II Peón come Peón

23.02.2019

"La venganza es un plato que se come en frío...por suerte, hace mucho calor en el infierno"
A. B. Rémeny 

Dos meses después, final del YouShi[1].Terrenos de la familia Kuo, en lo profundo del bosque.

--- Atrapamos a otro, --- la voz gruesa y maleducada del hombre hizo sonar la frase como una agresión --- aquí está la mercancía.

Con el rostro áspero y varias cicatrices mal curadas en mejillas y frente, el mercenario Hao QiangTse no solo carecía de cualquier tipo de delicadeza, sino que su aspecto era tan tosco como sus modales y su voz. Era el tipo de persona que renunció a una vida sencilla pero honesta en favor de su propia codicia.

Si quieres algo, tómalo de otros. Vivía y actuaba bajo esa única mentalidad.

Así que no era una sorpresa la forma en que trataba la gente, aun a los nobles.

Con aquel gesto despectivo que parecía permanente en él, el mercenario líder miró la figura encapuchada de monótono color gris, fastidiado por el anonimato que su contratista insistía en conservar. Seguro se trataba de otro niño rico que sería más útil abriendo las piernas que en lo que fuera que los involucró, pensó despectivo.

Interceptar a los mensajeros que llevaban estos pequeños sacos era lo más estúpido que le habían contratado para hacer, pero por la cantidad de dinero que les estaban pagando, igual podía fingir que no era aburrido como el infierno.

Sin embargo, Hao QiangTse no era el hombre más caritativo y mucho menos cuando podía sentir el aire de superioridad de este pequeño bastardo, como si él y sus hombres fueran perros bajo sus órdenes.

Al comienzo lo ignoró porque era dinero fácil por poco esfuerzo, sin embargo, había escuchado rumores: comentarios aquí y allá sobre alguien que prometía cien piezas de oro a cambio de cierto trabajo peligroso.

Poco importaba que involucrara familias nobles, si era verdad lo del pago, Hao QiangTse se encargaría de encontrar a esta persona en lugar de perder su tiempo aquí. Ya había logrado dar con una tal Hua Meili, quien prometió una reunión con su futuro jefe la siguiente semana.

--- Dámelo.

Hao QiangTse vio la delgada mano estirada en su dirección.

Estaba por encontrar alguien que pagaría mejor, ya no necesitaban el favor de este patético noble. Sonriendo con petulancia, arrojó la bolsa a los pies del mocoso.

Jiang Cheng por su parte, miró la "mercancía", negándose a levantarlo y haciendo un gesto brusco a Zhao Wu para que tampoco se moviera de su posición.

--- No eres su sirviente --- regañó a Zhao Wu antes de girarse al mercenario --- Si tanto deseas verme inclinarme ante ti, un corte detrás de las rodillas sería más efectivo --- Se burló.

A diferencia del hombre enfrente suyo, él no necesitaba caer en acciones tan inmaduras. Escorias como estas se humillaban a sí mismas por voluntad propia.

Y Jiang Cheng no tenía problema en recordárselos.

Acto seguido, tomó un saco lleno de piezas de plata y arrojó su contenido sobre el grupo de mercenarios, cada pequeña pieza brillando como la lluvia, al caer en medio de las hojas secas y el lodo.

--- ¡Piezas de plata!

--- Lo ha tirado

Sin perder un segundo, el grupo detrás de Hao QiangTse se abalanzó para tomar hasta el último trozo de recompensa, peleando y empujándose unos a otros, la codicia como un brillo obsceno en sus ojos.

--- Malditos idiotas --- gruñó Hao QiangTse por lo bajo, antes de gritarle a su segundo --- ¡Yao, recoge el pago y será mejor que no falte nada o cortaré un trozo de tu piel por cada pieza de plata que estos idiotas me roben!

Jiang Cheng alzó la ceja ante tan patética escena, su sangre corriendo helada por la anticipación. Al menos diez hombres adultos, llenos de cicatrices y armas afiladas, arrastrándose por el suelo por simples piezas de plata ¡Incluso su líder no pudo soportarlo!

Sintiéndose ansioso por atravesar al mercenario con su espada, Jiang Cheng lo vio inclinarse por una de las piezas que había caído cerca de su pie izquierdo.

--- Un buen perro se inclina ante su amo, Hao QiangTse --- provocó Jiang Cheng con su mejor tono despectivo. No fue difícil --- Mejor que no lo olvides.

Con los ojos inyectados en sangre, Hao QiangTse soltó un gruñido antes de levantarse, furioso al darse cuenta de lo fácil que el mocoso los había dejado como idiotas.

Esto no lo dejaría pasar.

Zhao Wu ahogó una exclamación cuando en menos de un parpadeo, el líder de los mercenarios se abalanzó contra el joven amo, levantando su enorme brazo y golpeándole con gran fuerza, el espantoso sonido congelando a todos en su sitio.

--- ¡¡!!

La acción no fue suficiente para aplacar la ira del mercenario.

Tomando al pequeño noble de la ropa, lo levantó para un segundo y tercer golpe, satisfecho solo cuando le vio escupir sangre y saliva con un sonido ahogado. El niño yacía en el suelo, agarrando con fuerza su abdomen e intentando llevar un poco de aire a sus pulmones.

Satisfecho, Hao QiangTse se inclinó y comenzó a hurgar en la ropa del joven sin el menor cuidado, demorándose de más en la suave piel pálida que dejaba al descubierto e ignorando los forcejeos del mocoso, hasta que encontró lo que quería. Estos nobles siempre cargaban con más dinero del que necesitaban.

Sacando una segunda bolsa de piezas de plata, Hao QiangTse se levantó con aire arrogante, riéndose del patético hombresillo en el suelo.

Jugueteando con su pago, colocó su pie en el hombro de su autoproclamado "amo", evitando que este se levantara.

--- Este perro puede hacer que te pongas de rodillas cada vez que quiera, niño bonito --- quitando el pie e inclinándose para tomar en un agarre brutal ese fino rostro de facciones borrosas por la oscuridad del bosque, lo obligó a encararlo --- Mejor que no lo olvides.

Arrojándolo contra el suelo como si de un desagradable despojo se tratara, el líder de los mercenarios se alejó con su grupo, perdiéndose en poco tiempo dentro de la oscuridad creciente de la noche.

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Una vez estuvo seguro que estaban solos de nuevo, Zhao Wu rápidamente se inclinó, queriendo ayudar al joven amo a enderezarse, sintiéndose preocupado. Había sido casi imposible para él no ayudar al joven amo Shao, pero sus órdenes habían sido claras: no intervengas.

--- Joven amo....

Las palabras de Zhao Wu se ahogaron.

Ojos vacíos y abiertos, labios curvados en una sonrisa carente de alegría, los dientes expuestos cómo los de un depredador amenazante.

Sin poder evitarlo, sus manos vacilaron, temblando.

--- ¿J-joven amo?

Con el cabello oscureciendo la terrible expresión, Jiang Cheng soltó una risa breve y baja mientras mantenía los puños tan apretados que palidecieron.

Entre la euforia de encontrar a sus primeras presas y el odio hirviente que despertaban en él, su cuerpo se sentía hormiguear, el dolor de los golpes solo acrecentando su deseo por cortar la garganta de cada mercenario.

Ese maldito bastardo de Hao QiangTse iba a morir de forma muy dolorosa y Jiang Cheng iba a disfrutar cada maldito segundo.

--- Estoy bien --- graznó, tratando de calmar en violento impulso de ir tras ellos y terminar sus vidas de un golpe.

Se sentía como una bestia azuzada por el olor a sangre. Tan sencillo, sería tan sencillo solo ir tras ellos y terminar esto.

No les des un final tan fácil, se recordó como un mantra, tomando profundos respiros hasta recuperar el control, no lo merecen. Deben sufrir, rogar, pedir clemencia. Su final está cerca, solo sopórtalo un poco más.

Zhao Wu dudó, asustado a partes iguales del y por el joven amo. Pero varios años de servicio le hicieron actuar con premura cuando le vio tratar de enderezar el torso.

--- Por favor no se levante. Ese ataque fue terrible.

Jiang Cheng gruñó por lo bajo, alejando a Zhao Wu con un gesto despectivo.

En su vida pasada, había tenido que soportar infinidad de golpes en el torso como parte de la tortura a la que fue sometido, un golpe al amanecer y otro al anochecer por casi un mes, hasta que los hematomas parecían parte de su piel. Y eso fue la parte amable de su cautiverio, lo peor solo revivía en sus pesadillas.

Después de experimentar algo así, esto apenas lo había sentido. Incluso el intento de humillación había sido ridículo.

No era eso lo que mantenía a Jiang Cheng tenso. Era el recuerdo de esos rostros y lo que hicieron, de lo cerca que estaba el día en que les haría pagar, lo que le tenía al borde.

Con un dejo afilado en la boca, se enderezó con una tranquilidad que desmentía la aparente debilidad de hace unos minutos atrás, aunque sus movimientos permanecieron rígidos. Con tirones duros y levemente torpes, Jiang Cheng acomodó su ropa y sacudió el polvo de su capa, volviendo a ocultar su rostro en las sombras.

El joven amo parecía aterrador en la oscuridad del bosque, y por un momento Zhao Wu realmente sufrió pensando en lo que el joven amo le haría si se atrevía a cuestionarlo.

Pero con un esfuerzo loable, se tragó el miedo.

Él era el orgulloso sirviente del amo más joven de la honorable familia Shao, era su deber y honor acompañar al amo Shao JiangCheng.

--- Joven amo, --- Zhao Wu dudó mientras lo veía guardar el diminuto saco, queriendo preguntar por el contenido pero temeroso de la respuesta. --- ¿de verdad cree que esto funcionará?

Evitando pensar en exceso, Zhao Wu se mantuvo a lado del joven amo, esperando.

--- Por supuesto que funcionará --- respondió con voz gruesa como gravilla, una que Zhao Wu sospechaba no era a causa del golpe. Siguió los pasos un tanto lentos del joven amo, la estilizada mano acunando la zona lastimada del abdomen, delatando el nivel de daño sufrido --- Las personas como Hao QiangTse hacen mejor su trabajo cuando creen tener el control. En su pequeña mente, soy solo otro noble débil e insignificante lleno de dinero, no es mi rostro lo que mira sino mi bolsillo. Apenas termine el trabajo, desaparecerá tan rápido como llegó.

Asqueado, Jiang Cheng terminó de escupir los restos de la sangre falsa que se había obligado a mantener en la boca para fingir un mayor daño. No era divertido hacer tal pantomima, pero no podía arriesgarse a terminar gravemente herido. Esto fue lo que mejor que se le ocurrió para aplacar rápido la ira del mercenario.

Cosa buena que en realidad funcionara.

Mientras tanto la mente del sirviente Zhao Wu reflexionaba en lo ocurrido.

Todo había salido tal como el joven amo había dicho. El mercenario había actuado violento e impulsivo. No podía menos que sentir una admiración reticente por la decisiva actitud y por la falta de miedo que el joven amo cargaba como una espada de gran filo.

Masajeó su cuello, cansado.

Habían pasado dos meses desde que el asunto de la familia Kuo había llegado a oídos del joven amo y desde entonces, el ritmo de vida en la finca había sido frenético.

Entre vigilar a los sobrinos e hijo del terrateniente Kuo, sus labores diarias y los distintos encargos que el joven amo les pedía, todos los sirvientes caían rendidos cada noche. Por ejemplo, cuando regresaron a la propiedad era ya era la mitad del XuShi (7 - 9 p. m.) y la actividad en la finca aun era alta.

Apresurándose a abrir la puerta de la casa, Zhao Wu despidió con un gesto a los pocos sirvientes que querían darles la bienvenida. Dudaba mucho que el joven amo estuviera de humor para tratar con ellos.

--- Joven amo...

--- Cenaré en mi habitación --- Jiang Cheng lo cortó mientras comenzaba a caminar hacia las escaleras, su paso lento.

Zhao Wu hizo una reverencia.

Intranquilo con la salud del joven amo pero sabiendo que su preocupación no sería bien recibida, dio algunas instrucciones más a los otros sirvientes antes de dirigirse a la zona de la servidumbre, donde él y el resto del personal dormía.

El papel de un sirviente era precario, lo único que podían hacer era confiar ciegamente en la habilidad de sus amos en mantener sus propiedades y el favor de su majestad, si los amos fallaban, era seguro que los sirvientes podían perder no solo su trabajo y su hogar, sino hasta la vida, solo por servir a la persona equivocada.

Eran carne de cañón en el mejor de los casos.

Sin embargo, el amo Jiang es diferente, pensó mientras cerraba su habitación y comenzaba una rutina de ejercicios para fortalecer su cuerpo. Debía terminar antes de tener que salir y supervisar a los sirvientes a su cargo, ninguna de las órdenes del joven amo nos ha perjudicado o puesto en peligro.

Cuando los jóvenes amos de la familia Kuo llegaron a la finca, no tardaron ni unos días en comenzar a hacer fechorías e intentar incriminar a los sirvientes. Resignados, los involucrados habían esperado el despido inmediato.

Pero no ocurrió.

A pesar del temor inicial, el joven amo solo simulaba imponer un castigo frente a los jóvenes Kuo y en la soledad del estudio, les daba instrucciones precisas para lidiar con la situación.

Incluso contratar a los mercenarios para hacer lo que sea que les pidió, en lugar de usar a su propia servidumbre, era una consideración que pocos nobles tenían.

Ahora, la mayoría de ellos, sirvientes personales o no, guardaban en alta estima al joven amo Shao Jiang, sea por alguna palabra o por algún gesto que los hizo sentir como personas reales y no como piezas para ser usadas y desechadas, una dura realidad para la mayoría de la servidumbre de casas adineradas.

Zhao Wu, era quién más agradecido se sentía. Iba al estudio cada noche y practicaba con el arco y la espada hasta que sus manos punzaban con dolor, aprendía técnicas marciales y otras disciplinas que nunca esperó practicar. Todo bajo la supervisión y enseñanza del amo.

Aprender el noble arte del combate era un honor que un simple sirviente jamás había esperado recibir, menos aun bajo la tutela de su propio amo.

Desde el punto de vista de la servidumbre en la finca, el joven amo Shao se preocupaba por su personal. Y si bien nadie comprendía su comportamiento insistente o sus extrañas órdenes, no deseaban llevarle la contraria, confiaban en que su señor hacía todo para proteger la finca y ellos estaban satisfechos al saber que podían serle de ayuda.

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En una habitación iluminada por solitarias lámparas, Jiang Cheng sacaba un pequeño frasco con medicina.

De ser consciente del pensar de sus sirvientes que lo pintaban como una especie de noble caritativo y considerado, habría soltado un bufido desdeñoso y dicho algo cruel. Después de todo, entrenaba a sus sirvientes por un fin práctico; la amabilidad o la simpatía no tenían nada que ver.

Sin embargo, estaba demasiado ocupado curando su abdomen, mandíbula y costillas para notar nada sobre ese tema en particular.

---Ese maldito imbécil ---murmuró mientras se vendaba la zona del torso.

Los golpes no hubieran sido relevantes en su cuerpo anterior, pero este cuerpo era notablemente más frágil, la zona punzaba y ya comenzaba a formarse una enorme y oscura coloración.

Aunque no se compara al día en que llegué.

Era obvio que los meses de meditación y constante entrenamiento nocturno habían dado sus frutos. Ahora manejar una espada, el combate cuerpo a cuerpo o usar un arco, aunque aún lejos de su físico ideal, se sentían un poco más naturales.

Al principio había sido muy frustrante haber perdido (de nuevo) su núcleo, la inercia de querer usar a Zidian o los pergaminos y demás técnicas, había sido una fuente constante de estrés.

Sin embargo, también había sido... liberador.

La sensación de farsa cada vez que usaba su cultivo le había provocado un sentimiento constante de humillación, era un desagradable recordatorio del verdadero dueño del núcleo dorado que portaba y de cada amargo error del pasado.

Igual tener cultivo no ayuda ni sirve ahora, pensó con amargura, al recordar su muerte y cautiverio.

Durante la guerra, la pérdida de su núcleo significó renunciar a cualquier expectativa de venganza. Pero ahora, recordar cuan insignificante fue su poder en contra de su enemigo, era un ácido corrosivo que quemaba en su estómago.

Tomó un profundo aliento e intentó mitigar el nudo en su interior producto de la frustración que le provocaba tener que dejar ir a cada enemigo que encontraba sin mayor castigo, mitigando la ira con el conocimiento de que era necesario.

Y es que en realidad su cautiverio y muerte le enseñaron algo: la debilidad no siempre se trataba de carecer de poder o fuerza física. Si quería atrapar a sus verdugos, a cada uno de los involucrados, debía dejar atrás cualquier orgullo, toda formación que estorbara. Esta era una batalla donde ninguna vida tenía importancia, ganaba aquel que fuera más despiadado y estuviera dispuesto a sacrificar lo que sea para lograr su objetivo:

La muerte del contrario con la mayor cantidad de dolor posible.

Todo dependería de él y solo de él, atrás quedaban las expectativas de otros, ya ni siquiera era un líder de secta que tuviera que preocuparse de cuidar el legado de sus padres, la seguridad de su clan o su propia reputación.

Ya no tenía nada que perder, le habían arrebatado su hogar, su dignidad y su vida y era hora de que Jiang Cheng les devolviera el favor.

Una mueca cruel curvó sus labios mientras terminaba su curación y se vestía. Esta vez podría liberar toda su ira sobre los responsables sin que alguien pudiera detenerlo. No más reglas o moral.

¿Para qué servían de igual manera? No es cómo si ser honorable lo llevara a algún lado.

Con eso en mente, se sentó frente al pequeño escritorio de su habitación, tomó uno de los pinceles y lo untó con un poco de tinta.

Harían falta dos noches más para tener todo listo. Ya se había hecho cargo del veneno, de los explosivos y ya había comenzado con la preparación del personal de la finca. Aunque estos estaban lejos de tener las habilidades que esperaba, el reducido grupo que eligió aprendía rápido, se sentía confiado en que pronto serían de verdadera utilidad. Ya no eran cultivadores, pero los que antes fueron los más destacados aun eran los que mejoraban a major velocidad con los días.

Esta noche terminaría los preparativos para la caída de la familia Kuo. El fin no llegaría ponto para esos perros traidores, pero cuando ocurriera, sería muy satisfactorio.

Sin ser del todo consciente, su mano rozó su abdomen herido.

Con cada reunión había provocado a Hao QiangTse, hiriendo su ego para que llevara a más y más de sus mercenarios a las reuniones. Hoy había llevado a los mismos veinte hombres que en la reunión anterior.
En suma a su reacción a la provocación de Jiang Cheng, violenta e impulsiva, solo demostraba dos cosas: la primera, ya había reunido a cada mercenario y segunda, ellos eran solo marionetas, no tenían la inteligencia de planear o actuar por su cuenta.

Ya que era obvio que no eran un peligro sin el liderazgo de su verdugo, solo había un uso para ellos.

Jiang Cheng miró su nueva espada, entregada hace solo dos días atrás.

Solo una noche más y podría deshacerse de los mercenarios.
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Antiguo mundo, mismo periodo de tiempo.

Serio, el líder de la secta Yunmeng Jiang, Jiang Cheng, miraba a Lan XiChen hablando con un enojado Lan QiRen.

Pensativo y con un humor bastante agrio, frunció el ceño cuando le vio bajar la mirada y retractarse por tercera vez de sus palabras.

Cuatro años.

Habían pasado al menos cuatro años desde la muerte de Jin GuangYao, cuatro años desde que la actitud del líder Lan se mantenía en esa maldita cortesía que le erizaba la piel. Escuchó que el jade se mantuvo en reclusión mucho tiempo después del incidente, pero ya que no era de su interés ni afectaba a su secta, no se interesó en el tema. Tenía demasiados deberes como líder y ayudando a su sobrino, como para preocuparse por los asuntos de otros.

Fue solo cuando cruzaron sus caminos en una caza nocturna, pocas semanas después de que el jade saliera su encierro, que Jiang Cheng notó los cambios que el otro líder había sufrido.

No se sentía cómodo admitiéndolo, pero una parte de si mismo siempre había admirado la capacidad del jade para ser directo y diplomático a partes iguales, a diferencia de él mismo, quien de alguna manera no podía evitar caer en el malentendido o la agresividad al expresar lo que pensaba. El jade, sin embargo, siempre dejaba en claro lo que opinaba con una eficiencia que te obligaba a responder.

Era como si fuera incapaz de ser tocado por la opinión de otros, siempre dispuesto a escucharte, a pensar lo mejor del mundo a su alrededor.

Jiang Cheng bufó por lo bajo cuando notó cómo la tensión en el rostro del jade aumentaba mientras Wei WuXian y Haguang-jun se acercaban, Lan QiRen murmurando algo antes de alejarse.

El hombre que ahora hablaba con aquel par no era el mismo hombre que Jiang Cheng había respetado.

Un encuentro, dos.

Año tras año, fue cada vez más obvio para Jiang Cheng que el antiguo Zewu-jun se había ido, sustituido por un hombre con sonrisa falsa y carácter frágil.

Lleno de sonrisas vacías que no llegaban a los oscuros ojos. Sus palabras titubeantes y sin sentido, como si se hubieran pensado y desechado tantas veces en el interior de su mente que en algún punto habían perdido su objetivo; lleno de una constante tensión en los hombros y una palidez poco saludable.

Jiang Cheng no podía quitarse la sensación de estar viendo una mala imitación del Líder del clan Lan, un farsante de pesimas habilidades de actuación.

Jiang Cheng estaba harto, era exasperante ver los intentos fallidos del jade en disimular su desinterés en las cosas.

¡Un líder de secta debía actuar con orgullo y nobleza! ¡No con esa patética e insultante fragilidad que le ponía de los nervios!

Rechinando los dientes mientras pensaba en ello, vio a Wei Wuxian acercarse casi dando pequeños saltos hacia Hanguang-jun.

--- Uno de los discípulos me dijo que hoy había un festival en el pueblo. Podríamos llevar a A-Yuan y A-Yi. --- jugando con la flauta en sus manos, asintió a sus propias palabras mientras señalaba a un par de jóvenes que trataban de arrastrar a un molesto burro lejos de la entrada --- Esos chicos se han esforzado mucho en estos días y han mejorado su cultivo desde la última cacería nocturna, será una buena manera de motivarlos.

--- Mm.

Jiang Cheng puso los ojos en blanco, asqueado. Si no fuera por la mirada en el rostro del segundo jade, Jiang Cheng creería que Wei Wuxian estaba siendo ignorado, cosa que la gente hacía con frecuencia ante las tonterías del otro. Pero él lo sabía mejor, lo que en realidad estaba ignorando el segundo jade era al mundo a su alrededor, su atención solo en el ruidoso de Wei Wuxian.

Eran tan pegajosos el uno con el otro, que era vomitivo, así que fue todo un alivio cuando por fin se fueron en dirección opuesta a él, perdiéndose en poco tiempo.

--- Se han ido, líder de la secta Jiang.

Soltó un bufido mientras salía de detrás del árbol, la cortesía forzada del jade exacerbando su desagrado. Caminó hasta quedar frente al otro, renunciando a cualquier intento de ser amable.

--- No me estaba haciendo un favor al hacer que se fueran.

Lan XiChen no perdió la sonrisa en su rostro mientras hacía una pequeña inclinación, saludando a Jiang Cheng a pesar de que el gesto no fue devuelto.

--- Mis disculpas. Al ver que no se movía de su posición, imaginé que no deseaba cruzarse con mi hermano o con el joven Wei.

El ceño en el rostro de Jiang Cheng no desapareció mientras miraba el rostro sereno de líder Lan.

Sintiendo como su estómago se tensaba aún más por un sentimiento mezquino, giró el rostro hacia donde ese par había desaparecido, irritado de mirar un cuadro tan desagradable.

¿Por qué continuar con ese estúpido teatro de amabilidad cuando era más que obvio las pocas ganas que tenía el líder Lan de hablar con él... o con cualquiera?

---Ambos sabían que estaba ahí, hablé con ellos antes. Estaba por irme cuando llegó. Me quedé por que creí que sería algo importante.

Una pequeña pausa.

---Entiendo, en ese caso me disculpo por detener al líder Jiang. Solo deseaba avisar a mi hermano de la salud de nuestro tío y de la llegada de dos discípulos nuevos.

Dos disculpas en menos de un minuto de conversación.

La exasperación de Jiang Cheng creció tanto que fue imposible detenerla. Algo en la actitud apagada del jade tocaba un nervio sensible en él.

El hecho es que el líder Jiang era una persona atormentada por lo que consideraba su propia debilidad y errores, castigándose a sí mismo y reprochándose sin piedad alguna; así que cualquier reflejo de este secreto autodesprecio, era mal recibido por el líder. Las personas que despertaban este lado inseguro, solían ser blanco de la misma agresión con que se trataba a sí mismo.

Esto no era algo que reconociera conscientemente, pero solía ser el parámetro con el que se relacionaba con el mundo a su alrededor. Con la mayoría de la gente, les ignoraba y atendía a la conversación con los modales mínimos hasta que podía alejarse. Por desgracia, este no sería el caso con el líder Lan, su relación con las personas causantes de muchas de sus desgracias y peores recuerdos, hacían imposible solo menospreciarle en silencio.

En realidad era casi sorpresivo lo mucho que se había contenido en los encuentros anteriores.

"¿Más plática absurda, líder Lan? Bien, veamos por cuanto tiempo más puedes fingir."

Jiang Cheng estaba cansado de todo esto. Puede que todos los demás caminaran de puntillas alrededor de Zewu-jun, pero Jiang Cheng no podía soportar la idea de tratar al líder Lan como si fuera frágil.

Al demonio la diplomacia, si el jade se aleja, mejor para mi.

Se giró hacia el primer jade, cruzando los brazos en una actitud arrogante muy característica en él.

--- Puede detener la hipocresía, Zewu-jun.

Desconcertado, la sonrisa en el rostro de Lan XiChen se borró.

--- ¿Disculpe?

--- Si no quiere dirigirme la palabra no lo haga, tampoco necesita aparentar que Wei Wuxian le agrada cuando es obvio que apenas le soporta.

Sin saber qué decir, Lan XiChen pensó en si había hecho algo para ofender al líder Jiang para que este se mostrara tan hostil, si algo en su propia actitud llevaría al otro líder a creer tal cosa... pero no consiguió pensar en nada.

Sintiendo una desconocida tensión en los hombros, Lan XiChen miró al hombre enfrente suyo.

Sus ojos violetas demostraban que creía cada palabra de lo que decía, sin embargo, su rostro mantenía esa frialdad cínica que siempre le había visto, así que pudo suponer que esto no se trataba de un arranque de mal genio.

Controlando su respiración para intentar alejar ese extraño sentimiento de pesadez que había provocado las palabras del líder Jiang, Lan XiChen respondió con calma.

--- Me temo que...

JiangCheng bufó groseramente mientras volvía a interrumpirlo, causando que la pesadez aumentara.

--- No entiendo porque su secta se empeña tanto en disfrazar lo que sienten.

--- Nosotros no...

--- ¿Ha notado que cuando algo le desagrada, su actitud se vuelve mezquina?

Por un segundo, la calma retornó al primer jade, aunque era una calma extraña, se sentía algo... delgada. Primero fue acusado de ser hipócrita y ahora de ser mezquino, ¿es que acaso el líder Jiang tenía ganas de pelear con alguien y había sido Lan XiChen la desafortunada víctima? Sin saber muy bien qué hacer, solo miró al líder Jiang.

La duda en el pálido rostro casi hace a Jiang Cheng chasquear los dientes.

¿De verdad no lo había notado?

--- Usa esa sonrisa absurda cada vez, pero su tono se hace exageradamente cortés aunque sus palabras no lo sean. Créame, conocí a alguien que era muy bueno en disfrazar su desaprobación. --- Su padre siempre fue sutil con sus palabras pero terriblemente claro con su trato distante.

La expresión de Jiang Cheng adquirió un tinte extraño, Lan XiChen por otro lado, había apretado los puños tras cada palabra dicha.

Él no estaba disfrazando nada pero el otro no parecía querer escuchar sus palabras.

Era la primera vez en su vida que se sentía tan fuera de lugar en una conversación que no comprendía y a la que no sabía cómo responder. Ni siquiera sabía cómo con solo dos frases había terminado siendo merecedor de tal agresión.

--- Creo --- intentó de nuevo defenderse --- que el líder Jiang está malinterpretando mi comportamiento, no creo que me conozca lo suficiente para dichas afirmaciones --- trató de mantener la calma pero sus latidos se volvieron un tanto erráticos contra su voluntad --- Mi propio sentir no se involucra con mi actuar, aunque sea más joven, debe saber que cada persona merece respeto...

Una risa corta y despectiva cortó sus palabras.

--- Ahí, --- una sonrisa arrogante curvaba los labios de Jiang Cheng --- no me supera por más de tres años, apenas suficiente para ser considerado una diferencia real. No necesitaba mencionarlo, pero aun así lo hizo. --- una negra ceja se arqueó --- ¿Satisfecho al tratar de llamarme infantil por solo un par de años de diferencia?

Parece que no importaba qué dijera, sería malinterpretado.

--- Es fácil sacar conclusiones cuando no se conoce el pensar de la otra persona, más aún cuando no se le permite hablar con libertad.

--- No sé si debería permitírsele hablar a alguien que no tiene nada real qué decir. Las palabras no tienen más significado solo por ser muchas.

Lan XiChen suspiró pero su rostro estaba tan serio que era casi aterrador. Jiang Cheng por otra parte solo frunció el ceño, transformando su sonrisa en algo mordaz.

Era curioso como ninguno de los dos parecía consciente de su propia reacción pero tomaban nota de cada pequeño gesto del otro, esperando su oportunidad para arremeter verbalmente.

--- Mis palabras no son vacías.

--- Negarlo no lo hace...

--- Pero las suyas sí están fuera de lugar, líder Jiang.

Jiang Cheng arqueó una ceja y una de las esquinas de su boca se suavizó con burla.

--- ¿Entonces decidió interrumpirme usted en su lugar para demostrar su punto? Ya puedo notar la madurez.

Lan XiChen estaba a punto de replicar, cuando la voz de un discípulo lo detuvo.

--- Líder de secta, su tío pide su presencia en el pabellón de la biblioteca, parece que el amo Wei tomó uno de los pinceles y no lo regresó.

Lan XiChen parpadeó para poder centrarse en el discípulo que lo veía con una mezcla extraña de duda y sorpresa. Por un segundo, había olvidado por completo dónde estaba o si alguien podría verlo discutir con el otro líder.

Aclarando un poco su garganta, Lan XiChen se alejó un paso del líder de la secta Jiang, un poco sorprendido de notar cuán cerca estaban el uno del otro.

--- Iré de inmediato.

Cuando el discípulo se fue, Lan XiChen hizo una pequeña reverencia hacia el otro líder, su sonrisa siempre presente, desaparecida.

--- Espero que su viaje de regreso sea seguro.

Devolviendo el gesto, Jiang Cheng reprimió el comentario vicioso que pugnaba por salir de sus labios.

--- Zewu-jun.

--- Líder Jiang.

Sin más que un breve cruce de miradas, Jiang Cheng observó la blanca silueta desaparecer entre las colinas y edificios del receso de las nubes, dejando por fin que la sonrisa maliciosa que había reprimido durante la discusión curvara sus labios.

Eso había sido extrañamente estimulante.

¿Es que acaso había logrado que el siempre amable Zewu-jun se enojara?

--- Creo ---murmuró para sí mismo --- que por una vez, entiendo la necesidad de Wei Wuxian de sacar a todo el mundo de sus casillas.

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Su alteza imperial, Yun Lan Huan, despertó con los puños tan apretados que dolían, con un extraño sentimiento de frustración y la sensación de que este sueño, aunque no podía recordarlo con claridad, había sido importante.

NOTAS:

Las escenas en << >> son del pasado, este es tanto un sueño de Lan XiChen sí, pero también son escenas del pasado antes de que fueran asesinados.

A partir de ahora marcare con un pequeño (mundo de cultivo) en las escenas en el mundo de la novela original y antes de ser asesinados. Y (nuevo mundo) para el mundo actual del fic.

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