- Hace un año.

--- Entonces solo lo estas reflejando. Si se parecen, entonces ves a tu persona importante reflejada en este extraño.

¿Persona importante?

Jiang Cheng observó la seriedad en el arrugado rostro de la señora Li. No bromeaba al afirmarlo.

--- Está confundiendo las cosas, jamás dije que fuera importante.

La señora Li soltó una breve risa.

--- Niño, esta anciana conoce mucho mejor tus pensamientos que tú mismo. Has actuado justo como mi difunto marido cuando peleábamos --- la mujer sonrió con mucha melancolía, recordando la dulce forma en que su esposo siempre le consentía después de que se reconciliaban. Era un pésimo cocinero, pero sabía usar un cuchillo como nadie. Esas flores y pequeñas figuras formadas con trozos de fruta, debían ser imposibles para cualquier otra persona --- En una ocasión estaba tan arrepentido que ni siquiera podía dormir. Debe ser muy importante si te has descuidado a ese punto.

Tenso, Jiang Cheng frunció el ceño.

--- Es distinto.

--- ¿Y por qué lo sería? No digo que estés enamorado, niño, pero uno siempre reaccionará mal cuando las personas que respetamos o apreciamos nos alejan. --- los ojos de la señora Li se volvieron astutos. --- Pero si tu primera conclusión cuando he dicho "importante" es que estas enamorado, entonces ya es tarde para ti.

Jiang Cheng se tensó, de nuevo este repetitivo absurdo de él enamorado.

Negó con la cabeza, cansado, pero con la necesidad de defenderse.

--- Se trata de otro hombre, así que es imposible que sea enamoramiento.

Disimulando un bostezo, la señora Li tomó un sorbo de la bebida, sintiéndose despertar por completo cuando el aromático sabor de la menta y la miel* se combinaron con el té. Era demasiado temprano para hablar de esto, pero estaba disfrutando la incomodidad del chico.

--- Si quieres mentirte a ti mismo de forma tan estúpida, no te detendré. --- Tomando uno de los bocadillos con los que este niño la había sobornado para venir a la capital del imperio vecino, cortó un diminuto bocado. --- Pero no trates de engañar a esta anciana. Solo el día anterior, miraste la espléndida túnica que confeccioné* con el mismo interés que si vieras un burro en la calle. Ahora llegas a una hora absurdamente temprana y lo primero que haces, es asomarte a la ventana como un enamorado suspirando por su amante.

--- ¡Yo no...!

--- ¡Suficiente! ---lo interrumpió la anciana, conteniendo una sonrisa de quién vence al enemigo al notar el ligero color en los pómulos del chico. Este niño estaba mucho más allá de cualquier ayuda posible, sería muy divertido verle darse cuenta de ello --- A los niños tontos como tú, solo hay que dejarles caer hasta que aprendan a caminar. Sin embargo, te ayudaré solo porque soy una gran dama. --- levantando la barbilla con arrogancia, la señora Li cruzó las manos al frente con gran nobleza --- Clasifica a ese hombre en tu vida. Mi esposo no es mi padre, mi padre no es mi hermano, mi hermano no es mi hijo. Repítetelo a ti mismo cuando estes con ese hombre.

Las palabras se agolparon en la garganta de Jiang Cheng mientras miraba a la señora Li. No sabía muy bien cómo responder a eso, pero tampoco quería dejar la situación así.

--- Yo no...

Los golpes en la puerta, discretos pero continuos, interrumpieron las palabras de Jiang Cheng. La mujer solo observó al frustrado joven, sonriendo detrás de su bocadillo mientras la puerta se abría.

De nuevo se preguntó quién sería la persona que lo trastornaría tanto, cómo luciría. Porque este niño era exigente, no aceptaría que cualquier vulgar persona despertara su afecto.

Y era afecto lo que sentía, aunque lo negara con tal vehemencia.

Lo había observado suspirar una y otra vez, mirando a la gente en la calle y ella no desaprovecharía la oportunidad de molestarlo con ello, era demasiado anciana para perderse cualquier diversión y menos aún cuando el chico parecía tan reacio a hablar.

La criada, ignorante del porque el apuesto joven parecía tan aterrador o cómo la frágil anciana podía estar tan tranquila comiendo frente a este, hizo una leve reverencia.

--- Su invitado ha llegado, está en el recibidor. No ha querido entrar hasta que lo anunciara.

Esa era la señal.

Levantándose de su asiento con cierta pesadez, la señora Li despidió a la mujer, dejando su bocadillo sobre la mesa.

--- ¿Hasta que se le anunciara? ¡Vaya sorpresa, un joven con modales!

Sonriendo reticente, Jiang Cheng regresó el té y la comida a la bandeja, asegurándose de dejarlo limpio y ordenado. Sabía que se refería a él y su forma "grosera" de dirigirse a otros.

Mientras tanto, la señora Li hizo un gesto despectivo con la mano, señalando a Jiang Cheng.

--- Recibe a nuestra visita mientras esta anciana se arregla un poco y va por sus herramientas de trabajo. Vamos, vamos niño, que el tiempo corre.

Jiang Cheng no dijo nada, esperar palabras amables de la señora Li sería pedir peras a un olmo... aunque tampoco es que las necesitara, después de estar tanto tiempo cerca de la gente del palacio, tanta franqueza era un respiro de aire fresco.

--- Lamento los inconvenientes.

--- Levantarme temprano es apenas un inconveniente. Trabajar hasta tarde y gastar mucho de mi dinero en telas poco comunes, eso sí es un inconveniente.

Ahora hablaba de la ropa que le hacía para ocultar su identidad, se preguntó cuándo dejaría de reprocharle de romper la última túnica.

--- No era mi intensión causarle problemas.

--- ¿Y quién habló de un problema?

Sin esperar respuesta, la puerta de la habitación se cerró a la espalda de la anciana.

Mientras tanto, Jiang Cheng se levantó y esperó cerca de la puerta. Ya que la noche anterior, por obvias razones, no pudo hablar con el jade, había pedido a Xue Liang que le entregara un mensaje al emperador para reunirse aquí a primera hora de la mañana. También era la razón de su temprana visita a la señora Li para intentar explicarle por qué el emperador la visitaría.

Sí, sabía que fue Xue Liang quién habló con el jade. La joven se sentía tan culpable de actuar a sus espaldas, que no pudo soportarlo un solo segundo más y apenas regresó Jiang Cheng a su habitación, le confesó todo.

Pensó que se sentiría furioso, después de todo no había querido involucrar al jade, pero tampoco tenía más opción, no con lo que descubrió sobre los planes de Hong BaiHe y el posible regreso de la memoria del jade. Debía tratar de lidiar con lo que tenía ahora, con sus enemigos posicionándose para provocar una guerra, tenía poco tiempo para lamentarse por la imprudencia de Xue Liang.

<< el aroma del licor de ciruela en sus labios>>

Gruñó cuando el inevitable recuerdo pasó por su mente. Debía centrarse, pidió al jade venir a este lugar para poder hablar con él sobre Hong BaiHe, no sobre su estúpido comportamiento de anoche.

Jiang Cheng estaba por acomodar de nuevo su ropa, cuando se detuvo a sí mismo. Jamás fue vanidoso y si bien se sentía un poco ansioso por ver al jade de nuevo después de lo ocurrido, no comenzaría con esos tontos gestos nerviosos, ¿qué le importaba lo que el emperador pensara de su aspecto?

<<Tu persona importante>>

Y una mierda.

Pero aún cambió su peso entre un pie y otro, tirando de la tela de sus mangas de manera inconsciente, mirando obsesivo a la puerta aunque no habían pasado más de dos minutos.

-

-

Dentro de la habitación, la señora Li terminaba de acomodar el pasador en su cabello cuando escuchó las voces masculinas del otro lado de la puerta. Tomando la pequeña bolsa llena de cintas para medir, alfileres y otros menesteres propios de su labor, caminó para salir y saludar correctamente.

--- Lamento la tardanza, el paso por el jardín estaba cerrado.

--- ¿Ha ido por el paso de los sirvientes?

--- Así es.

La mano de la señora Li se paralizó sobre la manija, sus ojos abiertos con sorpresa. Sin perder tiempo, se inclinó hasta que pudo observar a través de la cerradura, pero solo estaba el chico y otro joven casi de la misma altura.

¿En verdad esa voz había salido de la boca de ese niño orgulloso? ¿Por qué jamás le escuchó hablar con tanta suavidad antes?

Curiosa, se acomodó para intentar ver mejor al otro joven, pero solo pudo vislumbrar parte de su silueta y escuchar bajos murmullos de ambas voces.

Dándose por vencida, se enderezó y abrió la puerta con decisión.

Nunca fue discreta y no comenzaría ahora.

--- Buenos días. --- la saludó su invitado.

Largo cabello café oscuro, piel como la porcelana de la más alta calidad, una sonrisa amable que le hizo sentir que repentinamente el día era más brillante y un aura tranquila casi irreal.

Este hombre era cálido donde el chico era hostil. Jamás comprendió esa tontería de personas opuestas, tan bien como ahora.

Le dio un buen vistazo sin disimular ni un poco, incluso caminó a su alrededor como apreciando una valiosa pieza de arte para su compra, asintiendo cada poco.

--- No sé en qué estabas pensando --- dijo hacia Jiang Cheng sin importarle no haber contestado al saludo del joven --- cuando dijiste que eran parecidos. Este hombre es demasiado atractivo para parecerse a un mocoso orgulloso como tú.

Conteniendo la risa ante el ofendido ceño del erudito, Yun LanHuan se quedó lo más quieto posible mientras la mujer mayor jaloneaba su ropa aquí y allá.

--- Tenemos casi la misma altura ---dijo en un nada sincero esfuerzo por defender la dignidad del erudito y fingiendo no notar la mirada fulminante de este.

Pero la reticente diversión todavía creció en su pecho. Solo un minuto aquí y ya podía vislumbrar más gestos en Shao Jiang, de lo que había visto en todo el tiempo que llevaba el joven en el palacio.

--- Tonterías, ahora ---dijo la señora Li enderezándose y prácticamente arrastrando a LanHuan hasta el enorme espejo en una esquina de la habitación --- desnude su torso.

Jiang Cheng, quién hasta el momento había hecho su mejor intento de no decir nada impertinente, se sorprendió por la orden. Entornando los ojos, miró a la casi brillante mirada de la anciana.

--- Jamás necesitó que me quitara toda la ropa del torso... ¡su majestad, no se quité la ropa! ---agregó cuando vio al otro comenzar a desatar el lazo de su capa, ¿de verdad solo obedecería tal tontería?

La señora Li, que ya preparaba la cinta y varios alfileres, se encogió de hombros mientras inspeccionaba la larga túnica sin forma que sacó de un baúl cercano.

--- Una anciana como yo no siempre tiene la oportunidad de ver el cuerpo de un joven atractivo, mucho menos el de un emperador. ---dijo, como si pedir tal cosa solo por capricho fuera lo más natural de hacer.

¡Él también era atractivo! pensó Jiang Cheng por un segundo en un infantil impulso, pero en lugar de hablar, solo rechinó los dientes con fastidio.

Ignorándose a sí mismo, miró a un obediente Yun LanHuan que ya se había retirado la capa que lo protegía del aire fresco del exterior. Su ropa no era tan extravagante como en el palacio, apenas una túnica de sencillo color verde oscuro, pantalón negro, botas altas y una capa negra que ocultaba su rostro en el exterior, desnudar su torso apenas le requeriría tiempo.

--- ¿No dirá nada?

Pero Yun LanHuan solo sonrió en su dirección con aquella exasperante calma, en lugar de ofenderse por lo que era la obvia morbosidad de una anciana.

--- En el palacio suelen confeccionarme ropa con mucha frecuencia, no me molesta.

¿De verdad no le importaba?

Decía que estaba acostumbrado, pero le había visto evitar el contacto físico con otros nobles tanto como en el pasado lo hizo con los cultivadores, además Jiang Cheng dudaba que nadie en el palacio se arriesgara a tal falta de respeto.

Levantó una ceja, cruzándose de brazos.

--- Ya.

--- También le pediría que se quitara el pantalón --- agregó jovial la anciana Li mientras tomaba la túnica exterior del jade --- pero no creo que quieras sufrir más humillación.

Una vena saltó en la sien de Jiang Cheng mientras la nada sutil insinuación picaba su orgullo.

--- ¿Necesita que me lo quite? --- preguntó con exagerada afabilidad el jade.

--- ¡No lo necesita, demonios!

Pero ambos lo ignoraron.

--- No muchacho, por ahora esto basta.

--- ¿Está segura? ---el jade puso las manos en la cintura de su pantalón.

Jiang Cheng casi grita de nuevo... cuando lo notó. Un par de ojos heterocromáticos y otro par oscuro, lo miraban con tanta atención que casi parecía que era a él a quién pedían desnudarse.

Están jugando conmigo, pensó casi gruñendo una grosería.

Pero se contuvo a tiempo. Se podían quedar ahí hasta que el infierno se congelara, no les daría el gusto de reaccionar más que esto.

Miró la ventana con forzada indiferencia.

--- Como sea, entonces. --- gruñendo, se sentó en el largo sillón donde estaba antes.

--- Una lástima. --- se lamentó la señora Li.

Sonriéndose con complicidad, tanto el jade como la señora Li retomaron la tarea.

Parece que ambos encontraban cómicas las reacciones del niño que ahora se sentaba enfurruñado en el sofá. La señora Li asintió satisfecha por lo divertido que estaba resultando el día mientras el emperador se acomodaba su túnica interior, sus pantalones todavía perfectamente en su lugar.

Tomando las prendas descartadas en sus arrugadas manos, estaba por dejarlas en alguna silla, cuando una idea distinta le cruzó por la cabeza.

Conteniendo su risa tan bien como pudo, caminó hasta donde el niño se esforzaba por mantener la vista en el exterior y sin mucho aviso, arrojó las prendas a su lado, fingiendo no ver su pequeña exaltación de sorpresa y su posterior mirada fulminante cuando vio lo que dejó.

--- Dóblalas --- ordenó cortante y tomando los alfileres mientras regresaba junto a un sospechosamente silencioso emperador.

Cálido aroma masculino y frío sándalo.

Jiang Cheng solo tensó la boca mirando la tela, negándose a doblarla. No era un sirviente para estar cuidando de la ropa del jade y prefería mil veces tragarse las agujas que sostenía la señora Li, a tocar una sola de esas prendas.

Y mientras Jiang Cheng se enfurruñaba, Yun LanHuan usaba el reflejo en el ovalado y pálido espejo para examinar al erudito, el ángulo evitando que este notara la mirada.

<< El joven amo sabe que hablé con usted>>

Las preocupadas palabras de la joven Liang, mientras le entregaba la nota para su actual encuentro, habían dejado pensativo al jade.

Se supone que la noche anterior hablaría con el erudito, pero no había esperado que las astutas argucias de la noble Sima le dejarían incapaz de tal reunión.

Se sentía avergonzado de haber caído en algo tan simple.

Debía averiguar quién le dijo o cómo la joven supo de su peculiar reacción al alcohol. Cualquiera que haya sido su intención, no podía dejar que su corte supiera que podían dejarlo vulnerable. Es verdad que muchos de ellos le habían dado su lealtad, pero no todos ellos y no por completo. Como el pasado de sus padres ya le había demostrado, cualquier persona podía ser comprada con el pago correcto.

Sin embargo, ese era un asunto en el que tendría que pensar después, por ahora sus preocupaciones giraban en torno a cierto joven que disimulaba las miradas en su dirección, fingiendo ver la ventana.

Por alguna razón que no comprendía, los sueños eran cada vez más escasos o cortos, nítidos es verdad y lograba retener más detalles una vez despierto, pese a ello, escasos. Anoche, por ejemplo, solo soñó con un día normal en el palacio cuando era solo un niño.

Desde su enfrentamiento con el erudito, solo tuvo dos sueños: aquel donde aparecía el dije de madera, mucho más fino y delicado, y otro más donde el erudito le miraba con una ira inconmensurable, su expresión feroz con atisbos de sangre en la ropa violeta que LanHuan no pudo ver, pero que sabía, estaba ahí.

Estiró el brazo para que la señora Li, la mejor costurera del imperio Song según las palabras de la sirviente Liang, acomodara los pliegues del torso y hombro.

El erudito Shao Jiang se había transformado en el hombre más intrigante que alguna vez conoció. Lo había hecho pasar de sentir un apego inexplicable hacia él, a un rechazo tajante nacido de una supuesta traición.

Ahora estaba en un punto neutro en el que podía terminar en el peor error cometido si el erudito había montado todo para engañarlo o en su mejor oportunidad de proteger su imperio y a su familia si decía la verdad.

Miró de nuevo los cambios ligeros en la expresión del erudito.

Era un riesgo grande, pero uno que estaba dispuesto a correr.

--- Ciertamente hay costumbre ---murmuró la anciana mientras asentía con aprobación, arrancando una pequeña sonrisa al rostro serio de Yun LanHuan.

Esta mujer le recordaba un poco al hombre de sus sueños, al líder de Yunmeng. Esa seguridad casi arrogante en sus formas, la mirada afilada y vivaz, sus palabras que demostraban que no daría su respeto a nadie que no se lo ganara de antemano, podían no ser groseros, pero tampoco disimulaban su desaprobación.

--- Mucha, debo admitir --- respondió a la anciana --- aunque sigo repitiendo que no necesito tanta ropa.

La señora Li soltó una breve risa que atrajo la mirada interrogante del erudito, antes de que se encogiera de hombros y volviera a mirar la ventana.

--- Su majestad, yo ya le habría confeccionado el doble de lo que, seguro, tiene en su guardarropa. Después de todo, no hay mejor pago para nosotros, que nuestras creaciones sean usada y admiradas, más si es su majestad quien las viste.

--- En ese caso, no volveré a pronunciar queja alguna.

--- Y además, sensato --- la mujer acomodó de nuevo el pliegue, sacando dos alfileres más --- usted, niño, es todo un premio para el que elija como su consorte, y no hablo de su puesto como emperador ---aclaró, guiñándole el ojo en un gesto bromista. Entonces inesperadamente se giró en dirección al erudito --- ¿Oíste eso, niño? Mejor que aprecies el valor de este joven atractivo.

Un ofendido bufido fue toda la respuesta que obtuvieron.

-

-

-

Una vez fuera de la posada, Jiang Cheng se acomodó mejor la amplia tela que ocultaba su identidad, bajándolo otro poco hasta que sus ojos fueron cubiertos por la sombra curva. Miró para asegurarse de que el rostro del jade estuviera cubierto antes de guiarlo entre los callejones.

No le importaba que los espías de Hong BaiHe le vieran en la ciudad, ya sea como el erudito o como el rey negro, era ya frecuente. Pero no podía permitir que supieran que era el jade quien le acompañaba.

Sin mediar palabra, lo llevó hasta una pequeña tienda de té que notó en su camino al amanecer. Era discreta y agradable, con solo la cantidad suficiente de gente para mantener su discreción, pero no para ser escuchados por accidente.

La delgada mesera que les recibió, los guio hasta una mesa limpia, cerca de una familia que desayunaba y un grupo de jóvenes doncellas que reía detrás de sus abanicos de alguna broma que solo ellas comprendían.

Jiang Cheng esperó hasta que los meseros dejaron los platos con bollos al vapor y verduras frente a ellos, antes de relajarse un poco.

No sabía muy bien como hablar con este Lan XiChen. En el pasado se había acostumbrado a hablar con el jade con naturalidad, pero este era un emperador que hasta unos días atrás le había exiliado del imperio y que en solo un par de noches cambió de opinión. No sabía que es lo que pensaba ni cómo interpretar sus acciones.

Yun LanHuan, quién observaba el lugar con una peculiar sensación de familiaridad, le ahorró a Jiang Cheng el debate interno, al ser él quién comenzara la conversación.

--- Sé que desea hablar conmigo sobre mi decisión de ayudarlo, ---dijo, mirando la tensión en la mandíbula del erudito. Yun LanHuan solo había retirado la tela que cubría la mitad inferior de su rostro, pero la tela que cubría su cabeza seguía en su lugar, al igual que la del erudito --- responderé todas sus preguntas y espero, el erudito responda las mías con la misma sinceridad.

Jiang Cheng torció el gesto.

"Espero" en lugar de "quiero". Debería estar acostumbrado a esa naturaleza amable del jade, pero debía admitir que siempre se sentía un tanto sorprendido de ella. Aunque era un emperador en esta vida, todavía le estaba pidiendo ser honesto en lugar de exigir respuestas.

Suponía que era algo demasiado arraigado para que incluso la falta de memoria afectara esa parte de su personalidad.

--- ¿Es consciente de que solo tendrá mi palabra? Mucho de lo que diga no tendré forma de probarlo, nada que le dé la certeza de que digo la verdad.

Jiang Cheng sabía que hacer obvio esto no ayudaría a ganarse el apoyo incondicional del jade, pero si este iba a ayudarlo, debía comprender que implicaba tener una confianza ciega a sus palabras. Si el emperador volvía a cuestionarle por no tener pruebas, solo le crearía más dificultades y Jiang Cheng no tenía tiempo para intentar convencerle en cada ocasión.

--- Lo sé.

--- ¿Y todavía esta dispuesto a ayudarme?

--- Así es.

Negó con derrota, ¿de verdad confiaba en él a ese grado y con tanta facilidad?

--- Podría pedirle que asesine a alguien o que use su poder para ejecutar a un inocente.

Fue entonces que los ojos del emperador se volvieron en su dirección, cruzándose y manteniendo la mirada de Jiang Cheng, quien se sintió un tanto incómodo por la intensidad en aquellos ojos heterocromáticos.

--- ¿Me pedirá tal cosa?

Hubo un silencio tenso entre ambos que pareció extenderse por largos minutos, ambas miradas expresando tanto que las palabras no podrían hacer justicia. Jiang Cheng desvió la mirada con derrota al comprender que querer disuadir al jade sería inútil.

Había olvidado lo obstinados que podían ser los Lan cuando algo se les metía en la cabeza, algo que al parecer no había cambiado en este mundo.

--- No, no le pediré algo semejante. --- admitió, antes de que su expresión se tensara--- pero no quiere decir que no lo haré yo mismo --- la amargura y los recuerdos de cómo terminó con la vida de Fang MengChen trasluciéndose en su voz.

Algo en el interior de LanHuan dolió cuando pudo notar las sombras en ese joven rostro.

--- Así que entiendo que asesina de forma indiscriminada.

--- Por supuesto que no --- la indignación le hizo contestar antes de comprender lo que buscaba el jade.

Con su notable admisión destruía cualquier ilusión de crueldad aleatoria. Ahora le podía decir adiós a su última oportunidad de disuadirlo de involucrarse, tal y como las palabras del jade le dejaron en claro.

--- Entonces sí, su palabra será suficiente.

Tomando un bollo y mordiéndolo con fuerza innecesaria, Jiang Cheng masticó malhumorado. La lógica del jade siempre lo dejaba con la sensación de estar siendo irracional, como si el hecho de esperar más desconfianza después de lo ocurrido, fuera absurdo.

Comieron en silencio por un rato, cada uno organizando sus pensamientos ante lo que parecía una lista interminable de preguntas y temas por abarcar. Al final, fue Jiang Cheng el que habló primero, deseando la respuesta a una pregunta que lo había atormentado desde hace tres días atrás y que insistía en regresar, aunque deseara dejar el tema de lado.

--- Esa noche --- murmuró, observando con absurda atención un trozo de zanahoria --- ¿cómo supo que no estaría en mi habitación?

Ambos sabían que no estaba preguntando solo sobre el incidente.

Yun LanHuan dejó los palillos a lado de su plato, el recuerdo de aquella terrible noche, no solo de las palabras hirientes del erudito, sino de sus propias acciones inmaduras; quitándole todo el apetito.

Se supone que era un emperador, y lo había sido el suficiente tiempo para saber cómo actuar ante situaciones engañosas o complicadas... pero siempre que el erudito estaba involucrado, era como si Yun LanHuan olvidara toda su formación y solo pudiera concentrarse en sus propias emociones, transformándolo en una persona impulsiva y voluble.

No sabía si eso le agradaba o no, pero lo que si sabía es que no podía mentirle, aunque quisiera retener lo que sabía.

--- Sospechaba de usted desde el ataque en el palacio Baixue --- Jiang Cheng lo miró sorprendido, lo hizo sentir avergonzado --- Lo sé, ha sido un largo tiempo desde que le vigilaba, pero debo admitir que muchas de esas veces fue mi propia cobardía lo que me llevó a guardar silencio y rechazar poner vigilancia a su alrededor.

El emperador sonrió un poco, como si se burlara de sí mismo. Como ya había reflexionado, en lo que respecta al erudito su sentido común siempre salía volando lejos.

--- Una de las noches en el palacio Baixue pude sentir a alguien observando entre los árboles, pero la lluvia se encargó de borrar cualquier rastro que pudiera encontrar --- fingió no notar como las manos del erudito, que aún sostenían los palillos, se tensaban hasta volver los nudillos blancos --- la sospecha nació cuando a la mañana siguiente, el sanador informó que su estado de salud se había vuelto delicado, pese a que solo el día anterior había recuperado la consciencia --- miró el reflejo en su taza de té, absorto --- quise creer en la suposición del sanador, de que posiblemente una noche agitada por la fiebre había provocado que sus heridas se abrieran y casi infectaran, que con la gravedad de la herida debía ser normal que su salud recayera.

Jiang Cheng tocó su garganta, el agua difícil de tragar.

Los recuerdos de esa ocasión eran confusos y borrosos por los medicamentos y el dolor, no sabía muy bien si le vio el jade o si dio indicios de mejora. Debió tener más cuidado.

--- Después, durante el viaje hacia aquí, desapareció dentro del bosque por un tiempo. --- Yun LanHuan apartó el plato frente a él, dudando mucho poder comer algo más a través del nudo en su estómago ¿Realmente tenía derecho a juzgar al erudito cuando todo el tiempo había dudado de cada una de sus palabras y acciones? --- El general Wei sugirió seguirlo, pero me negué. Era un viaje largo y usted se estaba recuperando de su herida... me dije a mí mismo que ya que usted no parecía contento de mostrar si se sentía mal o con dolor, lo mejor sería darle privacidad por un tiempo.

"No hice nada"

Eso es lo que le hubiera gustado decir, pero Jiang Cheng no logró sacar las palabras. Esa vez fue cuando encontró a Sandu. La privacidad que el jade dijo darle, Jiang Cheng la había usado para ocultar la espada entre sus cosas en el carruaje.

--- Hablé con sirvientes y nobles por igual, busqué información de su familia. --- El rostro del emperador se tensó con culpa, admitir en voz alta lo mucho que desconfiaba el erudito era peor que solo ser consciente de ello --- fui informado de cada encuentro que tuvo con los nobles y ministros del palacio, de su ubicación en cada momento del día dentro de los pasillos y habitaciones.

Quiso mirar al erudito, pero no pudo reunir suficiente valor. Poco importaba que sus acciones no fueran muy diferentes a lo que ya hacía con los demás funcionarios, sabía que era diferente, el erudito lo hacía diferente.

--- Lo más curioso fue cuando vi a mi hermano hablando con usted. Verá, mi hermano es una persona reservada a quién valoro y conozco. Pero todavía se acercó a usted en cada oportunidad, --- una breve risa --- creo que le ha dicho más palabras a usted en unos días, de lo que ha hablado conmigo en un mes. --- suspiró --- Pero hace algunas semanas atrás mi hermano salió del palacio en compañía de otra persona... ya que solo nosotros sabíamos cómo salir del palacio sin ser vistos, ahora supongo que mi hermano le mostraba las distintas rutas.

Jiang Cheng asintió mientras absorbía todo lo que el jade decía, no muy seguro de cómo sentirse al respecto. Nunca pensó que sus acciones en apariencia inofensivas serían objeto de sospecha, él solo cuidó de mantener su fachada ante Hong BaiHe y sus cómplices, pero no del jade.

--- Sabía que buscaba información del imperio en la biblioteca, también que había más sirvientes personales a parte de los dos que trajo en el camino a la capital, la falta de movimiento o luz en su habitación cuando caía el atardecer... --- Yun LanHuan acomodó los palillos, plato y vaso aunque ya estuvieran en perfecto orden, en un gesto nervioso fuera de su carácter habitual --- pero siempre encontré alguna razón para detenerme de preguntar, algo que me convenciera de que solo era un joven envuelto en alguna situación común. Hasta que los sirvientes me llevaron la túnica.

--- Cuando vi la cantidad de sangre y el lugar donde esta ensuciaba la tela, lo supe, supe que la persona que me había observado en el palacio Baixue había sido usted. Que la razón por la que su herida no mejoraba estaba relacionada con la cantidad de veces en que los sirvientes mencionaban que se había negado a salir de su habitación.

La voz de Yun LanHuan se llenó de pesar.

--- La noche que intenté buscarle había nubes de tormenta, todas las ventanas y puertas externas del palacio habían sido cerradas... menos una.

--- La mía.

--- Así es.

Jiang Cheng también apartó su plato, igual había dejado de comer desde mucho antes.

En palabras simples, había sido tal y como había sospechado, el jade ya sabía gran parte de sus actividades y solo había esperado una confirmación. Y en lugar de aceptarlo, lo había arruinado al tratar de salirse por la tangente y luego, aceptado su culpa de la peor forma posible. Saber que el jade le había dado tantas oportunidades y justificado tan repetidamente solo le hizo querer golpearse a si mismo con más fuerza.

Si no fuera por la intervención de Xue Liang, Jiang Cheng lo habría arruinado todo de forma irreparable.

Frotó su sien.

Había llegado el momento de decirle la verdad al jade, al menos, tanta como fuera posible.

Nunca pensó que sentiría que debía compensarlo, pero era justo eso lo que sentía en este momento.

Todos los derechos reservados bajo la ley de protección de Derechos de Autor.
Queda prohibido el uso, obtención o modificación del material contenido en esta página para cualquier fin.
Creado con Webnode Cookies
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar
Utilizamos cookies para permitir un correcto funcionamiento y seguro en nuestra página web, y para ofrecer la mejor experiencia posible al usuario.

Configuración avanzada

Puedes personalizar tus preferencias de cookies aquí. Habilita o deshabilita las siguientes categorías y guarda tu selección.

Las cookies esenciales son imprescindibles para que la página y el sistema de registro funcionen de forma correcta y segura.
Las cookies funcionales recuerdan tus preferencias para nuestra web y permiten su personalización.
Las cookies de rendimiento regulan el comportamiento de nuestra página web.
Las cookies de marketing nos permiten medir y analizar el rendimiento de nuestra página web.