VIII Caballo negro a B6

"Nosotros somos nuestro propio límite "
A. B. Rémeny
Una semana después. "Casa de las flores", al norte de la ciudad de Yunmeng.
--- ¡Por los cielos, muchacho, ¿qué le has hecho a esta pobre prenda?!
Jiang Cheng, negándose a contestar, hizo una mueca mientras la anciana en frente suyo tomaba la ropa de sus manos.
Con blanco cabello platinado, postura erguida y una permanente mueca arrogante, la señora Li llevaba la edad con una elegancia que pocos podían aspirar a conseguir. Incluso su pequeño negocio mostraba el aspecto rígido y noble de la mujer.
Con finos paneles de madera oscura y grandes ventanales, cada adorno pequeño y sutil daban un toque de elegante belleza a la habitación. Por otro lado, las telas, vestidos y prendas a medio confeccionar llenando cada esquina en un ordenado caos, lo trasformaban en un lugar agradable y cálido.
Alejando la mirada de sus alrededores, Jiang Cheng habló con honesta cortesía en su tono.
--- Necesito una prenda nueva, más ligera de ser posible.
La mujer dio un gruñido como respuesta mientras tiraba las prendas negras, usadas por Jiang Cheng para ocultar su identidad, en una silla baja cerca de ellos.
--- Necesitas dejar de jugar con espadas, eso necesitas.
--- Ya le dije que fue...
--- Sí, sí, un accidente en la finca --- la señora Li cortó sus palabras con descaro, sin notar o sin importarle, el ceño fruncido de Jiang Cheng. --- ahora quítate esa horrible túnica y ponte esto.
Dejando su ropa al cuidado de sus sirvientes y recogiendo su cabello para que no estorbara, Jiang Cheng se puso la amplia bata de tela blanca que la señora Li le dio.
Con una arrogancia que solo había visto en su madre, la señora Li le hizo estirar los brazos y comenzó con su trabajo.
Jiang Cheng la miró mientras ella hacía anotaciones en un pergamino y metía aguja tras aguja, la mayoría demasiado cerca de su piel para su gusto.
--- ¡Alza la cabeza! No, no, niño, así no. --- Ajustó nuevamente cada pliegue hasta estar satisfecha. --- Baja la barbilla y mueve el hombro ¿A eso llamas estar erguido? Alza la cabeza, baja el hombro y sube bien el brazo, ¡Vamos, niño, esfuérzate más o no terminaremos nunca!
Mientras tanto, los sirvientes Shao Wu y Luo Shen, intentaban disimular la risa de ver al joven amo ser tratado como una muñeca de trapo por la anciana costurera. Sin mucho éxito, considerando la mirada fulminante del joven amo.
Esa mirada prometía represalias, muy dolorosas represalias.
--- ¡Ustedes dos! --- ambos sirvientes dieron un brinco involuntario cuando la señora Li les habló sin mirarlos --- ¿Qué creen que hacen ahí parados como gallinas tontas? Apúrense y traigan aquel taburete ¡Tú, el grandote, acerca ese espejo!
--- Mi nombre es Luo...
--- Puedes hablar y moverte al mismo tiempo.
---...Shen. --- terminó Luo Shen con un suspiro mientras obedecía la orden de la anciana.
Ahora era el turno de Jiang Cheng de divertirse, pensó este, viendo a la anciana acarrear a sus sirvientes como ovejas de un lado a otro del local, usando solo sus palabras. Aun les haría pagar por su falta de respeto, pero por el momento, disfrutó del espectáculo.
Siguieron así por una larga media hora, hasta que en un gesto de aprobación, la señora Li se alejó.
--- Muy bien, ya está listo, ahora quítatelo y vístete ¡Y asegúrate de no tirar ninguna aguja!
Sin esperar a ver si sus órdenes eran escuchadas, la señora Li se dio la vuelta y caminó hasta la parte trasera de la tienda, asomándose solo por un segundo para ver a los sirvientes reír un poco mientras le daban sus ropas al joven Shao.
--- Niños --- susurró con un deje entre exasperado y amable.
Solo cuando estuvo detrás de las gruesas cortinas que separaban el local principal del taller de costura, los hombros de la señora Li perdieron todo porte, cayendo con tristeza.
Ese pobre chico.
Con tranquila derrota buscó las telas y materiales que necesitaba, deseando en su corazón que nunca fuera necesaria una reposición de estos.
Kyon Li había sido costurera desde la primavera de su juventud, aprendiendo el oficio de su madre y de su abuela desde que era apenas una niña; vivió guerras y enfrentamientos crueles, diseñó ropa para nobles y soldados, para jóvenes y ancianos empujados a pelear por el pobre consuelo de estar defendiendo sus orgullos y familias.
Con su experiencia, reconocería restos de sangre y cortes de espada en la tela aunque le vendaran los ojos.
--- Tontos estantes de madera --- se quejó por lo bajo cuando el bordado de una de las telas se atoró en una astilla.
Aun maldiciendo a los carpinteros mediocres y a las telas absurdamente delicadas, la señora Li reflexionaba un poco sobre el joven amo en su tienda, el primer noble para el que aceptaba trabajar en años.
Dos meses atrás, cuando entró por primera vez, le pareció un chico tonto y consentido. Su vestimenta elaborada y pesada con innumerables capas de telas bordadas y suaves; su largo cabello adornado con tanta joyería que era impactante pensar como su cabeza evitaba quedar en un ángulo extraño de forma permanente; una piel tan blanca que era obvio que no salía con frecuencia; y ni mencionar a sus dos sirvientes, bien vestidos y de modales impecables.
Tontos nobles, pensó con fastidio y lo hizo con mayor énfasis cuando escuchó su petición.
¿Ropa ligera y resistente? ¿Con aberturas imperceptibles en distintas zonas de las piernas, espalda y pecho? Este niño debía creerla tonta para pedirle algo así y esperar que no diera cuenta del propósito.
¿Por qué pedir la prenda de un guerrero? ¿Es que ese débil niño sabía siquiera cómo agarrar un cuchillo sin cortarse la mano?
Vaya sorpresa la que se había dado cuando el chico al pensar que nadie miraba, levantó una espada de uno de sus estantes, puesta ahí como un adorno exótico para su tienda. Había tal maestría en su agarre y postura erguida, que por un segundo creyó ver a su difunto esposo en su juventud.
Sonrió un poco con el recuerdo, por fin sacando la última pieza de su material.
Sostuvo con firmeza las cosas en sus brazos y miró por un segundo la ventana en el amplio cuarto, sus pensamientos perdiéndose algunos segundos más.
Hace años su único nieto había muerto. Su pequeña e inocente vida de 7 años, terminada solo por el capricho de un noble ahogado en alcohol.
Odio y tristeza, la señora Li intentaba no recordar nada de esos oscuros sentimientos, pero al mirar aquellos fríos ojos azules... era como ver su propia mirada, o al menos la de aquel entonces, reflejada en un estanque cristalino.
Debo salvarlo, como mi hijo me salvó de mí misma, había pensado aquel día, aceptando trabajar para él por el impulso desmedido de quien comprende la oscuridad en otros.
Pero ahora al ver el estado de la ropa, esa hermosa ropa que le había costado tanto confeccionar, se preguntó si realmente era correcto ayudarlo.
--- No seas ridícula.
Regañándose por divagar con tal absurdo, se enderezó y salió de la trastienda.
--- Aquí está lo que el joven amo pidió --- dijo. Todo rastro de fragilidad o preocupación en la anciana, desaparecido.
Alejó a su única ayudante, quien parecía feliz de servir el té a un hombre tan atractivo, aunque este no pareciera notar la existencia de la pobre chica.
Y mientras discutían los detalles de la nueva prenda y el arreglo de la anterior, la señora Li prendió una vela* para el joven amo.
Confeccionaré la mejor prenda para este joven guerrero, será ligera y tan resistente, que ni todo el armamento de un ejército podrá romperla, se prometió a si misma mientras anotaba y tomaba medidas en los pergaminos.
Era lo único que podía hacer por este chico que, en su tonta testarudez, tanto le recordaba a su querido nieto y a sí misma.
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--- Lo haces muy bien.
Con un pequeño sobresalto, Xiatian WenNing bajó el arco que sostenía, aquella postura perdida y sustituida por el encogimiento de los hombros. El hábil arquero de unos segundos atrás, cambiado por un tímido noble de delicada apariencia.
--- General --- saludo con una inclinación y una sonrisa.
Devolviendo el gesto, XuanYu se enderezó e intentó una curva de sus labios más simbólica que otra cosa. El pequeño WenNing le agradaba, pero no entendía cómo podía ser tan expresivo sin sentir como su rostro se estiraba de forma extraña, XuanYu no podía sonreír más que eso por la incomodidad que el gesto le traía.
WenNing rio un poco cuando notó las dificultades que tenía su primo para sonreír, consiguiendo siempre una mueca extraña en su lugar.
--- ¿R-realmente he mejorado? --- preguntó, cambiando de tema para que pudiera relajarse.
Con un pequeño gesto de agradecimiento, XuanYu señaló la flecha clavada en el blanco a unos metros de ellos.
--- Te llevaría a mi ejército, pero...
--- No me g-gusta herir a las personas, lo sabes.
--- Sí, lo sé.
Caminaron juntos hasta la pequeña pagoda que permitía vislumbrar por completo la zona de tiro. Tomando asiento frente a la mesa, WenNing sirvió té para ambos.
--- ¿Tu padre aún está con el emperador?
WenNing asintió.
Su padre no era una persona cálida o afectiva, pero era amable y le permitía estudiar tanto como quisiera, en algunas ocasiones, incluso se sentaba con él y le explicaba sobre alguna planta que no entendía, esto último dándole siempre una sensación de nostalgia que no podía entender.
Pero con los problemas que implicaba unir dos naciones, su padre había estado ausente mucho tiempo. Era solitario.
Sería agradable tener hermanos o hermanas, pensó, no por primera vez.
--- ¿Nnecesitabas algo de mi padre?
Su primo dudó por un segundo antes de negar con la cabeza.
Bajando su taza después de dar un sorbo, parpadeó con lentitud en un gesto inconsciente, disfrutando de la calidez que bajaba por su garganta.
Jamás daba por sentado los privilegios de poder comer o dormir.
--- No en realidad---dijo mirando a WenNing, quién se entretenía mirando una diminuta hormiga llevar con esfuerzo una miga de galleta que le había obsequiado --- Necesito un poco de información. ---continuó cuando su primo asintió en espera --- ¿Sabes quién es Shao Jiang Cheng, el hermano menor del actual ministro de asuntos exteriores?
De inmediato la mirada de WenNing regresó a XuanYu. Por supuesto que sabía quién era, así que asintió, preguntándose porque su primo necesitaría información de aquel joven de mirada aterradora y expresión sombría.
--- Me pidió a-ayuda hace algunos días.
XuanYu se sorprendió.
--- ¿Y por qué tu ayuda? --- palideció un poco cuando notó lo despótico que sonaba su comentario --- ¡No, espera! No me refería a eso. Ah, quiero decir que... es que...
WenNing sonrió con amabilidad, agradecido de que su primo se preocupara de lastimarlo, aunque solo fuera con palabras.
--- Está bien, tte entiendo.
Pero XuanYu no se rindió, quería dejar en claro todo. Era muy consciente de la cantidad de veces que su primo había sido insultado y dejado de lado en la corte por ser considerado débil o insignificante.
--- Me refería a que es un erudito de la corte y su familia es influyente, incluso tiene el favor de su majestad el emperador ¿Qué información podría necesitar que no pudiera conseguir por sí mismo?
WenNing tomó otra galleta y arrojó un pequeño pedazo a una de las aves que posaba felizmente cerca de su silla, en absoluto ofendido por la confusión anterior. Conocía a XuanYu demasiado bien para malentenderlo.
--- No era sobre ppolítica. El j-joven amo Shao quería información sobre unas pplantas que encontró en su finca.
--- ¿Plantas?
WenNing asintió, su mirada un poco decaída, recordando el dolor y la ira brillando en los ojos del joven amo Shao, las emociones tan intensas e irracionales pareciendo una entidad con mente propia mirando desde las azules profundidades.
--- Ambas eran venenosas.
La mirada de XuanYu se afiló.
--- ¿Qué plantas?
--- Dian Qie y Suan Jian.
Ahora que lo recordaba, no tenía ni idea sobre plantas, debió imaginar que la respuesta a su absurda pregunta no la entendería.
--- ..¿no debí preguntar? --- ahora se sentía tonto.
Sonriendo con amabilidad, WenNing le explicó lo mejor que pudo lo acontecido aquel día, un poco sorprendido cuando su primo se levantó abruptamente de la silla, apenas terminó su relato.
--- ¿T-te vas?
XuanYu asintió, su mirada un poco desenfocada mientras las implicaciones de las palabras de WenNing eran analizadas frenéticamente en su cerebro.
--- ¿D-dije, algo malo?*
XuanYu parpadeó un poco para centrarse, notando lo extraña que parecía su actitud en este momento y cómo esto inquietó a su primo.
--- No, no. Por supuesto que no has dicho algo malo, es solo... ---dudó por un segundo, confiaba en su primo pero temía ir en contra de los deseos del emperador al contarle sobre lo que estaba ocurriendo --- ... se sospecha que... am...
WenNing lo miró confundido pero algo debió leer en la expresión contrariada de XuanYu, porque se levantó de su asiento y asintió con tranquilidad.
--- No sé qué ocurre en la corte, p-pero sé que lo que he dicho no pondrá en riesgo al joven amo Shao, así que es-está bien si no puedes explicar nada.
XuanYu miró a WenNing a los ojos, sorprendido por el brillo de comprensión en ellos ¿Es que acaso su primo había deducido la razón de todo, incluyendo su visita inesperada, con solo estos minutos de conversación?
Se miraron un poco más sin decir nada, hasta que XuanYu soltó suspiro agradecido.
--- Realmente, me asusta que algún día la gente note cuán inteligente eres, querido primo.
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Patio del loto, oculto en las montañas de la ciudad de Yunmeng
--- Levántate y toma la espada de nuevo.
Luo Shen gruñó mientras intentaba poner fuerza en sus temblorosas piernas, su sable tirado a casi un metro y medio de él y su ropa cubierta de tierra.
Miró a los otros que estaban con ellos. Al menos una docena de sirvientes de distintos rangos, amontonados alrededor del patio y felices de ver como su amo le daba una paliza.
Sabía que el amo tomaría venganza de las risas y burlas, ¡pero esto era excesivo!
¡!
Una repentina ráfaga de viento lo hizo regresar su atención al frente, una afilada espada apuntaba a su cuello, a solo un respiro de atravesar su garganta. Sin entender del todo lo que había ocurrido, levantó la vista hasta cruzar miradas con el joven amo Shao.
Grave error.
Un escalofrío bajó por su espalda, la crueldad en esos ojos azules mientras lo observaban con fijeza era francamente aterradora.
--- ¡Jamás desvíes la mirada de tu enemigo! --- con un rápido movimiento de su pierna, Jiang Cheng golpeó la mano en la que el sorprendido sirviente se apoyaba, haciendo chocar su torso contra el piso con dolorosa fuerza. Con un rápido movimiento de su muñeca y un paso corto, había clavado casi un cuarto de la espada a solo unos centímetros de la cabeza de Luo Shen --- Ahora ve por tu espada.
Levantándose de su posición e ignorando los murmullos de Luo Shen, Jiang Cheng se giró para mirar cada pálido rostro. El ceño en su rostro intimidándolos lo suficiente para sentir que incluso respirar muy fuerte podía ser un error.
--- ¡El enemigo no va a esperar a que tomen aire, atacará sin piedad! ¿Es que acaso piensan que yo soy cruel? ¡Ellos no están tomando té en estos momentos, están esforzándose por destruirlos. Los observan a cada segundo, cuando comen, cuando duermen, solo esperando la oportunidad para cortarles la garganta! --- sacando su espada con una facilidad que era casi absurda, considerando que estaba clavada en dura roca, Jiang Cheng tomó una pequeña piedra de color negro en su mano --- He sido indulgente con ustedes los pasados meses, pero ahora tendrán un entrenamiento real ¡Todos, tomen cuatro de estas piedras! Pondrán una en cada brazo y pierna.
Cada uno de los sirvientes se apresuró a cumplir las órdenes del joven amo, un tanto confundidos... hasta que tomaron una de las pequeñas piedras, apiladas en una esquina junto a trozos de tela húmeda.
--- ¡¿Cuánto pesan estas cosas?! --- el susurro consternado de Shang pareció hacer eco en la mente de cada sirviente mientras tomaban cuatro piedras cada uno.
Cada una pesaba al menos un jin[1] quizá un poco más.
¡¿Y ellos tendrían que llevar cuatro de estas?!
Con los rostros en penumbra y sus movimientos paralizados por la consternación, miraron al joven amo.
--- ¿Qué?
Solo un levantamiento de ceja y esa ruda pregunta bastó para que recordaran cuanto molestaba al joven amo Shao repetir sus órdenes, cualquier comentario olvidado bajo el temor de hacerlo enojar... más.
Con sus corazones sangrando, cada sirviente hizo lo que su amo pidió, murmullos y suspiros llenos de lamento llenaron el espacio.
--- J-joven amo.
Jiang Cheng miró a la pequeña sirviente. Mao estaba encargada de la limpieza de las habitaciones principales, pero tenía un cuerpo delgado y pequeño, no se creía capaz de cargar tal peso ella sola.
--- ¿Qué ocurre?
Mao dudó un poco mientras alternaba la mirada entre las piedras y el joven amo, no sabía cómo expresar sus dudas en voz alta.
Aunque tampoco fue necesario.
Sin esperar más tiempo, Jiang Cheng tomó las piedras y las ató a los tobillos y antebrazos de Mao mientras hablaba.
--- Tienes brazos y piernas, ojos, nariz y una boca que funcionan, puedes hablar y pensar --- dijo, sin ser consciente de que Mao no era la única persona que escuchaba --- ¿qué te detiene? ¿ser mujer? ¿qué te diferencia de un hombre? ¿los músculos? ¿la ropa? --- incorporándose después de atar la última roca, miró directo a los ojos de la sirvienta --- De nada te sirve la ropa gruesa si te estorba en combate y de nada te sirven los músculos si sólo puedes golpear cosas y romperlas. Un cult... un soldado usa su inteligencia para combatir, su cuerpo es solo una herramienta, un arma. --- Jiang Cheng recordó a su madre y las otras cultivadoras de la secta Jiang --- ser mujer es solo un rasgo a considerar si deseas concebir, como soldado, no significa nada y si todos los demás pueden, lo menos que puedes hacer es intentarlo.
Sin esperar respuesta, Jiang Cheng se alejó para tomar posición frente al grupo de sirvientes, sin ser consciente de que las quejas se habían detenido o de la admiración que brillaba en los ojos de cada sirviente.
Para él podía no ser relevante lo que había hecho, pero en una sociedad donde ser mujer u hombre determinaba el trato de los demás hacía uno, sus palabras eran refrescantes.
Motivados, prestaron atención a cada palabra de su amo, ansiosos por demostrarle cuan fuertes y valiosos podían ser.
--- La tela húmeda es más resistente, evitará que las piedras la rompan. --- Miró el cielo nublado, el invierno acercándose antes de lo esperado --- El clima está frío y húmedo, pero la tela aún puede secarse con el movimiento, recuerden revisarla cada diez repeticiones.
La tarde dio paso a la noche con gran velocidad mientras Jiang Cheng observaba a sus sirvientes, cuidadosamente elegidos para este propósito. Esto le recordaba a cuando supervisaba los entrenamientos de los discípulos en el muelle del loto y al igual que en aquel entonces, fue implacable con el entrenamiento. La experiencia en la guerra para entrenar soldados en poco tiempo, saliendo a relucir ahora.
Sigilo y velocidad, fuerza y estrategia.
Necesitaba que cada uno de ellos desarrollara las habilidades necesarias para realizar cada tarea que tenía pensada. Cada una de sus piezas debía ser capaz de lleva a cabo su papel a la perfección, un pequeño ejército que se transformaría en su propia red de información, sus ojos y oídos a lo largo del país y la corte imperial.
<<Sin fuerzas, se recargo contra la columna y se dejó caer al piso, apenas consciente de cómo su mayor enemiga se alejaba>>
Jiang Cheng apretó los dientes con fuerza para detenerse de maldecir. Aún se sentía molesto por haber dejado escapar a Bai Huanghuo aquel día por una razón tan absurda.
¿Qué demonios pensaba?
Sabía que ellos estaban muertos, mira que reaccionar de esa manera solo por confirmar algo que ya sabía. Era humillante reaccionar tan emocional.
Si la hubiera asesinado, el resto de las ratas habría entrado en pánico, haciéndolos cometer errores que permitirían a Jiang Cheng encontrarlos, en especial al trio que seguían a BaiHe sin dudar: Yue Lan, el amante de Bai Huanghou, Hua Meili, su segunda al mando y Xue Ye, uno de los principales espías.
Pero por algo tan estúpido arruinó su oportunidad.
Acariciando con su pulgar el dije en su cintura, dio por finalizado el entrenamiento y los puso a hacer ejercicios que evitaría que se lesionaran algún músculo, antes de dejarlos descansar y regresar a la casa principal.
Cuando el lugar estuvo solo, tomó dos espadas y caminó hasta el interior de una de las habitaciones que cercaban el patio, cerrando la puerta detrás suyo.
<<Calma tu mente, un cultivador que se deja llevar por la manipulación del enemigo, es un cultivador débil>>
Jiang Cheng dejó que los recuerdos de cuando entrenaba con su madre, lo guiaran en cada movimiento.
Un estiramiento de su brazo derecho, un pequeño paso y el acomodo de su pierna izquierda. Ahora un movimiento de arco con su brazo dominante y el giro leve de su torso. Cada movimiento preciso y calmado, requiriendo un firme control de cada músculo y articulación, una danza fluida y mortal.
No pasó mucho más antes de que sus movimientos adquirieran velocidad y fuerza, ambas espadas cortando el aire y creando una música espeluznante y atractiva por igual.
Sí, Jiang Cheng había perdido la oportunidad perfecta de acelerar el juego, pero eso no lo detendría. Había tardado en pensar cómo corregir su error y ahora tenía la respuesta.
El emperador del país vecino vendría de visita y Son Lang le había pedido expresamente a Jiang Cheng que le acompañara todo el tiempo en que ésta durara.
Una sonrisa despiadada curvo sus labios.
Sería el momento perfecto de hacer su siguiente movimiento. Si todo salía como lo planeaba, ese emperador se transformaría en su nuevo alfil.
Una pieza más para usar.
NOTAS:
Hua Meili (花美麗): hermosa flor (les dije que en la pesadilla de JC había referencias ;) ¿recuerdan? "caminaba a través de prados y bosques frondosos llenos de flores blancas como perlas y de otros increíbles colores, todas tan brillantes que parecían haber sido rociadas con polvo de piedras preciosas")
Xue Ye(血夜): noche sangrienta (también referencia a la pesadilla y sip, note la simetría con el nombre de Xue Yang, peerrooo no son el mismo.
*En sentido metafórico.
* Coma (,) intencional.
[1] Un jin equivale formalmente a 604,78982 gramos en Hong Kong, 604,79 gramos en Malasia y 604,8 gramos en Singapur. En otros países el peso ha sido redondeado a 600 gramos (Taiwán y Tailandia). Wiki