
Egoísmo pt. 2

Un año después.
--- Escuché que el temible jade asesinó al líder Jiang.
--- Dicen que el líder Jin lo usó para poder escapar.
--- ¿Pero de verdad alguien como el primer jade cometería tal error? No le veo confundiendo al líder Jiang con Jin XiZuan.
--- Tonterías, ni lo usó ni escapó, los Jin eran respetables cultivadores que no correrían de una pelea. Apenas le he visto saliendo de Yunmeng, en perfecto estado de salud y en compañía de su esposa.
--- ¿Pues si eran tan respetables, por qué el jade mataría a casi todos ellos?
--- ...
--- ...
--- ¡Envidia!
--- ¿Envidia?
--- Piénsalo, nadie podía igualar las riquezas del clan Jin, el tamaño de su territorio y ni mencionar en número de seguidores. Después de ser repudiado por su clan, el jade estaría envidioso de las bendiciones de otros.
--- En especial con las compañías que tenía.
--- ¿Te refieres a los Wen?
--- Esos mismos. Tan despreciables como eran, lograron convencer al mejor discípulo de Yunmeng de ayudarles.
Los cuatro cultivadores, sentados alrededor de una mesa, continuaron hablando con voz estruendosa, contentos de notar la atención que les prestaban y los lejanos asentimientos de aceptación de algunos de los huéspedes.
Tal era el alboroto en el comedor de aquella posada, que ni siquiera el dueño o las meseras pensaron en detenerles, tan deseosos de escuchar, que solo fingían trabajar absortos.
--- No debes levantarte antes de terminar de comer --- la fría y suave voz, detuvo al pequeño de seis años que estaba a punto de dejar la mesa con todo y palillos en mano.
--- Pero, pero Hanguang- jun.
Lan JingYi hizo gestos desesperados con las manos, más que dispuesto de explicarle a esos hombres que Zewu-jun no lastimaría a nadie, que Zewu-jun siempre le daba dulces y juguetes cuando lo acompañaba a la ciudad.
Pero esta vez fue detenido no por un tranquilo Hanguang-jun sino por un joven Wen Yuan de ocho años, quien sosteniéndolo del hombro, hizo un gesto negativo con la cabeza.
--- No nos escucharían.
--- ¿Y por qué no?
Con una calma un poco impropia de su edad, Wen Yuan se señaló a sí mismo, antes de señalar a JingYi.
--- Somos muy pequeños.
Lan JingYi parpadeó confundido, como si hasta este momento notara que de hecho, tener seis años era edad suficiente para alcanzar la mesa con comodidad, pero no para convencer a un grupo de adultos de que Lan XiChen era una buena persona.
Sin embargo, como cualquier niño, sus ideas eran simples y por tanto cambiaban en direcciones que ningún adulto sería, jamás, capaz de comprender.
Brincando un poco en su asiento, señaló enérgico a las dos figuras frente a ellos, el blanco y el negro de las túnicas en un contraste curioso.
--- Pero el señor Wei y Hanguang-jun sí nos escuchan, ¡así que ellos también lo harán!
--- No debes señalar a la gente.
Lan JingYi bajó de inmediato el brazo, murmurando una disculpa pero reacio a dejar el tema, sus piernas inquietas moviéndose sin descanso debajo de la mesa.
Para este punto, Wei Ying era ya incapaz de mantener su silencio, demasiado divertido de ver la desesperación del pequeño por ser escuchado. Recargando el codo en la mesa y usando la palma de su mano para descansar su barbilla, ignoró la suave reprimenda de Hanguang-jun sobre sentarse con propiedad y sonrió con malicia.
--- Pareces muy convencido, pequeño JingYi. Pero sé que te gusta pensar en los pequeños conejos que cuida Hanguang-jun en lugar de prestar atención a tus maestros. ¿Cómo sabes que nosotros no hacemos lo mismo cuando hablas? Después de todo, lo justo es justo, y si tú no escuchas, nosotros tampoco deberíamos hacerlo.
De nuevo, las palabras fueron robadas del pequeño quien, al comienzo, pareció pensativo.
Luego, su expresión pasó de la completa concentración a una que poco a poco se teñía de infantil angustia. Sus grandes ojos se llenaron de lágrimas y sus regordetas mejillas enrojecieron como preludio de todo un drama... sin embargo, en lugar de llorar como quería, Lan JingYi apretó sus puños y frunció el ceño con fuerza, negándose a mostrar sus lágrimas al honorable jade. Su padre lo reprendería si lloraba frente a Hanguang-jun.
Pero sus labios aún temblaron cuando miró al silencioso cultivador.
--- P-pero Han-hanguang-jun sí me escucha. --- cuando vio la sonrisa de Wei Wuxian hacerse más grande, dudó. Alternó mirada entre ambos antes de agregar con voz apenas audible ---- ¿verdad que sí?
Lan WangJi bajó sus palillos, su plato limpio de alimentos, antes de mirar a los brillosos ojos del niño. Asintió brevemente.
--- Lo hago.
Palabras muy simples que bastaron para regresar el buen ánimo del pequeño. Sintiéndose más valiente que cualquiera, infló el pecho y miró triunfante a Wei Wuxian.
--- Ve, Hanguang-jun sí me escucha, aunque sea pequeño.
Wei Wuxian soltó una carcajada.
--- Sí, pero Hanguang-jun puede escuchar las más de tres mil reglas del clan Lan sin dormirse. --- como siempre ignorando cualquier regla de cortesía, aún si esta provenía de su esposo, señaló con descaro al ruidoso grupo que terminaba sus bebidas y ahora se preparaba para salir del lugar --- ¿Crees que ellos puedan? ¿No? Entonces eso solo le da la razón a A-Yuan. --- Sonriendo ante las dos expresiones de los niños, una contenta por el elogió y la otra pensativa, les acercó otro bollo al vapor --- Vamos, vamos, termina de comer. Seguro que mirar tu comida sin comerla, no está dentro de las reglas de los Lan.
Lan WangJi le dio la razón.
Lan JingYi sintió su garganta picar con deseos de continuar hablando, pero no quería ser regañado por Hanguang-jun o todavía peor, que el señor Wei le dijera a sus padres que no había seguido las enseñanzas del clan Lan de "comer sin hablar".
Seguro no le dejaban acompañar a Hanguang-jun la próxima vez.
--- Sí, señor Wei.
Eso dio por terminada la discusión y poco después, también la comida. Pagando por el servicio y por algunas jarras extras de licor, salieron de la posada a paso tranquilo.
Y tú, querido lector, sabes tan bien como este humilde escritor, que nada en esta escena tiene mucho sentido.
Seguro tendrás muchas preguntas. Entre ellas, en por qué A-Yuan tiene ya seis años, cuando al comienzo de esta narración Jin Ling no tendría más de un par de meses.
No has leído mal, en efecto ha pasado solo un año desde que el honorable y ahora oscuro Zewu-jun, llevó a nuestro temido líder de ropa púrpura a su lado.
Mientras te explico, puedes mirar a los dos niños caminando por las calles de la ciudad, admirando todo lo que se les cruzara en el camino, sus blancos ropajes moviéndose al aire con alegría. Eran muy pequeños para salir de Yunsen por cuenta propia, así que la mayoría de las cosas todavía eran nuevas para ellos y capturaban su atención con facilidad.
Justo unos pasos detrás, Lan WangJi y Wei Wuxian los siguen. Con pasos ligeros, Wei Ying molesta a su compañero cada tanto, haciendo exigencias tontas como pedirle que le comprara algunas mariposas tejidas o algún objeto burdo que obviamente estaba para estafar a los incautos.
Peticiones a las que el estoico cultivador siempre accedía y que a ti te sonarán familiares de otra visita a la ciudad Caiyi o a Yiling... aunque bajo circunstancias muy distintas y esta vez, sin el juego de arrojar aros o A-Yuan llorando aferrado a la pierna de Hanguang-jun.
Para el final del paseo, Wei Wuxian carga el triple de cosas de las que los pequeños tenían, con una gran sonrisa y comentarios jactanciosos que destinaba a los pequeños, burlándose sin piedad y con infantil alegría de tener más que ellos.
Sin embargo, cuando la noche cayó, el joven cultivador se mostró taciturno, sentado en el mismo lugar donde en un mundo alterno disfrutó de la compañía de damas de engañoso pulso y sonrisas siniestras. Esta posada era la más cercana a las oscuras montañas de Yiling, donde irían al día siguiente, después de dejar a los pequeños en compañía de otros cultivadores del clan.
Ahora, mientras Lan WangJi se encargaba de los dos niños, Wei Wuxian tomaba otro sorbo de vino, sentado en el borde de la venta y su mente demasiado lejos del fragante licor que tanto amaba.
Verás, sus preguntas no son muy distintas a las tuyas, ¿dónde estaba Jiang Cheng? ¿qué había ocurrido con él? ¿qué sobre Zewu-jun?
Desde que Jiang Cheng había aceptado quedarse a lado de Zewu-jun, sus apariciones fueron cada vez más escasas. Wei Wuxian nunca logró conversar con él más de unas pocas palabras, antes de terminar peleando con Jiang Cheng y su infinita terquedad de cumplir su palabra.
Y era un absurdo que seguro al igual que Wei Ying, comprendes o sospechas: de que el carácter afable del primer jade se había distorsionado hasta transformarlo en una persona completamente distinta, alguien a quien no querías cerca por demasiado tiempo.
Ese mocoso cabeza dura no es estúpido, debió notar que la petición de Zewu-jun no tenía sentido, que podía cambiar de parecer en cualquier momento, pensaba el cultivador mientras observaba el exterior de la calle, cada vez más vacío.
¿Pero Jiang Cheng había querido escucharlo? ¿Había querido cambiar de opinión?
No.
No lo hizo y ahora estaba desaparecido.
Sí, desaparecido. El famoso y temible Sandu ShengShou no había sido visto en varias semanas y era parte del motivo de los chismes y habladurías que la población cambiaba cada vez más, hasta olvidar cual había sido la primera versión de estas.
Wei Wuxian se sirvió más licor, cavilando sobre el pasado y preguntándose brevemente, si las cosas pudieron ser distintas, sí sus acciones no complicaron más de lo debido toda la situación.
Lo que el cultivador no sabía y ahora te explico yo, es que en efecto todo debió ser muy distinto, que aquellos vendedores de verduras que más temprano llamaron la atención del joven, debieron ser él mismo y un tímido cadáver de nombre Wen Ning; que aquella comida debió ser solo entre él, Lan WangJi y un pequeño A-Yuan de cuatro años; que Jin Ling para entonces no debería ni siquiera existir.
Pero muy contrario a lo que podrías pensar, amado lector, es que no fue una acción crítica lo que desató el cambio. Fue solo un pensamiento, una acción impulsiva y sin aparente relevancia, lo que cambió el destino de todos ellos.
Para bien o para mal, el culpable no fue otro que el mismo Zewu-jun.
Años atrás, mientras escapaba de Yunsen después del ataque del clan Wen, aquel día en que la biblioteca fue quemada y el anterior líder y padre de los jades, fue herido, Zewu-jun en lugar de tomar aquel camino angosto donde sería encontrado por un joven Meng Yao, por alguna razón inexplicable, giró camino adentro de las montañas en lugar de bajar de estas.
Meng Yao y Lan XiChen jamás cruzaron sus caminos después del altercado en Gusu, sino hasta varios meses después.
Débil por sus heridas, el jade enterró los valiosos textos de su clan en algún punto al borde del bosque, dejando un rastro deliberado que llevara a los enemigos lejos de allí, usándose a sí mismo como carnada.
¿Quién pensaría que su plan funcionaría con tanta eficacia?
Después, Yunmeng fue atacado, el hijo menor de los Jiang y el discípulo principal, se salvaron de la masacre que pintó las aguas de rojo y así como antes, un joven Jiang Cheng fue capturado por el clan Wen... pero su núcleo no fue destruido.
No te confundas, todo ocurrió tal como antes con una peculiar diferencia:
Wen Chao, buscando a los orgullos de Yunmeng, había encontrado accidentalmente un leve atisbo de túnicas blancas. Salivando ante la idea de capturar al hábil primer jade de Gusu y superar así a su hermano mayor, dejó de lado su cruzada contra Wei Wuxian, confiado en que podría encontrarlo después de capturar a Lan XiChen.
Obtendría su venganza tarde o temprano, pero sería mejor obtenerla con el favor de su padre en él y no en el idiota de Wen Xu, pensó.
Así que mientras Wei Wuxian rescataba a un herido Jiang Cheng y era ayudado por los hermanos Wen, era Lan XiChen quien se enfrentaba al temible Wen Zhuliu. Defendiéndose con cada gota de fuerza que le quedaba.
Era el mejor cultivador de su edad y usando las cuerdas de un abandonado arco, cortó la palma de Wen Zhuliu, evitando la pérdida de su núcleo pero perdiendo cualquier posibilidad de escape.
Furioso de perder su única ventaja por encima de otros cultivadores, Wen Chao se volvió irracional y actuó de la peor manera posible. Llevó a un débil Zewu-jun a Yiling y en lugar del cultivador de ropas oscuras, fue el jade quién cayó del risco.
Sin embargo, era el destino que Wen Chao lograra encontrar a Wei WuXian, quién buscaba una forma de salir de la ciudad sin alertar a nadie, dejando a Jiang Cheng esperar por él camino arriba en la montaña, este último demasiado herido y débil para moverse más de un poco cada vez.
Gracias a la herida que provocó antes Lan XiChen, Wen Zhuliu no logró destruir el núcleo de Wei Ying, pero todavía logró bloquear el cultivo del joven el tiempo suficiente para llevarlo a las montañas.
"Le harás compañía al jade"
Las crueles palabras acompañaron su camino hasta llegar al suelo, donde sorpresivamente, encontró a un sangrante Lan XiChen, apenas consciente y quién en cuando lo reconoció, no dudo en cambiar las notas de Liebing para extender la protección de su barrera hasta Wei Wuxian.
La energía resentida volvía el cultivo errático y cada movimiento solo parecía agotar más rápido al jade.
Desesperados, intentaron cada posible solución, pero ningún conjuro, talismán o hechizo funcionaría, las bengalas eran consumidas por los espectros mucho antes de llegar al borde del risco y las notas de Liebing era cada vez más débiles y temblorosas.
Fue así como muchos cultivadores perdieron sus vidas en aquel lugar, agotándose hasta ser consumidos.
Pero ninguno de ellos era Wei Wuxian, él fue y aún sería, el fundador del cultivo demoniaco.
"Puedo usarla, también es energía"
Su ocurrente idea de cultivar la energía demoniaca en un intento de crear una salida, despertó el desagrado y la esperanza en el jade. Pero cuando el joven Wei comenzó a escupir sangre, producto del doloroso proceso, la resolución del jade de apoyarlo falló, se rompió en pedazos.
Sospechaba que la energía resentida destruiría el cándido carácter del chico y si bien jamás dijo nada, sabía de una persona que estaría muy angustiada por el paradero de Wei Wuxian y que se sentiría aún peor si viera al joven ser quebrado.
El deber y su formación entraron en conflicto, pero el ganador sobresalió pronto. Lan XiChen no podría mirar al rostro de su hermano sabiendo que sacrificó a alguien tan importante para WangJi, a cambio de conservar su vida y su virtud como cultivador.
Así que apretando los puños con fuerza mientras todo en él se revelaba, usó unas gotas de sangre para escribir en Liebing.
"WangJi te espera" dijo con un susurro lleno de pesar.
Tomando al joven del brazo en un gesto brusco, metió el instrumento entre las ropas oscuras y elevó una nueva barrera de protección que se mantendría mientras Wei Wuxian tuviera poder espiritual. No importaba si estaba consciente o no, Liebing se alimentaría del poder del chico para mantener la barrera.
Era una técnica prohibida, pero sería el menor de sus crímenes en comparación a lo que lo vendría. Vio al joven Wei lidiar con la energía resentida, podría imitarlo.
Satisfecho ahora, Lan XiChen cerró los ojos mientras la energía demoníaca invadía su núcleo dorado, cortando como si miles de afiladas dagas apuñalaran su interior, despertando partes de sí mismo que jamás debieron estar ahí. Mientras la agonía lo invadía una y otra vez, la acción altruista pronto cambió a una de resentimiento en sus pensamientos.
Él se estaba sacrificado por el bien de su hermano, pero ¿qué obtenía a cambió?, ¿quién esperaba su regreso?, ¿por qué debía el joven Wei Wuxian ser salvado mientras él era consumido por este terrible dolor?
No tienes nada.
No hay nadie.
Las emociones fueron más tormentosas que el duro proceso que enfrentaba su núcleo, tormento que se extendió por dos meses antes de que Lan XiChen fuera capaz de arrastrar su consciencia de regreso y sacarlos de aquel lugar.
Esta vez Jiang Cheng sería encontrado por Lan WangJi. Serían ambos quienes, en la búsqueda de sus hermanos, encontrarían a los grupos de cultivadores. Buscaron su ayuda sin comprender que el odio de Jiang Cheng avivaría el deseo de venganza en ellos, recordándoles el orgullo al que renunciaron después de años de abuso y opresión de los Wen. Ellos a su vez convencerían a los grupos más grandes, continuando hasta conseguir el pequeño batallón que llevaría a la campaña de la caída del sol.
Todo había cambiado sin cambiar, las mismas situaciones, pero con desenlaces distintos.
El malentendido entre Jin ZiXuan y Jiang YanLi, sin el descaro de Wei Ying, les retrasaría de su unión por mucho tiempo, llevándolos a otros conflictos hasta que en un acto de valentía repentina, el joven Jin confesaría sus sentimientos.
¿Dónde estaba Wei Ying?
Bueno, es complicado.
¿Recuerdas aquel beso forzado en la cacería de la montaña? pues mientras el conflicto se daba entre los jóvenes Jin y Jiang, el joven Wei Ying tenía las manos llenas lidiando con cierto cultivador estoico. En una tonta apuesta con su shidi, se vendó los ojos y juró, ganaría a Jiang Cheng mientras este último se alejaba en dirección contraria, gruñendo que el tonto de Wei Ying caería de un risco en su afán de alardear.
Entonces ocurrió el beso, aquel que debía pasar en otro momento. Y con la venda cayendo de sus ojos a la mitad del ardoroso evento, reveló la identidad de su tímido y deseoso admirador, Lan WangJi.
Así que mientras una casi relación se volvía a distanciar, una nueva nacía.
¿Y el banquete, aquel en donde Wen Qing buscaba la ayuda de Wei Yin? Sería escuchada por Jiang Cheng, quién buscando a su problemático amigo, escuchó todo. Se enfrentarían por una diferencia de opiniones a causa de los remanentes del clan Wen, esclavizados por el clan Jin.
Con Lan XiChen como el cultivador demoniaco en lugar de Wei Wuxian, el conflicto tuvo poca importancia, con Jin GuangShan pensando en ambos chicos como jóvenes sin importancia, dejó al clan Wen irse, su atención en cierto jade de mirada carmesí y en su poder. Tenía más interés en sacar provecho de la fuerza del jade que en lo que hiciera su tonto sobrino.
Al ser arreglado pronto, Wen Ning fue salvado antes de morir, así que jamás supo los pesares de ser un cadáver.
Sin la existencia del General Fantasma, Jin XiZuan no moriría.
En el conflicto en el paso QiongQi, Wei Ying enfrentaría a Jin ZiXun en compañía de Lan WangJi, y sin el cultivo demoniaco como el pretexto de los Jin, Wei WuXian no tuvo que enfrentar las sospechas y escarmiento del mundo del cultivo.
No hubo trece años de espera y relativa paz.
¿Y Lan XiChen?
Bien, el hombre vivía en reclusión dentro del receso de las nubes, asistiendo a las reuniones solo en ciertas ocasiones, para evitar los rumores de estar haciendo ritos extraños. Su tío renegaba de él, reprochando su decisión. Los únicos que le visitaban eran su hermano y el joven Wei Wuxian.
La brújula, los sellos y rituales, todo sería desarrollado por Wei Ying y practicado por Lan XiChen, en un intento de controlar la energía resentida que desgastaba su disciplina. Pero como dijo aquel gato sonriente del famoso cuento infantil: lo que es, será.
Meng Yao continuó con su ambicioso deseo de reconocimiento y poder, más decidido que antes.
Si bien no se encontró con el cultivador de blancas túnicas que retrasarían su intención de participar en la próxima guerra y así ganar algo de renombre, lo que sí encontró fue un montículo de tierra removida. En el interior se resguardaban variados textos, para él en su mayoría incomprensibles pero que sabía, debían ser de gran valor.
Devolvería los textos a Lan XiChen para ganarse la poca confianza que conservaba el jade, y así como en aquel lejano destino, este último convenció a Nie MingJue de las buenas intenciones de Meng Yao. Confiar en el chico era el amuleto que el jade usaba para recordarse que los pensamientos llenos de sospecha no eran suyos, sino nacidos de una energía oscura que se negaba a hacer crecer más.
Como fichas de dominó, una acción llevó a otra.
Un error acompañó a otro.
Meng Yao cometió dos terribles errores: robó parte de los textos y se los dio a Xue Yang, usando a los enemigos de Jin GuangShan como conejillos de experimentación para que el chico creara repulsivas criaturas que solo obedecían a Meng Yao. Su segundo error, fue pensar que el jade jamás sabría de sus acciones.
El error de Jin GuangShan fue pensar que al dejar a los Wen a cargo de Lan XiChen, ganaría el favor de este y por tanto, le daba el derecho a su clan de exigir usar las habilidades sanadoras de los Wen. Peor aún, usar el conflicto entre Jin ZiXun y Wei Wuxian para querer quitarle al jade a Liebing cuando notó el poder que esta tenía o aquellos textos prohibidos que Lan XiChen salvó antes.
El error de Nie Huaisang cayó cuando tras la casi muerte de su hermano, descubrió quién era el responsable y en lugar de acusarlo abiertamente, guardó silencio, manipulando a cuanta persona pudo para orillar al otro a confesar su crimen.
Cualquier posibilidad de que el jade fuera indulgente se perdió cuando, en la ciudad sin noche y mientras enfrentaba a un arrogante Meng Yao, Lan QiRen fue asesinado por un Su She que cayó víctima de las manipulaciones de Nie Huaisang, quien lo convenció de que era la mejor forma de forzar al jade en favor de Meng Yao y en contra del clan Wen.
No Jiang YanLi sino Lan QiRen, murió esa noche.
El resto, querido lector, debes comprenderlo. En su dolor, el jade pronto conectó todos los eventos antes sin importancia y descubrió el engaño del que había formado parte.
Los textos maltratados y con restos de una tinta que antes no tenían y que erróneamente adjudicó a su propio descuido al ocultarlos.
Las constantes invitaciones e insinuaciones de Jin GuangShan.
Las agresiones contra los Wen que estaban bajo su protección.
El que nadie detuviera a Jin ZiXun de sus constantes agresiones a su hermano y Wei Wuxian.
Los conflictos inexplicables que tenía con su tío y que nunca pudo explicarse, hasta esa noche.
Confió en Meng Yao y en su lugar, este ayudó al clan Jin a conspirar en su contra, lo usó como una herramienta en su sed de venganza y poder.
Confió en Ming Jue, pero este guardó silencio ante las maquinaciones de su hermano, se dejó convencer por Nie Huaisang de que su venganza contra Meng Yao era más importante que ser honestos con el jade y decirle sobre la verdad del ataque que casi costó la vida del líder Nie.
El jade, al igual que aquella noche en el templo, descubrió la verdad de la peor manera posible.
Así es, querido lector, un simple paso en una dirección distinta, un simple pensamiento alternativo que llevó al jade a huir en otra dirección, años atrás, cambió todos los eventos.
Sin nadie manipulando los sellos, Lan XiChen no murió por la energía resentida como Wei Wuxian murió en aquella realidad alterna, pero el exceso en el uso del cultivo demoniaco junto a la traición, llevaron a jade a perder la poca humanidad que quedaba en él.
Al igual que tú, lector, el mundo de la cultivación solo pudo observar la masacre sin poder hacer nada para detenerlo. La secta Jin cayó y ahora, el líder Jiang estaba ausente.
Preocupado, Wei Wuxian observaba la ciudad oscura y silenciosa en medio de la noche.
Él fue el único al que el jade permitió cerca de Jiang Cheng, pero también fue al único al que Lan XiChen nunca ocultó su deseo de monopolizar al joven de ropas violetas. Una y otra vez, el jade le preguntaba todo sobre Jiang Cheng, su infancia y gustos, su pasado, su relación con Jiang Fengmian y Madam Yu, hasta le había pedido la lista de aquello que su shidi quería de su futura esposa.
Pero el jade nunca respondía una sola de sus preguntas. Desde el incidente contra el clan Jin, Lan XiChen hacía oídos sordos a todo el mundo, incluido su hermano. Era como si temiera que al escuchar, sería convencido y posteriormente, traicionado.
Lo peor fue ver como el estado de su shidi se deterioró cada vez más. Las sombras bajo sus ojos, la palidez de su piel, los movimientos cuidadosos de su cuerpo que, creía Wei Wuxian, ocultaban heridas debajo de su túnica.
La última vez que habló con Jiang Cheng, este apenas respondió con monosílabos antes de irse de vuelta a donde sea que viviera, su mirada perdida en algún pensamiento.
De eso hacía dos meses atrás, antes de que inexplicablemente el mayor de los jades decidiera cambiar de residencia y dejar atrás a la mayoría del clan Wen. Solo el hecho de que fuera justo a Wen Qing y Wen Ning a quienes el jade decidiera llevarse, le dejaba un mal presentimiento.
¿Por qué el jade querría cerca a los dos mejores sanadores del mundo de la cultivación?
Así que, en compañía de su recién esposo, los buscó hasta dar con los rumores de una pequeña construcción en la cima de las montañas, encontrando que si bien uno podía ver el edificio desde el borde del pueblo, no había un camino que los llevara cuesta arriba.
Wei Wuxian ya había recorrido gran parte del lugar, pero parece que en cada ocasión, aparecía un sendero nuevo entre los secos árboles. No sabía si el hermano mayor lo hacía para confundirlo o porque en verdad usaban esos caminos, pero a pesar del tiempo que invertía en cada ocasión, no había logrado encontrar el lugar donde Jiang Cheng residía.
<< ¿Cómo está A-Cheng?>>
Su shijie le hacía esa pregunta en cada ocasión en que la visitaban y Wei Ying ya no sabía cómo responder a esta. Ni siquiera podía hablar con el jade mayor para confrontarlo, nadie había bajado de esa montaña desde que Wei Wuxian la vigilaba.
Hasta el día de hoy.
--- Hay que dormir.
Terminando la copa de licor, Wei Wuxian sonrió a su compañero antes de dejarse caer en la cama sin importarle estar abarcando la mayoría del espacio o estar desordenando las almohadas y sábanas.
--- Pero Lan Zhan, aun es temprano y este hermoso hombre aquí no quiere dormir --- con el dedo de su mano, hizo un gesto invitando al casi siempre correcto, Hanguang-jun, a recostarse con él --- hagamos otra cosa en su lugar. Algo más divertido y que seguro, me dejará agotado.
A pesar de que sus orejas se tornaron rojas, Lan WangJi se sentó correctamente al borde de la cama, reacomodando las cobijas y cojines que el otro desordenaba entre risas. El juego continuó por un rato, hasta que los ojos dorados se movieron al exterior.
--- Parte de la barrera esta débil.
Wei Wuxian dejó de tontear cuando escuchó las palabras de Lan WangJi, mirando por un segundo a la ventana aun abierta y notando que aquel cuervo negro que antes posara sobre el tejado vecino, ya no estaba en la cercanía.
Parece que Lan XiChen se había cansado de observarlos a través de los ojos de aquellas espeluznantes aves.
Wei Wuxian se sentó con las piernas cruzadas, asintiendo a las palabras de WangJi. Todo rastro de burla sustituida con pensativa contemplación.
--- No podemos acercarnos con A-Yuan y A-Yi aquí.
--- Los padres de Lan JingYi llegaron hace poco.
Silencio después de esas palabras.
Wei Wuxian miró las blancas sábanas mientras pensaba. Era obvio que traer aquí a los niños había sido una excusa para venir a la ciudad, después de todo, nadie aprobaría que el líder de la secta Lan vagara tanto tiempo entre civiles y sin una razón aparente.
Lo lamento, paciente lector, olvidé mencionar aquel peculiar detalle. Cuando Lan XiChen se llevó a Jiang Cheng, dejó el liderazgo a cargo de su hermano menor, poco interesado en tratar con asuntos absurdos entre sectas.
"Ya tengo lo que quería" fue lo último que dijo antes de irse, dejando a la mayoría de los Wen como miembros activos del clan Lan.
Ahora, Wei Wuxian pensó en cuantas veces habían esquivado sus responsabilidades con el clan Lan y Jiang para venir a YiLing, solo para encontrar que sus esfuerzos siempre eran detenidos por un sonriente Lan XiChen, quien solo los observaba desde lo alto de una colina, despidiéndolos con la mayor cortesía cuando el sendero en lugar de subir, volvía a bajar de la montaña.
Pero si esta vez el hermano mayor Lan estaba permitiendo que se acercaran tanto, entonces quería decir que ya no le importaba que buscaran a Jiang Cheng.
Wei Yin no sabía si eso era bueno o no, porque o el hermano mayor había perdido el interés en Jiang Cheng o estaba confiado en que no podría encontrarlo aun si subían hasta la cima de la montaña.
--- Engañoso en verdad --- murmuró.
--- Creo que quiere que lo veamos.
Wei Wuxian asintió.
--- Eso o inventó algo nuevo para frustrar nuestro camino, como sea, mañana lo averiguaremos.
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Aquella tarde, la pálida niebla gris bajaba de la montaña y recorría los alrededores, como delicados dedos que ensuciaban el borde de las oscuras túnicas, rezumando putrefacción y decadencia.
Wei Wuxian miró las dos siluetas al frente, contrastando una contra la otra como el día de la noche entre los árboles retorcidos.
Antes, los hermanos Lan solo se distinguieron en su expresión, con una sonrisa amable donde el otro solo lucía inexpresivo, palabras llenas de consideración donde el otro guardaba silencio. Lan WangJi siempre había sido como un frío estanque de invierno mientras que Lan XiChen era como la fresca brisa del amanecer.
Al menos eso había creído el mundo a su alrededor.
El azul oscuro de la nueva túnica de Zewu-jun hacía que su porte fuera imponente donde el de WangJi era tranquilo, que sus ojos brillaran caoba rojizo donde los otros brillaban dorados. La antes brisa del amanecer que fue el cultivador, era ahora como el viento nocturno del invierno.
Lo único que se mantenía era la larga cinta blanca adornando las respectivas frentes de los hermanos.
Wei Wuxian entornó los ojos cuando pudo mirar de cerca la construcción que era la nueva residencia del jade.
De al menos ocho pisos, la madera variaba en tonos oscuros de caoba, rojo y negro; todo incrustado en la dura pared de la roca como si el edificio hubiera surgido de su interior pero sin llegar a salir por completo. Los techos curvos y puntiagudos en sus extremos le recordaban a las pagodas de la ciudad sin noche, sin embargo la construcción en si misma parecía más una versión retorcida y tétrica de la biblioteca de Gusu.
--- Es una gran construcción.
--- Los maestros constructores del clan Nie valoran mucho sus habilidades. ---fue toda la respuesta que obtuvo antes de que el jade continuara con su conversación con Lan Zhan.
Pero tampoco hubo necesidad de decir otra cosa. Este edificio era demasiado complejo para haber sido hecho en los dos meses desde que el jade se fue de Yunsen, y si en verdad fueron los maestros constructores del clan Nie quienes lo llevaron a cabo, debió ser mucho antes del altercado en la torre Koi de hace un año.
Parece que el jade ya había pensado en irse de Gusu desde mucho antes de que lo supieran, quizá incluso lo planeó desde el comienzo. Conociéndole, era probable que solo se quedara en Yunsen para complacer a Lan Zhan, después de todo era su hermano y ahora, su única familia.
Quitando una rama de su camino, Wei Wuxian mantuvo su atención sobre el camino. A diferencia de las veces anteriores, había un único sendero cuesta arriba, limpio de cualquiera de los obstáculos que encontraran en sus visitas anteriores.
Excepto por la única cosa que Wei Yin no quería tener cerca y que explicaría el olor putrefacto del sitio.
Llenando las secas ramas y dando la ilusión de un bosque frondoso y negro, los innumerables cuervos los observaban desde lo alto, sus afilados picos apuntando en su dirección cuando pasaban por su lado. Las mascotas que Zewu-jun revivió de alguna forma y que ahora eran sus silenciosos guardianes.
Esos que, cuando Wei Ying intentó usar su espada para entrar al edificio por el aire, llenaron el espacio de forma tan agresiva, que Wei Yin no tuvo más opción que regresar o caer de su espada.
En verdad le desagradaban esos cuervos, pensó con una pequeña mueca.
Tras una relativamente breve caminata, llegaron a un largo puente que conectaba al enorme edificio, donde ya les esperaba una comida sencilla y abundante, sin embargo, Wei Wuxian no pudo evitar notar que no había atisbo alguno de túnicas moradas.
Para el caso, no había atisbo de que nadie aparte del jade, viviera aquí.
Fingió no darle importancia mientras comían o después, cuando conversaban sobre los acontecimientos del mundo de la cultivación, respondiendo a cada pregunta del jade sobre la situación en Yunmeng. Ninguno de ellos fingió que no sabían qué era lo que Wei Wuxian deseaba saber, pero tampoco mencionaron el tema.
Algo en el jade parecía estar al borde, como si la palabra incorrecta lo fueran a llevar de nuevo a aquella sangrienta cruzada de hace un año.
El matrimonio Lan mantuvo guardadas todas sus preguntas mientras escuchaban a Zewu-jun asegurar lo cómoda que era su vida ahora que no tenía que preocuparse por los clanes y sus inevitables conflictos.
--- Hermano.
--- No ocurre nada, WangJi. Los hermanos Wen se encargan de comprar cualquier cosa que necesitemos. Comida, ropa, madera, no nos falta nada, así que tampoco es necesario que mandes tanto dinero o recursos. El clan Lan también los necesita.
Lan WangJi no dijo nada mientras observaba el vapor de su té, el discurso de su hermano, aunque lleno de consideración, era hueco y vacío.
Su hermano había cambiado mucho desde lo ocurrido con la familia Jin, su expresión era fría y ausente, sus decisiones y palabras eran extrañas. Tan indiferentes, que era como si hubiera practicado muchas veces antes de por fin decirlo.
Lan WangJi sabía que el acuerdo con el líder Jiang no había sido justo ni mucho menos considerado, pero a pesar del tiempo, su hermano no parecía querer cambiar de opinión. Había hablado con él en numerosas ocasiones pero Lan XiChen no parecía capaz de comprender por qué su decisión era tan cuestionable.
Era como si su hermano perdiera toda su capacidad para empatizar con las personas a su alrededor. Se había vuelto caprichoso y egoísta.
--- Jiang YanLi ha pedido ver a su hermano. --- Por fin, Lan WangJi dijo lo que ambos, él y Wei Wuxian, querían.
Era un riesgo, pero a pesar de todo, Lan XiChen jamás lastimó a su hermano. Quizá era la única persona que podría preguntar del tema sin alterar al jade.
Lan XiChen miró con mucha atención las emociones reflejadas en los cristalinos ojos, pero no logró comprender la desaprobación que había en ellos, como tampoco su deseo de mencionar el tema cada vez que se reunían. Se preguntó por un segundo si la memoria de su hermano estaría fallando y olvidaba que ya habían tenido esta conversación antes.
¿Quizá pasó mucho tiempo desde su última reunión y por eso lo olvidó?
--- Jiang Cheng dio su palabra de quedarse, así como diste tu palabra de tomar el cargo de líder del clan.
--- No es igual.
--- Lo es. --- bajó su propia taza, ya vacía y fingiendo no notar la mirada fija de Wei Wuxian. El joven debía tenerle mucha envidia de poder estar cerca de Jiang WanYin, pensó con satisfacción infantil --- WangJi, sé que recuerdas los rumores de la secta Lan practicando las artes prohibidas. Si me hubiera mantenido en el cargo, solo habría empeorado. --- dudó un poco --- Tío no aprobaba que siguiera en la secta después de lo ocurrido. Jamás debí mantenerme como líder tanto tiempo.
--- No dejaré que te exilien.
Una suave sonrisa que casi se parecía a las de antaño, pero que pronto fue teñida por una oscuridad viciosa, transformándola en algo extraño, equivocado.
--- Y es por esa razón que vivimos aquí y por la que no salgo de este lugar, le he dado mi palabra a Jiang Cheng de no lastimar a otros y tú me has dado la tuya de cuidar de la secta. Una no puede existir sin la otra. --- Lan XiChen se sirvió té de nuevo --- Y WangJi, si salimos de aquí en tu compañía, pensarán lo peor. No podemos combatir contra los otros clanes, no sin derramar sangre.
Y el matrimonio Lan sabía que eso era lo que Zewu-jun deseaba y que era probablemente la razón de que les permitiera llegar tan lejos el día de hoy, que estuviera en búsqueda de una razón para romper su promesa con Jiang Cheng. Porque puede que renunciara a terminar con la vida de cada persona con la sangre del clan Jin, pero Lan WangJi sabía que su hermano mantenía un ojo atento en cada persona que se involucró o ayudó a Jin GuangShan o Meng Yao.
Así como también era consciente de que varios de ellos habían desaparecido sin explicación aparente en el último año.
Bajando la mirada a sus puños tensos, las complejas emociones de Lan WangJi rememoraron cada acontecimiento y se preguntó si pudo haber hecho algo para evitar que el antes apacible carácter de Lan XiChen, se retorciera tanto.
--- Hermano...
--- Dos pisos más arriba --- ambos, Lan WangJi y Wei Ying, miraron sorprendidos al jade. Este sonreía --- sé que han venido a buscar al joven Jiang. Su habitación está dos pisos arriba, al fondo del pasillo donde mejor entra la luz del sol. ---dejó de lado su taza y puso sus manos al frente, su imagen la de un inmortal observando el mundo --- No necesita mirarme con tanta sorpresa, joven Wei, el líder Jiang no esta aquí contra su voluntad. Puede preguntar por él cuantas veces quiera.
Wei Wuxian se recargo en su brazo, nada en él parecía querer moverse de su asiento mientras respondía afable.
--- Ciertamente puedo preguntar --- aunque eso no quería decir que el jade contestara. Como había dejado muy en claro en el pasado --- Si no le importa hermano mayor, iré a buscarlo, no he visto a mi shidi en un largo tiempo.
Mientras el hombre de ojos grises se levantaba, Lan XiChen miró a su hermano sacar su guqin, insistente como siempre en tocar para alejar la influencia del cultivo demoniaco.
Lan XiChen suspiró paciente.
Era inútil que tocara cuando todo este lugar tenía talismanes que impedirían que la melodía surgiera efecto, pero no quería decepcionar a su hermano. El orgullo de WangJi era importante para Lan XiChen.
--- Camine con cuidado, joven Wei.
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El suave y delicado sonido del instrumento hizo que el hombre mirara hacia atrás, antes de negar con un gesto resignado. Tocar para Lan XiChen era inútil y lo sabían, pero Wei Ying también sabía que Lan WangJi tocaba sin usar cultivo.
Lan Zhan solo buscaba recuperar el vínculo que tenía con su hermano mayor, intentar recordarle con la melodía, todas las veces que tocaron mientras crecían. Que no buscaba herirlo.
Wei Yin se sintió tentado, como cada vez que la melancólica melodía del guqin sonaba, de zarandear al jade mayor hasta que comprendiera que ellos no eran sus enemigos. Por desgracia, sabía muy bien que si Lan Zhan no lo convencía, él no tenía posibilidad alguna.
Así que siguió su camino para lidiar con su propio hermano problemático.
Con una paciencia que nadie esperaría de un joven inquieto como era Wei Ying, los pasos se mantuvieron constantes mientras caminaba a lo largo de los oscuros pasillos. Pasó el primer piso, donde a juzgar por las ropas e instrumental, debía ser donde residían los hermanos Wen.
Detuvo su camino cuando, en lo más alto de unos estrechos escalones tallados en la dura roca de la montaña, pudo vislumbrar el borde de la túnica de Yunmeng Jiang. Fue por solo un momento y de haber parpadeado un segundo antes, no lo habría notado.
Secándose al sol rojizo de la tarde, las húmedas prendas se movían con el viento. Era imposible saber quién había limpiado y cuidado de la ropa, nadie a parte de Wei Wuxian parecía estar en este sitio. Así que a menos que el Lan lavara y pusiera a secar las túnicas violetas todos los días, parece que su shidi en verdad se encontraba aquí.
Se mantuvo alerta.
Dos meses enteros de búsqueda sin un rastro y ahora, con aparente casualidad, se encontraba a poca distancia de su objetivo. Wei Ying dudaba que fuera casualidad, pero no podía negarse a intentarlo.
Era caer en una trampa o tener suerte. En cualquiera de los casos, le daría la posibilidad de obtener información o en el peor de ellos, una buena razón para confrontar al hermano mayor directamente.
Subió los escalones en partes de madera y en otras donde el terreno lo permitía, talladas en la dura roca de la montaña. En verdad este edificio parecía haberse incrustado en la dura piedra, como si estuviera siendo absorbida por esta en lugar de surgir, como pensó al comienzo.
Una vez en el piso más alto, miró bastante asombrado.
A diferencia de la zona inferior, aquí no había tanta neblina o humedad, por el contrario, el sol brillaba con cálida fuerza y el viento era agradable, la vista de la ciudad y la montaña era en verdad admirable; incluso había largas enredaderas de gran verdor creciendo en los pilares y paredes, los colores brillantes y alegres de las flores en estas, desentonando por completo con la sombría construcción.
A esta altura, la energía resentida del lugar era prácticamente inexistente.
Cauteloso, siguió a lo largo del pasillo por donde el jade le indicó, asomándose a cada habitación y ventana que pasaba.
Una cocina bien surtida, un cuarto lleno de medicamentos y vendajes, dos habitaciones vacías de cualquier mobiliario, otras dos que parece, eran almacenes. Y al final, un profundo pasillo que atravesaba un pequeño túnel lateral en la montaña, una pared que oscurecía solo un fragmento del camino que llevaba hasta la única habitación con puertas dobles.
La única habitación cerrada y sin ventanas pese al sol que hacía brillar la pintura en ella.
Wei Ying maldijo por lo bajo y sacó a Suibian cuando por fin descubrió lo que mantenía al jade tan indiferente, la razón de porque no dudó en decirle donde estaba Jiang Cheng. Los pergaminos y el grueso candado que mantenía sellado el lugar eran apenas importantes en comparación con aquella figura que custodiaba la entrada.
¡Sabía que el jade les había mentido cuando aseguró que Jiang Cheng estaba aquí por su voluntad!
Pálido, de largo cabello caoba y con oscuras venas delineando su cuello, el inexpresivo cadáver se mantenía observando a la lejanía, a las montañas y valles llenos de vida y tan contrarios a este sitio. Sus ropas estaban andrajosas pero el punto bermellón en su frente era morbosamente nuevo, puesto cuidadosamente en él.
Meng Yao.
Lan XiChen había puesto en práctica su teoría de despertar la consciencia de un cadáver en alguien a quien Wei Ying no esperó ver de nuevo.
Solo que el jade no había terminado deliberadamente el proceso que Wei Ying teorizó, dejando al hombre a medio camino entre la consciencia y la muerte. Meng Yao sabía que era solo una marioneta a merced de la voluntad de su creador, pero jamás podría expresar palabra alguna en contra.
Era el esclavo del que alguna vez fue su amigo.
Con la ira apenas bajo control tras descubrir el engaño, Wei Wuxian alzó la voz, alerta ante cualquier acción del cadáver de Meng Yao.
--- Jiang Cheng. --- Silencio absoluto. Solo el viento y las flores se movieron tras su llamado --- Jiang Cheng, sé que estás ahí dentro, yo...
--- Vete.
El alivio lo recorrió cuando escuchó la voz llena de hostilidad aunque un tanto ronca. Decidido, se acercó otro paso solo para detenerse cuando el cadáver lo miró, sus ojos oscuros y vacíos atentos a él, pero sin hacer más.
--- Vamos, no seas malcriado --- dijo con una ligereza que no sentía, pensando como entrar sin activar los pergaminos o provocar a Meng Yao --- He venido todo el camino para hablar contigo y ni siquiera me muestras tu fea cara. Cualquiera pensaría que me odias.
Una pausa, seguido de un sonido extraño que Wei Ying no pudo identificar pero que de alguna forma le fue familiar.
¿Ropa? ¿Tela? ¿Quizá algún futón o cortina?
--- De verdad te voy matar, si no te largas ahora.
--- Jaja, vamos, vamos A-Cheng. Está bien si apenas estás despertando, ya te he visto con aquel nido de pájaros que llamas cabello cuando no has dormido lo suficiente.
Otra larga pausa que hizo dudar a Wei Wuxian.
Esto no estaba bien, sabía que Jiang Cheng era una persona activa y responsable, mantenerlo en este lugar aislado, encerrado dentro de una habitación silenciosa y custodiado por una persona que odiaba, debía estar volviéndolo loco.
--- Solo vete.
Todo rastro de humor se perdió en Wei Ying cuando escuchó el cansancio en esa grave voz.
--- Escucha Jiang Cheng, sé que no quieres romper tu palabra, pero shijie está preocupada por ti. No te hemos visto y aunque intento mantenerla tranquila, sabes que no puedo mentirle ---avanzó otro paso cauteloso, deteniéndose de nueva cuenta cuando Meng Yao giró en su dirección, las venas en su cuello hinchándose un tanto --- A-Lin ya cumplió un año.
--- Jiejie.
Solo tendría una oportunidad, Wei Wuxian sacó un pergamino y se preparó.
--- Te llevaré con ella, te llevaré a muelle de loto. No tienes que estar aquí, el jade al que le hiciste la promesa no es el mismo que conocimos antes.
Otro silencio.
Wei Ying entornó los ojos con exasperación, ese mocoso terco solo guardaba silencio cuando se negaba a cambiar de opinión sobre algo o no quería escuchar las palabras de la otra persona, como un niño que aprieta los labios con berrinche.
--- Maldición, Jiang Cheng. Tiene el cadáver de Jin GuangYao custodiando tu puerta, el mismo hombre que lo traicionó, el mismo al que asesinó con sus propias manos. No puedes pensar que alguien tan retorcido, es el mismo Lan XiChen que nos ayudó cuando estudiábamos en Gusu.
De nuevo el sonido extraño de arrastre, este un poco más persistente.
--- ¿Por qué no... solo te largas?
Por fin lo que había querido escuchar, reconocía la derrota cuando la escuchaba y en el caso de Jiang Cheng, las preguntas retóricas siempre eran buena señal.
Wei Wuxian atacó con una sonrisa afilada. Si podía liberar a su shidi de su encierro, podría convencerlo de irse, ahora estaba seguro de ello.
Arrojó el pergamino hacía la figura de Meng Yao, prendiendo fuego al lastimoso cadáver. Mientras este se retorcía y gruñía con un sonido rasposo, Wei Yin intentó cortarlo con Suibian.
Pero su ataque falló, aquellas manos de afiladas uñas detuvieron su estocada con apenas esfuerzo antes de, con un grito oxidado y lúgubre, devolver cada intento de Wei Yin de pasar su defensa.
El fuego se consumió con inusitada velocidad a causa de la energía resentida en el cadáver, pero ayudó a distraer lo suficiente a Meng Yao. Wei Ying esquivó los feroces ataques, sorprendido de la velocidad que ganó Meng Yao cuando antes había permanecido tan pasivo, ferocidad que crecía por segundos.
Pero Wei Wuxian era el fundador del cultivo demoniaco, sus investigaciones lo habían llevado a curiosos descubrimientos. Entre ellos, la invocación de espíritus resentidos.
Esquivando con agilidad los ataques cada vez más agresivos de Meng Yao, sacó dos pergaminos y a costa de una pequeña herida en su brazo, logró colocarlos en la espalda y pierna del cadáver feroz.
Un solo silbido de sus labios y dos espíritus cayeron sobre Meng Yao, el peso obligándolo a quedarse quieto por algunos segundos.
Tiempo más que suficiente para que Wei Wuxian, usando su propia sangre, creara algunos sellos sobre el chamuscado tejido que cubría a Meng Yao. Muy similar a dejar a alguien dormido, la poca consciencia que tenía Meng Yao se perdió, dejándolo como una marioneta que cualquiera podría manejar.
Resoplando un poco por el esfuerzo, Wei Wuxian negó con la cabeza antes de guardar a Suibian. Sea por compasión o porque era demasiado peligroso, Meng Yao debía ser destruido. Pero Wei Ying tenía otras preocupaciones por el momento.
--- Eres un idiota.
El bajo murmullo de Jiang Cheng casi lo hizo reír mientras se acercaba a la puerta. Después de esto, quitar los sellos y candado eran su nuevo problema, debía conseguirlo sin alertar al jade. Suponiendo que el alboroto, que no duró más de unos minutos, no lo hubiera puesto sobre aviso ya.
--- Solo dices eso porque jamás habrías pensado en paralizar a Meng Yao, en lugar de combatirlo.
--- ¿Paralizarlo? --- Ignorándolo, Wei Ying entornó los ojos cuando notó que de hecho, los pergaminos de sellado eran casi absurdos en su sencillez. No tenía sentido, ¿por qué eran tan simples de quitar? --- ¿Qué mierda hiciste, imbécil?
--- Ya, no te enojes.
--- Tú...
Repentinamente, una voz suave y fría los paralizó a ambos. El jade estaba justo detrás de Wei Ying.
--- Joven Wei, le estaba buscando.