El otro mundo

13.02.2019

"Brumoso, incierto, sombrío. El camino frente a mi yace vacío, carente de vida o sustento"  

A. B. Remeny


Un mes después.

--- Este erudito se retira.

Jiang Cheng apretó la mandíbula mientras hacía una reverencia a los nobles en frente suyo. Las pesadas e incómodas ropas sofocándolo un poco y su largo cabello, suelto casi en su totalidad, aumentando su incomodidad.

Joven amo, su inclinación es demasiado rígida, creerán que está siendo poco cortes. Con el eco de las palabras de uno de sus sirvientes recordándole lo precario de su situación, Jiang Cheng relajó la mandíbula antes de enderezarse.

Ya había pasado tiempo desde su llegada y aún no podía aparentar calma en estas situaciones serviles, hacía tanto desde que no fue subordinado de nadie, que esto solo estaba aumentando la tensión que ya endurecía sus hombros.

El día que llegó, despertó en medio del Chou Shi (1-3- a. m.) en una amplia habitación, que pese a ser una versión en caoba y negro de su alcoba en Yunmeng, para Jiang Cheng fue dolorosamente obvio que tanto el color violeta como el motivo de su secta, el loto, estaban ausentes. Sin embargo, fue el desconocimiento en los ojos de los sirvientes que reconoció como anteriores miembros de su secta, lo que le dejó en claro que el mundo donde creció estaba perdido.

Por un momento, la pena por lo perdido fue tan grande que se sintió abrumado, pero se negó a escuchar a esa parte de sí mismo por demasiado tiempo, levantándose de la cama con un brilló feroz en sus ojos. Ya había gritado al cielo su pérdida, no se daría más tiempo para ello.

Así que usó toda la noche para averiguar acerca de este lugar, todo cuanto pudiera mientras aprendía a interactuar con la gente en lo que parecía ser su casa.

Era curioso cómo en este lugar tenía su propia identidad, un pasado y hasta una ocupación. En realidad pensó que llegaría siendo una persona anónima y sin recursos, por lo que esto era una agradable sorpresa.

A la mañana siguiente había ido un sanador a visitarle y fue entonces que Jiang Cheng supo por qué aunque sus sirvientes le miraban extraño, respondían a cada pregunta que hacía sin mayor dilación que un parpadeo o mueca leve.

Parece que hace dos días atrás había tenido un accidente en el bosque, lo bastante grave para dejarle insconsciente hasta la noche anterior. Así que tanto el sanador como sus sirvientes pensaban que tenía amnesia.

No muy afecto al engaño, Jiang Cheng solo guardó silencio, dejándoles justificar como desearan su actitud y solicitudes, mientras aprendía cuales se supone que eran sus funciones en este nuevo lugar.

Tardó casi seis días en aprender los modales y la jerarquía, casi dos semanas en entender la geografía, economía e historia y solo hasta la tercera semana tuvo contacto con su supuesta familia, un grupo de ineptos cuyo único logro había sido obtener el favor del emperador hace cuatro generaciones atrás.

En este mundo, era Wang Yi, Shao JiangCheng, hermano menor del ministro de asuntos exteriores y nieto del anterior emperador por parte de una rama lejana a la familia principal. Su reputación como erudito y noble era ampliamente conocida y su apariencia física era valorada.

Como tal, tenía un rango lo bastante alto para que su presencia fuera bien aceptada en el palacio, aunque no lo suficiente para tener un lugar dentro de la corte imperial.

De eso se encargaba su "hermano mayor" a quién por cierto no había visto desde hace varios días, para su fortuna. Torpe e inmaduro, le hacía alegrarse de conocerlo desde hace un par de días, seguro ya habría golpeado al idiota en varias ocasiones si tuviera más tiempo aquí, tan patético era el hombre.

--- Le dejamos a cargo de redactar la orden, erudito. --- la grave voz obligó a Jiang Cheng a levantar los brazos cruzados al frente en una segunda reverencia.

--- Su majestad.

Manteniendo la postura mientras caminaba hacía atrás hasta alejarse lo suficiente del emperador, se enderezó un poco antes de salir del salón de la eterna primavera*, donde por fin pudo erguirse a toda su altura.

Gruñó por un segundo, preguntándose si su espalda quedaría encorvada de por vida si seguía haciendo tantas reverencias. Era ridícula la cantidad de veces que tuvo que inclinarse ante otros nobles. Casi por cada palabra que salía de su boca debía bajar la cabeza o reverenciar. Seguro ya se conocía de memoria cada alfombra y azulejo en el imperio de la cantidad de tiempo que debía mantener la vista abajo.

Cansado mentalmente mientras pensaba a quién demonios preguntaría cómo redactar una orden imperial, caminó con aparente calma, mirando con disimulo a las personas con que se cruzaba mientras salía del palacio imperial, conteniendo un gesto cuando notó la extravagancia de cada vestimenta.

Al parecer, en este mundo y en especial dentro de las cortes imperiales*, no era tu fuerza o poder lo que te definía, sino el atractivo físico. Ser considerado apuesto era una cualidad capaz de doblegar la voluntad de muchos y hacerte merecedor de innumerables privilegios, pero también otorgaba una indeseada atención. Jiang Cheng no podía contar la cantidad de ocasiones en que algún noble o funcionario había intentado tocarlo o chantajearlo.

Pronto comprendió que el hecho obvio de ser un hombre no era relevante para nadie más que él mismo, así que había requerido de cada gota de control no hacer un escándalo al respecto y aprender a devolver cada ofensa. Estaba por demás mencionar que ser sutil no era precisamente una de sus cualidades más desarrolladas.

El último imbécil tenía una cicatriz en su brazo después de intentar tocarlo por debajo de la mesa. Cuando sintió la caricia cerca de su pierna, Jiang Cheng había clavado por accidente su tenedor en el otro. Y a pesar de que todos se habían enterado de este incidente y varios más, nunca faltaba aquel que creía, podía escapar de su ira e intentaba acercarse. Ya ni siquiera tenía caso llamarles mangas cortadas, el término era ridículo de usar en este lugar donde el género no era una limitante.

Con un suspiro de frustración, entró a su carruaje y cerró las cortinas, añorando la época cuando podía montar en su espada y olvidar el mundo mientras estaba en el aire. Ahora tenía que esperar hasta que se alejaron lo suficiente del palacio, para permitirse relajarse un poco.

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--- Joven amo --- Zhao Wu, su segundo al mando en su vida anterior y en esta el jefe de sus sirvientes personales, lo saludó con una reverencia apenas llegó a la finca donde vivía en este mundo --- El terrateniente Kuo lo espera en su estudio.

Jiang Cheng se detuvo por un segundo cuando reconoció el nombre.

--- ¿El terrateniente?

Zhao Wu asintió.

--- Es uno de los subordinados de su hermano, se encarga del personal de las minas.

Preguntándose si se trataba de la misma persona, Jiang cheng apretó la mandíbula mientras avanzaba a través del jardín.

Aunque ahora había familias gobernantes en lugar de sectas y el cultivo había sido dejado de lado en favor de la política y el lujo, pronto se dio cuenta que la historia continuaba su curso. Muchos de los principales eventos del pasado se repetían a su manera en este lugar, si bien los involucrados eran otras personas.

--- Entra al estudio cuando el terrateniente se vaya. --- instruyó.

--- Sí, joven amo.

Entrando a la pequeña habitación, dio su permiso al terrateniente Kuo de levantar la cabeza, reconociendo las facciones bofas y vulgares en solo segundos. Contuvo a la misma velocidad su odio.

Hoy es un día muy especial, pensó sarcástico cuando comprendió lo que significaba.

La voz no había mentido, si el líder Kuo estaba aquí, era seguro que encontraría al resto. Solo debía esperar lo suficiente.

Así que sin desperdiciar una mirada muy larga en el hombre para mantener el delgado hilo de control que tenía, se sentó detrás del escritorio y procuró mantener la expresión de su rostro lo más relajada posible.

En su vida anterior, este hombre había sido el líder de una pequeña secta al norte de Yunmeng, justo en la frontera con su territorio. La pequeña sabandija, descubrió Jiang Cheng dos días después de ser capturado, había vendido información sobre la secta Jiang y las sectas aliadas; desde el número de discípulos, sus horarios y la distribución interna de los edificios y habitaciones.

A cambio, habían conservado su cultivo y obtenido al menos una cuarta parte de los tesoros de los clanes caídos.

--- Terrateniente Kuo --- dijo, su voz tranquila, su deseo de venganza otorgándole la voluntad necesaria para reprimir el impulso primario de córtale la garganta ahí mismo --- es una sorpresa su visita.

El hombre hizo una pequeña reverencia para reconocer su presencia, aunque había un notable temblor en sus manos mientras evitaba mirarlo directamente por más de unos segundos.

En el pasado, Jiang Cheng había creído que su comportamiento nervioso era a causa de la reputación cruel y fría que le daban como líder.

No cometería ese error nuevamente.

--- Joven noble Jiang, de verdad lamento venir sin mayor cortesía* pero me temo que tengo un asunto urgente que tratar con usted.

Aunque ya sabía de qué se trataba, decidió dejarlo hablar. El hombre bajó la mirada mientras tragaba saliva ruidosamente, abatido.

Jiang Cheng entrecerró los ojos, pero de inmediato relajó el gesto. Si quería atrapar a los bastardos que habían causado todo, debía dar una imagen ingenua o cuando menos, no tan amenazante.

--- No necesita preocuparse --- obligó a las palabras a salir, practicadas una y otra vez en la soledad de sus aposentos hasta lograr un tono menos afilado --- Mi padre me ha dado los recursos necesarios para solucionar cualquier problema.

Su "padre" era un ridículo hombre que se la pasaba de viaje por el país dejando de lado toda responsabilidad, lo que era francamente humillante. Jiang FengMian estaría en desacuerdo con el lamentable desempeño de Shao Fu.

La secta de Yunmeng había fomentado la honestidad y la libertad sin ataduras pero jamás se había permitido o aceptado tal apatía.

Por otro lado, este notable desinterés le permitía hacer uso de los recursos de la familia Shao sin tener que dar explicaciones a nadie.

--- Bien, ---tartamudeó el hombre --- Yo no quisiera abusar de ello, joven noble Jiang, los recursos de la familia Shao son importantes para el funcionamiento de la provincia.

--- No lo es. --- fue todo lo que pudo decir, más que harto de las pláticas circunstanciales a las que la gente aquí era tan aficionada. --- Hable.

Tragando ruidosamente, el terrateniente bajó la cabeza antes de obedecer.

--- Como sabrá --- dijo titubeante --- mi hijo y dos de sus primos aprobaron el último examen y fueron aceptados dentro del ejército de su majestad imperial. --- un vistazo rápido antes de bajar de nuevo la mirada --- Pero no me malentienda, joven amo, como sabrá esto ha sido un gran honor para nuestra familia, pero como sabrá, mi familia no tiene recursos ni goza de un título, trasladarse del campamento a la casa familiar cada semana...

--- Entiendo --- le interrumpió JiangCheng, luego guardó silencio solo para verle retorcerse un poco por la ansiedad de la espera --- no es de conocimiento público, pero la finca apenas cuenta con personal de confianza y leales a la familia Shao. Si su hijo y sus sobrinos no están en contra de ello, pueden quedarse aquí a cambio de ayudar en las labores.

--- Joven amo, como sabrá...

JiangCheng hizo un gesto con la mano, deteniendo lo que seguro sería un largo discurso. Estaba harto de escuchar su muletilla, si el hombre volvía a repetir "como sabrá", él mismo lo arrastraría de los tobillos hasta sacarlo de la propiedad.

Su paciencia ya estaba en el límite solo por ver su despreciable rostro.

--- No tendrán que hacer nada extenuante, solo vigilar a algunos sirvientes o atender los asuntos menores de la finca. --- Jiang Cheng forzó una sonrisa, tratando de ignorar el sabor amargo en su boca a causa del gesto --- Le doy mi palabra de mantenerlos bien atendidos.

Y como si sus palabras fueran un hechizo de poder desconocido, el temblor en las manos del terrateniente desapareció.

Seguro tienes una cara gruesa, ¿no es así, Kuo?

La situación no pasó a mayores y pronto el terrateniente se fue con la promesa de enviar a sus familiares en siguientes dos días. El miedo en sus ojos desaparecido cuando su objetivo se cumplió.

Jiang Cheng dejó que su expresión seria cayera en cuanto la puerta se cerró, golpeando la mesa para calmar un poco sus emociones violentas.

El bastardo había usado la misma táctica en el pasado, pidiendo que la secta tomara la tutela de sus dos hijos para que practicaran y aprendieran de otros discípulos en Yunmeng. Fue así como pudieron poner pergaminos explosivos y filtrar venenos dentro de los edificios, destruyendolo todo de adentro hacia afuera. Casi todos sus cultivadores habían muerto en el primer ataque, no importando su edad o su nivel.

Acarició el anillo en su dedo, mientras sus ojos adquirían una frialdad inhumana.

Esta vez, los papeles serían invertidos, nadie de la familia Kuo saldría vivo.


Notas: 

*Se refiere a no avisar con antelación de su visita a través de una carta o un subordinado.

[2] Ya que la traducción al inglés de Fuxue, la espada de Song Lan, es "aquello que dispersa la nieve", sería un nombre extraño para referir al salón imperial, decidí usar un antónimo con un significado en apariencia similar (no podría asegurarlo ya que el significado tiene relación con el nombre de la espada de Xiao XingChen) cambie "nieve" por "invierno" y aquello que aleja al invierno es la primavera, así que "el salón de la eterna primavera".
*Hay más de un imperio, por eso dice "cortes imperiales" en lugar de usar el singular.  

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