Día 3 pt.2

29.01.2021

"Tus labios callan, a pesar de que llamo tu nombre, tus labios no lo pronuncian de vuelta "
A. B. Rémeny 


   Inicio del ShenShi (3-5 p. m.)

JiangCheng tomó la última cucharada del congee que habían insistido, comiera. El suave sabor cayendo a su estómago como un bálsamo. No había sido consciente de cuanto había necesitado su cuerpo de comida más nutritiva.

Un suspiro frustrado salió de su boca cuando la sanadora no esperó a que dejara la cuchara, antes de darle un pequeño plato con varios gajos de fruta y algunas moras.

Sin mediar palabra alguna, comió obediente. La mujer le recordaba mucho a la señora Lee cuando insistía en servirle algún platillo al visitar su tienda.

¿De verdad lucía tan lamentable?

Debía ser el caso, considerando como perdió el conocimiento frente a Yun LanHuan y toda su corte.

Un segundo suspiro, este, enojado.

Cansancio. Parece que Jiang Cheng había confundido los síntomas de una fuerte resaca, con las señales de un cuerpo que pedía a gritos un descanso. Por desgracia, no podía más que sentirse avergonzado y sumamente enojado consigo mismo. Ni siquiera podía culpar al hecho de que su cuerpo fuera débil en comparación a cuando era un cultivador, no, cuando ni siquiera podía recordar qué había comido por la mañana... o si había probado bocado alguno, para el caso.

También había olvidado cuando fue que tuvo un sueño apropiado, la última vez debió ser cuando fue herido por la flecha y en aquel momento, había sido a causa de los medicamentos para el dolor.

No es que olvidara que ya no tenía un núcleo, que ya no era un cultivador con un cuerpo capaz de soportar el cansancio, Jiang Cheng dudaba que alguna vez la sensación de vacío en su interior pudiera ser ignorada; es solo que sus preocupaciones eran tan grandes que apenas cerraba los ojos, la ansiedad lo obligaba a ponerse de nuevo en movimiento.

Descansar lo hacía vulnerable a sus remordimientos, a sus recuerdos. Y comer requería un tiempo que podía emplear en otros asuntos de mayor importancia.

--- Ya tiene un mejor color. --- la mujer le dio una taza llena de agua cristalina que Jiang Cheng bebió, un tanto sorprendido de descubrir lo sediento que estaba, pese a las otras tazas que ya había consumido. --- No beba más que esto o le hará mal. También debe comer exactamente lo que le he dado ahora, al menos tres veces cada día. --- Le quitó la taza antes de que Jiang Cheng pudiera dar otro sorbo, aunque en realidad no planeaba hacerlo --- Le he dado a sus sirvientes algunas semillas y frutos secos, por favor, cómalos dos horas antes de una comida en forma.

--- Le agradezco --- murmuró con un leve movimiento de cabeza. --- y me disculpo por los inconvenientes.

Sorprendida, la sanadora miró por un segundo la cara del joven, pero no encontró rastro de burla o sarcasmo. Estaba siendo en verdad honesto, sus palabras de sanadora tomadas con un respeto que solo observó en la familia imperial.

De inmediato comprendió, porque el emperador parecía apreciar tanto a este joven.

--- Es usted maduro y respetuoso. No se disculpe joven amo, esta sanadora es feliz de tratar a un hombre tan apuesto.

La vergüenza disimulada en el rostro del erudito, la hizo reír abiertamente. Pese a mostrarse tan sereno antes, era inesperadamente tímido.

Sería un buen consorte para su majestad, no como tantos de aquellos que lo seguían con vestimentas vulgares y sin el menor entendimiento del recato.

--- Me retiro ahora, joven amo, duerma por lo menos tres varas más de incienso. Avisaré a su majestad y por favor, no beba licor esta noche en el banquete.

¿Banquete?

Jiang Cheng solo asintió, la tentación de rodar los ojos, tan grande que casi cedió.

Banquete.

Se preguntó si sería mejor resignarse a que le informaran de los asuntos cuando el evento ya era inminente, porque ahora, recién despierto de su humillante acto desvalido de hace unas horas, se enteraba que habría un banquete y que al parecer, tendría que asistir.

Se recostó de nuevo en la cama, sus parpados cerrándose contra su voluntad.

Esta vez no planeaba quejarse de la invitación, necesitaba hablar con el jade cuanto antes y aclarar si en verdad, el emperador comprendía a lo que estaba accediendo.

Jiang Cheng no le pediría mentir a otros, incluso pelear... pero movilizar al ejército, dictar sentencias o darle acceso a la biblioteca privada del palacio, eran en definitiva, acciones que pondrían al jade en una situación complicada. Situación de la que tendría que salir solo, pues en su calidad de invitado, Jiang Cheng no podría responder las preguntas que las acciones de Yun LanHuan, inevitablemente suscitarían.

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Mitad del JouShi (5---7 p. m.)

--- Creo que su majestad es muy amable.

Lady Sima mostró su mejor sonrisa coqueta, sus párpados caídos y la barbilla alzada un poco, representando el cuadro erótico perfecto, un breve vistazo de lo que podrías obtener en la intimidad de la noche.

Su vestido del color menta, con infinidad de bordados y listones de un profundo azul, la delgada tela superior y el alto peinado lleno de intricados giros y pasadores con perlas, daban a la mujer la impresión de una musa inmortal, que inspiraría hasta al más desdichado artista, a crear una obra de arte con solo un vistazo de su belleza.

Era una lástima, que la atención de Yun LanHuan en la joven, se limitara a la cortesía y no a un interés romántico.

Algo que nadie notó o le importó, que los jóvenes casamenteros se acercaran a su majestad era ya tan normal, que ni siquiera merecía mención.

Sin embargo, había una notable excepción a dicho desinterés.

Las bajas exclamaciones y murmullos atrajeron la atención de Yun LanHuan a la persona que, a través del jardín, se acercaba a la donde él y sus tíos disfrutaban de la fiesta.

--- ¿Quién es?

--- Ya he dicho yo que estaba fingiendo, véanlo, tan arrogante al entrar.

--- Lo odiaría si no fuera tan atractivo.

--- Tonterías, una buena tela siempre luce bien, no importa quién la use.

Si la atención de Yun LanHuan antes había sido superficial, ahora se perdió por completo, sus ojos atentos la masculina figura que desfilaba con una caja pequeña en brazos.

Usaba una túnica de un rojo profundo y oscuro, de largas mangas y cintura ajustada; con capas de tela intercaladas en negro, rojo cereza y rojo granate y justo al borde, entre la piel y la túnica exterior, el delicado toque de suave seda del color de los melocotones sobresalía con intricados bordados.

El cabello caía suelto detrás de la espalda, con delgadas trenzas intercaladas entre los suaves listones y de cuyas puntas, colgaban diminutos cristales que solo enfatizaban la belleza obsidiana. Las finas peinetas de plata hacían un ruido tintineante y delicado, como una divinidad del bosque que anuncia su llegada.

Y sus ojos, aquellas profundidades azules chispeaban con la luz de las farolas y las velas que iluminaban el lugar, creando un mayor contraste con la pálida piel y el negro profundo de su cabello.

El erudito de la corte de Song Lan desfiló hasta estar frente a la familia imperial, presentando su obsequio. No era nada que el resto de los presentes no hiciera al llegar, pero cuando el erudito lo hacía, la acción parecía distinta, más relevante.

Yun QiRen asintió en aprobación cuando recibió lo que resultó ser, una delicada caja en cuyo interior podía percibir el frío aroma del sándalo y el roble. Los pequeños inciensos tenían un hermoso grabado con los caracteres de la virtud, la honestidad y la verdad.

Una ventaja del pasado, es que Jiang Cheng había aprendido que regalo sería perfecto para el antes, maestro Lan, quien aun debía gustar del incienso de sándalo, si el aroma impregnado en la ropa de Yun LanHuan era un indicativo.

El obvio agrado en Yun QiRen demostraba que Jiang Cheng tuvo razón.

--- Me disculpo por lo sucedido antes --- la voz de Jiang Cheng, perfectamente audible ante el silencio que provocó su llegada, hizo parpadear a LanHuan. Era exactamente el mismo tono que el líder del clan Yunmeng solía emplear cuando aparecía en sus sueños. Tocó su pecho, la punzada en su interior llenándolo de expectativa. --- Ha sido un error de este erudito el descuidar mi salud.

Yun QiRen hizo un leve gesto conciliador.

--- Es mi sobrino quien ha actuado de manera vergonzosa. Sin embargo, el erudito casi ha ganado, demostrando su habilidad y llenando de orgullo a su familia, este anciano no podría estar más satisfecho del desempeño del erudito. --- Con un consorte así, su sobrino jamás descuidaría su entrenamiento.

Ignorante de lo que había pasado por los pensamientos de QiRen, Jiang Cheng intercambió un par de palabras más antes de caminar en dirección a Yun LanHuan, a solo media docena de pasos de distancia.

Estaba quejándose por dentro de tener que usar, de nuevo, aquella ropa voluminosa, cuando sus ojos vieron la ropa del jade. Al menos tres capas más en comparativa a la suya, los tonos azul oscuro, dorado y los toques de violeta y guinda, daban un aire imponente al emperador que solo intensificó la apatía de Jiang Cheng. Sentía sincera lástima del jade, usar tantos abalorios y ropa no debía ser fácil en lo absoluto.

Se sintió agradecido de no renacer como emperador o ministro.

--- Su majestad imperial --- saludó con una reverencia corta.

--- Erudito Shao Jiang.

Jiang Cheng miró con discreción alrededor, sintiendo innumerables ojos enfocados en su espalda. En verdad no podían hablar aquí, tendría que ser paciente por el momento.

Lo que ninguno de los dos jóvenes parecía comprender, era el armónico cuadro que presentaban. El elegante y afilado atractivo del erudito, junto a la apacible y etérea belleza del emperador; ambos exudando una autoridad que ni el más experimentado general podría igualar y tan cómodos el uno cerca del otro, que era como apreciar un hermoso cuadro del que jamás podrías formar parte.

Y era así exactamente como se sentía la doncella, antes musa inmortal.

Lady Sima rechinó los dientes cuando a pesar de estar a solo unos pasos de distancia de ambos hombres, no fue vista en lo absoluto, dejada de lado como si fuera un adorno más en el amplio jardín.

¡Siempre, siempre que se acercaba al emperador, llegaba este erudito extranjero y robaba toda la atención para sí!

Antes de su llegada, la atención de su majestad había sido capturada por ella, nadie podía acercarse al emperador cuando ella estaba a su lado y eso era algo que todos los jóvenes casamenteros comprendían, los rumores de su cercanía no solo con su majestad sino con la familia imperial habían comenzado a ganar fuerza en el último mes. Pero de no ser, pensaba enfurecida la dama, por este erudito entrometido, ella ya habría sido nombrada consorte... o mejor aún, consorte imperial.

¡Tantos años de esfuerzo para estar cerca del emperador, arruinados en solo unas semanas por este joven!

--- Espero que esté disfrutando la velada.

--- Este erudito lo hace y le agradece a su majestad por invitarme a ella.

El educado intercambio solo inquietó más a ambos.

Había mucho que decir, preguntas que necesitaban respuestas y demasiada gente a su alrededor. Ambos comprendían que si bien estaban uno frente al otro, no podrían hablar con libertad sino hasta después.

Jamás, Jiang Cheng se sintió más frustrado por las ridículas costumbres de este lugar que hacían de Yun LanHuan el centro de atención de cada uno de los presentes.

De ser solo otro noble, que ambos hablaran lejos del resto no sería extraño pero ahora...

--- No podíamos hacer menos, después de todo, el erudito Shao Jiang casi nos ha ganado.

Jiang Cheng estuvo a nada de chasquear los dientes, en su lugar solo desvió la mirada a los espejos que incrementaban la iluminación de las farolas. No quería recordar la desagradable mañana y sus propias acciones, mucho menos una victoria que clamaban, estuvo cerca de obtener, pero que no fue en condiciones justas. Yun LanHuan había estado distraído y Jiang Cheng demasiado agotado.

--- ¿Es eso cierto? --- la voz de Lady Sima atrajo la mirada de ambos, pero nada en la expresión de Jiang Cheng mejoró, muy por el contrario, solo se mostró aburrida. Lady Sima apretó el abanico en su mano. Ya le enseñaría a este niño a meterse con una dama como ella --- En ese caso, esta dama debería también felicitarle por su casi victoria. --- Sonriendo con la práctica que conlleva años entre los nobles, la mujer se encogió con fingida simpatía, el énfasis en el "casi", tan cortante que fue imposible pasarlo por alto --- Por favor, perdone a esta joven noble por su descuido de no felicitarle antes, es solo que el erudito perdiendo el conocimiento ha ocupado toda mi atención.

Jiang Cheng entornó la mirada.

--- No es necesario.

Lady Sima se abanicó un poco, el sonrojo en sus mejillas provocado por el placer de humillar al erudito, pareciendo torpeza inocente a ojos de otros.

--- Por supuesto que lo es, erudito Shao Jiang. De verdad que es muy lamentable que no pudiera disfrutar de su demostración, pero no debe preocuparse, que esta dama entiende. --- tocó por un segundo el hombro del contrario en un supuesto acto conciliador. Bajó la voz a un susurro perfectamente audible --- Es verdad que estos días han sido volubles y el sol después del invierno es inclemente --- guiñó un ojo al erudito, fingiendo no notar la fulminante mirada --- tal clima no es para cualquiera, mi dama de compañía se ha desvanecido en varias ocasiones por ese mismo motivo. --- Con su sonrisa adquiriendo cierto toque mordaz, dio el último toque a su discurso --- Si gusta, puedo preguntarle por algún remedio.

Debí arrojarla a ella al risco, en lugar de a la sirviente.

Con la habilidad propia de una joven de alta sociedad, Lady Sima no solo acababa de enfatizar lo ocurrido antes, había insultado muy sutilmente a Jiang Cheng al compararlo con una mujer frágil y delicada.

Algo que no solo Yun LanHuan y Jiang Cheng habían captado a la perfección, también aquellos que se mantenían cerca y mantenían pláticas incoherentes en su necedad de escuchar.

Por desgracia, Lady Sima no había terminado y existía poco que cualquiera de los dos pudiera hacer para detenerla.

--- De nuevo, no es necesario. --- Jiang Cheng se forzó por sonar educado.

Tenía cuentas pendientes con esta mujer, pero, trató de recordarse, ahora no era el momento.

Por otro lado, había más de una manera de escarmentar a alguien. En especial, pensó Jiang Cheng con una leve sonrisa, a alguien que parecía tan sedienta de atención.

--- Debo suponer entonces que el erudito debe tener experiencia, si es así, no me explico cómo tan lamentable incidente pudo darse y menos aún en presencia de su majestad.

--- Lady Sima --- quiso intervenir Yun LanHuan, pero fue detenido por la voz del erudito.

--- Si me disculpa, su majestad --- la voz de Jiang Cheng exudaba respeto y educación mientras reverenciaba brevemente al emperador --- Debo volver a mi mesa.

Una breve pausa. Jiang Cheng se sintió muy satisfecho cuando vio la furia que la mujer trataba tan desesperadamente de ocultar.

--- Pero qué torpeza la mía, de verdad lo lamento erudito, me han enseñado que uno siempre debe saludar a sus homónimos o cuando menos, despedirse de ellos --- la voz suave de Lady Sima, exponía el nivel de su ira. Ser ignorada tan deliberadamente era humillante y más, para una joven tan vanidosa --- responder cuando se dirigen a uno es otra manera de buenos modales. Me temo que he dado por entendido que era una educación que todos aquellos que nacimos en noble cuna, recibimos.

Pero si la mujer creía que había intimidado a Jiang Cheng con sus palabras, estas solo azuzaron el aburrimiento en él. Había sido el líder de una secta, un cultivador de gran habilidad y ahora, un hombre en busca de venganza.

Escarmentarla era tan fácil como respirar.

--- Este erudito solo ha venido a presentar sus respetos a su majestad, no he venido a interactuar con otros. --- solo la miró por un segundo, asegurándose de mostrar cuan poco le interesaba lo que dijera --- Si usted ha decidido intervenir en la discusión ha sido por decisión propia, no tengo la obligación de responderle cuando desde el comienzo, no me dirigía a usted. Ahora si me disculpa, me retiro, no tengo interés en hablar sobre la educación y los modales de su familia.

En el pasado, Jiang Cheng interactuaba con gente que conoció a sus padres, así que siempre era cuidadoso de honrar sus enseñanzas frente a otros, su reputación como líder de secta no era lo único que cuidaba.

Pero aquí no había nadie que los recordara, nadie que pudiera usar la memoria de sus progenitores para disuadirle. Nadie conocía su pasado.

Así que decir exactamente lo que pensaba era liberador, lo bastante grato para superar el mal trago de ver a aquella mujer y contenerse.

Sin más, se retiró al borde de la celebración, tal como dictaban las reglas. Solo los ministros, nobles de alto rango y consejeros, podían estar cerca de la familia imperial a lo largo de la velada. Alguien de mayor rango podía acercarse a ti, pero jamás a la inversa.

La única razón de que Lady Sima estuviera cerca, era porque asistía en representación de sus padres, no por su propio rango.

Por su parte, Yun LanHuan intentó lo mejor que pudo contener la diversión que sentía; no por el insulto velado a Lady Sima, mismo que había obtenido a consecuencia de sus propias acciones, sino por la facilidad con que el erudito manejó la situación.

Había creído que el mal carácter del erudito saldría a relucir ante tales insultos, lo que no había previsto, era la expresión de indiferencia del otro. Su respuesta impecable fue mejor que cualquier cosa que Yun LanHuan hubiera podido decir.

Lady Sima no había tenido más opción de dejarlo irse mientras su expresión variaba entre el enojo y la indignación.

--- Vaya que jamás imagine que el joven tuviera garras y colmillos --- el conde Jaden St. Henderson, solo saludó con un gesto a ambos, pues ya había presentado sus respetos al emperador más temprano --- Lady Sima, me temo que ha perdido mucho antes de siquiera comenzar a combatir.

Abriendo su abanico en su totalidad con un gesto brusco, la mujer forzó una sonrisa.

--- No era consciente de que tal acción bárbara y vulgar se estuviera llevando a cabo. Conde Henderson, me temo que ha confundido mi preocupación por la salud del erudito con algo más.

--- ¿Este conde lo ha hecho? --- el hombre echó a reír con disimulo, antes de acomodar su cobriza cabellera. Era uno de los pocos hombres extranjeros con un cargo oficial. Su traje una variación entre las túnicas tradicionales pero menos exuberante y de colores oscuros. Era un hombre atractivo y sabía usarlo a su favor con cada movimiento --- Quizá fue así. Después de todo, usted sería incapaz de lastimar a otro, con sus acciones o sus palabras.

Alagada e incapaz de notar el sarcasmo, continuaron hablando sobre cosas superficiales.

Yun LanHuan no pudo más que suspirar por dentro.

Debería decir que estaba acostumbrado a tales giros en la interacción entre nobles, pero la realidad es que no podía sentirse cómodo con tal comportamiento, no mencionar el imitarlo.

Aunque, pensó sonriendo, podría tratar de emular la cortante educación del erudito o mejor aún, pedirle a él que contestara a sus ministros cuando estos insistían en halagarle para obtener su favor.

Con una confortable imagen mental del erudito discutiendo con su corte, continuó con la obligatoria plática, con nobles llegando y yéndose sin pausa alguna, quienes en el infinito deseo de obtener favores, hablaban de cuanto tema cruzaba por sus cabezas. Lanzando acusaciones veladas hacia otros nobles o alagando a los que favorecían.

Esta sería una larga noche.

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El banquete continuó con gente distinta llegando conforme las velas-reloj se consumían. Jiang Cheng tuvo que soportar pláticas absurdas y que le presentaran a nobles, condes y otros cuyo título y rostro, ya había olvidado.

Solo un vistazo, un par de palabras y era fácil notar que ninguno de ellos conocía a Hong BaiHe o trabajaba para ella. Así que solo usó la plática superficial para obtener la información de la economía o geografía del imperio, que cada uno de ellos parecía feliz de brindar.

Tal cómo esperó, la atención de su enemiga se había limitado a la servidumbre y a la nobleza menor.

Jiang Cheng miró a su alrededor.

Todavía demasiada gente presentaba sus respetos a la familia imperial. Si esto continuaba, la espera sería más larga de lo que creyó al comienzo.

--- Erudito Shao Jiang

Esa voz.

Jiang Cheng se preparó para enfrentar a Xue Ye sin que ninguna de las sombrías emociones en su interior se reflejaran en su rostro. Algo que debía hacer cada vez que hablaba con su antiguo subordinado.

--- Emisario Gao.

Xue Ye sonrió satisfecho cuando por fin, después de varias horas de espera, pudo acercarse a su erudito. En este imperio tu entrada a los salones o jardines durante los banquetes, dependía de tu rango. Con él como parte de la nobleza más lejana a las familias principales, entraba de último.

Satisfecho ahora, se deleitó con la vista de su amado.

Rojo sangre, negro profundo y plata brillante.

Su erudito lucía como una joya hermosa que sobresalía con la sutileza de un rubí delicado. Xue Ye jamás se cansaría de ver al erudito, con esa tranquila elegancia y esa leve indiferencia al tratar con la gente a su alrededor.

Lo que daría él por ver su sonrisa, por verlo relajado en su cama después de una noche larga y apasionada, con palabras dulces saliendo de esos labios rojizos.

Con aquella emoción punzante y cálida en su pecho, se acercó un poco más de lo que las reglas de cortesía marcaban. Había mucha gente alrededor, nadie daría cuenta de ello y si lo hicieran, bueno, Xue Ye no tendría queja de escuchar algún rumor de cercanía entre ellos dos.

--- He escuchado que se ha sentido mal esta mañana, después de pasar demasiado tiempo bajo el sol.

Jiang Cheng levantó un poco su ceja.

Que rápido viajaba la información de un evento que se supone, había sido privado.

<<Después de estar bajo el sol>>

Al menos ahora comprendía porqué Yun LanHuan había parecido tan despreocupado con la competencia. Nadie le daba mucha importancia al evento y sí a su vergonzosa actuación, ocultando quizá sin saberlo, las circunstancias reales de lo ocurrido.

--- Solo exageraciones --- contestó con sequedad.

Xue Ye asintió con una sonrisa aún más grande.

--- Eso mismo ha pensado este funcionario. Sé mejor que nadie que en este palacio, que nada de lo que digan puede ser completamente cierto.

Seguro lo sabes.

Jiang Cheng se contuvo de la mordaz respuesta.

Así como las personas a su alrededor, Jiang Cheng no había sido consciente del valor que cada acción cometida y cada palabra que salía de sus labios, podía tener.

Como jamás pensó que un acto inconsciente, sería su fin. La existencia de este hombre era su culpa.

--- Tampoco es así en el palacio BaiXue.

--- No suelo ir al palacio Baixue, pero si usted lo dice, entonces estoy feliz de darle la razón. --- con un gesto, Xue Ye detuvo a uno de los sirvientes, tomando un delicado plato de la bandeja que este llevaba. --- Pruebe esto, erudito, este emisario le asegura que disfrutará del sabor.

Jiang Cheng miró las diminutas bolas de masa, no más grandes que su pulgar, de brillante cubierta y duce aroma, pensó que se trataba de un postre algo exuberante.

Dudó.

No confiaba en Xue Ye y deseaba negarse, pero varios nobles le observaban, curiosos por su falta de movimiento. Absteniéndose de gruñir una maldición, extendió la mano.

Xue Ye sonrió satisfecho cuando el erudito tomó uno de los bocadillos.

Enderezando los hombros, dio una breve mirada altiva a cierto emperador que no quitaba la vista de su amado erudito, jactándose de poder estar cerca de este y alimentarlo. Su sonrisa adquirió un toque afilado cuando Yun LanHuan desvió la mirada con una tranquilidad forzada.

Eso alejará al emperador de mi joven amante.

--- Es delicioso, ¿no le parece?

Con una mueca interna, Jiang Cheng tragó, un tanto sorprendido de notar las semillas de sésamo en el interior de la empalagosa masa. El dulzor ya era desagradable, pero obligarte a comer semillas de sésamo de una forma tan indirecta...

Su mano se tensó por un segundo mientras una repentina idea pasaba por su mente.

Indirecta.

Información indirecta.

Miró al confiado Xue Ye, quien balbuceando sin sentido, le ofrecía otro plato con algo en él.

Todo el tiempo había tenido cuidado de no dar demasiada información a Xue Ye, pero solo ahora consideró la posibilidad de voltear los papeles y ser él, quién obtuviera información de este.

Con la tendencia del hombre a balbucear sin sentido cuando estaba en presencia de Jiang Cheng, no era una posibilidad tan absurda. A diferencia de Hong BaiHe, este hombre no parecía medir cada palabra que salía de sus labios.

--- Escuché que volverá al palacio Xi.

Xue Ye parpadeó ante el brusco comentario que poco tenía que ver con lo que estaba diciendo.

¿Así que por eso su joven amante había parecido distraído? ¿Por qué se iría del palacio?

Emocionado por la posibilidad, tuvo que admitir lo alagado que se sintió ante la forma en que el erudito lo miró, tan atento a su respuesta que un estremecimiento bajó por su espalda.

Quizá no le era tan indiferente al erudito a pesar de las apariencias.

--- Así es, he abandonado mis obligaciones por un largo tiempo.

Seguro extrañará mi presencia tanto como yo le extrañaré a usted, pensó por un segundo, antes de sentir vergüenza. Su erudito era demasiado refinado para expresarse con esas palabras, aunque igual le ilusionó imaginarlo decirlas en medio de un apasionado abrazo.

--- ¡Pero que terrible noticia! --- un joven apuesto los interrumpió, acompañado por dos doncellas sonrojadas, por lo que Jiang Cheng suponía, era un ligero embriagamiento --- No se puede ir, emisario Gao, el festival de invierno apenas comenzará el día de mañana.

--- Es verdad, es verdad --- una de las jóvenes se apoyó del brazo de Xue Ye, quién miró al trío con frialdad. --- este año será una gran fiesta en la capital, no puede irse sin celebrar con nosotros.

--- Debo atender mis deberes ---respondió cortante. Estaban interrumpiendo su tiempo con el erudito y eso no podía perdonarlo.

--- Si el festival comienza tan pronto, será un largo camino de regreso ---Jiang Cheng siguió con la conversación, aprovechándose de la presencia de los jóvenes.

Llegaban en un muy buen momento, mientras más personas, menos probable era que Xue Ye notara las intenciones de Jiang Cheng.

Xue Ye negó con la cabeza, pero antes de siquiera abrir la boca, la otra joven le interrumpió, mirando a su amado con una adoración que le irritó el estómago.

¡Nadie tenía el derecho de mirar a su erudito de esa manera!

...

¡Excepto él!

--- Uno muy largo erudito, desde hace dos días que los caminos están abarrotados. Mi primo ha hecho casi cuatro días desde la frontera hasta nuestro hogar, ¡el doble de tiempo! ¿puede usted creerlo?

--- Lo hago --- Quería decir que Hong BaiHe aún estaría cerca de la ciudad.

--- Erudito --- Xue Ye sonrió a su amado, tratando de quitarse a la pegajosa mujer a su costado --- deberíamos ir en aquella dirección.

--- No es necesario.

Jiang Cheng quería profundizar un poco más en el tema.

--- Pero...

--- ¡de eso se trata este banquete, de convivir con cuanta gente sea posible!

--- ¡Exacto, exacto!

--- Y hablando de convivir, ¿saben sobre aquel rumor? ¿el de la sirvienta que vio un fantasma en el palacio y ha quedado inconsciente desde entonces?

--- ¿La dama de Lady Sima?

Jiang Cheng arqueó una ceja.

¿Cómo es que aquella mujer seguía viva?

--- Esa misma, salió del palacio después de la celebración en el salón blanco, pálida y temblorosa, diciendo algo sobre caídas y un monstruo terrible. Dicen que tuvieron que enviarla lejos porque desde entonces solo habla incoherencias.

Jiang Cheng iba a preguntar al respecto, cuando una voz lo abordó desde atrás.

Grave y nasal, susurró muy cerca de su oído.

--- Buenas noches, erudito.

De todas las personas...

Alto, con el grasiento cuerpo enfundado en una túnica gris acero y aquella pedantería que usaba como un accesorio de lujo, el primer ministro del imperio Song le sonreía.

--- Primer ministro --- respondió, alejándose del hombre y resistiendo el impulso de frotar su cuello con repulsa.

No había olvidado la presencia del ministro, de hecho, había sido muy cuidadoso de evitarlo.

Era un hombre vanidoso y con intensiones engañosas, no podía arriesgarse a que revelara información a otros al regodearse de sí mismo, como solía hacer en la corte de Song Lan.

Pero parece que sus esfuerzos, vaya sorpresa, no solo fueron en vano sino que tornaron la situación en algo complicado. Ahora tenía al principal espía de Hong BaiHe a un lado, y a un antiguo aliado de esta, del otro.

Si Xue Ye se daba cuenta de que el ministro había cambiado su lealtad, sería el fin de los planes de Jiang Cheng.

Sería bueno que algo saliera bien, al menos una maldita vez.

--- He escuchado parte de su discusión--- dijo el ministro, acercándose de nuevo y como cada vez, deleitándose del desagrado que el erudito sentía hacia él. --- así que en mi calidad de... consejero, he venido a advertirle.

Esta vez Jiang Cheng se negó a alejarse. Sabía que el imbécil del ministro lo estaba provocando de manera deliberada, pero era un iluso si creía que caería en ese juego absurdo.

--- Solo deje los juegos y hable de una vez ---gruñó por lo bajo.

Puede que la rata traidora de Xue Ye estuviera siendo distraído por el trío de borrachos, pero Jiang Cheng dudaba que eso fuera a durar más.

Mientras el otro lo fulminaba con la mirada, el ministro tomó una de las copas que los sirvientes ofrecían, dando un vistazo apreciativo a las estrechas caderas de la chica en el humilde uniforme verde olivo.

--- Puede que este ministro tenga una casa, justo al borde de la frontera y que colinda con la ruta principal de comercio con el norte del territorio --- el ministro bebió con un sonoro sorbo, el suave licor demasiado desagradable para él. Prefería los licores más añejos y fuertes --- Y como este ministro estará ocupado en el sur, se necesitará de alguien para recibir las provisiones y asegurarse nadie vea a las personas que acampan en el terreno.

--- ¿Cuántas?

--- Más de las que cree. Después de todo, el amplio territorio solo es accesible al cruzar el interior de la casa y las montañas alrededor evitan cualquier intruso no deseado. Es un buen escondite bien resguardado.

--- ¿Quién lo va a vigilar?

--- No lo sé, pero me parece mucha coincidencia que el emisario Gao se esté despidiendo justo antes de mi propia partida.

Tenso, Jiang Cheng miró de nuevo a Xue Ye.

Si la insinuación del ministro era correcta, sería él quien se encargaría de cuidar de la capital mientras Hong BaiHe se dirigía al norte.

BaiHe en el norte, Xue Ye en la capital y el ministro en el sur.

Quiso maldecir.

Un amplio territorio bien vigilado pero que aún dejaba de lado a Hua Meili y a Yue Lan, ambos de la confianza de Hong BaiHe y que al igual que ella, eran un gran peligro por sí mismos.

Miró al emperador, rodeado por un grupo similar al suyo pero con esa molesta mujer, Lady Sima, pegada a su costado. Su constante presencia recordando a Jiang Cheng lo fácil que sería acorralar al emperador bajo esas circunstancias. Lo sencillo que sería herirlo.

--- Ministro --- saludó Xue Ye, su sonrisa desaparecida. --- No sabía que estaba usted aquí.

El ministro saludó con la misma cortesía.

--- Un asunto en mis propiedades me ha traído a la capital. He venido a presentar mis respetos esta mañana, cuando recibí una invitación de su majestad.

--- ¿Escucharon eso? Su majestad lo invitó personalmente. --- El trío se echó a reír como si la situación fuera la mejor broma que hubieran escuchado, pero nadie prestó atención a ello.

Los ojos de Xue Ye se agudizaron.

Se supone que el ministro estaría al borde de ambas fronteras, asegurándose de que los constantes envíos de armas llegaran a sus distintas propiedades, hasta que Xue Ye fuera capaz de sustituirlo.

¿Estaba aquí en contra de las instrucciones de BaiHe o ella no le informó a Xue Ye de la presencia del ministro?

--- Espero no sea nada grave.

--- Habría que definir qué considera el emisario una situación grave --- se acercó otro poco al erudito, quién tuvo que abstenerse de alejarse o mejor aún, gruñir algún insulto mordaz cuando sintió el roce de una mano en su hombro --- yo diría que fue solo inesperada, muy, muy inesperada.

Este imbécil.

Jiang Cheng se aclaró la garganta para atraer la atención de la rata de Xue Ye. Como uno de sus antiguos discípulos en la secta, la perspicacia de Xue Ye era bien conocida por él, así que sabía que solo unas palabras más serían suficientes para que sospechara del ministro.

--- El primer ministro mencionó que se irá en solo una semana.

Xue Ye dio una mirada helada y cortante al mencionado, antes de girarse a su querido erudito.

Fue tan inesperada la presencia del arrogante hombre y sus sospechosos motivos, que había excluido por completo a su amado erudito de la conversación en su afán de entender que hacía el hombre aquí. Era una ofensa que temía, hiciera entristecer a su amado.

Así que puso su mejor sonrisa antes de responder, esperando amortiguar algún sentimiento doloroso en su erudito.

--- En cuatro días en realidad.

--- Pero cuanta malicia --- el joven y su grupo de nuevo intervinieron, incapaces de leer la tensión del ambiente --- nos ha hecho pensar que se iría pronto.

Jiang Cheng los ignoró.

--- Aún no he podido terminar de leer los registros --- pensó en sus palabras con mucho cuidado. Había una manera de confirmar si las palabras del ministro eran ciertas --- se los devolveré antes de que parta o bien puedo enviarlos al palacio Xi al terminar.

Xue Ye se alarmó un poco, aunque lo disimuló con gran habilidad, apenas parpadeando. Esos registros estaban alterados, si alguien del palacio descubría el engaño, Hong BaiHe cortaría la piel de su espalda.

--- No será necesario, erudito Shao Jiang --- entonces dio cuenta del ministro. Su sonrisa se volvió un poco más natural cuando la presencia del hombre del dio una salida a su dilema --- hay una propiedad al norte de aquí que pertenece al ministro, uno de mis subordinados vive cerca y puede pasar por ellos ahí.

Y con eso, Jiang Cheng obtenía la confirmación.

Una de las jóvenes, delgada y con un vestido en colores contrastantes, soltó una suave risa.

--- El emisario conoce a mucha gente.

--- Mucha en verdad, por lo que escuchamos, ¿alguna vez nos llevará a conocer a ese subordinado suyo? Yo jamás he ido al norte.

--- Dicen que es muy soleado.

---- Pues mi padre dice que es frío.

Jiang Cheng los dejó hablar mientras miraba la sonrisa jactanciosa del ministro.

--- ¿No me ha creído?

--- No lo haría aunque tuviera la prueba de sus palabras frente a mí.

--- ¿De qué hablan? ---la segunda mujer, de vestimenta rosa y marfil, intentó colgarse del codo de Jiang Cheng, pero una simple mirada la disuadió.

Incómoda, se pegó de nuevo al hijo del supervisor como había hecho toda la noche.

--- Sí, queremos saber, es de muy mala educación excluir a los demás.

<< Me temo que he dado por hecho que era una educación que todos recibíamos>>

El desagradable recordatorio de su anterior encuentro con Lady Sima, puso a Jiang Cheng de un humor especialmente agrio.

Ya les enseñaría él lo que era ser maleducado.

Pero antes de poder decir algo, el ministro le interrumpió de nueva cuenta, su voz inusualmente alta y llena de jactanciosa arrogancia.

--- Yo solo preguntaba al erudito por su herida --- exclamó el ministro, regocijándose de la nueva tensión en el erudito. --- Justo aquí.

Quitando uno de los suaves listones de cabello, apenas pudo tocar con la punta de los dedos la mejilla del erudito, antes de que este se alejara en un gesto brusco.

Pero fue suficiente.

Las suaves exclamaciones variaban entre el morbo, la curiosidad y el regocijo. Ver en tal estado el rostro de uno de sus homónimos era algo que disfrutaban, después de todo, nadie podía negar la belleza del erudito, así que cualquier cosa que disminuyera tal encanto, era conveniente para ellos.

La sonrisa ladeada del ministro no hizo más que aumentar la ira en el interior de Jiang Cheng.

--- Su mejilla está un poco hinchada y tiene un rasguño delgado, ¿le ha ocurrido algo, erudito Shao Jiang?

--- ¿Está herido?

La preocupación de Xue Ye fue malinterpretada por Jiang Cheng como un intento de obtener información y eso solo lo puso a la defensiva. De nuevo, estaba demasiado en el borde para controlar sus palabras.

--- No es nada --- respondió, acomodando su cabello para volver a ocultar lo que ahora era apenas una ligera decoloración y un casi invisible rasguño. Su voz fue tan cortante como dura cuando volvió a hablar --- un perro callejero se acercó demasiado.

--- ¿Un perro callejero? ¿Dónde?

--- Yo no he visto ninguno.

--- A menudo --- dijo el ministro, sintiendo el insulto como el toque de la seda. Hasta para insultarlo, el erudito era encantador. --- se les encuentra en muchos sitios de esta ciudad. Espero tuviera la precaución de no resistirse... solo les provoca más si huye o devuelve el ataque.

Jiang Cheng cruzó la mirada con el ministro, en absoluto intimidado mientras devolvía la sonrisa con una de su propia cosecha.

--- Lo mandé a amarrar, si intenta algo de nuevo, le sacrificaré. --- dejó que el filo de una de sus dagas tocara el costado del ministro, oculta por los pliegues de tela de sus respectivas ropas --- Un perro que no obedece a su amo, no es útil.

El mensaje fue claro, Jiang Cheng no permitiría que el ministro continuara con este absurdo intento de provocarlo.

Manteniendo el cruce de miradas por un largo segundo, el ministro retrocedió un paso, la daga desapareciendo tan pronto como los pliegues de la ropa dejaron de ocultarla.

Al ministro no le importaba la amenaza, pero no quería quebrar al erudito tan pronto o exponerlos a la atención aguda de Xue Ye.

Él estaba tan interesado como el erudito en mantener su acuerdo en secreto, pero no había podido resistir el deseo de mostrar que había marcado a este niño como suyo.

Suyo para romper.

Suyo para quebrar hasta la muerte.

--- Una acción drástica, la tomaré en cuenta en el futuro --- mirando al resto de los presentes, hizo un breve gesto de despedida --- Bueno, ha sido una charla enriquecedora pero aún debo atender algunos asuntos con el conde Henderson y el ministro de hacienda. Si me disculpan.

Mientras se alejaba, Xue Ye lo miró con mucha atención, entornando los ojos con exasperación y sospecha.

Este hombre no era para nada confiable, pero sus acciones rara vez eran descuidadas. No era una coincidencia que Hong BaiHe lo eligiera como una de sus principales piezas, ese hombre era tan calculador y despiadado como la joven ama.

Tendría que vigilarlo.

Con una sonrisa falsa, le ofreció otro platillo a su amado. Ya habría tiempo de hablar con él, por ahora disfrutaría de la presencia de su joven amante, tanto como pudiera.

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