Desafío

02.09.2022


Dos años después. Yunmeng.

En el pequeño jardín que su hermano había remodelado para ella, ampliando el espacio y agregando flores y lirios de agua para brindar un mayor esplendor, Jiang YanLi miraba al cultivador oscuro sentado frente a ella, a la palidez de su piel y la amabilidad en aquel rostro masculino.

No podía asimilar que aquel que había casi había destruido a la secta Jin, era el mismo hombre que ahora se sentaba tranquilo a su lado y que hace unos meses atrás, había salido de la torre Koi con la espalda sangrando y ayudado por varios discípulos del clan Jiang.

Todavía recordaba cuán alterado había estado su hermano ese día, Zidian chasqueando con fuerza por cada golpe del látigo en la espalda del jade.

<< Mejor oculta cuántos han muerto en Yunmeng, hermana, o terminarán por culparlo también de ello>>

No sabía qué es lo que había llevado al jade a presentarse en la torre Koi con las cenizas de Meng Yao, y pedir perdón a su esposo por las vidas que tomó, pero se preguntaba si su hermano tendría algo que ver. Aun recordaba su carta antes de la presentación de A-Zhen, el énfasis que puso en cada palabra que aseguraba que el jade no sería un peligro para su pequeña familia.

Lo sorprendida que se sintió, cuando tras cada encuentro después de aquel, el jade se había mostrado más y más indiferente a su anterior cruzada vengativa.

¿Qué lo había hecho cambiar de idea? ¿Por qué su hermano parecía tan decidido a limpiar el nombre de Lan XiChen? ¿Habrían llegado a algún nuevo acuerdo?

--- El sanador de la secta Jin, --- dijo, retomando la conversación --- aseguró que el medicamento es más efectivo si se coloca dos veces al día.

Lan XiChen mostró una breve sonrisa, todavía sin mirarla directamente mientras guardaba el frasco que había seguido insistiendo en darle.

Desde que llegó, el cultivador se negaba a mirarla o acercarse demasiado, poco importaba que su simple presencia aquí demostrara que su esposo confiaba en que estaría segura, Lan XiChen aun se mostraba cauteloso.

Aunque lo disimulaba con mucha habilidad.

--- Le aseguro que he sanado por completo, dama Jin, no debe preocuparse.

YanLi miró su propia taza, negando con un movimiento de su cabeza.

--- Ellos no debieron actuar de forma tan desmedida.

--- Era su derecho.

--- No creo que...

-- ¡Tío Lan!

El infantil grito interrumpió una conversación que se estaba volviendo incómoda.

Corriendo tanto como sus pequeñas piernas lo permitían, los dos pequeños corrieron a lo largo del amplio pasillo, extendiendo los brazos mucho antes de llegar a la callada silueta que les sonreía en bienvenida. Las dos cultivadoras que cuidaban de los niños se inclinaron ante YanLi.

<< No puedo perdonarle por matar a tantas personas de mi familia y de mi secta. -- Jin ZiXuan acarició la cabeza de A-Zhen -- pero sería injusto no darle la oportunidad de resarcirse>>

Ese día YanLi se había sentido orgullosa de su esposo, pero el perdón era un sentimiento que no todos compartían. Como dejaban en claro las dos cultivadoras al no reconocer la presencia del jade, sin importar cuantas veces habían visitado Yunmeng.

--- Lo sentimos, dama Jin, ellos insistieron.

--- Está bien --- Jiang Yanli miró a sus dos hijos con el amor suavizando sus rasgos. --- pueden retirarse.

Con una segunda inclinación, las cultivadoras de túnicas amarillas salieron del pequeño jardín, aunque seguro se quedarían cerca. Y serían las mismas que los escoltarían de regreso a la torre Koi.

YanLi suspiró.

Se habían ido de Yunmeng en cuanto la torre Koi terminó de ser reconstruida y para Jin Ling, que había pasado sus primeros años aquí, aun era difícil estar lejos mucho tiempo, todavía parecía pensar en Yunmeng como su hogar. Así que hace tiempo desde que su esposo se había resignado a dejarlos ir a Yunmeng con frecuencia.

Esperaban que con el tiempo la necesidad de estas visitas fueran disminuyendo.

Por supuesto, no ayudaba que justo el mismo hombre que hace un par de años atrás había estado tan decidido a terminar con todos ellos, era ahora quién siempre tenía algo que obsequiar a sus pequeños A-Ling y A-Zhen... o que fuera quién más paciencia le tenía a la interminable energía de sus hijos.

Lan XiChen acarició la cabeza del pequeño Jin Ling cuando este le alcanzó. El hermano menor se tambaleaba, sus pasos cortos y todavía inseguros pero decidido a llegar por su propia cuenta.

--- Joven A-Ling.

--- Mamá dijo, ella dijo, que mañana vamos a nadar.

A-Zhen extendió los brazos apenas llegó a su lado, la sonrisa de Lan XiChen se amplió un poco antes de levantar al pequeño para sentarlo en su regazo.

--- ¿De verdad?

Los enormes ojos castaños brillaron con emoción, comenzando a mover los brazos con efusividad.

--- Dijo, que nadar, era bien. ¿tu nadas?

--- Un poco.

--- Jiujiu sabe nadar, ¿te dijo?

Lan XiChen siguió contestando a la interminable ronda de preguntas mientras YanLi tomaba al más pequeño entre sus brazos, apretando sus regordetas mejillas ante lo que sea que el bebé balbuceaba. Ya hablaba más, pero la mayoría eran todavía sonidos sin sentido o palabras transformadas en algo comprensible a medias.

Sus dos pequeños estaban creciendo bajo el cuidado de muchas personas que los amaban, y no solo eran su hermano y Lan XiChen. Sus niños habían comenzado a llamar a todos "tío Lan" en Gusu, después de que Hanguang-jun y A-Xian los llevaran sobre sus espadas hasta recorrer todo Yunsen, donde recibieron regalos de casi cada cultivador que los vio.

Para ellos, la secta Lan era donde sus "tíos" les regalaban cosas y los dejaban jugar. La secta Jin era donde "papá y mamá" vivían y la secta Jiang era "casa".

Riendo por las travesuras de sus hijos y sus discursos sobrepuestos, la media tarde comenzaba cuando Jin Ling comenzaba a quedarse sin nada para decir, así que Lan XiChen sacó de su manga dos mariposas tejidas y pintadas con brillantes colores.

--- ¿Por qué no le enseña a su hermano cómo jugar con estas?

Gritando de felicidad, A-Zhen se agitó hasta que su madre lo bajó, acercándose hasta poder tomar una. Jin Ling fue más medido con su reacción, mirando primero a su madre para asegurarse de que tuviera el permiso. Yanli tomó la otra mariposa y se inclinó hasta estar a la altura de su hijo, sonriendo con todo el amor que su corazón tenía para su bebé.

--- Esta bien, A-Ling, solo recuerda cuidarla y dar las gracias.

Tomando la mariposa con tanta emoción que las regordetas mejillas se sonrojaron, besó la mejilla de su madre.

--- ¡Sí, mamá! --- hizo una torpe reverencia al cultivador que aun lo miraba con una sonrisa --- ¡gracias, tío Lan!

Pasaron el rato mirando a los dos pequeños corretear y gritar con las mariposas en las manos, imitando algún juego sobre rescates y misiones incomprensibles para los adultos. Era una imagen muy conmovedora y ruidosa.

Pero una que debía durar poco, Jiang YanLi se levantó cuando llegó la hora de cenar, llamando a sus hijos para detener su juego.

--- ¿Nos acompañará a cenar? He preparado un poco de sopa de raíz de loto, sin picante, por supuesto. --- tomó en brazos al más pequeño y A-Ling de la mano --- ellos aun son demasiado jóvenes para adaptarse al gusto por el picante de sus mayores y sé que tanto su hermano como usted, prefieren los sabores suaves.

--- Es muy considerada.

YanLi respondió con una sonrisa honesta y cálida que hizo a Lan XiChen tensarse un poco. No lograba comprender cómo era tan amable y sincera en su aprecio después de todo lo ocurrido.

No miró a los dos niños sostenidos por la amorosa madre, en su lugar, se levantó de su asiento y acomodó la manga de su túnica, negando con un gesto aun antes de comenzar a caminar.

--- Le acompañaré hasta el comedor, pero se ha hecho tarde, así que me retiraré después de ello.

Jiang YanLi asintió, comprensiva. Es verdad que era casi la hora a la que los miembros de clan Lan solían meditar antes de dormir. Suponía que tantos años de formación eran difíciles de olvidar.

--- Le agradezco la compañía.

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Mitad del Chou Shi (1-3 a. m). Edificio principal. Yunmeng

Inmóvil.

Negro cabello azabache.

Profundos ojos azules.

Oscuras ropas violetas que enmarcaban un cuerpo masculino y maduro de un hombre en su mejor edad.

El cultivador se mantuvo tan inmóvil frente a la puerta de la habitación, que emulaba una estatua en el vacío pasillo, oscuro a excepción de una vela que se consumía en la pared al fondo. El cultivador no hizo más que mirar la puerta por un largo rato, antes de levantar el delicado frasco en su mano.

De un brillante color púrpura y plata, el líquido en el interior se arremolinaba como si un diminuto torbellino habitara en este. Era igual a los otros más que guardaba en su habitación y a los varios más que había bebido a lo largo de estos últimos dos años.

<< --¿De verdad todo esta bien?

Jiang Cheng ayudó a su hermana cargando a un dormido A-Ling hasta las habitaciones donde la pequeña familia dormiría. A-Zhen seguía despierto, pero correteaba alrededor de ellos con una mariposa tejida en su mano, así que no tardaría en caer rendido.

-- Solo ha sido algo sin importancia. Los comerciantes querían hablar, solo eso.

Su hermana no pareció convencida, así que Jiang Cheng siguió repitiendo lo que hizo a lo largo de la semana que estuvo ausente, dándole detalles que normalmente no daría, solo para tranquilizar su inquietud.

-- ¿Te ha pedido algo más?

Jiang Cheng sabía a qué se refería y a quién, aun sin necesidad de preguntar.

-- Ha sido su decisión, es libre de irse si lo desea.

-- ¿Y tú? ¿Eres libre de dejarlo?>>

Todavía mirando el frasco, Jiang Cheng lo abrió, percibiendo el aroma dulce y a ratos ligeramente amargo que se desprendía desde el interior. Era un medicamento desarrollado por Wei WuXian y Wen Qing, obtenido del néctar de una flor espiritual que habían creado.

Ya que el jade requería de energía espiritual "limpia" para sobreponerse a los efectos de la energía resentida, el medicamento era básicamente poder espiritual concentrado y destilado para maximizar su efecto. Jiang Cheng solo requería inyectar un poco cada día a la frágil raíz, una porción casi insignificante, para que la flor hiciera su trabajo.

Para protección del jade, tres flores más eran cultivadas por Lan WangJi, Wei WuXian y Wen Qing, así el jade podría protegerse sin importar donde se encontrara.

Sin embargo, era en Yunmeng donde prefería residir, así que era ahí donde los frascos eran enviados. Plata para los de Hanguang-jun, rojo perlado para los de Wei WuXian y verde esmeralda para los de Wen Qing. El color en cada extracto de energía parecía representar a su donador.

<< -- Se supone que es el jade quien lo beba.

-- Su núcleo ya equilibra la energía resentida en su interior y su propio cultivo. -- Wen Qing detuvo lo que sea que Wei WuXian fuera a decir -- Ingresar una tercer energía, tan concentrada como esta, podría provocar una desviación de Qi. Podría matarlo. >>

Así que se supone que era Jiang Cheng quien debía beberlo y luego, pasar el exceso de energía espiritual al jade, de esa manera el núcleo dorado del jade absorbía y usaba la energía ajena sin sufrir daño.

Ni siquiera el contacto físico era requerido, el proceso era más una transferencia de energía que cultivo dual.

<< -- ¿Esta seguro de esto?

Lan XiChen volvió a acomodar la manga de su túnica. El traspaso de energía no era necesario hasta dentro de un mes más, pero ya que necesitaba mantenerse estable sin importar si era herido, habían hecho una segunda transferencia.

Había sido difícil de soportar, su cuerpo se sentía pesado y lento, pero ahora estaba seguro que podría contener la energía resentida en su interior sin importar el castigo que los clanes eligieran.

-- Es la única forma de mantener a la secta Jiang segura. Si acepto su decisión, no tendrán razones para herir a otro cultivador de la secta Jiang. -- el jade le dio una sonrisa tensa pero sincera -- nadie podrá insultarlo de nuevo por protegerme. >>

Claro que decir que muchos de los cultivadores muertos a manos del jade habían insultado o tratado de agredir a los cultivadores de su secta y al propio Jiang Cheng, estaba de más. Nadie creería que el jade había actuado en su favor y no por simple capricho.

Jiang Cheng volvió a cerrar el frasco, mirando la puerta y el pergamino que evitaba que nada de lo que ocurriera en el interior, fuera escuchado. Construida y separada del resto con la única intención de contener al jade cuando su control fuera precario.

<< No quiero lastimar a nadie. Necesito saber que hay un lugar donde no soy un peligro. >>

Con un movimiento de su mano, apagó la vela y entró, bloqueando la puerta a su espalda.

La silueta al fondo de la habitación estaba tan quieta como antes estuvo él, mirando al suelo y apretando los puños con tanta fuerza, que Jiang Cheng podía notar las venas aun desde esta distancia. Las vendas en su pecho atrajeron su mirada y la mantuvieron, las heridas todavía lo bastante recientes para requerir cuidados y curaciones.

<< -- Una herida del látigo de disciplina por cada familia del clan Jin a la que asesinó o perjudicó y un golpe por cada cultivador que murió tratando de entrar a la montaña de Yilin.

Jiang Cheng apretó la mandíbula hasta que sus dientes rechinaron cuando el resto de los líderes secundó la propuesta. El castigo por asesinar y atacar a los cultivadores de la secta Jin tenía sentido, pero castigar al jade por proteger su propia casa, era absurdo.

Defender lo que te pertenece no era un crimen.

Por desgracia, nadie quería escucharlo, no importa cuánto tiempo o con cuantos argumentos lo intentó.

-- ¿Y qué sobre los cultivadores errantes o las pequeñas sectas en las fronteras de los grandes territorios? ¿no merecen justicia también?

Era suficiente. Tal afirmación era una estupidez y lo sabían. Ellos no estaban buscando justicia, solo querían castigar al jade, sentirse superiores contra un cultivador que sabían, era más fuerte que todos ellos.

Nada atraía más a estos bastardos, que someter y humillar a cualquiera que los superara.

--- No se sabe quién es el culpable de...

--- ¿Importa? Líder Jiang, la simple relación de estas personas con el clan Jin es prueba suficiente. Solo una persona buscó con tanto ahínco destruir a una secta, y a todos los que se le relacionaran, en los últimos años.

---¡No se sabe si todos tenían conexión con el clan Jin! Muchos solo eran grupos mercenarios de cultivadores que...

--- No creo que el líder Jiang sea imparcial.

--- Muy cierto.

--- Además insulta la memoria de los muertos, llamarlos mercenarios, sin prueba alguna que lo justifique.

Jiang Cheng fulminó a todos con la mirada pero no pudo decir más. Poco importaba que todos supieran que la mayoría de esos asesinatos y desapariciones eran a manos de sus propios clanes, ya fuera por venganza o simple ambición. Como dijeron, no había prueba que demostrara sus crímenes.

Nadie diría nada cuando tenían una mejor solución. Como cultivador oscuro, Lan XiChen era la persona perfecta para culpar.

Malditos bastardos. >>

Dentro de la oscura habitación, Jiang Cheng no detuvo sus pasos mientras soltaba su cabello, dejando la cinta en algún lugar en el camino. Su faja y cinturón corrieron la misma suerte, su caída distrayendo a Jiang Cheng de los latidos atronadores de su corazón.

Se había quitado sus armas y distintivos antes de siquiera entrar al pasillo, así que todo ocurrió en relativo silencio.

--- ¿Lo ha bebido?

Se detuvo solo cuando estuvo a menos de un paso de distancia del jade, mostrándole el frasco vacío sobre su palma como respuesta.

Un segundo.

Dos.

Antes de contar un tercero, la mano del jade se enterró en su cabello, atrayéndolo para robar su aliento en un beso que carecía de contención alguna. El jade sostuvo su rostro para evitar que se alejara, aferrándose como un adicto que encontró su siguiente dosis. La resbaladiza lengua invadió su boca, probando, tomando cuanto deseaba, acariciando el interior hasta que un gemido bajo escapó de la garganta de Jiang Cheng.

Sus labios fueron mordidos y su aliento robado, pero aun sus manos se mantuvieron quietas a cada lado, sus labios flexibles, su núcleo punzante cuando la transferencia de energía comenzó.

<< ¿Lo ha bebido?>>

La pregunta no era sin motivo. Y es que el medicamento tenía un curioso efecto secundario, que descubrieron hace año y medio atrás.

Cuando el jade había terminado envuelto en una pelea que le había dejado demasiado al borde de su control, obligó a Jiang Cheng a retrasar la transferencia hasta que pudo calmarlo lo suficiente, pero para cuando lo consiguió, el mismo ya no estaba del todo consciente de su alrededor.

Sumisión absoluta.

Después de algunos minutos tras tomar el medicamento, el exceso de energía dejaba a Jiang Cheng sintiéndose entumecido, incluso un poco adormilado, incapaz de desobedecer cualquier orden que le fuera dada. La nitidez del mundo a su alrededor disminuía hasta que le era imposible saber si estaba soñando o sufriendo alucinaciones.

<< -- ¿Cómo esta?

Wen Qing soltó la muñeca de un Lan XiChen exhausto, dormido tan profundamente que ni siquiera los escuchó a pesar de estar a lado suyo.

-- Su energía esta increíblemente estable a pesar de la gravedad de sus heridas. Por el momento no creo que sea necesaria otra transferencia. -- la mujer miró sus notas, la confusión arrugando su entrecejo -- ¿pero, cómo? nada en su núcleo cambió y el néctar tampoco parece distinto ¿Líder Jiang, ha tomado una segunda dosis antes de la transferencia?

--- Es imposible --- Wei WuXian miró a un estoico Jiang WanYin --- su núcleo no soportaría tal cantidad de energía, aun no ha curado lo suficiente.

--- No sé qué ocurrió.

Jiang Cheng se encogió de hombros, las marcas de dientes en su hombro y muslos, picando y ardiendo a pesar del medicamento que aplicó.

-- ¿Y yo qué sé? Me voy, tengo algo que atender>>

Jiang Cheng cayó sobre sus rodillas, sus piernas demasiado débiles para sostenerlo cuando el jade lo soltó.

Su aliento entraba en temblorosas bocanadas y su rostro se sentía tan acalorado que incluso el puente de su nariz estaba sonrojado.

Humíllalo.

Quiere engañarte.

Trata de herirte.

Las voces continuaron sus viciosos susurros, lo habían hecho sin parar desde hace cuatro días atrás.

Lan XiChen ni siquiera recordaba qué había hecho durante el día o con quién había hablado, respondiendo de forma mecánica a las palabras ajenas y el recordatorio constante de mantener la vista lejos, ocultando el brillo carmesí de sus ojos.

Pero ahora ya no era necesario contenerse, no con esta persona. Menos aun cuando el medicamento debía estar haciendo efecto, alejando el temor de herirlo, de ser retado hasta que su desconfianza creciera. El conocimiento ahogando cada inhibición.

Miró al hombre que lo observaba desde el suelo, aquel rostro sonrojado y el largo cabello cayendo a la espalda. Sus ojos reflejaban el brillo nocturno de la luna, haciéndolos lucir como dos cristales marinos. Sus manos quietas contra el suelo.

Quiso herirlo.

Quiso humillarlo.

Quiso demostrarle cuan débil era en comparativa suya.

Se sentó al borde de la mesa a su costado, el aire fresco de la noche enfriando su pecho descubierto, sus túnicas abiertas hace unas horas atrás cuando el peso de la tela lo hizo sentir asfixia, sus pies descalzos en un vano intento de mantener la compostura, de mantenerse anclado a la realidad.

--- Quítatela.

Con un estremecimiento, Jiang Cheng se quitó capa a capa de pesada y rígida tela, sus manos temblando tanto como sus piernas, el calor en su entrepierna creciendo hasta que se volvió doloroso.

Esta era ya una rutina que ambos habían aprendido a aceptar. Debido a que el núcleo de Jiang Cheng todavía tardaría un año en estabilizarse, debía ser cuidadoso de no usar una cantidad grande de cultivo hasta entonces. La única razón por la que las trasferencias eran factibles, es porque la energía no se quedaba en su cuerpo por un tiempo prolongado, sino solo hasta que este era transferido a Lan XiChen.

Pero la cantidad de mercenarios y cultivadores que todavía trataban de amedrentar al clan Jiang y Lan por su apoyo a Lan XiChen o que por codicia trataban de robar los escritos sobre cultivo demoniaco que Wei WuXian había desarrollado, eran tan frecuentes que no podían darse el tiempo de descansar.

A menos que alguien hiciera parte del trabajo.

El trato era simple, Jiang Cheng jugaría a ser el caldero humano de Lan XiChen para mantenerlo estable, y a cambio, él protegería el territorio y cultivadores de ambas sectas. El jade aceptaría cualquier trato para alejar las pesadillas y para ser justos, gracias al medicamento, Jiang Cheng solo tenía recuerdos difusos y vagos de la mayoría de sus encuentros, la falta de resistencia por su parte también había evitado heridas nuevas o desgaste en su núcleo.

Era un secreto entre ellos dos, aun Hanguang-jun y Wen Qing creían que el medicamento funcionaba mejor gracias a que el núcleo de Jiang Cheng seguía sanando y que dicha salud, se debía a la disminución del uso de su propio cultivo para estabilizar al jade.

<<--No quiero sacar provecho del líder Jiang.

Jiang Cheng bufó antes de beber lo último del líquido púrpura, cerrando la ventana desde la que se podían apreciar los lagos de Yunmeng.

-- No solo mis cultivadores y mi territorio estan protegidos sin que yo tenga que hacer nada -- abrió su túnica cuando el calor comenzó a subir por su pecho hasta la garganta -- sino que el cultivo dual ha hecho que la recuperación de mi núcleo se acelere. A este ritmo podré usar toda mi fuerza en menos de seis meses -- presionó detrás de su cuello cuando su piel comenzó a hormiguear -- ¿cómo es eso aprovecharse de mi? en dado caso, soy yo quien te esta usando, no te confundas >>

Cuando su torso estuvo desnudo, Jiang Cheng volvió a bajar las manos, esperando por la siguiente orden, la expectativa llenando cada pulgada de su piel.

Hacía tiempo desde que su cuerpo había comprendido que con cada orden que obedeciera, el placer también sería mayor.

El jade se levantó, caminando alrededor como un depredador evaluando a su presa, tomando la tela descartada y arrojándola en alguna esquina.

Acarició con la punta de los dedos la blanca piel de la espalda, tomando nota de los hematomas que coloreaban las costillas y el hombro izquierdo.

El rojo en sus ojos se agitó aunque nada más en su expresión cambió.

--- Le han herido.

Tratan de quitarte lo que te pertenece.

Quieren alejarlo de ti.

Permitió que otros lo tocaran.

Se puso frente al silencioso cultivador, sosteniendo la barbilla y levantando el rostro sonrojado hasta que pudo mirar a las profundidades azules, nubladas y ausentes.

Jiang WanYin sabía las reglas, sabía que nadie más que él podía tocarlo.

Nadie más debía disfrutar de ese derecho, le pertenecía a él y solo a él.

--- La discusión se puso tensa. --- la voz carecía del habitual filo, como si deseara calmar al jade.

--- Y pensó que era mejor pelar y dejarlos herirle.

Un pequeño encogimiento de hombros que no tranquilizó al jade en lo más mínimo.

Solo Lan XiChen podía herirlo, solo él podía hacer marcas en esa suave piel, solo él podía hacerlo sangrar.

Sus manos presionaron con fuerza la mandíbula de Jiang Cheng, más y más hasta que aquellos hinchados labios se separaron, mostrando el húmedo y cálido interior, los blancos dientes contrastando contra la enrojecida cavidad.

--- ¿Cómo compensará su error, líder Jiang? hay al menos seis marcas de heridas en su torso... y ninguna ha sido obra mía.

La resbaladiza lengua tocó la punta de su pulgar, acariciando, tentando. Ofreciéndose a satisfacerlo.

--- No creo que eso sea suficiente.

La mano de Jiang WanYi se levantó hasta que aquella traviesa lengua pudo lamer los largos dedos, mojándolos, empapándolos hasta que un delgado hilo de saliva resbaló por la comisura de la boca. Lan XiChen no lo soltó, su mirada interesada en observar cada lenta lamida, cada tirón de la mano libre hasta que el pantalón resbalo por las delgadas caderas.

Se dejó caer frente al sumiso cultivador para tener una mejor vista, inclinándose hasta poder besar y succionar la delicada piel del cuello, siguiendo con sus dientes un largo tendón... mordiendo cuando uno de los mojados dedos, brillante por la saliva, desapareció dentro de aquella secreta entrada.

Dentro y fuera, tan lento que delataba la incomodidad del líder Jiang por la penetración.

Lan XiChen soltó la mandíbula solo para sostener el negro cabello en un agarre duro, casi agresivo. Forzó aquel rostro lejos para exponer la elegante curva del cuello y la clavícula, besando y succionando la delgada piel hasta que la marca de sus dientes y labios quedaba grabada. Acariciando los tensos músculos de un torso que se forzaba en una posición incómoda.

Una sonrisa afilada curvó sus labios cuando, con un quejido, un segundo dedo entró.

--- Casi me ha convencido.

Lan XiChen lo soltó y se irguió, la energía en su mano, una combinación entre la oscuridad de la energía resentida y un brillo azul platinado, ondeó antes de extenderse como cuerdas con mente propia, rodeando las muñecas de Jiang Cheng en un agarre irrompible y levantándolo de su arrodillada posición.

Una exclamación ahogada se escapó de la boca de Jiang Cheng cuando fue arrojado contra la superficie de la mesa, su pecho golpeando contra todo en ella y tirando la mayoría al suelo. El agarre cambió de sus muñecas a sus tobillos, forzando sus piernas abiertas para exponer su cuerpo al hombre detrás suyo.

Quiso decir algo, pero la energía rodeó su garganta, ejerciendo presión hasta que el aire era escaso, apenas una corriente que hacía latir su cabeza por el mareo.

Algo frío fue vertido sobre su entrada, su mano tomada por la del jade y llevada hasta el palpitante crisantemo, donde Jiang Cheng pudo sentir las gotas espesas de algún tipo de aceite.

--- Si va a mostrarme algo, debe ser en la posición adecuada, líder Jiang, o no tiene sentido.

Estremeciéndose, Jiang Cheng volvió a introducir uno de sus dedos, el segundo entrando al poco tiempo, dilatando su entrada mientras sentía la mirada carmesí sobre él, tan atenta que era casi un toque físico. Gimió, el tercer dedo estirando el músculo, sus nudillos rozando algo caliente y suave que le hizo sonrojar.

Humíllalo.

Me pertenece.

Que ruegue.

Es mío.

Que llore.

Lan XiChen alejó aquella mano, su propio miembro punzando con dolor, deseoso de obtener aquello que sabía, solo le pertenecía a él.

Solo Lan XiChen podía apreciar la lasciva de esas caderas expuestas al aire para su disfrute, solo Lan XiChen podía escuchar los gemidos bajos y ver los leves estremecimientos cuando aquellos dedos dejaron de ser suficiente... solo Lan XiChen podía someter la voluntad de Jiang WanYin a su antojo.

Se alineó a sí mismo contra la enrojecida entrada, la punta roma estirando lentamente el músculo, besando aquel apretado canal. Con un impulso de sus caderas, se enterró hasta la mitad, estremeciéndose cuando la presión y el cálido interior le abrazaron.

El ahogado quejido atrajo su atención a las manos del líder Jiang aferrándose a la mesa, el cuerpo contenido por la energía resentida retorciéndose un poco, como si deseara escapar.

<< Un cuerpo lleno de marcas y heridas. Semen, saliva y sangre ensuciando a un hombre que ya había sufrido demasiado.

Entre sus brazos sostenía una voluntad que nunca debió ser rota.>>

Detente.

No sigas.

El sudor bajó por su espalda por la fuerza que requirió contenerse, evitar solo penetrar el apretado agujero hasta alejar la oscuridad, hasta que las voces callaran.

No lo lastimes.

Jiang Cheng no podía ver por el cabello que caía sobre sus ojos, no podía respirar adecuadamente por la energía que presionaba contra su garganta, no podía mover las piernas mientras aquel miembro presionaba contra él.

Mordió sus labios, esperando por una penetración que sabía, se sentiría como ser desgarrado por dentro, su cuerpo todavía demasiado tenso para aceptar el tamaño completo del jade.

Pero no ocurrió.

En su lugar sintió aquella dureza salir. Fue liberado de las ataduras de energía y girado sobre su espalda, el jade mirándolo con indescifrables emociones en esos ojos carmesíes, el largo cabello resbalando sobre un hombro y cosquilleando contra las costillas de Jiang Cheng, ambas respiraciones agitadas entrelazándose mientras se miraban el uno al otro.

Tiembla.

El jade temblaba por el esfuerzo de contenerse, de detener esta locura antes de volver a hacer daño al líder Jiang.

Siempre era así, el jade siempre se contenía a sí mismo. No importaba bajo qué circunstancias se encontrara, se contenía hasta que la energía oscura se volvía inestable en su interior, hasta que ya no podía diferenciar de sus propios pensamientos y aquellos creados por el odio y resentimiento de almas que perecieron hace demasiado tiempo atrás.

<<--No quiero herirlo -- Lan XiChen acunó un lirio de agua con cuidado minucioso -- Me devolvió la posibilidad de sentir aprecio por mi familia y de maravillarme de las cosas más pequeñas que el mundo tiene para ofrecer. -- miró a Jiang Cheng y a aquel ceño fruncido dirigido a algún punto a la lejanía -- Así que no lo tomaré ahora, esperaré hasta que sea necesario. No seguiré haciendo daño a alguien tan importante en mi vida. No a la única persona a la que entregué mi corazón, oscuro y roto, y que a pesar de ello jamás me abandonó. >>

Jiang Cheng observó las venas hinchadas que delineaban los brazos a cada lado suyo, en el cuello de pálida piel, en la descendente línea debajo del abdomen, donde aquel íntimo y estrecho camino enfatizaba...

Levantándose sobre su brazo, se sostuvo del cuello del jade, acariciando con sus labios la tensa mandíbula, siguiendo el camino hasta aquella boca apretada en una fina línea. Acarició y persuadió, como un pequeño gato que juega con su dueño, mordiendo un poco y lamiendo para aliviar el picor.

Las manos de Lan XiChen agrietaron la madera de la mesa cuando se dejó seducir por aquella boca inquieta, tomando un gusto profundo, dominando el beso cuando la vibración de un bajo gemido lo persuadió.

Solo debería tocarlo, satisfacerlo hasta obtener la suficiente cantidad de energía.

Como si Jiang Cheng sintiera su intención de retroceder, rodeó con sus piernas la cintura del jade, obligando a sus caderas juntas. Ayudándose de su brazo libre, comenzó un movimiento de vaivén, frotando ambos miembros en un toque insinuante, pero nada satisfactorio.

Separándose con un sonido húmedo, el líder Jiang miró a Lan XiChen con aquellos ojos vidriosos, tan desenfocados que dudaba que pudiera ver nada más allá de ellos. Atrayendo su atención sobre los hematomas cerca de sus costillas.

Hecho por otros.

La marca de alguien más sobre algo que me pertenece.

Debía contenerse. Lan XiChen trató de recordar que era importante contenerse. El líder Jiang no era su posesión, no le pertenecía. No era correcto desear buscar a los causantes y abrir sus entrañas, morder aquella piel hasta que fuera imposible que alguien más lo marcara...

Detente.

--- Quizá --- la voz del líder Jiang estaba ronca, pero era fácil de comprender --- debí dejar que me golpearan un par de veces más.

Jiang Cheng solo tuvo un atisbo de rojo carmesí y azul consumido por la oscuridad, antes de ser empujado sobre su espalda, el aire saliendo con un sonido ahogado. Gritó cuando fue tomado con un duro empuje, su entrada ardiendo por la dilatación forzada, la dureza pareciendo golpear sus entrañas hasta que incluso respirar se volvió difícil.

Se quejó con un sonido ahogado mientras sus caderas se agitaban, tratando de ajustarse a la profundidad de la penetración.

Pero no era fácil, el jade no solo era grande, Jiang Cheng no estaba del todo dilatado.

--- Sácalo...

Sus palabras fueron cortadas por la energía que aun lo sostenía contra la mesa, mucho más funcional que cualquier mordaza existente.

--- Ya que no tiene nada bueno qué decir --- el susurró junto a su oído lo hizo tensarse, la expresión del jade tan fría a pesar de la obvia excitación de su cuerpo --- debería darle otro uso a esa boca. --- La energía lo rodeó por el pecho y las caderas, inmovilizando su torso mientras aquel miembro salía un poco de su interior --- En realidad --- la mano del jade acarició una herida cerca de la cadera de Jiang Cheng --- creo que tengo una mejor idea.

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El crujir de la madera, el sonido de respiraciones agitadas, el gotear de aquel aceite descartado hace tiempo. Jiang Cheng sentía que perdía la cordura.

--- Adentro --- gimió --- demasiado... ah... demasiado profundo...

Su boca fue amordazada de nuevo mientras los empujes continuaban sin descanso. Jiang Cheng se arqueó cuando un nuevo orgasmo pareció recorrer todo su cuerpo en un espasmo doloroso, pero las caderas del jade no se detuvieron y Jiang Cheng no tuvo más que aceptarlo.

Dejándose caer sin fuerza alguna, su respiración se acompasó al ritmo casi lento que el jade imponía, sus manos sostenidas sobre su cabeza y dejando expuesto su torso, agitándose con cada profunda penetración, estirando la piel hasta que era fácil apreciar el leve bulto que sobresalía con cada empuje, justo debajo del ombligo.

Tan lento.

Tan cuidadoso.

Jiang Cheng trató de nuevo de soltarse, de hablar a través de la espesa energía que lo mantenía cautivo.

Creyó que el jade lo tomaría con violenta fuerza, pero en lugar de eso, penetraba en su cuerpo con una constancia enloquecedora. Nunca más rápido, nunca más fuerte.

Sin detenerse, sin dejar de golpear aquel punto en su interior que lo volvía codicioso.

Jiang Cheng había perdido la cuenta de cuantas veces se había corrido, de cuantos orgasmos secos lo habían dejado sollozante y débil... o de cuanta energía había liberado desde entonces.

Todo lo que sabía es que el jade lo había llenado tanto, que sus entrañas se sentían atiborradas, llenas al punto de ser doloroso.

Ya ni siquiera sentía lo que sea que se clavaba en su espalda, quizá el tintero o algún pisapapeles, ya no lo sabía ni tampoco le importaba, solo quería... quería...

--- ¿Debería hacerlo más rápido --- la ronca voz del jade susurró contra su pecho, los pequeños pezones dos puntos rojos e hinchados desde que el jade se había afanado a jugar con ellos. --- o continuar así?

Jiang Cheng negó con la cabeza, sus manos apretadas hasta herir las palmas.

--- ¿Dejará que otros lo marquen de nuevo?

Una segunda negación, esta más desesperada. El jade quitó la mordaza, besando los heridos labios con un toque dulce y delicado, el movimiento de sus caderas deteniéndose por un segundo.

Jiang Cheng suspiró con alivio. Ya no soportaría más de esta lenta tortura.

O eso pensó.

Gimió en protesta cuando la caliente dureza abandonó su cuerpo.

Las gotas de blanco y líquido semen resbalando desde su entrada eran como delicados dedos que le acariciaban, prometiendo alivio.

Su cuerpo fue levantado de la mesa y llevado hasta la cama, Jiang Cheng pensó vagamente que aquel pisapapeles debía ser tirado lejos, antes de sentir el cálido cuerpo del jade debajo de sus muslos.

Sonriente, el jade lo miraba expectante, tomando la mano de Jiang Cheng y besando la palma, acariciándola contra su rostro. Su otra mano acariciando el hueso de la cadera, sensibilizando la zona.

--- El líder Jiang lo ha soportado bien --- un segundo beso, este en los nudillos --- así que dejaré que tome el control.

Con su piel erizándose, Jiang Cheng levantó las caderas, mirando el enrojecido miembro que se mantenía erguido, que esperaba por lo que haría.

Miró de nuevo al jade, pero este solo esperaba, paciente, como si no hubiera nada en qué deseara ocupar su tiempo.

Tembloroso, Jiang Cheng tomó el húmedo miembro y lo dirigió a su entrada, gimiendo sin poder evitarlo cuando las primeras pulgadas pasaron por la resistencia de los inflamados músculos.

Respirando agitado, lo sacó un poco solo para forzarse a bajar, a buscar una penetración mayor, más profunda.

Tan grande.

Tan duro.

Repitió el proceso hasta que, en un movimiento casi fluido, su cuerpo se abrió para permitir la intrusión, la base del miembro de Lan XiChen golpeando contra su entrada.

Tan pleno... tan correcto...

Se sostuvo de los anchos hombros del jade para darse apoyo, volviendo a alzar las caderas y acomodando sus piernas para buscar un mejor ángulo, bajando en un rápido y duro golpe que le hizo arquear la espalda.

Tan satisfactorio...

Montó al jade, subiendo y bajando sobre la dura plenitud que lo invadía, tomando en su interior cada pulgada con codicia, tensando su abdomen hasta sentir cada relieve y vena que punzaba al ritmo del agitado corazón del jade.

Lan XiChen observó el erótico cuadro con excitación creciente, el rápido ritmo aumentando su libido hasta que dejó de pensar y solo disfrutó de ello. El rojo de sus ojos disminuyendo hasta un apagado granate cuando la energía del líder Jiang creció en intensidad, invadiendo sus canales espirituales hasta que olvidó cómo se sentía estar sin ella.

Moviendo la energía lo suficiente para obligar a los brazos de Jiang Cheng a sostenerse de sus propios tobillos, sostuvo las delgadas caderas y embistió hasta golpear el punto dulce en el interior del otro.

--- Dentro... --- Jiang Cheng se retorció, mordiendo sus labios --- ah... espera... ah, Lan XiChen...

La vista era tan obscena como explícita, no solo de cada marca hecha en los muslos, caderas y pecho de Jiang Cheng, de las costillas estirando la piel entre cada gemido, de la punta de su miembro estirando el abusado interior... sino del punto exacto donde sus cuerpos se unían.

Fue demasiado estímulo.

Solo un par de estocadas más bastaron para llevarlos a un nuevo orgasmo, tan intenso que el cuerpo de Jiang Cheng convulsionó, retorciéndose mientras el semen salpicaba su pecho y el calor líquido de Lan XiChen lo saturaba, llenándolo.

Incorporándose lo suficiente, Lan XiChen liberó la energía que aprisionaba al líder Jiang, acunando el débil cuerpo contra su pecho y hombro, todavía estremeciéndose, disfrutando de la presión del caliente interior que lo abrazaba, manteniéndolo dentro de aquel dócil cultivador.

--- Bienvenido de vuelta, líder Jiang.

Un estremecimiento entre los sonoros jadeos.

--- Idiota.

La baja respuesta lo hizo reír.

-

-

Lento.

Silencioso.

Jiang Cheng miró al hombre dormido en la cama antes de volver a caminar a través de la desordenada habitación. Debajo de uno de los muebles, por fin encontró lo que buscaba, la brillante cuerda violeta asomando por el borde.

Conteniendo una maldición cuando su cadera protestó por el movimiento, tomó la bosa espiritual y la abrió, sacando de su interior un frasco lleno de espeso líquido violeta.

El mismo que había sostenido antes de entrar.

El mismo que ahora vacío dentro del frasco que enseñó al jade cuando este preguntó si había tomado el medicamento.

Devolviendo la bolsa espiritual a su túnica en el suelo, y dejando el frasco vacío en algún lugar al azar, regresó a la cama con el mismo sigilo con el que salió antes.

Era una suerte que el jade estuviera demasiado afectado para notar, que el frasco que Jiang Cheng le mostró había carecido de cualquier resto o aroma del medicamento que supuestamente había contenido.

Tranquilo ahora que ese detalle había sido resuelto, se sumió en el sueño que tanto necesitaba.

Jamás notó el par de ojos caoba que lo observaron dejar el delicado frasco en el suelo o la sonrisa que besó su frente cuando cayó dormido.

-

-

-

Seis meses después

Salir poco al exterior de los grandes territorios; estar en compañía de los líderes Lan, Jin y Jiang; no mostrar habilidades de cultivo demoniaco frente a cultivadores de otras sectas...

Lan XiChen y Jiang Cheng se esforzaron por hacer al mundo olvidar todo sobre el cultivador oscuro que sobresalió en la guerra contra el clan Wen y que comenzó una cruzada vengativa contra el clan Jin.

Sin embargo, los rumores siguieron ganando fuerza, pintando al jade como un terrible demonio que asolaba todo a su paso, cada pequeño infortunio era adjudicado a él. Demonios, fantasmas, cadáveres llenos de resentimiento... todo era culpa del terrible cultivador demoniaco Lan XiChen.

Y de sus seguidores.

Hace un año atrás habían comenzado a aparecer cultivadores que se hacían llamar subordinados del jade, aprendiendo el cultivo demoniaco y usándolo para cometer atrocidades o estafar a los pobladores de diversas ciudades

Jiang Cheng, Jin ZiXuan y Lan WangJi habían hecho todo lo posible para capturar a cada uno de estos, pero era inútil, por cada cultivador demoniaco que encontraban, cuatro más aparecían en otra ciudad.

Y era precisamente siguiendo los rastros de un grupo especialmente conflictivo, que habían terminado en este lugar. Un templo abandonado demasiado alejado de las sectas Jin, Lan o Jiang, con sus únicos subordinados asesinados o heridos de gravedad, en un ataque sorpresivo en medio del bosque nocturno. Lan XiChen había terminado con el grupo principal, pero varios más los habían seguido, acorralándolos.

--- Malditos imbéciles ---Sosteniendo la herida en su brazo para tratar de contener la hemorragia, Jiang Cheng terminó de sellar el templo.

Ya no tenían medicinas, Jiang Cheng le había dejado la mayoría a su segundo para curar a los que quedaron atrás, así que tendría que arreglárselas con lo que quedara.

Dentro del polvoriento sitio, Lan XiChen y Jiang Cheng trataban de defenderse de un séquito completo de cultivadores que, clamando por justicia y devolver el equilibrio al mundo de la cultivación, les habían tendido una trampa con la intención de acabar con el cultivo demoniaco.

El sonido de Xiao, bajo y grave, hizo a los cadáveres del exterior pelear con más ímpetu, los cultivadores peleando con la misma ferocidad.

Pero eran muy pocos cadáveres, la mayoría de los cultivadores que caía era quemado al instante para evitar que Lan XiChen pudiera reanimarlos.

No lo lograban con todos sus muertos, pero eran los suficientes para que Lan XiChen perdiera fuerza a gran velocidad. Defender de los ataques de los cultivadores, controlar a los cadáveres, repeler y destruir los talismanes y rituales para purificar la energía resentida del lugar... todo sin poder salir del templo.

Agotado, Lan XiChen bajo el xiao y miró la mancha de sangre en su mano.

Las heridas en su pierna y hombro seguían sangrando a pesar de presionar los puntos de acupuntura, así que las armas con las que los atacaron debieron contener algún veneno o sustancia para evitar que la medicina hiciera efecto, y con la atención que debía enfocar a todo lo demás, no podía darse el tiempo de meditar para reducir el daño.

El líder Jiang no estaba en mejores condiciones.

Había sido él y sus subordinados los que habían contenido los ataques que siguieron a la primera ola, después el líder Jiang había usado casi todo su cultivo en crear la barrera que ahora los protegía.

Cortó otra tira de tela para poner sobre aquellas que ya goteaban sangre, tratando de no pensar en lo rápido que estas se humedecieron.

<< --- ¡Hermano!

Nie Huaisang sostenía la compresa contra la cabeza de Nie Mungjue, que no paraba de sangrar. Los subordinados tratando de inyectar energía espiritual para tratar la gravedad de las heridas.>>

Con el rostro tenso, suspiró.

Lan XiChen había traído esto sobre ellos y lo sabía.

No debió permitir que Nie MingJue se acercara lo suficiente para hacerle perder el control. Pero había sido arrogante. No solo aceptó reunirse con él, mantuvo la reunión en secreto del líder Jiang a pesar de que hacía demasiado desde la última transferencia de energía.

No había mentido, Jiang WanYin era alguien importante para él, demasiado. Así que se dijo que podía afrontar esto, que no necesitaba agotar al líder Jiang de manera innecesaria, que podría controlarse lo suficiente.

No pudo, perdió el control y atacó a Nie MingJue en lugar de alejarse de una discusión que no llegaba a ningún lugar. Ahora su arrogancia le castigaba, involucrando a la persona que menos deseaba.

Miró a la puerta de madera, sintiendo cómo otra docena de cadáveres caía.

Había sospechado de la intervención de alguien desde que los primeros cultivadores demoniacos aparecieron. Investigó pero había pocas pistas, ninguna de las personas capturadas había dado información útil.

Todos aprendieron a usar la energía resentida por accidente, por palabras de un viajero anónimo o por escritos abandonados que destruyeron por temor a que les fueran robados.

Poco importaba quién azuzara la existencia de tales cultivadores o quién esparció los rumores en su contra, ya nadie escucharía nada de lo que tuvieran que decir, no aceptarían ninguna prueba que demostrara su inocencia.

Ellos habían decidido que Lan XiChen era un peligro que debían eliminar.

Jiang Cheng terminaba de vendar su herida cuando escuchó el filo de una espada al ser desenvainada. Ahogó un gruñido exasperado, volteando con la intensión de golpear al jade.

Si creía que le dejaría combatir en el exterior con esas heridas, mejor que lo pensara dos veces.

Excepto que el jade no estaba de pie ni de camino a la puerta, sino que miraba el plateado brillo de Shouyue con resignación y preocupante atención.

Un escalofrío bajó por la espalda de Jiang Cheng, temiendo la dirección que esto estaba tomando.

--- ¿Se puede saber qué demonios está haciendo?

El jade no lo miró mientras giraba la espada, la afilada punta presionada contra la faja y cinturón de la pálida túnica.

--- Ambos sabemos que no se irán hasta obtener lo que quieren --- un leve gesto, un lento parpadeo --- y es muy razonable si lo piensa con cuidado.

Su muerte, ellos lo quieren muerto.

--- ¡Razonable y una mierda!

--- Hay más de dos mil cultivadores en la montaña y aun no son suficientes para hacerme caer.

--- Mataste a varios grupos antes de llegar aquí, estás agotado.

Un encogimiento de hombros. Jiang Cheng se levantó con esfuerzo cuando vio la espada comenzar a moverse.

--- Para los cultivadores será más fácil decir que mi fuerza era demasiado grande a admitir que actuaron de forma desmedida.

Varios pasos tentativos, el sudor bajando por la espalda de Jiang Cheng cuando notó la firmeza con que el jade sostenía la espada.

El imbécil estaba decidido a darles lo que querían.

--- Serán juzgados por ello, la secta Jiang...

--- La secta Jiang ya ha sido demasiado afectada por mi presencia. --- una breve mirada de oscuros ojos caobas --- Esto es lo mejor.

Maldito idiota

A pesar del dolor en su pierna y tobillo, Jiang Cheng se apresuró hasta poder sostener la empuñadura de Shouyue, la túnica teñida con un leve rastro carmesí, empujada hasta atravesar las túnicas y primeras capas de piel.

No le importó que una parte del filo cortara su mano al detener el lento avance, o que su brazo derecho dejara de moverse por la lesión.

Ni siquiera le importó la ferocidad de su propia expresión mientras fulminaba al otro con la mirada.

Lo único que pensó, era en lo estúpido que era todo esto. Lan XiChen se había mostrado irrazonable, terco y codicioso a lo largo de estos años, y ahora, ahora... ¡ahora que estaban rodeados, que las sectas estaban en su contra y trataban de capturarlos!.. ¡¿era ahora que decidía escuchar?!

Furioso, jaló con más fuerza de la empuñadura, logrando sacar la punta que lastimaba la piel.

--- Deje de decir tonterías y convoque más cadáveres.

Lan XiChen negó con la cabeza.

--- Ya no hay más cadáveres para despertar.

--- ¡Pues entonces use la energía resentida del lugar!

--- Han exorcizado la mayoría, apenas hay suficiente para reforzar la barrera.

Desesperado, Jiang Cheng miró a su alrededor.

El templo estaba construido contra la pared de una sólida montaña, así que no podrían escapar por los laterales o el fondo. Habían elegido el lugar correcto para atraparlos, no había forma de salir salvo por la puerta a su espalda.

--- Mi segundo logró escapar y la bengala debió ser vista por alguien --- gruñó cuando el tirón a la espada se hizo un poco más fuerte, acercándose al torso del jade --- Solo debemos soportar un tiempo, hasta que alguien...

Golpes de gran fuerza hicieron caer polvo del techo y paredes, la puerta crujió bajo el peso del esfuerzo por abrirla.

Los cultivadores habían terminado con el último cadáver y ahora trataban de entrar.

Con su corazón latiendo con fuerza por el miedo creciente, Jiang Cheng miró al jade, negándose a aceptar lo que ambos sabían. Si esa puerta se abría, Jiang Cheng no dejaría que nadie se acercara al jade, no le importaría arriesgar su integridad.

Pero si el jade moría, no habría motivos para atacar al líder Jiang, cualquier acción sería perdonada.

Era una vida por otra.

Con un gesto dulce, Lan XiChen sostuvo la mandíbula del otro, limpiando con su pulgar una mancha de suciedad, las intensas emociones que brillaban en esos ojos de profundo azul, como una cálida manta que lo envolvió.

Solo Jiang WanYin se había quedado a su lado, solo Jiang WanYin pudo curarlo, solo Jiang WanYin pudo darle un poco de esperanza cuando todos lo creían perdido.

--- Hace tiempo que dejó de tomar el medicamento, ¿no es así?

Sonrió cuando Jiang Cheng palideció, antes de sonrojarse hasta la raíz del cabello.

--- Eso no...

--- Lo vi, líder Jiang --- se inclinó hasta que pudo besar aquella tierna curva, los labios cálidos y suaves, incitantes --- y sabe que esto es lo correcto --- forzó la espada otra pulgada, el pinchazo contra su piel tan doloroso como triste. No quería dejar de ver aquella furiosa expresión, escuchar los insultos que siempre profería cuando Lan XiChen era herido o maltratado de alguna forma. --- He sido una pesada carga en su vida, líder Jiang, una que no debía existir. Debí dejar este mundo hace mucho, tomé vidas inocentes, lastimé a quienes no lo merecían.

--- ¡Ya ha pagado por ello! El castigo...

--- El castigo solo compensa mi pasado, pero como las heridas en MingJue-xiong demuestran, mientras yo viva más gente saldrá lastimada. --- recargó su frente contra el hombro de Jiang WanYin, respirando el reconfortante aroma del bosque, los lagos y los fragrantes lirios --- le hago daño y lo sabe, ¿cuánto tiempo más creía que podría contener los efectos del cultivo dual? la energía de mi núcleo está contaminada, tanto que terminará por enfermarle. --- se enderezó lo suficiente para que pudiera apreciar la honestidad de sus palabras --- ya cargo con el conocimiento de las heridas que he provocado en otros, no podría cargar con el peso de saber que le he lastimado, que le provoqué un daño irremediable.

Esa sonrisa, aquella sonrisa bondadosa y sutil, tan cálida que hacía a Jiang Cheng perder de vista al mundo a su alrededor, una que lo desquiciaba, apareció, como si el mundo alrededor de ellos no se estuviera derrumbando.

--- Está bien --- dijo el jade, su mirada llena de ternura. --- hazlo, termina con esto.

Pero Jiang Cheng se negó a ceder una sola pulgada, por el contrario, sostuvo la empuñadura de Shouyue con mayor firmeza, incluso forzando a su brazo herido a sostenerla.

Sintiendo como si algo dentro suyo se rompiera cada vez más, miró en cuanta dirección pudo, intentando encontrar una solución, una alternativa. Los sonidos del exterior creciendo.

No tardarían en derribar la barrera y no parecía que la ayuda fuera a llegar pronto.

--- Está bien --- le repitió el jade, suavizando su voz en aquel tono que siempre calmaba al otro. --- Líder Jiang...

--- No lo está. --- un ceño fruncido, una mirada feroz y un tanto vidriosa, el rastro de humedad aferrándose al borde cada vez más enrojecido de sus ojos --- ahora cállate, no puedo pensar si sigues hablando.

Lan Huan casi flaqueó, ver tal emoción en los ojos del otro desgarraba todo en su interior. Jiang WanYin era alguien directo y confiable, alguien que cumpliría su palabra sin importar lo que costara. Y por desgracia, atentar en su contra sería romper aquel juramento hecho en medio del caos y la sangre, repetido en un susurro en la intimidad de la noche.

Era tan poco el tiempo que pudo sentir esa calidez.

Jamás dejaría de arrepentirse de lo poco que duro la felicidad en su vida, lo poco que pudo disfrutar del enérgico carácter del líder Jiang que alejaba las sombras, que acallaba las pesadillas.

--- Es muy testarudo --- soltó a Shouyue con lentitud, permitiendo al líder Jiang tomar la espada y arrojarla lejos. Lo rodeó en un abrazo antes de que la letanía, que sabía el otro quería gritarle, llegara. --- Escucharé todo lo que tenga que decir en otro momento, por ahora, solo quedémonos así. Solo un poco.

Jiang Cheng apretó la mandíbula cuando se vio rodeado por el aroma del sándalo y la magnolia, sus puños apretados con la fuerza que le costaba no dejarse llevar y devolver el gesto. En su lugar, se alejó del jade, chasqueando los dientes ante la sonrisa nada arrepentida del otro por su estúpido intento de suicidio.

--- Eso no me pone de mejor humor, ahora busca algo para curar tus heridas, habrá que pelear hasta que la ayuda llegue.

Caminó hasta la puerta que se sacudía con cada golpe, tratando de forzar a su cansado cerebro a encontrar alguna solución. Quizá podría salir y tratar de hablar con el resto, no lo escucharían, pero eso podría darle tiempo al jade de escapar, si podía distraerlos lo suficiente...

El segundo sonido de una espada al ser desenvainada lo hizo palidecer.

Miró, pero Shouyue seguía en el piso, justo donde la arrojó, pero entonces de dónde... Con sus entrañas contrayéndose en un espasmo de terror, sus manos se dirigieron a su cintura, donde el cinturón que sostenía la funda de Sandu había desaparecido y ahora estaba en posesión del jade.

El abrazo.

El bastardo había usado el abrazo para tomar su espada.

Trató de llamar a Sandu a su lado, pero en una enfermiza repetición de un pasado lejano, el arma no pudo obedecer, el agarre del jade lo bastante fuerte para evitarlo.

--- No lo hagas, --- tratando con más fuerza, exprimió el decreciente cultivo que tenía para detener el avance de Sandu, pero era inútil, débil como estaba, el jade era más fuerte que él --- Lan XiChen.

Una nueva sonrisa, llena de disculpa y algo más, algo que le hizo sangrar por dentro.

--- Gracias, líder Jiang.

--- ¡Detente!

Como si el tiempo se ralentizara, Jiang Cheng se vio a si mismo correr en dirección al jade, todavía tratando de detener a Sandu, la distancia tan larga que se sentía infinita en su desespero.

Fue muy lento. Tardó demasiado en moverse.

El filo atravesó el torso del jade, salpicando sangre por doquier, un delgado hilo carmesí resbalando por los labios sonrientes cuando el jade se tambaleó, el cuerpo cayó en unos brazos que apenas le sostuvieron a tiempo de evitar que golpeara contra el duro suelo. El filo de Sandu le había atravesado por completo, hiriendo la pierna de Jiang Cheng cuando sostuvo al jade.

Pero no le importó, ni siquiera pudo reunir suficiente atención para notar el dolor.

Tembloroso, trató de detener el sangrado usando tanto la presión de su mano como el poco cultivo que le quedaba, pero la maldita cosa no dejaba de salir, empapando la túnica y tiñéndola de un color desagradable en solo segundos.

Ni siquiera podía comprender como es que sangraba tanto.

--- Detente, ya deja de salir --- Jiang Cheng no sabía qué más hacer que tratar de usar su mano libre para cubrir la herida. Ya no tenía medicamentos, el único frasco de cultivo ya había sido usado y sus efectos agotados hace horas atrás. --- Mierda, ¡maldición, XiChen!

Puso un trozo de la túnica del jade, sin embargo, todavía podía sentir como el viscoso líquido mojaba su propia ropa. La sangre también salía de la herida en la espalda del jade y había poco que hacer contra ello.

Jiang Cheng temía quitar a Sandu y aumentar el sangrado, pero tampoco quería ver su propia arma en el hombre que... en la persona que...

--- ¡Maldición, deja de sangrar!

Lan XiChen susurró algo, pero sus palabras se perdieron, estaba demasiado débil, ya no podía sentir sus labios moverse o levantar la mano para limpiar las lágrimas que escurrían de aquellos hermosos ojos.

Quiso reír por lo irónico que fue lo rápido que estaba perdiendo fuerza, de lo acertado de su propia estocada. Pensó que al menos podría hablar un poco más con WanYin, pero su propia certeza en la mortalidad del ataque le jugaba en contra.

Sostuvo la muñeca del líder Jiang para tratar de evitar que detuviera el sangrado.

Si lo pensaba un poco, era terriblemente apropiado ser tan eficiente, si la herida no hubiera sido tan grave, el líder Jiang habría tratado de salvarle a costa de sí mismo.

Al menos así, pensó mientras su vista se oscurecía, la agonía sería menor para ambos.

Al menos, me habría gustado decir su nombre una vez más.

--- ¿Lan XiChen? --- Jiang Cheng hiperventiló cuando la mano del jade dejó de apretar su muñeca. Lo sacudió del hombro, tratando de hacerle reaccionar --- Z-zewu-jun... --- Ninguna reacción, el pecho había dejado de moverse --- ¡Lan XiChen..! --- nada, ni siquiera la áspera respiración de antes --- No, no, no, ¡no, maldita sea! ¡Despierta, vamos, no te quedes dormido!, ¡despierta!.. --- su voz se cortó con un sonido lamentable, perdiendo fuerza, su garganta cerrándose hasta sentir que se ahogaba --- despierta... Lan Huan, Lan er ge...

Sin latido.

Jiang Cheng no pudo percibir ningún latido bajo su palma, aun cuando presionó, no hubo movimiento alguno que delatara vida.

El jade estaba.

Él jade había.

...

...

...

El terrible grito, desgarrado y sonoro, lastimó su garganta, sus brazos apretando el inmóvil cuerpo mientras Jiang Cheng negaba frenético.

--- ¡Despierta.. es una orden!.. debes despertar. --- sollozó, --- no puedes... --- su mano brilló intermitente cuando lo poco de cultivo que tenía, las últimas gotas, se agotaron --- despierta, maldito seas... por favor.

Siguió rogando por lo que se sintió como una eternidad, su voz perdiendo volumen cuando los ojos caobas no parpadearon en todo ese tiempo, mirando a la nada.

Al final también la voz se Jiang Cheng se agotó y su mirada solo era capaz de enfocar el pálido rostro, como si con solo verlo pudiera sanar al jade.

--- No me dejes.

El tembloroso susurro se perdió cuando la puerta se rompió en mil pedazos, los cultivadores entrando solo para ver el lastimoso cuadro de un jade pálido entre los brazos estáticos del líder Jiang.

Desconcertados, se detuvieron por si se trataba de alguna trampa, pero cuando notaron que la empuñadura que sobresalía del cuerpo de Lan XiChen era Sandu, la espada del líder de la secta Yunmeng Jiang, comenzaron a sonreír, triunfantes.

--- ¿Está muerto?

--- El cultivador demoniaco esta muerto.

--- Esa es Sandu.

--- El líder Jiang lo mató.

Crecientes, las voces comenzaron a ganar volumen.

Incredulidad, sonrisas y alivio pasó por cada rostro en la multitud tanto dentro como fuera del templo. Pronto los gritos de victoria resonaron en el lugar, junto a comentarios impertinentes sobre lo bien que lo había hecho el líder Jiang.

--- Al final recuperó el sentido.

--- Ya he dicho yo que el jade lo estaba manipulando.

--- Seguro quería la victoria para sí mismo y por eso se encerró aquí.

No sabían cómo, pero para los que esperaban en el exterior, quedó claro que el jade había muerto, que la justicia había prevalecido y ellos habían ganado.

Una silueta en la lejanía dio la espalda al ruidoso gentío cuando confirmó la muerte del jade, ocultando su expresión detrás de un abanico mientras se perdía entre la maleza del bosque.

Los cultivadores celebraron como si hubieran sido sus espadas las que consiguieran cumplir con la tarea, jactanciosos de lo que habían hecho para conseguirlo, todos con una memoria de alguna acción que ayudó al desenlace de esta batalla, aunque fueran mentiras.

--- Es Hanguang-jun.

Las exclamaciones y excitadas conversaciones se detuvieron cuando alto en el cielo, las blancas siluetas se acercaban a gran velocidad. Seguidas de un grupo menor de túnicas amarillas.

Wei WuXian bajó de su espada al borde del numeroso grupo, sorprendido de calcular a más de mil cultivadores de diferentes sectas, todos con las espadas ya guardadas y mirándolos con recelo, temor y con un mal disimulado triunfo. Cuando les dieron aviso de la bengala del clan Jiang, Wei Ying había esperado encontrar una lucha entre algunos cultivadores y su shidi. Esto, sin embargo, tal cantidad absurda de cultivadores en contra de solo dos, aun si se trataba de Lan XiChen, era un claro acto de cobardía.

Peor que el acto atroz cometido en el bosque, donde los cuerpos con túnicas violetas seguían esparcidos y donde el segundo al mando de la secta Jiang todavía sangraba de la mitad del rostro y que seguro perdería la movilidad de una de sus piernas.

Había cenizas y cuerpos carbonizados en el suelo, lo que explicaría por qué el lugar estaba limpio de energía resentida.

Todo demostraba que estas personas se habían preparado, se habían asegurado de alejarlos de cualquier recurso para defenderse.

Temiendo lo peor, caminó junto al grupo del clan Lan, abriéndose paso hasta la entrada destruida de un templo abandonado.

Suspiró con derrota cuando vio a Jiang Cheng, pero no dijo nada, había algo que debía hacer primero.

Caminó hasta donde una descartada Shouyue brillaba en el suelo, una a la que varios miraban con codicia, pero que no habían tomado en la espera de que el resto se descuidara para no ser vistos.

No hubo palabras, nadie se atrevió a interferir en el camino de los recién llegados. Algo en el ambiente les mantenía tan tensos como temerosos.

Lan WangJi caminó con piernas insensibles hasta la encogida figura al fondo, los rastros de sangre y suciedad ensuciando el borde de sus propias túnicas cuando vio la figura inmóvil de su hermano entre los brazos del líder Jiang.

No dijo nada mientras se inclinaba para cerrar los ojos de opaco caoba, ni tampoco cuando con el rostro pálido, el líder Jiang le sostuvo de la manga.

--- Ya no sangra --- la voz estaba ronca, temblaba al igual que las sucias manos manchadas de oscura sangre --- todavía podemos hacer algo. Ya, ya no sangra.

Wei WuXian sostuvo los hombros de su shidi mientras Lan Zhan tomaba el cuerpo de Lan XiChen entre los brazos.

Por fin Jiang Cheng levantó el rostro. Sus ojos estaban abiertos con súplica, sus rasgos arrugados por la desesperanza, las lágrimas seguían cayendo sin fin aparente. Sabía lo ilógico de sus palabras, pero parecía no poder detenerse

--- Él puede curarse, ¿no es así? Eres su hermano, puedes curarlo.

Nadie hizo un solo movimiento no solo por la amenaza de las espadas desenvainadas del clan Jin y Lan, sino porque la desesperación en el rostro del líder Jiang les tomó desprevenidos.

Wei Ying sostuvo las manos de Jiang Cheng y lo obligó a soltar el agarre que tenía sobre Lan WangJi.

--- Wei WuXian, --- Jiang Cheng se sostuvo de las manos que lo acunaban--- dile, si ya no hay sangrado, el jade se recuperará, ¿cierto?

Sin decir nada, Wei Ying levantó a su shidi y pasó el brazo sano de este sobre sus hombros.

Caminó detrás de Lan WangJi, tratando de no prestar atención a los débiles tirones a su ropa y a la repetitiva letanía sollozante que le pedía salvar al jade.

La fúnebre fila que seguía a sus líderes hicieron gestos de desaprobación, algunos de la secta Jin incluso insultaron o escupieron a los pies de los cultivadores que todavía observaban sin saber qué decir o hacer.

Cargando a su amado hermano entre sus brazos, Lan WangJi montó sobre su espada, dejando atrás a una silenciosa multitud.

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