Día 2

26.07.2020

"Arde y rompe, recorre mis venas como un veneno de dulce sabor al que no me puedo resistir. La venganza es y siempre será, mi mayor error y mi más grande debilidad"
A. B. Rémeny 

     <<Fang MengChen levantó el arco y disparó una nueva flecha. El hueco en su pecho en absoluto satisfecho pese a escuchar y ver el dolor en el rostro de Wei Wuxian.

Furioso, levantó su arco de nuevo.

Esta vez, dispararía a su mano, quizá destrozar la mano que empuñó a Chenqing le daría la paz que tanto buscaba>>

Final del ShouShi (1-3 a.m.)

La noche, un manto interminable de oscuridad y silencio, que observaba con ojos ausentes y labios silenciosos, y que ocultaba en sus profundidades, la crueldad que distorsionaba los rasgos de cierto erudito.

Entre calles de la ciudad, un enorme almacén era usado por los comerciantes de toda la zona para guardar la mercancía comprada en Yulan. Tan grande que casi abarcaba una sección completa de la calle, su interior estaba tapizado con bultos, sacos y demás contenedores llenos mercancía esperando a ser transportada.

En el reducido espacio que quedaba, tres personas se encontraban en una repetitiva discusión, uno de ellos atado a la gruesa viga de metal, mientras las otras dos deambulaba cada tanto.

La silueta más pequeña cambió su peso de un pie al otro, agotada después de una noche llena de actividad y de este interminable interrogatorio.

--- ¡Será mejor que me dejen ir, ustedes basuras insignificantes!

Los gritos y demás insultos continuaron, pero con el edificio colindando con un descuidado baldío lleno de carruajes vacíos y una vieja fragua* que solo era usada en ocasiones para reparar alguna herramienta; nadie afuera de este lugar los escuchó. Con el final del invierno y el festival a solo dos días de distancia, ningún comerciante vendría al almacén a horas tan tardías.

--- Lo dejaremos ir cuando responda --- repitió Xiang Li, pero el hombre solo volvió a insultarlos.

Fang MengChen, en un gesto lleno de desprecio, escupió a los pies del joven amo.

Apretando lo labios, la sirviente alternó la mirada entre el joven amo y su actual cautivo.

Cuando Xue Liang vio la cantidad de oro que el amo dio a Fai Joon por la ubicación de este hombre, creyó que era excesivo; ahora que lo habían encontrado y lidiado con su obstinación, sabía que fue demasiado dinero que el joven amo había gastado para encontrarlo.

Fang MengChen era uno de los jardineros de la corte de Song Lan, uno que era absurdamente adinerado si se consideraba la refinada tela que cubría su cuerpo. Había sido una sorpresa descubrir que tal hombre había pasado desapercibido a su vigilancia y que jamás habría reparado en él, si no fuera por la situación actual.

Era un hombre ordinario que no parecía consciente del aura oscura y peligrosa del joven amo.

--- No crean que su actitud misteriosa me intimida, ¡ustedes no son más que cobardes!, díganle a quien los mandó que no dejaré esto así...

El joven amo golpeó el estómago de Fang MengChen, cortando así la interminable letanía de insultos.

Habían seguido esta rutina por las últimas dos horas, con ella haciendo las preguntas y el joven amo encargándose de contener e intentar forzar alguna respuesta del envejecido hombre.

Pero era inútil.

--- ¿Conoce a la joven Hong BaiHe? --- preguntó Xue Liang de nuevo mientras miraba al joven amo ahora de pie detrás de MengChen, preguntándose si esto continuaría. Se sentía abrumada de la agresividad de su amo, pero como su sirviente, no podía dar la espalda a sus órdenes--- Es quien le contrató, ¿no es así?

--- No me... importa lo que hagan. --- dijo con frases entrecortadas por jadeos y muecas de dolor --- No diré nada, lo que le ocurra a ese imbécil se lo merece.

Xue Liang negó con un leve sonido, indignada por el comentario dicho con tanta ligereza.

Había visto lo que estas personas le hicieron al pobre Niuniu, era una pérdida que quedó tallada en la memoria de los habitantes de la finca. La realidad de la crueldad de la que eran capaces a quienes este hombre servía, era demasiado para ella.

No comprendía cómo podía seguir las órdenes de alguien que no dudaba en lastimar inocentes.

--- No creo que nadie merezca lo que han planeado. ---dijo, por un momento superada por la situación.

Lo que ella no sabía, es que sus impulsivas palabras develarían algo que Jiang Cheng jamás habría esperado.

--- No tienes idea. --- escupió el otro --- Seguro al igual que el resto, te has dejado engañar por esa víbora y su ponzoñoso veneno, ¡pero yo le conozco bien! --- con rabia, Fang MengChen forcejeó, lastimando más la piel de sus muñecas --- Mi primo los vendió como esclavos, pero aún pudo escapar y ser adoptado por una familia noble. Y cuando debió ser ejecutado junto a toda su línea de sangre, ¡fue salvado y llevado como un condecorado general al imperio Yun! ¡¿Qué derecho tiene de ser feliz cuando la maldad corre por sus venas?! ¡Ese bastardo de Wei Wuxian debería estar muerto y agonizando en el infierno! ¡No con una familia y viviendo entre lujos!

Las palabras eran incomprensibles para Xue Liang pero para un silencioso Jiang Cheng, adquirieron tanto sentido que su sangre corrió helada.

Wei Wuxian.

FangMeng Chen dijo Wei Wuxian y no Wei Ying. Y eso solo podía significar una cosa.

Xue Liang, aun sin saber qué responder ante tal incoherente discurso, quiso preguntar más al respecto, pero fue tomada del brazo con brusquedad por su amo.

--- Joven amo...

Trató de resistirse mientras era llevada a lo largo de los estrechos pasillos formados por las pilas de mercancía, sin embargo, el agarre en su brazo no solo era firme, era doloroso.

El joven amo jamás los había lastimado, pero en este momento estaba prácticamente arrastrándola sin mostrar interés en su bienestar.

Antes de poder protestar de nuevo, fue sacada del recinto, el golpe del aire frío del exterior le hizo temblar.

--- Joven...

--- Regresa al palacio.

La puerta de lámina se cerró casi en su rostro con un fuerte golpe. Asustada y con un terrible presentimiento, se acercó e intento abrir, pero fue inútil, no se movió ni un poco.

Golpeó la puerta con su palma antes de recordar que si bien la mercancía amortiguaba el ruido en el interior del almacén, el exterior era un asunto muy diferente.

Así que en su lugar, se acercó y habló tan fuerte como se atrevió.

--- Por favor, abra. --- nada, ninguna respuesta o movimiento --- Le ruego, no haga nada de lo que pueda arrepentirse. Abra, le ruego.

Fue inútil.

Con la respiración agitada por el miedo, Xue Liang miró alrededor de la desértica calle, pero el único acceso al almacén era a través de esa puerta... o por las ventanas superiores si subía al tejado de la herrería.

Corriendo, buscó con qué forzar la puerta o alguna de las ventanas de la fragua.

A diferencia de las zonas rurales, esta fragua no se encontraba al aire libre, sino en un piso subterráneo y el grosor de las paredes era casi al doble de otras construcciones. El propósito era evitar que el ruido molestara las zonas residenciales calle abajo, pero ahora esas mismas medidas la detuvieron de entrar.

Frustrada, corrió a buscar algo en el terreno lleno de carruajes, que le ayudara a forzar su entrada.

Y mientras Xue Liang buscaba, Jiang Cheng se acercaba a un furioso Fang MengChen, las garras de su propia ira destrozando cualquier sentido de contención.

Se quitó la capa que cubría su rostro y disimulaba las líneas de su cuerpo, revelando las sombras en sus ahora ojos azules y aquel gesto arrogante que Fang MengChen recordaba con desagradable claridad.

--- Así que tienes tus recuerdos.

Fang MengChen se debatió entre el miedo inherente y la sorpresa. Ahora entendía por qué algo en el hombre le había dado el sentimiento de familiaridad.

Era imposible. Era imposible que de todas las personas, justo fuera él quien conservara su memoria.

--- Sandu ShengShou.

--- Responde. --- gruñó Jiang Cheng.

Era obvio que todas las acciones de MengChen se limitaban a un odio irracional hacia Wei Wuxian, uno que de alguna manera, BaiHe había logrado descubrir y aprovechar. Así que no preguntaría cuales eran sus motivos para actuar en su contra.

No. Lo más importante es que este hombre conocía parte de los planes de Hong BaiHe, la información que le diera podría ser la clave para detenerla.

--- Las reglas entre clanes ya no te protegen, --- le advirtió --- así que mejor contesta ¿Cuáles son los planes de Hong BaiHe en el norte?

Fang MengCheng apretó los labios, negándose a decir nada a pesar al temor que le inspiraba este hombre.

Poco importa la falta de clanes, ya no tiene cultivo, se dijo una y otra vez, ni siquiera tiene poder aquí, ni económico ni político, no puede hacerme nada.

Pero se equivocaba.

Fang MengChen había perdido cualquier posibilidad de sobrevivir cuando dejó en claro que conservaba su memoria del pasado. Jiang Cheng ya no podía sentir más que odio y desesperación, oscuras emociones que ahora estaban enfocadas en un hombre que no inspiraba ni un poco de la compasión del anterior líder.

Ante su silencio, Jiang Cheng pisó el hombro de Fang MengChen, estrellando la delgada espalda contra la columna con una fuerza dolorosa y obligándolo mirarlo a los ojos.

--- Tienes dos segundos para decirme los planes de Hong BaiHe...

--- ¿Y qué me hará si no lo hago? --- la voz de Fang MengChen temblaba con miedo. Tiempo atrás, jamás habría pensado en llevar la contraria al líder Jiang, pero el odio enfermizo azuzado por BaiHe y la muerte tortuosamente lenta que sufrió en su vida anterior, habían provocado diminutas fisuras en su mente que distorsionaban su comportamiento. Su arma no había tenido la suficiente fuerza para curar la mente del cultivador cuando fue traído a este mundo. --- El infame líder Jiang ya no existe, usted ya no es más que el trofeo de Song Lan, vendido al líder Lan como su amante. ¡No es nadie en este mundo! --- escupió al suelo cuando no obtuvo respuesta --- ¡Antes odió al Patriarca de Yiling!, pero ahora ¿qué? ¿lo va a defender? ¡¿Y qué si voy a ayudar a la perra loca de Bai Huanghou?!

Mientras los gritos continuaban, los ojos de Jiang Cheng se entornaron de manera peligrosa.

El bastardo no quería cooperar, prefiriendo continuar con excusas irracionales.

Bien, Jiang Cheng le daría la motivación adecuada.

Con pasos decididos, cortó las ataduras en las muñecas de MengChen y lo obligó a levantarse, arrastrándolo hasta una puerta que conectaba con el patio lateral.

--- Ya no le tengo miedo --- los ojos de MengChen se opacaron --- ¡El maldito Patriarca de Yiling, me asesinó! --- quiso resistirse pero sus brazos y piernas estaban rígidos por la posición en que lo habían mantenido por tanto tiempo, sin hablar de los golpes recibidos; así que solo pudo tropezar mientras salían al exterior hasta una vieja puerta de madera.

Cayendo al suelo cuando el otro lo soltó, trató de alejarse, pero la cerradura apenas supuso alguna dificultad para Jiang Cheng, así que al poco ya lo sostenía del cuello de su ropa y lo arrastraba al vacío interior de la fragua.

--- ¡No tiene idea de lo que significa ser atravesado por energía resentida antes de morir! --- fue arrojado contra el borde de algún estante de piedra y metal, haciéndole tambalear hasta caer de nuevo --- ¡Él te hará lo mismo si lo permites!

Harto de escuchar su interminable letanía, Jiang Cheng lo pateó en la mandíbula con tanta fuerza, que los dientes de MengChen chasquearon.

---... no importa --- graznó MengChen arrastrándose lejos de su captor mientras este cerraba la pesada puerta. De alguna manera se las arregló para fulminar con la mirada a Jiang Cheng cada tanto y al mismo tiempo buscar una salida ---...no me importa lo que haga... ese asesino recibirá... lo que merece.

Se resistió cuando fue levantado con brusquedad, ganándose dos golpes más. Después fue arrastrado a las escaleras viejas e irregulares que bajaban al piso subterráneo.

Jiang Cheng no se tomó la molestia de detener su caída cuando tropezó escaleras abajo, rodando todo el camino hasta llegar al fondo, en su lugar, bajó con mucha tranquilidad y encendió una de las chimeneas para tener mejor visibilidad.

El crepitar del fuego y el olor del carbón quemándose pronto inundaron el pequeño taller. La suave y bailante luz dieron a las cicatrices en el rostro de Fang MengChen un toque lúgubre y desagradable.

En el pasado, mientras Hua BaiHe investigaba todo sobre aquellos cultivadores que quería eliminar, descubrió la trágica historia del niño que jamás conoció al asesino de sus padres, pero que su infantil mente hizo una sombra nocturna que acechaba detrás de su ventana y en sus pesadillas, así que transformó un simple rencor en un odio ciego, susurrando a su oído que la culpa de toda desgracia en su vida era del cultivador de túnica negra. Este mundo no tuvo un desarrollo diferente, cuando la joven noble se presentó a la puerta de Fang MengChen, este le dio la bienvenida sin dudar.

Los odiaba, ya no solo a Wei WuXian, sino a Yue Lan, a quienes consideraba culpables de su muerte. Pero las marcas en su rostro, traídas desde el pasado donde la energía resentida había destruido la piel, eran un constante recordatorio del terrible monstruo que lo había asesinado.

Jiang Cheng podía comprender la falta de lucidez de Fang MengChen, cuyas canas y rostro envejecido hablaban de una larga vida llena de rencor, pero poco le importaba.

La imagen de Wei Wuxian ensangrentado y rogando mientras Hanguang-jun y el niño Lan morían aun estaba muy fresca en su memoria. Si este imbécil no hubiera dicho a Hong BaiHe cómo deshacerse del matrimonio Lan, él y Lan XiChen no habrían muerto en aquella cueva esperando por ser rescatados.

No le interesaba cómo había llegado Fang MengChen a este mundo con sus recuerdos intactos, pagaría con sangre por su crimen.

Pero antes, obtendría respuestas.

--- ¿Cuáles son los planes de Hong BaiHe?

--- Púdrete.

Jiang Cheng lo pateó en la pierna, haciéndolo caer sobre el lastimado costado.

--- Última oportunidad, ¿cuáles son los planes de Hong BaiHe?

Fang MengChen gimió con dolor. Sandu ShengShou podría parecer varios años más joven, pero la expresión en su rostro aun era atemorizante. Una mueca deformó su boca y gotas de saliva salieron entre cada palabra.

--- Wei Wuxian merecía morir, ¡lo merecía!

--- ¡Me importa un carajo si lo merecía o no! --- alzándolo de las solapas de su túnica, lo arrastró hasta una elevación de piedra que, en un día activo de forja, era usado para enfriar las herramientas. --- Tú, pedazo de mierda sin valor, ¡tus acciones llevaron a la muerte a todos los clanes de cultivo!

MengChen se mostró conmocionado por un segundo, la claridad parpadeando en sus ojos antes de perderse de nuevo. Forcejeó cuanto pudo para soltarse, recibiendo varios golpes más como pago. Uno en el pómulo ya hinchado y otro cerca del labio, el sabor de la sangre inundando su boca.

--- No es así --- gimoteó aturdido, todavía empuñando la ropa del otro en un esfuerzo vano de liberarse --- ese maldito lo provocó todo, el Patriarca de Yiling es cruel y malvado, él...

--- Será mejor que te calles.

--- ¡No! ¡Él lo hizo, él los mató!

Jiang Cheng lo abofeteó, obligándolo a enfocarse en su enfurecido rostro. Fang MengChen tragó saliva con dificultad.

--- Fingiste no tener cultivo para ayudar a BaiHe, usaste a Wei Wuxian como un saco de práctica y todo, ¡todo mientras mi secta caía a pedazos, mientras cada cultivador del clan Yunmeng Jiang era asesinado o quemado vivo junto a los edificios! --- Jiang Cheng ignoró los balbuceos del otro que negaban sus palabras --- Ayudaste a asesinar al discípulo principal de la secta Lan y a uno de sus jades, ¡le diste a esa rata la llave para penetrar las protecciones de Gusu Lan!

Jiang Cheng recordaba con enfermiza claridad como, herido y mareado por el veneno, fue capturado mientras la vengala del clan Lan se consumía sin que nadie llegara en su ayuda.

Y jamás llegó, porque los únicos que podrían haberla visto yacían en una tumba anónima y húmeda, sus cuerpos pudriéndose mientras la sangre teñía Yunmeng.

<<Dejé pistas para que me encontraras, estúpido Wei Wuxian, ¿qué te está tomando tanto tiempo?>>

El recuerdo de su propia frustración cuando fue llevado a la cadena de cuevas que serían su propia tumba, resonó en sus oídos.

Si esta asquerosa rata no hubiera ayudado a Hong BaiHe, ella jamás habría podido robar la placa de jade de Hanguang-jun, jamás habría entrado al receso de las nubes. Nadie más habría muerto. Ni su sobrino, ni Wei Wuxian, ni...

Con una mueca de ira deformando su rostro, levantó el puño, listo para fracturar cada hueso de Fang MengChen si era necesario... pero sus ojos fueron atraídos por el leve crujir del carbón quemándose en la chimenea que encendió antes.

El brillo intenso iluminó sus ojos de forma siniestra. Toda esa ira, toda la oscuridad, se había concentrado y formado raíces.

Dejó al otro gimoteando y rebuscó alrededor hasta que encontró una larga tira de cuero.

Con una sonrisa afilada, arrastró a Meng Chen por el suelo y ató las muñecas a un pesado yunque, cortando la ropa con su espada hasta descubrir la flácida piel de los brazos y el pecho.

Nie MingJue había tenido razón, el cuero era una mejor opción, pensó vagamente cuando fue claro que las ataduras resistirían a la perfección.

Solo entonces usó unas largas pinzas para tomar un brillante pedazo de carbón, tan pequeño como un caramelo.

--- ¿Qué está haciendo? ¡Sueltéme! ¡¿qué está haciendo?!

Jiang Cheng lo ignoró.

--- ¿Recuerdas lo que le hice a los Wen y lo que ocurrió con cada cultivador demoniaco que se cruzó en mi camino?

--- ¡Yo no soy un Wen!

--- No, tú eres peor que aquella peste. --- puso la rodilla en el hombro del otro para evitar que se moviera demasiado --- Ahora responde a la maldita pregunta o soltaré el carbón en tu mano.

Los ojos de Fang MengChen estaban tan abiertos que uno podía vislumbrar las venas en ellos, pero todavía se negó a hablar.

Jiang Cheng soltó el carbón ardiente justo en el doblés de la muñeca y al borde de las ataduras. El grito de MengChen hizo vibrar su cuerpo entero, lastimando los oídos de Jiang Cheng, pero en lugar de conmoverse, usó la punta de las pinzas para mantener el carbón en su lugar, hasta que perforó lo suficiente. El hombre se resistió y lucho, tratando de liberarse del dolor, pero era tarde, la oscura pieza se había adherido a la piel.

Sin piedad alguna, Jiang Cheng se alejó y tomó un segundo trozo. Este casi el triple de grande.

--- Tienes dos segundos. --- fue todo lo que dijo.

--- Se lo merecía --- balbuceó el otro entre lágrimas y otros fluidos --- ella prometió matarlo, dijo que pagaría.

Esta vez, el pedazo de carbón, humeante y rojizo, cayó sobre la curva interna del otro brazo. El olor de carne quemada, el crepitar de la piel al hervir y el grito lleno de dolor apenas hicieron parpadear a Jiang Cheng, tan insensible que ni siquiera era ira lo que sentía ahora, solo el incontrolable deseo de verlo sufrir, llorar y suplicar.

Y esperar que eso calmara la oscuridad en su interior.

Continuó por varias rondas más, cada doblés y articulación lejos de las venas principales fue marcado. Después de una hora, el cuerpo de Fang MengChen humeaba en varias zonas, los trozos en distintos tonos de negro y granate marcaban su cuerpo como una constelación retorcida y tétrica. Mientras más alterado se mostraba Fang MengChen, más frío y ausente parecía Jiang Cheng.

Por fin, entre orina, vómito y lágrimas, MengCheng olvidó porqué se resistía tanto. Solo quería que la agonía terminara.

--- ¡Guerra! ¡BaiHe quiere guerra!

Jiang Cheng alejó las pinzas de la chimenea y se acercó al patético hombre.

--- Cómo.

--- Pagó... --- un par de arcadas secas y jadeos antes de continuar --- pagó a los comerciantes para traer armas a este imperio. Usa los negocios ilegales del ministro para ocultar soldados de las tribus del norte.

--- Eso no es suficiente para comenzar una guerra.

--- Ella... ella va a tomar rehenes. Gente de las tribus para asesinar y luego culpar al emperador.

Jiang Cheng lo pensó.

Antes, Hong BaiHe había mandado a los mercenarios a asesinar a los jóvenes de diferentes sectas, en especial de la secta Lan.

<<La secta Jiang tiene un gran orgullo y la secta Lan es demasiado leal. ¿Cómo podría Lan QiRen dejar morir a sus sobrinos o a los miembros de su clan?>>

Rehenes.

<<En realidad fue muy sencillo- BaiHe movió un peón mientras hacían otro corte en las manos de Jiang Cheng- mi madre atravesó su propia garganta para que me dejarán libre. Pero en su lugar, me dieron a sus cultivadores para su diversión, ¿por qué debería ser más indulgente? Atraviesa tu corazón y dejaré ir a tu sobrino, le dije, por cada adulto un niño será salvado.

- Nadie... creería esa mierda.

Hong BaiHe soltó una risa, levantándose de su asiento para tomar la daga que usaban para cortar la piel de Jiang Cheng cada día.

- Muy cierto, pero todo cambia cuando tienes a un grupo entero de sus familiares frente a ellos y asesinas a uno sin dudar. Entonces obedecer es la única opción que queda. >>

Hong BaiHe había tomado rehenes del clan Lan para obligar a la secta a rendirse. Usó objetos personales y las cintas, como prueba de que tenían a más personas en su poder. Juró que, tras morir, ella liberaría a los que tenía prisioneros.

Juramento que jamás se cumplió.

<< Ellos ya estaban muertos para ese momento, así que en teoría, no mentí. No había nadie a quién liberar y él --- señaló en dirección a donde mantenían cautivo al líder Lan --- no cuenta.

--- Es un Lan.

--- Yo no diría eso. >>

Ahora era imposible, considerando que la única familia del clan Lan se limitaba a los dos jades, Wei Wuxian, el niño Lan y si los rumores eran correctos, algún anciano del clan.

Pero si en lugar de usar como rehenes a la familia imperial, usaba a los niños y mujeres de personas influyentes o poderosas, podría controlar más de un territorio de manera indirecta.

Esa maldita perra

--- Ella necesita pruebas, ¿qué usará?

Fang MengChen lloraba y gemía mientras sus extremidades punzaban. Moriría. El líder Jiang siempre había sido una persona cruel y despiadada, seguro acabaría con su vida.

Que sea rápido.

--- Muchas cosas se perdieron... mientras ella estuvo en ambos palacios.

--- Solo objetos no bastan.

Fang MengChen negó con la cabeza.

--- ¡Si alguien atentara contra la vida del emperador, sería ejecutado sin mayor pregunta! --- mátame --- Ella va a usar los objetos, para incriminar a los sirvientes que no nacieron en este país ---te lo ruego, mátame --- y a los rehenes que ya están en su poder, ella... ¡ella hará del emperador un tirano que asesino a sus familiares! Es todo lo que sé, ahora mátame ¡Por favor, --- sollozó --- duele, te lo ruego, acaba con mi vida!

--- Cállate.

La orden fue obedecida en un parpadeo, MengCheng esperaba que obedecer le trajera el alivio de la muerte con mayor prontitud, pero Jiang Cheng no tenía interés en el antiguo cultivador.

Así que él sigue siendo un objetivo.

Apretó la mandíbula mientras daba cuenta de que todas las amenazas de Hong BaiHe habían sido palabras vacías desde el comienzo. Esa rata ya tenía pensado cuándo y cómo atacaría Yun LanHuan, solo había estado jugando con Jiang Cheng, cansándolo y haciéndole gastar sus limitados recursos de manera estúpida.

Maldita rata.

Furioso, levantó el trozo más grande de carbón, brillando de un rojo y amarillo intenso.

Lo dejaría caer la garganta de esta basura y le vería sangrar hasta morir.

--- ¡No! ¡Le dije lo que quería! ¡Se lo ruego, líder Jiang, máteme rápido! ¡¡Se lo ruego!!

'Espera'

Jiang Cheng se detuvo cuando la espectral figura de Sandu se posó en el pecho herido y sangrante de Fang MengCheng.

¿Ahora qué demonios quería?

--- Quítate, Sandu, o arrojaré el carbón sobre ti.

'Llama a Zidian'

Sandu pareció notar la sed de sangre que llenaba a Jiang Cheng y por eso decidió salir de su funda en la cintura del erudito.

'Juraste no matarlos. Llama a Zidian'

La mano sobre las pinzas se apretó... más... más apretada... entonces, con una sucia maldición, Jiang Cheng arrojó lejos el pesado metal, el humeante carbón rodando hasta estrellarse con alguna roca caliza.

Sacando el destrozado anillo, lo arrojó cerca de un balbuceante Fang MengCheng.

--- ¿Qué está ocurriendo? ¿Qué es eso? --- MengChen apenas podía enfocar la mirada.

De inmediato, Sandu empujó en anillo con la punta de su cola, untándolo con la sangre del suelo.

La reacción fue inmediata.

Comenzó con un suave vibrar, creciendo hasta que el agudo sonido fue insoportable.

Jiang Cheng se cubrió los oídos con las manos, pero el ruido terminó en el siguiente parpadeo. Ahora, sobre el anillo, una traslucida bruma oscura se retorcía, voces susurrantes e inteligibles salían de ella.

---Zidian.

Como si la ronca voz fuera una señal, la neblina creció entre cada respiración hasta cubrir por completo en cuerpo del envejecido hombre.

Jiang Cheng tampoco entendía que estaba ocurriendo, pero no apartó la vista mientras entre gritos insonoros y convulsiones, el cuerpo de Fang MengCheng era consumido, como si la bruma estuviera "comiéndose" al otro.

Con los ojos abiertos con estupefacción, observó como el musculo y la grasa disminuían, el frágil esqueleto cada vez más visible. Pronto, la piel se adelgazo y rompió, la esquelética mandíbula abierta hasta dislocarse.

De aquel cultivador resentido no quedaban más que huesos que se fracturaban hasta volverse polvo. Los sonidos apagándose hasta dejar atrás un silencio aplastante.

--- Así que --- Jiang Cheng se aclaró la garganta --- por eso no puedo matarlos.

Sandu asintió.

--- Vida por vida.

Zidian había consumido a MengCheng al igual que Sandu se alimentó de parte de los órganos del sirviente NiuNiu mientras era llevado a la finca Yunmeng y Suibian de los ojos y manos de los mercenarios, oculto entre la manada de lobos que siguió a Jiang Cheng aquella noche.

'Vida por vida'

--- ¿Harán esto a cada rata que capture?

'Yo no sería tan amable' Respondió Sandu, agitando la cola con desdén.

'¿Le hemos asustado, niño Jiang?'

Jiang Cheng observó a la enorme araña del color del cobre y la obsidiana, su cuerpo pulido, delgado y elegante conectado al ahora reluciente anillo. Su voz era masculina y sorpresivamente culta y educada.

Así que este era el destino que les esperaba.

Una sonrisa afilada y cruel curvó sus labios, viendo la mancha donde antes había estado Meng Chen.

--- Para nada.

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Mitad del ChenShi (7-9 a.m.). Bosque privado del palacio Qinghen.

El cálido sol de la mañana pasaba a través de las altas ramas de los árboles, los diminutos brotes era apenas puntos entre la naciente maleza. Los delicados rayos daban un toque casi etéreo al hombre que se mantenía sentado en completo silencio, sobre la base cortada donde un árbol de gran envergadura, había crecido antes de ser cortado hace algunos años atrás.

Yun Lan Huan agitó la larga espiga con diminutas flores violetas que un travieso minino había arrancado antes, sonriendo un poco cuando el pequeño gato se agazapó con si fuera un gran cazador, antes de abalanzarse gruñendo con ferocidad.

<<...la sombra de los árboles cubriendo al hombre vestido en morado oscuro y violeta. Con las piernas cruzadas, usaba una larga espiga para jugar con el pequeño gato en su regazo.

Lan XiChen se mantuvo en la lejanía, observando las pequeñas sonrisas y murmullos del otro mientras entretenía a su pequeño amigo.

Se negó a acercarse, tan absorto como el minino que encontró Lan XiChen el día anterior.

Pronto llegaría el cultivador cuyo hijo, había llevado al gato con él y que en un descuido, perdió. >>*

El emperador parpadeó cuando la sensación de familiaridad lo golpeó con suave certeza. El recuerdo llegando y alejándose con tanta sutileza que Yun LanHuan solo sintió un mareo leve, su mente incapaz de retener la imagen y obteniendo únicamente el sentimiento de tranquila expectativa.

Suspiró, continuando con su improvisado juego.

Desde que despertó esta mañana, esos leves mareos habían continuado. Sentía como si su mente estuviera ausente, su piel un poco sensible y con breves hormigueos recorriendo su espalda.

Como un estado intermedio entre la vigilia del sueño y la realidad.

La comida no tenía sabor; el viento, aunque movía su cabello y ropa, apenas podía percibirlo; la pesada túnica y los pasadores en su cabello ni siquiera eran notados al moverse.

Pero los recuerdos del lino frío en su frente y párpados, el leve aroma de los campos de lotos y lavanda silvestre que también impregnaban la ropa de cierto líder; el calor bochornoso de los muelles y el sabor de la raíz de loto condimentada... todo se sentía tan claro y real. Tanto, que solo bastaba cerrar los ojos para pensar que se encontraba en la secta... Jiang, la secta Jiang, recordó por fin.

Con su mente inquieta, tomó en sus manos al minino antes de levantarse de su improvisado asiento y caminar entre la espesa y húmeda vegetación.

--- Líder de secta Jiang Cheng --- repitió, aun sin sentir natural la pronunciación.

Conforme las noches pasaban, era cada vez más difícil pensar que estos sueños fueran algo más que simples interpretaciones del día a día. No solo eran coherentes en sus detalles, había cierta cronología en los acontecimientos.

Y para ser muy honesto, no creía tener la imaginativa de crear un mundo tan detallado y diferente de aquel en que creció, pensó con cierta diversión.

¿Pero si no eran sueños, qué podían ser?

Porque ahora no eran solo la gente a su alrededor. El nombre de Lan XiChen, el dije de madera y la espada de empuñadura plata y violeta; objetos traídos de aquel mundo onírico a la realidad.

Y todo conectado a cierto erudito.

--- Su majestad --- una de las sirvientes encargadas de cuidar del pequeño bosque, se acercó con una reverencia nerviosa y los ojos llorosos. Cuando vio el movimiento de esa cola parda, supo de inmediato de quién era el pequeño gato en manos del emperador. Era una completa falta de respeto a su majestad, y una de la que temía no escapar. --- Por favor perdone a esta sirviente por su error, el hijo de esta sirviente ha traído consigo al gato sin que nadie lo notara. Espero que esto no incomodara a su majestad.

<<Manos al frente y una reverencia.

- Mis disculpas líder Lan. Espero que esto no le causara molestias>>

Lan Huan parpadeó mientras el leve eco desaparecía. Con un leve gesto, le quitó importancia al asunto mientras su mente luchaba por encontrar sentido a todo esto.

--- No nos ha molestado. Por favor, continúe con sus labores. --- dijo devolviendo en minino a su dueña.

¿De verdad no me castigará?

Contrariar al emperador sería aún más grave que su falta actual, así que contuvo la duda que buscaba salir de sus labios mientras reverenciaba de nuevo.

--- Ésta sirviente le está muy agradecida y hará como su majestad ha pedido. Ésta sirviente se retira.

Viéndola alejarse presurosa, sacó el dije de madera.

Recordaba otros sueños, en especial durante su adolescencia, donde se señalaba como una versión adulta de sí mismo. Visitando la casa de un maestro artesano, levantando las ramas cortadas de los árboles de magnolia cuando eran podados y usando la madera para tallar en ella una y otra vez hasta que sus manos dolían con diminutas astillas clavadas en su piel.

Esforzándose por tallar un diseño que no podía ver pero que sabía, era complejo y que quería hacer por si mismo sin importar cuanto costara.

<< Si corta un poco más a la derecha, tendrá la perfecta forma de un ganso en lugar de un fénix.- se burló el hombre que debía ser solo un par de años más joven.>>

Ahora entendía que lo que había insistido en tallar era el dije de madera y cuarzo que luego obsequiaría al líder Jiang, pero era los sentimientos detrás de la acción lo que le inquietaba. Por más que intentaba poner en claro todos los sueños que había experimentado a lo largo de su vida, su comportamiento en sueños no tenía demasiado sentido.

No parecía que hubieran interactuado demasiado, pero aún era la única persona que lo podía alterar como nadie más.

¿Qué había en el otro hombre para inspirar tal devoción?

Un leve movimiento le hizo detener y mirar en dirección al muro que separaba el palacio de los almacenes.

Jiang Cheng se detuvo en seco cuando al caer del otro lado del alto muro, no fue un soldado lo que encontró sino a la persona que menos deseaba que le descubriera.

Luciendo tan sorprendido como él, Yun LanHuan lo miró directamente antes de que su expresión se tensara y bajara los ojos.

Así que en verdad me odia,

Sintiendo como si un gran peso oprimiera su pecho, Jiang Cheng hizo una leve reverencia, su boca torciéndose cuando vislumbro la suciedad y los restos de sangre en sus manos. Rápidamente se enderezó y bajó un poco más la tela sobre su cabeza, pasando a lado del emperador tan rápido como pudo.

De verdad debía lucir muy cuestionable con la ropa llena de suciedad y con el aroma acre del humo.

'Ese era el niño Lan' la voz de Zidian susurró en su oído mientras Jiang Cheng se las arreglaba para entrar por la puerta de la servidumbre sin que nadie más lo viera. '¿Por qué el niño Jiang no le ha saludado con el correcto respeto?'

'Porque Lan XiChen está enojado con nuestro dueño'

La respuesta de Sandu, una por la que Jiang Cheng no había pedido, solo aumentó su malestar.

--- Cierren la boca --- chasqueó, sus puños apretados con fuerza mientras llegaba al pasillo donde estaba su habitación.

Todavía en el jardín, Yun LanHuan levantaba la vista con las palabras que había estado a punto de pronunciar, muriendo en sus labios cuando notó que el erudito se había ido.

El oscuro guerrero había malinterpretado, de nueva cuenta, el silencio del joven emperador. No había sido odio sino un fuerte desconcierto. La vista de las gotas de sangre y suciedad en el rostro cansado del erudito, fue superpuesta con la imagen de ese mismo rostro lleno de angustia y enojo. La tela oscura sustituida por una gastada capa marrón.

En el último sueño, el erudito se había transformado en una versión madura de sí mismo, mayor incluso que WuangJi y estaba acostumbrándose a pensar en ello como normal.

Sin embargo, por primera vez la imagen que vio durante este breve parpadeo, era de un erudito solo un poco más joven que el actual Shao JiangCheng y con ropa muy distinta.

Él también vio arder su secta.

¿Secta? ¿Por qué pensó aquello?

Sintiéndose repentinamente muy agotado, quiso volver a su estudio y tratar de olvidar este sinsentido, pero antes de dar más de cuatro pasos, la silueta de su tío acercándose lo persuadió.

Ahora más que nunca, necesitaba del sabio consejo de su tío.

--- Yun LanHuan, creía que estarías en tu estudio revisando los últimos detalles del festival. --- le reprendió Yun QiRen cuando su sobrino se acercó.

Yun LanHuan sonrió un poco, tratando de disimular su malestar. Es verdad, en dos noches comenzaría el festival de invierno y al parecer, no sería para nada como lo pensó.

--- Ya he terminado con la mayoría. Deseaba tomar un pequeño descanso antes de continuar.

--- Espero que así sea.

En silencio, caminaron hasta llegar a un toldo abierto que ofrecía una hermosa vista del pequeño bosque. Era privado, solo ocupado por un par de gorriones curiosos.

El emperador no quería pensar en dónde había estado el erudito, ni porqué había sangre seca en su ropa, pero era difícil, porque por mucho que hubiera asegurado su indiferencia, algo en todo esto le inquietaba.

Cuando ocurrió la confrontación en la habitación del erudito, creyó que podía ver al verdadero Shao Jiang, y si bien su negativa a decirle toda la verdad sobre la noble Hao BaiHe aún le disgustaba, el presentimiento de que el erudito estaba deliberadamente ocultándose a sí mismo solo ganó fuerza.

Hoy llegaba con sangre y suciedad cubriéndolo, como un soldado después de una cruenta batalla. Lo que sea que había hecho en el exterior no hablaba de satisfacción o gusto por la crueldad, como había visto en el rostro de algunos soldados durante las batallas, sino de una profunda preocupación.

Las contradictorias actitudes y palabras del erudito se habían transformado en una máscara que ocultaba al Shao JiangCheng real. Una máscara que Yun LanHuan deseaba quitar y descubrir si lo que había en las sombras, era el mismo hombre orgulloso y leal que vio en sus sueños.

--- Veo que has tomado con seriedad nuestra conversación.

La voz de su tío lo sorprendió un poco, se había olvidado de la compañía.

--- ¿Tío?

--- Sé que has aprobado el uso de los lazos rojos tanto en los adornos como en la montura imperial ¿Ya has decidido por alguien?

Yun LanHuan se tensó antes de caer en cuenta, que en realidad él sí había dado su aprobación para ello justo el día anterior.

Reprendiéndose por su constante distracción y la consecuencia que traía, intentó alejarse del tema.

--- No del todo, sin embargo, me he acercado porque quería preguntarle algo.

Yun QiRen arqueó una ceja, pero dejó pasar la cortante respuesta a su pregunta.

--- ¿Qué es?

Una breve pausa.

--- Tío, ---preguntó con lentitud--- ¿alguna vez le ha mentido a su esposa?

Su tío lucía a todas luces muy ofendido.

--- Por supuesto que no. --- Yun QiRen miró a su sobrino, notando la fuerza con que el chico apretaba la mandíbula. Se sorprendió un poco, jamás había visto a LanHuan tan alterado. --- Espero que no estes pensando en mentirle a tu futuro o futura consorte.

Yun LanHuan negó con la cabeza.

--- Este tranquilo tío, no es ese el motivo de mi pregunta.

Yun QiRen asintió, todavía dudoso.

--- ¿Entonces cuál es? No preguntaré si alguien te ha mentido, porque ambos sabemos que un emperador jamás sabrá toda la verdad.

Eso era una dura realidad que LanHuan ya había aceptado. Nadie a su alrededor, fuera de su círculo familiar, hablaba con total honestidad.

Quizá por eso, quiso pensar, la aparente traición del erudito le molestaba tanto. Había querido que el erudito fuera distinto, pero de nuevo, ¿por qué?, ¿qué lo hacía diferente al resto de las personas a su alrededor?, ¿sus sueños?, ¿la primera impresión que tuvo cuando se conocieron?

--- Solo... me preguntaba si era posible ver a través del engaño de alguien.

Yun QiRen acarició su barba mientras pensaba en ello, alternando la mirada entre un alto abeto y una magnolia joven.

Supuso que la incertidumbre de su sobrino era que su futura pareja fuera parte de la interminable intriga del palacio. Muy comprensible, pensó. Yun LanHuan aún era joven y esta sería su primera pareja, tener a alguien cuyos intereses se limitaran a favorecer a ciertas familias nobles o a su propia codicia, podía ser demasiado estresante para un joven emperador que aún no consolidaba su poder en la corte.

--- Creo que estás haciendo la pregunta incorrecta. Tu consorte debe ser alguien capaz de apoyarte y fortalecer tu imagen ante la corte. Las personas no mienten a quienes aprecian, así que primero debes ganarte su lealtad absoluta.

Yun LanHuan guardó silencio, reflexionando. Yun QiRen no le interrumpió mientras hacía señas a un sirviente que pasaba por la zona, para que les trajera un poco de té.

Confianza.

El erudito había asegurado no tener intensiones hostiles hacia él o su imperio, por el contrario, quería detener una aparente conspiración en contra de los dos imperios.

Y le creía, se lo dijo aquella noche, le daría su completo apoyo si este solo le dijera todo lo que sabía. En ese momento pareció correcta su indignación, después de todo, si esto involucraba la seguridad de dos imperios lo común sería buscar el apoyo del emperador y todo el poder que esto traía consigo.

Pero después de calmarse un poco, se preguntó si no había sido arrogante al hacer tal petición.

Yun LanHuan apenas notó la humeante taza que su tío colocó a su lado.

Es verdad que cualquier noble dejaría la responsabilidad en manos de personas cuya labor principal era proteger el imperio, manteniendo su seguridad y obteniendo el codiciado "favor del emperador" por dar aviso.

Pero Shao Jiang era un noble de otra corte. No tenía manera de saber si Yun LanHuan cumpliría su palabra de creerle. Tan solo el fallecido emperador del norte contra el que su padre combatió, había sido un tirano que no dudó en asesinar a todo aquel que le pusiera en duda.

Ser un emperador no era garantía de ser alguien justo.

Se preguntó si de estar en el lugar del erudito, también habría optado por mantenerse callado.

Suspiró, acariciando el dije en su mano.

Primero, debía descubrir si sus sospechas eran correctas y de ser así, pensar en cómo demostrarle al erudito la sinceridad de su apoyo.

Si quiero que él confié en mí, debo confiar en él.

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Muy lejos de la capital, el llanto constante de un pequeño niño hacía eco en la habitación de la posada, donde dos hombres adultos se miraban con una mezcla de duda y diversión.

Lan WangJi --- ¿Qué ocurrió?

Wei Ying sonrió mientras seguía abrazando al pequeño A-Yuan, quien haciendo gala de su fuerza, se aferraba a la oscura túnica sin importar cuanto trató Wei Ying de soltarse.

--- Parece que su amigo se fue. --- soltó una risa a pesar de que su mano continuó limpiando las lágrimas del niño --- De verdad, Lan Zhan, te dije que criar conejos como mascotas sería un mal ejemplo.

Lan WangJi acarició la cabeza del inconsolable A-Yuan.

--- ¿Trajo a un conejo con él?

--- No. El día de ayer encontró un enorme escarabajo, cuando le pregunté, dijo que era su amigo.

--- Podemos encontrar otro.

Wei Ying se puso a reír ante la simple frase. No dudaba que de aceptar, Lan Zhan buscaría otro escarabajo para el pequeño A-Yuan, no importando cuanto tardara ni la distancia que tuviera que caminar para conseguirlo.

--- No, ya se le olvidará.

Pero el pequeño Yun SiZhui, quien lloraba más cada vez que quería hablar, no pudo decirles que su amigo era un niño como él y que cuando quiso llevarle uno de los bollos que papá Wei le había comprado, la carroza estaba vacía.

Jin Ling se había ido.

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Final del ShenShi (3-5 p.m.) Posada "flores del otoño" en la capital.

Sentada frente a una taza de té que se enfriaba, Xue Liang agradeció la extraña ropa que el joven amo les hacía usar. Así nadie, ni siquiera el joven amo Shao, notó la hinchazón en sus ojos o lo rojo de sus mejillas y nariz.

En la madrugada y después de un gran esfuerzo, había logrado entrar a la fragua desde una de las ventanas del segundo piso. Lleno de herramientas, piezas y materiales, el lugar era demasiado estrecho para que el joven amo estuviera ahí.

Así que bajó al primer piso, solo entonces escuchando los gritos y cosas cayendo de lo que parecía ser el sótano, y zona principal de forja.

Con su corazón latiendo con tanta fuerza que lo sentía golpeando en sus oídos, bajó lentamente las escaleras y se mantuvo en las sombras cuando pudo vislumbrar las sombras reflejándose en la pared de fondo. Desde su posición solo podía escuchar palabras al azar, algo sobre clanes y otras cosas que no tenían el menor sentido, pero la voz cada vez más frenética del jardinero le advirtió que esto no estaba tomando un buen ritmo.

Conociendo el carácter irascible de su joven amo, se preparó a bajar dispuesta a detenerlo de hacer algo impulsivo... hasta que el enojado grito de Shao Jiang la detuvo.

Ronco, grave y lleno de ira contenida, el joven amo jamás había alzado la voz de esa manera.

Ya sospechaba que el joven amo tenía algo personal en contra de Fang MengChen desde que lo buscó con tanto ahínco, pero cuando bajó hasta poder ver las dos figuras, se dio cuenta que rencor ni siquiera alcanzaría describir el horroroso cuadro frente a ella.

Cuando el joven amo Shao dejó caer el primer trozo de carbón en la muñeca de Fang MengChen, usó el grito del hombre para enmascarar su presencia. Subió hasta el comienzo de la escalera sin siquiera recordar cómo lo consiguió, incapaz de hacer más que apoyarse contra la pared con las piernas débiles, las lágrimas cayendo sin fin.

No fue capaz de soportar cuando los gritos y suplicas continuaron por lo que se sintió como una vida entera, así que con náuseas y dando traspiés, salió de ahí y regresó al palacio tan rápido como pudo.

Por suerte, al ser asignada al exterior, no necesitó estar frente al joven amo hasta esta mañana. Xue Liang dudaba muchísimo ser capaz de enfrentarlo sin la protección que la tela le otorgaba.

Con los hombros caídos, levantó dicha tela que cubría su rostro, solo lo suficiente para tomar un sorbo del cálido líquido, el sabor fresco y familiar de la miel ayudando a calmar un poco sus nervios.

Estaba avergonzada de admitirlo, pero desde ese momento, se sentía aterrorizada del amo Shao Jiang. Aquellos ojos vacíos y la falta de expresión en su rostro, le hizo pensar que sería capaz de cualquier cosa, matarla incluso, si supiera que le había espiado, si notara cuanto miedo le tenía.

--- ... estarán hablando de cosas inapropiadas.

Levantó la vista. Dos sirvientes bajaban por las mismas escaleras por las que el joven amo había subido con el primer ministro desde hace casi una hora atrás.

--- Eso es seguro. --- respondió el sirviente más bajo, mientras acomodaba mejor la bandeja en sus manos --- Aunque este al menos habla mejor.

--- Y huele mejor. El anterior ni siquiera creo que se hubiera aseado en semanas.

La conversación se perdió mientras los sirvientes se adentraban en la enorme posada, vacía por excepción de los sirvientes del primer ministro. Ese hombre había alquilado el lugar entero por varias noches, sus ingresos permitiéndole dichas comodidades.

Xue Liang miró su taza de té, observando el reflejo de sí misma.

Cuando se encontraron con Fai Joon, no solo les había dado la ubicación de Fang MengChen y la insinuación del almacén, sino que como pago extra por la "generosidad" del amo obsequiarle oro y telas, les dio el distintivo que usaban los comerciantes a su cargo.

La idea era que siempre supieran como contactar con Fai Joon, pero el joven amo lo usó para acceder al primer ministro del imperio Song.

Xue Liang retorció sus manos con ansiedad.

Sabía que el primer ministro era un hombre cruel y con un comportamiento muy cuestionable según los rumores. No quiso creerlo, pero si el joven amo había torturado de forma tan cruel a alguien, lo que podría estar buscando de un hombre tan desagradable no podía tener una noble respuesta.

Tan absorta estaba, que no notó a la delicada dama que se acercó, hasta que esta tocó su hombro con suavidad.

Ahogando una exclamación asustada, Xue Liang miró a la joven ama.

De rostro delicado y profundo cabello oscuro, la joven la miraba con sorpresa y duda.

--- Lo lamento, joven ama, me ha sorprendido. ---se excusó.

Mei Yang asintió. No sabía quién estaba detrás del oscuro velo verde oliva, pero reconocía el estilo de ropa del amo que no solo le informó de la muerte de su hermana, sino que había prometido terminar con la tiranía del primer ministro.

Sabía que esta mujer estaba a servicio del amo y que este último, estaba en la residencia hablando con el primer ministro. Así que deseaba brindar ayuda, devolver aunque fuera un poco de lo recibido.

--- No sé qué trajo al amo aquí, pero siempre es mejor que haya un testigo.

--- ¿Cómo sabe que...?

--- Los sirvientes no suben al segundo piso cuando el ministro está en la sala de reuniones de la posada.

Mirando a su alrededor para asegurarse que nadie notó el breve intercambio de palabras, Mei Yang se despidió con un gesto leve que, por accidente, mostró por un segundo los moretones en su hombro y clavícula, antes de alejarse de ahí.

Xue Liang sintió mucha pena por la delicada ama y lo que debía soportar a manos del ministro, pero sus palabras le dejaron sintiéndose insegura.

Dudó por un largo minuto, antes de que la decisión se arraigara en ella. El conocimiento podía ser una pesada cadena, pero sus propios temores no eran un mejor consejero.

Decidida, se levantó de su asiento y caminó hasta las escaleras que subían al segundo piso.

--- Tu puedes, Xue Liang --- murmuró mientras subía con mucha lentitud --- no es espiar, solo me aseguraré de que el joven amo es la buena persona que conozco.

No tenía idea de donde estaba la sala de reuniones, pero reconoció la delgada peineta de madera en el pasillo a la derecha, idéntico al que tenía Mei Yang en su cabello cuando se acercó a hablar.

Tomando eso como una señal, camino a lo largo del vacío espacio, asegurándose que sus pasos no hicieran eco en la madera del piso. Había pasado casi siete puertas y se preguntaba si tendría que regresar, cuando reconoció la voz del joven amo. Oscura, con un toque de tensión y desagrado, se hizo más clara conforme se acercaba a la ornamentada puerta de cristal y madera al fondo del pasillo.

Acercándose tanto como se atrevió, sus ojos se desorbitaron cuando escuchó las palabras del ministro.

--- ... no lo necesito. Quiero al erudito del imperio Song, Shao JiangCheng. Es el hijo menor del ministro Shao. No hay nada más.

Dentro de la habitación, Jiang Cheng apretó los dientes, sintiendo repugnancia de haber sido rebajado a hacer un trato con esta basura.

Tuvo que meditarlo toda la mañana y aunque consideró acabar con él como había hecho con Fang MengChen, quitarlo del juego tan bruscamente pondría a Hong BaiHe sobre aviso. Así que mientras dejaba que el agua de la bañera limpiara los restos suciedad en su piel, tuvo que aceptar que el ministro era la pieza que podía darle una ventaja inmensa, quitarlo era mucho menos útil que usarlo.

Con este hombre controlando la entrada de armas y soldados extranjeros al imperio Yun, detenerlo sería el equivalente de neutralizar una de las dos amenazas principales contra Yun LanHuan.

Jiang Cheng no tenía los recursos para evitar que incriminara a los sirvientes del palacio, ni tampoco para proteger a la familia imperial en cada segundo de su día, menos ahora que debía irse. Así que todo se reducía a dos opciones: dejar de lado al ministro hasta poder pensar en cómo detenerlos, o convencerlo de quitar su apoyo a BaiHe de forma voluntaria.

La primera podía ser contraproducente si la cantidad de armas y soldados crecía demasiado. Debía optar por la segunda.

Así que aquí estaba, destrozando cualquier enseñanza obtenida como líder de secta, cultivador o persona. Y es que había un gran problema que no consideró.

Después de hablar por un largo tiempo, el hombre había no solo aceptado dejar de apoyar a Hong BaiHe y darle a Jiang Cheng toda la información que quisiera, sino también aceptar la culpa sobre el incidente de su ataque en el palacio de SongLan.

Todo lo que tenía que hacer, era conseguir primero aquello que Hong BaiHe le prometió a cambio de su ayuda.

Y era nada más y nada menos que el mismo Jiang Cheng.

Al comienzo, intentó convencerle con amenazas sutiles, con dinero e influencias, incluso había tratado de negociar con acabar con algún enemigo del ministro... nada funcionó y ahora entendía por qué.

Este hombre era tan indulgente consigo mismo, que cualquier cosa que llamara su atención lo volvería obstinado y ciego a todo lo demás. Y Jiang Cheng tuvo el infortunio de ser ese algo.

--- ¿Por qué el erudito?

El primer ministro cruzó sus manos al frente, su postura aún demasiado tranquila en la pesada silla de roble.

--- Para jugar. Verá, la vida de un noble puede ser muy aburrida cuando todo es tan fácil de conseguir.

--- Hay otras maneras de entretenimiento.

--- Sí, pero el erudito promete acabar con mi aburrimiento por un tiempo mayor que las "otras maneras" que usted menciona.

Tomando aliento y reteniéndolo por un largo momento en sus pulmones, Jiang Cheng trató de no maldecir y largarse de ahí.

¿No se había jurado a sí mismo hacer lo que fuera necesario para ganar?

Ya en el pasado perdió todo lo que alguna vez significó algo en su vida y al paso al que iba, terminaría moribundo o en la miseria cuando al fin lograra acorralar a Hong BaiHe.

<<Y por favor, erudito, no vuelva>>

Sus emociones se enfriaron.

Una humillación más ahora o después no haría ninguna diferencia. Poco había que el ministro pudiera hacerle que no hubiera soportado ya.

--- Le daré al erudito, pero será solo por una semana y hasta que el emperador dé por terminado el asunto.

El ministro miró la oscura silueta con una pesada túnica verde oscuro. Cuando había entrado diciendo ser uno de los comerciantes de Fai Joon, el ministro pudo notar que este hombre no era subordinado de nadie. Tenía un aura demasiado feroz para creer algo así.

Pero ya que estaba curioso, lo dejó entrar y lo escuchó, sintiéndose increíblemente satisfecho ahora que alguien más se presentaba dispuesto a darle lo que quería. Sería muy tonto no sacar provecho de la obvia desesperación del otro en obtener su favor.

--- Será el día después del juicio. --- Sonrió con petulancia --- Hong BaiHe me ofreció dejarme al erudito por el tiempo que yo así quisiera, así que este trato es una desventaja; ya que no soy un hombre paciente, lo que tiene a su favor es darme al erudito lo más pronto posible.

Jiang Cheng lo consideró.

Sería expulsado del imperio Yun después del juicio, así que cuanto antes comenzara, antes terminaría. Al menos eso mantendría a esta rata lejos de la corte por una semana, le daría tiempo de dejar sus instrucciones a Zhao Wu y el resto.

--- Bien. Después le escribiré con los detalles de la entrega.

--- No se apresure--- la voz del ministro lo detuvo --- Es muy fácil prometer, pero quiero una garantía. De nada me sirve el erudito si no cumple con lo que busco.

Jiang Cheng se tensó

--- Tendrá que esperar a que traiga al erudito.

El primer ministro asintió, levantándose de su asiento.

--- En ese caso, tendrá mi respuesta unas horas después de reunirme con él.

Jiang Cheng frunció el ceño, al límite de su paciencia. Había esperado poder darle promesas huecas y al llegar dicha semana, acabar con él tal como hizo con el arquero Yao. Esto lo complicaba.

--- La reunión con el ministro de justicia es mañana a primera hora.

--- Pues entonces será mejor que se apresure.

Sin decir más, el hombre se acercó al aparador a la izquierda de Jiang Cheng y con tanta calma que desquició a este último, sacó una botella de licor y se sirvió una copa, degustando el ambarino líquido con sorbos molestos y sonoros.

Tenía la ventaja en este trato y lo sabía, no importaba cuantas amenazas pudiera hacer Jiang Cheng, la violencia tampoco funcionaría. Con la cantidad de información que tenía este hombre, debía aceptar darle la espalda a BaiHe por voluntad propia o se arriesgaba a que su enemiga fuera informada.

Mañana era ya el tercer día, no tenía tiempo de intentar convencerlo. Y Yun LanHuan no juzgaría al ministro si detectaba cualquier atisbo de que el hombre estuviera siendo forzado.

<<Quiero al erudito>>

Con una maldición baja, se quitó la tela que cubría su rostro con un gesto que hablaba de cuanta frustración sentía.

--- ¿Ahora qué?

El primer ministro bajó su copa con una sonrisa de satisfacción, la sorpresa y el deleite coloreando sus mejillas en una expresión de repulsiva lasciva.

--- Mira a quién tenemos aquí, --- Jamás pensó que el frágil erudito era nada más y nada menos que este agresivo guerrero, uno que lo miraba con tanto odio que solo lo llenó de expectativa. --- nadie creería que el delicado erudito Shao que todos vemos, es una muy hábil mentira creada para nuestro entretenimiento ¿o es quizá este guerrero la mentira real? ¿Qué es, un erudito o un asesino?

Jiang Cheng chasqueó la boca.

--- Corta la mierda, ya estoy aquí, toma tu maldita garantía y...

El sonido del golpe fue tan sonoro, que hizo vibrar las estanterías de cristal.

Jiang Cheng cayó al suelo sin el menor decoro, su pómulo, ojo y mejilla punzando y ardiendo; la calidez de la sangre bajando hasta su barbilla, le advirtió que alguno de los anillos en la mano del ministro, había abierto la piel cuando lo golpeó.

Este bastardo.

Sin darle más tiempo a reaccionar, el ministro se inclinó y tomó la barbilla del otro sin el menor cuidado, sus dedos clavándose con dolorosa presión mientras Jiang Cheng era forzado a levantar el rostro y mirar a esa escoria. Tuvo que morder su lengua y apretar los temblorosos puños para evitar cortar la garganta del ministro mientras su fétido aliento lo ahogaba, pero su mirada no dejó duda alguna de sus intenciones hostiles.

El ministro por otro lado, miraba con ojos llenos de lujuria como la pálida piel se inflamaba y enrojecía a gran velocidad, el corte aunque delgado, lucía aparatoso.

--- Sí, eso es ---casi gimió admirando la herida --- es tan hermoso. De nada me serviría si su piel no se marca con la suficiente facilidad.

Estaba a punto de lamer la sangre que corría mejilla abajo, cuando en menos de un parpadeó, se encontraba en el piso con el erudito encima y una afilada daga apuntando a su garganta. La mirada llena de ira le hizo sentir escalofríos.

Disfrutaría tanto romper a este niño.

--- Querías tu garantía, ya la tienes.

El ministro se encogió de hombros en señal de derrota, aunque la sonrisa no se borró de su rostro.

--- Y es una buena garantía, erudito.

Con una mueca torciendo sus labios en asco, Jiang Cheng se levantó y cubrió de nuevo su rostro, sus movimientos tensos y forzados.

--- Será mejor que saques provecho de esa semana, --- gruñó --- porque cuando termine, usaré tus intestinos para colgarte de un árbol.

Levantándose del suelo, el ministro dio una última mirada al erudito, trasmitiendo sin usar palabras qué es exactamente lo que tenía planeado para él.

No le importaban sus amenazas. Cuando esa semana terminara, el erudito sería incapaz de escapar de él, ni hablar de tomar venganza.

--- Ha sido un placer hacer negocios con usted --- se burló.

El sonido de la puerta azotando al cerrarse, fue su única respuesta.

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Borde de la ciudad, inicio del HaiShi (9-11 p.m.)

No existe mayor peligro, que aquel que está frente a nuestros ojos y negamos ver. Un monstruo que acepta su propia sed de sangre, que abraza la oscuridad y se rinde a creer cualquier mentira de absolución.

Y Hong BaiHe, un monstruo en sí mismo, pudo reconocer esas sombras en la oscura silueta del hombre, que entre trago y trago de ardiente licor, ocultaba su rostro bajo una pesada tela.

El bar clandestino estaba lleno casi en su totalidad: gritos obscenos y groseros de los borrachos; las risas y burlas entre amistades; prostitutas de sensual silueta que murmuraban a los oídos de los clientes, como sirenas buscando una presa.

El lugar exudaba decadencia.

Nadie aquí estaba interesado en los demás a menos que buscaran algo de esa persona, el anonimato se mantenía aún entre los participantes de actos atroces y viles. ¿Un asesinato, una violación, alguien siendo golpeado o llevado entre forcejeos a un oscuro cuarto? Lo normal, lo aceptado.

Pero de entre todo ese libertinaje, había dos figuras cuyo peligro exudaba desde una distancia discernible. Un de ellas sonriso con un brillo acerado hizo relucir sus ojos como gemas sangrientas.

--- En verdad no nos ha notado --- la voz baja de Xue Ye distrajo la atención Hong BaiHe de su placentera vista.

Riendo un poco, observó como el rey negro, quien sólo necesitó una mirada para alejar a la prostituta que se frotaba contra su costado. Solo así, sin palabras o mayor gesto.

--- Oh, cariño, no seas iluso. --- Cuando con solo un trago, el hombre vació su copa, BaiHe se preguntó vagamente cuanta resistencia tendría al alcohol para no haberse derrumbado, pese a haber estado bebiendo desde la caída de la tarde. --- Él sabe que estamos aquí, solo no le importa lo suficiente para hacer algo al respecto.

--- No ha mirado en nuestra dirección en ningún momento, no crea que sepa que lo observamos.

Hong BaiHe jugó con su copa casi vacía.

--- Exacto. No ha mirado hacía aquí, cualquier lugar atrae su atención menos este balcón. --- sonrió con expectativa --- me pregunto si se niega a mirarnos para evitar perder el control y hacer algo impulsivo.

Xue Ye movió la cabeza con desaprobación cuando la silueta sacó su espada corta para amenazar a un borracho que no sabía elegir a su oponente. Vio al hombre decir algo a gritos, pero estaba tan ebrio que no se entendía de todo. Cuando la silueta se negó a contestar, la furia del otro solo empeoró.

El tambaleante hombre quería pelear y la silueta solo le estaba dando el gusto de responder. Cuando el hombre levantó el puño, listo para pelear, la silueta cortó sin piedad una larga línea a lo largo del ancho antebrazo y la mejilla, guardando su arma con la misma velocidad e ignorando los lloriqueos del ahora muy sobrio tipo.

--- Debió ignorarlo.

Su erudito jamás sería tan cruel, pensó con una leve punzada de calidez al rememorar el atractivo rostro de ojos azules.

Hong BaiHe volteó los ojos con fastidio. Este idiota enamorado era incapaz de ser objetivo con nadie que no fuera el erudito.

--- También pudo cortar su brazo como si estuviera hecho de papel, pero en su lugar, solo lo hizo superficialmente. Esas heridas son apenas rasguños que cerrarán en un par de días. --- bebió un delicado sorbo de su propia copa --- Es demasiado compasivo.

Sin importarle de qué hablaban, Jiang Cheng gruñó de nuevo mientras vaciaba su vaso, el ardor lacerante y amargo del licor bajando por su garganta. Ya que en este mundo era difícil conseguir un buen vino, tuvo que resignarse a esta mezcla suave y de mal sabor mientras trataba de ignorar a su enemiga.

Sí, había notado a la pareja desde que entró al concurrido bar, pero a parte de una simple mirada, trató de ignorarlos. No tenía ningún motivo para acercarse, mucho menos pudo reunir la energía para sentir interés por ellos.

Por ahora, solo quería olvidar el maldito trato que hizo al aceptar venir a este mundo y lo bajo que había caído desde entonces.

<<Quiero al erudito>>

<<Mátame, te lo ruego>>

Levantó la botella cuando un par de borrachos se estrelló contra su mesa, quienes ni lo notaron antes de caer al suelo y continuar su torpe pelea.

Descartando el vaso caído, Jiang Cheng se levantó para sentarse cerca de la barra y tomó directo del pesado contenedor. Si su yo del pasado se encontrara con él ahora, probablemente le daría la espalda, lleno de repugnancia y maldiciendo su suerte.

Con una mueca, tomó el último trago antes de pedir una botella nueva.

No es de extrañar que Lan XiChen lo expulsara del imperio, hoy había demostrado cuan prudente fue la decisión del jade pese a no tener memoria.

Tampoco él querría cerca de alguien tan poco confiable. Alguien que se había vendido a sí mismo a cambio de obtener la ayuda del ministro.

'Disculpe joven Sandu, pero el niño Jiang parece estar muy... indispuesto'

Jiang Cheng ignoró los susurros de las armas, alejando a otra prostituta con el gesto de la mano. Parecían no comprender que no quería compañía.

'Él no está indispuesto, tiene el corazón roto'

Hizo un sonido exasperado con la garganta. Adiós a su intento de obtener un poco de paz.

--- ¿Quién carajos tiene el corazón roto? --- entre todo el ruido, su voz no fue escuchada, aun si hubiera alguien interesado en su aparente discurso consigo mismo.

'Comprendo' la educada voz de Zidian dejó en claro que no le prestó atención. El arma se negaba a escuchar palabras tan vulgares, y en su lugar, siguió conversando con la espada 'Eso tendría sentido. La niña Yu también dejó que sus emociones la guiaran'

--- No te atrevas a hablar de mis padres --- la botella en manos de Jiang Cheng crujió bajo la fuerza de su agarre, aunque no se rompió.

'Perdone niño Jiang, pero me temo que su actitud es más que reprochable. No está en posición de pedirme nada'

--- No era petición.

'Recuerdo eso' Sandu habló al mismo tiempo que Jiang Cheng y fue a ella a quien Zidian respondió.

'El anterior niño Jiang nunca tuvo la temple para contener a la niña Yu. No eran dignos el uno del otro, pero aun ella se negó a dejar su lado'

Jiang Cheng recordó las innumerables discusiones entre sus padres, la cantidad de veces en que fue involucrado y usado en peleas que nunca comprendió del todo.

Pero también recordaba a su madre cuidando con silenciosa delicadeza de cada obsequio que su padre traía de sus visitas a otros clanes. De ese mismo padre observando con sutil ocio hasta que algo llamaba su atención.

<<Este podría gustarle>> murmuró en las pocas veces en que dejaba a Jiang Cheng acompañarlo.

Es verdad que no habían sido el ejemplo de una pareja perfecta, pero habían cuidado el uno del otro a su manera, y cuando la guerra comenzó, estuvieron ahí para protegerse a pesar de sus diferencias. Eso fue lo más importante.

--- Mis padres murieron protegiendo la secta. Eran dignos ---defendió, antes de sentir el agotamiento ahogándolo cuando la inevitable comparación lo golpeó --- Soy yo quien ya no es digno de ser su hijo.

Ambas armas se quedaron en silencio solemne ante el bajo murmullo. Cualquier intención de seguir se perdió cuando comprendieron que nada de lo que dijeran haría cambiar de opinión a su amo.

Jiang Cheng ya había tomado un cuarto de esta botella, cuando la suave y educada voz de Zidian lo distrajo.

'No importa lo que deba sacrificar, hacerlo por proteger a alguien le hace digno, niño Jiang.' Zidian vibró un poco, recuperar parte de su fuerza aún era incómodo 'Más, si su compañero no entiende el peligro al que esta expuesto'

Jiang Cheng chasqueó los dientes.

--- No tengo un compañero... y no soy un manga cortada--- agregó tardíamente cuando se dio cuenta del género al que referían.

Zidian dudó.

'¿Es que acaso no ha elegido al niño Lan como su compañero de cultivación?'

Casi escupió el licor.

¡¿Él había qué?!

--- ¿De qué demonios crees que estás hablando?

'Lo seguirá negando aunque todas sus acciones digan lo contrario'

--- Suficiente. Él no es mi... ---esto era agotador --- solo tengo una deuda con él.

'No veo cual' Sandu estaba siendo cortante, cansada de la terca ceguera de este amo suyo. Ella misma hablaría con el jade si Jiang WanYin continuaba así.

--- Lo mataron por mi culpa. --- << La antes blanca túnica cubierta de suciedad y sangre mientras el líder Lan era llevado al fondo de la cueva>> --- pudo evitar al enemigo, pero yo lo arruiné.

'¡Tonterías! BaiHe quería a todos muertos, el líder Lan iba a ser capturado no importando si tú vivías o morías'

--- Te equivocas.

'Estoy de acuerdo con el niño Jiang. La niña de ojos rojos se dio cuenta de su unión...'

El sonido de la jarra al estrellarse contra la pared apenas distrajo a la genta alrededor. De inmediato, una nueva botella fue puesta a lado del alterado hombre. JiangCheng había pagado una sustanciosa cantidad de plata, así que en opinión del dueño, él podía romper cuantas jarras de vino deseara.

--- ¡No hubo ninguna unión, maldición! --- gruñó por lo bajo.

'Pero... el niño Jiang y el niño Lan aquel día...'

--- Cállate.

Jiang Cheng se frotó la frente. No quería pensar en eso, no podía pensar en eso.

<<El calor y la caída del agua>>

--- Estaba ebrio.

'¿Ebrio?' la hoja de Sandu brillo un poco cuando su curiosidad despertó '¿De qué habla, Zidian? ¿Qué ocurrió con el líder Lan?'

<<El aroma del licor y el sándalo>>

--- Mejor no hables, Zidian o te fundiré en un palillo.

'Lamento ser yo quien lo diga, niño Jiang, pero ahora también está bebiendo licor y no le veo permitir tal cercanía de nadie. Ni siquiera en el pasado lo permitió con el niño Wei, pese a ser su hermano de crianza'

Se abstuvo de contestar cuando por el borde de la capa, vio la tela azul marino del vestido que Hong BaiHe usaba.

Perfecto, era la primera vez que evitaba deliberadamente a su enemiga y era justo ella quien decidía acercarse. Su día solo no podía empeorar otro poco.

Cuidando de mantener el rostro abajo para que la tela ocultara sus rasgos, esperó.

--- Parece que el rey negro ha ganado, ya no puedo beber una copa más --- Hong BaiHe sonrió cuando el hombre se mantuvo en silencio. Lucía agotado, aquella violencia con que la amenazó la vez anterior estaba ausente. De continuar, podría romperlo en unas semanas más. --- He venido a despedirme.

Por fin, un leve sonido salió de la boca del rey negro, algo combinado entre una risa breve y un bufido.

--- ¿Te han corrido como la plaga que eres?

Xue Ye se indignó mientras Hong BaiHe reía un poco.

--- No del todo, es solo que esta rata ha encontrado basura más apetitosa en otro lugar.

Jiang Cheng frunció el ceño, molesto. El rostro de su verdugo era lo que menos quería ver en este momento, pero parece que esta mujer era buena para saber cuándo y cómo atormentarlo.

--- Pues entonces lárgate de una buena vez.

--- Oh, parece que el rey negro está haciendo rabietas. ¿Es acaso culpa del erudito? Sé de buena fuente que no está en buenos términos con el emperador.

<<Por favor, no regrese>>

Apretó la empuñadura de una de sus dagas con tanta fuerza que sus dedos comenzaron a entumirse. Su voz destiló todo el odio y asco que sentía hacia sí mismo.

--- Es demasiado patético para estar cerca del emperador.

Yo no estaría cerca de mí tampoco

--- ¿Y el insulto es por su actual lejanía con el emperador o por qu en algún momento estuvo demasiado cerca de tu amado?

Esta vez no hubo advertencias verbales o gruñidos, solo el aire siendo cortado por el rasgar de una daga siendo arrojada. El arma fue desviada con el hábil movimiento de Xue Ye, quién con una daga curva, desvió el proyectil lejos de BaiHe; pero la advertencia fue recibida.

--- Gracias, cariño. --- Hong BaiHe acarició el hombro del joven, sonriendo con burla a la oscura silueta.

--- Ella es una dama --- dijo Xue Ye, dando un paso amenazador. El joven de aspecto remilgado cambió repentinamente a un asesino de mirada afilada. --- debería aprender caballerosidad de la persona que antes llamó patético.

¿Él un caballero? ¿Aprender de la absurda máscara que usaba?

Jiang Cheng se burló de sus palabras, la amargura de sus propias acciones comprimiendo su pecho.

<<Quiero al erudito>>

Ya había hecho un trato para arrastrase voluntariamente a la voluntad de otro a cambio de ayuda. Si eso no era el ejemplo de ser patético, no sabía qué sí lo era.

---El erudito es una basura que debería estar muerto desde hace mucho.

¡¿Cómo se atrevía?!

Xue Ye quiso golpear a este hombre en defensa de su amado erudito, pero la sombra a las espaldas de este lo detuvo. No habían visto a la mujer que lo custodiaba hasta que se movió.

Jiang Cheng --- Detente.

Xue Liang casi había sacado los largos cuchillos de cocina que mantenía ocultos entre la ropa. Se detuvo, pero mantuvo la mano cerca de estos por si acaso.

--- No creo...

--- Ella no me matará.

Hong BaiHe cruzó los brazos a la espalda, atrayendo algunas miradas en sus senos que se alzaron con el movimiento.

--- ¿Y por qué no lo haría? --- preguntó con una sonrisa de suficiencia.

--- Te divierto demasiado para matarme.

Una breve pausa antes de que la estruendosa y discordante risa de Hong BaiHe alejara la atención que obtuvo antes.

Había algo mal en su expresión, su locura supuraba en un aura invisible que hizo a los demás alejarse por instinto.

--- Parece que no solo me ha ganado en bebida esta noche. Esta bien, los dejaremos disfrutar de su soledad. Vámonos, cariño, ---dijo hacia Xue Ye --- todavía queda un largo camino y tú debes regresar a lado del erudito.

Aun molesto, Xue Ye los miró con amenaza un segundo más antes de poner una capa oscura en los hombros de BaiHe.

Caminó con Hong BaiHe frente a él, pero antes de llegar a la puerta, miró entre la gente a la oscura silueta a quien BaiHe llamó, rey negro. Alto e imponente en su postura arrogante, caminó con pasos seguros y firmes hasta una mesa vacía, donde el encargado no dudó en poner dos botellas en frente suyo antes de regresar detrás de la barra. Sorprendente que el rey negro se moviera con tanto control a pesar de la cantidad de alcohol que consumió y que al parecer, aun iba a tomar.

Con el ceño fruncido, cerró la puerta y llevó a BaiHe hasta el carruaje que los esperaba.

Mientras subían, pensó de nuevo en las palabras y actitud del rey negro, antes de hacer un sonido desaprobatorio con la garganta.

Su erudito era demasiado delicado para estar al servicio de tal hombre, pensó.

-

-

-

--- Joven amo.

--- Estoy bien.

Xue Liang hizo un gesto preocupado cuando vio al joven amo tambalearse a través de las sucias calles. Era pasado el ZiShi* y el exterior estaba repleto de gente discutiendo o riendo en pequeños grupos, con acompañantes de ropa extravagante y vulgar buscando por clientes; y ladronzuelos intentando encontrar un objetivo.

--- Joven amo...

--- No me llames así, ya lo dije.

Jiang Cheng arrastraba un poco las palabras. Estaba tan ebrio que no podía caminar en línea recta, su vista fluctuaba un poco y sus extremidades se sentían torpes.

Se detuvo un poco cuando sintió la nauseas comprimir su garganta. Ya había vomitado antes así que su estómago estaba vacío, sin embargo, eso no parecía disminuir las arcadas.

Volvió a caminar cuando la sensación pasó.

Después de la salida de Hong BaiHe, los susurros de las armas no tuvieron piedad de él, recordándole el pasado, sus propias acciones y... así que bebió copa tras copa, intentando ahogar sus emociones con el amargo licor.

Por desgracia, el tan deseado olvido no solo no llegó, sino que por el contrario, sus recuerdos se hicieron más vívidos, llevando sus emociones de una esquina a otra como si fueran una cometa en medio de una tormenta.

<<La caída del agua>>

Basta, no debo recordarlo.

<<El fragante aroma del licor>>

Jiang Cheng se sostuvo de una pared cuando el piso se volvió inestable. Por inercia, busco en su cuello el dije que solía llevar, antes de recordar que ya no le pertenecía.

'No termino de comprenderlo. Dice que solo se trata de una deuda, ¿por qué darle tanta importancia a su opinión entonces? Niño Jiang, bebió una copa cada vez que mencionamos al niño Lan, pero insiste en demeritar su importancia'

El comentario entre el desconcierto y el reproche de Zidian lo hizo maldecir por lo bajo. Pateando una pequeña piedra con la punta del pie, insulto mentalmente a las armas y Hong BaiHe.

¿Qué demonios le pasaba a todo el mundo? ¿Por qué concluían que Lan XiChen y él...que ellos...?

--- Estúpido Wei Wuxian, todo es tu culpa --- balbuceó casi cayendo al suelo, evitando la caída al sostenerse de la oxidada baranda.

Si solo ese idiota no hubiera hecho esa competencia, él no habría...

<<El frío sándalo y la magnolia, la calidez>>

--- Todo es su culpa.

Protegía a Lan XiChen porque era un emperador, su simple posición lo hacía vulnerable a los planes de Hong BaiHe. Y no le importaba la opinión de ese tonto despistado, ¿cómo podría?

<<No me mienta, no a mí>>

<< Así que mintió desde el principio>>

Eso. Era por eso que el odio de Lan XiChen le afectaba tanto. Jiang Cheng hizo una promesa y no solo la rompió, restregó en la cara del jade con cuanta deliberación lo hizo.

Ese Jin imbécil también lo engañó intencionalmente.

Maldijo cuando tropezó con las cajas llenas de botellas vacías y jarras de porcelana rotas, quedándose sobre sus rodillas un momento, esperando a que el mundo dejara de dar vueltas para poder levantarse.

--- Amo, por favor...

--- No hables.

No quería escuchar cuan patético debía lucir ahora, lamentándose de sus propias decisiones como si fuera un niño, negándose a ir y decirle la verdad a Lan XiChen porque estaba demasiado avergonzado de la frivolidad de sus propias acciones.

Continuaron así, con Xue Liang alejando a los vagabundos y cualquier persona que quisiera acercarse al joven amo y Jiang Cheng murmurando y maldiciendo cada tanto, estrellándose con las cosas y tambaleándose el resto del tiempo. Por fin llegaron a la humilde posada donde Xue Liang había reservado una habitación.

Tuvo que ayudar al joven amo a subir las escaleras pero después de ser insultada, empujada y al final, usada como apoyo para subir hasta el segundo piso, llegaron a la humilde habitación.

--- Es su culpa.

--- Lo es --- no sabía a qué se refería el joven amo, pero se mostraba más cooperativo cuando le daba la razón --- por favor, recuéstese.

Jiang Cheng suspiró cuando sintió las sábanas frescas bajo él, apenas se enteró cuando quitaron sus botas y aflojaron su t´nica. Sus ojos se sentían pesados.

La imagen de la frialdad y la generosidad de la que el líder Lan era capaz, apareciendo con cada vez mayor claridad.

<<Por favor, no regrese>>

<<Solo creo que el líder Jiang debería tenerlo, eso es todo>>

Hizo una mueca.

Dejó pistas para Wei Wuxian pero fue Lan XiChen quien las encontró, llevándolo directo a la trampa de BaiHe. Si solo Jiang Cheng no hubiera dependido tanto del jade, nada de eso habría ocurrido. Lan XiChen no habría sido capturado.

Era culpa de Jiang Cheng.

¿Por qué nadie más podía ver eso e insistían en algún sentimiento romántico? No era un manga cortada, ellos solo eran cercanos por ser líderes de secta, por pasar situaciones lo bastante similares para evitar hablar de temas incómodos.

Jiang Cheng no sentía nada hacia el jade.

<<La caída del agua y la calidez>>

--- Estúpido Wei Wuxian --- dijo entre dientes antes de que el sueño etílico lo llevara a un lugar en sus recuerdos que había querido decirse a sí mismo, no existía.

XueLiang tapó con la pesada manta a un desmayado Shao Jiang.

--- Ay, Xue Liang, creí que eras más lista --- se reprochó.

Mirando las sombras bajo los ojos del amo, se sentó a lado de la cama, molesta consigo misma.

<<Le daré al erudito>>

Había malinterpretado terriblemente al joven amo, pensando que era una persona distinta y que haría negocios inmorales con el primer ministro. Pero después del largo día, comprendió que el joven amo de nuevo estaba sacrificándose a sí mismo y si las sombras en sus ojos mientras bebía eran un referente, se sentía tan forzado a ello como Xue Liang se sentía preocupada por él.

Ansiosa, se levantó y caminó hasta la puerta, asegurándose de cerrarla junto a las ventanas, preparada para hacer guardia las siguientes horas.

Miró la figura en la cama.

Esto debía terminar, pensó, o el joven amo se rompería en tantos pedazos, que nadie podría volverlo a juntar.

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