XVII Reina a B6

"El pasado y el presente, el futuro y los sueños. ¿Realmente son tan distintos entre si cuando es tu imagen la que veo en cada uno de ellos?"A. B. Rémeny
Ataviada con una espléndida túnica, brillante y ligera sobre las numerosas capas del vestido, la noble dama Hong BaiHe lucía hermosa y delicada, con su largo cabello cuidadosamente arreglado en delgados listones que sostenían la abundante masa en un moño alto, era tan femenina que robaba las miradas de los presentes.
Fingiendo mesura al hablar con uno de los ministros de la corte mientras caminaban, BaiHe volvió a mirar a su alrededor.
El palacio del emperador Yun era un lugar hermoso, pero no de la manera exuberante y vistosa del palacio Baixue, en su lugar, este lugar era como una delicada flor de sobrias tonalidades, su belleza radicando en su sutileza y fino encanto.
Las altas columnas, de un blanco y gris suave, enfatizaban las caras alfombras tejidas a mano que adornaban la gran sala, todas de un suave color caoba y complejos bordados en sus orillas de colores oscuros; las largas mesas dejaban a la disposición platos y platos de delicias con los sabores sutiles de las verduras cocidas al vapor, del pescado y el pollo poco condimentados y cortados hasta formar figuras de flores entre la porcelana.
Los sirvientes, ataviados con simples pero elegantes ropas de color marfil y durazno, cargaban bebidas o abrigos que cubrían del frío a los presentes.
Nobles, funcionarios y algunos militares, luciendo sus mejores galas y reunidos para celebrar el acuerdo de paz entre ambos imperios.
Las altas y numerosas puertas que daban a un amplio balcón, estaban enmarcadas por telas ligeras y flotantes que brillaban de forma etérea a la luz de las antorchas.
Y el patio...
Era una obra de maestros expertos.
Bajando por el balcón, podías encontrar serpenteantes caminos pavimentados con blancas y pulidas rocas, cortadas de manera irregular para evitar que generaran la capa de hielo resbaloso que imperaba en la mayoría de las superficies en invierno, cada lateral tenía elaboradas lámparas y espejos* que brindaban una iluminación suave y natural al lugar.
En aquel jardín, BaiHe caminó y tocó distraídamente las diminutas flores blancas de jazmín, de galanto y alhelí, todas dispersas en el lugar hasta crear pequeños puntos coloridos que otorgaban la alegría y viveza de una primavera invernal.
No puedo esperar para cubrir este bello paisaje de carmesí, tal y como pinté las flores con la sangre de mis captores, hace tanto tiempo atrás.
Sonriendo para sí misma ante un pensamiento tan confortable, se despidió del ministro antes de buscar con la mirada el objetivo detrás del cual estaba esta noche.
¡Justo ahí! Había encontrado al peón que tanto la intrigaba.
El joven hablaba con un par de jóvenes, sobrinas o hijas de algunos de los presentes, y que entre risas nerviosas y coquetos pestañeos, buscaban acercarse a un indiferente erudito.
Hong BaiHe estaba en verdad sorprendida de descubrir que el erudito no solo no murió hace casi un año atrás como planeó, sino que solo sufrió un leve golpe en la cabeza. Su primer pensamiento fue corregir el error, pero cuando las noticias de la amnesia del chico llegaron a ella, cambió de idea.
Y tal vez no fue una mala idea. Era obvio que no obtendría respuestas del rey negro, pero su peón era lo bastante débil para darle información sin saberlo.
Con pasos lentos, se acercó al pequeño grupo.
--- Erudito Shao --- saludó, las manos al frente y una pequeña inclinación.
El erudito estaba pulcramente vestido, su rostro enmarcado por el brillante cabello negro y las ropas de color azul oscuro que solo enfatizaban el inusual color violáceo de sus ojos, sus rasgos a medio camino entre la madurez y la juventud, mostraban que esa belleza solo se agudizaría con el tiempo.
Era una exquisita vista para cualquiera.
Excepto para BaiHe, su mirada desdeñosa tomando nota de la tensión apenas disimulada de aquellos frágiles hombros y el gesto tenso de sus manos al devolver el saludo.
¿La información tendría valor acaso?, se preguntó por un segundo. Ella no le confiaría ni la mitad de sus planes a alguien así.
--- Noble Hong.
Una de las mujeres que intentaba inútilmente de atraer la atención del erudito en su nada discreto escote, hizo un puchero cuando fue obvio que la mujer de cabello castaño había robado la atención del erudito.
Pero no se daría por vencida con tanta facilidad. Usando una sonrisa falsa, se acercó hasta poder rozar su hombro con el erudito, el toque sutil e invitante.
--- Es un placer encontrarla de nueva cuenta, noble Hong --- su voz ronca y sensual molestó los oídos de Jiang Cheng, pero nada en su expresión lo mostró --- su cabello ha vuelto a crecer.
Tocando su cabello en un aparente gesto inconsciente, BaiHe respondió mirando al suelo, rehuyendo la mirada de la otra chica.
--- Le agradezco a la noble Liam por su cumplido.
Otra de las jóvenes, vestida con brillante tela verde y azul, se acercó al otro hombro del erudito, sin ser consciente o sin importarle, el leve gesto que hizo este para apartarse.
Jiang Cheng estaba teniendo notables dificultades para soportar a las nobles que insistían en seguirlo y hablar con él sin importar cuanto trató de alejarlas, sin embargo, la llegada de su enemiga le distrajo de su exasperación, cambiándolo a algo más afilado y frío.
A su llegada, lo primero que hizo fue averiguar en donde dormía su enemiga y si alguna de las otras ratas le había seguido. Pero a pesar de estar sola, el pasillo donde estaba su habitación estaba bien custodiado por los soldados imperiales. Soldados a los que no se podía sobornar, sustituir o derribar sin dejar evidencia.
Jiang Cheng no había podido acercarse sin poner en peligro su estadía en este imperio.
Así que en realidad había estado esperando este banquete, tomándolo como una oportunidad para confrontar a Hong BaiHe, de comenzar la ofensiva en el peligroso juego que estaban llevando a cabo.
--- Nos alegra verla fuera del palacio de su majestad, debe ser complicado hablar con tantos nobles, también hay militares y algunos soldados. Por favor, no se esfuerce demasiado.
Hong BaiHe encogió un poco más sus hombros, decaída.
--- Tomaré en cuenta las palabras de la noble Ji.
La última joven, con un peinado intricado y un vestido suelto de colores amarillos y blancos, se inclinó un poco en una fingida disculpa.
--- Por favor, noble Hong, no tome tan en serio las palabras de mis semejantes. --- pestañeó un poco hacia el erudito, como presumiendo su gesto de amabilidad al "defender" a BaiHe --- perder su honor y manchar el nombre de su familia debió ser terrible de superar. Le pido, si algún día necesita ayuda, no dude en buscarme.
Con una mirada acuosa y las delicadas manos apretadas en puños, BaiHe devolvió la reverencia. La frágil apariencia y la voz en absoluto baja de las nobles atrajo la atención de más de uno.
Los susurros de las personas cercanas, que presenciaban discretamente los comentarios ofensivos, comenzaban a hacerse notar cuando el movimiento del erudito atrajo la atención de las jóvenes.
--- Noble Hong --- la voz, profunda y masculina, deleitó a las damas que se aferraban a él de forma disimulada --- escuché que está versada en las flores de invierno. --- dando un paso a su derecha, hizo un gesto con su mano --- Este erudito desea conocer el nombre de algunas de ellas.
Las tres jóvenes se quedaron sorprendidas y solo pudieron observar el breve intercambio de palabras entre el erudito y Hong BaiHe, antes de que estos se alejaran a paso tranquilo sin apenas una mirada.
¿El erudito acababa de ayudar a una joven noble como BaiHe? ¡¿Cómo podía el noble hacer algo así después de lo que ellas le habían contado, dejándolas de lado como si valieran menos?!
Era de conocimiento común que Hong BaiHe había sido secuestrada por uno de los sirvientes de su hogar, llevada en la mitad de la noche y regresando solo después de casi un año de búsqueda discreta.
Según los rumores, no había un solo centímetro de piel que no estuviera lastimada y su antes largo cabello, aquello que representaba la belleza y femineidad de una joven noble, había sido cortado con descuido.
Ellas le habían contado al joven erudito y a pesar ello...
Furiosas, se acercaron a un grupo de nobles, quienes no dudaron el alagar y elogiar cada palabra absurda que salía de sus labios, aliviando el alto ego femenino.
Mientras tanto, Jiang Cheng observó a Hong BaiHe, quien al igual que él, no hizo gesto alguno que traicionara su fachada.
A los ojos de los invitados, Hong BaiHe era una joven delicada, quien con sus manos limpiando con discreción una diminuta lágrima, solo enterneció el corazón de los que presenciaron la escena anterior. El gesto era solo actuación, pero tuvo como consecuencia hacer ver a Jiang Cheng como un joven compasivo que había protegido a una dama.
Ambos, formaban un cuadro hermoso y digno de alabanza.
--- Ya puedes dejar de fingir.
Habían llegado a una zona un poco aislada del resto de los presentes, con altos árboles llenos de nieve a punto de caer. La mayoría de los presentes se distrajeron en sus propias conversaciones ahora que el conflicto había terminado.
Pese al ardiente sentimiento de ira y odio, Jiang Cheng tuvo mucho cuidado de no mostrar emoción alguna cuando BaiHe alzó el rostro y enderezó su postura, su expresión llena de burla y desdén.
--- Oh... ¿el pequeño y lindo peón no se ha creído mi angustia?
Jiang Cheng solo mostró una sonrisa suave, sus emociones, una cuchilla afilada a la espera de ser usada.
Hong BaiHe, devolvió la sonrisa con la misma falsedad ante la falta de respuesta verbal.
--- Pero fui muy convincente. --- dijo, alzando las cejas como quien comparte una broma --- Todos aquí, incluyendo a esas pequeñas zorras, creen que estoy al borde del colapso emocional después de sus palabras.
Y habría sido cierto en otro tiempo, pero ella ya no era la niña que había rogado por misericordia mientras era tomada a la fuerza o golpeada sin piedad, no era aquella chica que con lágrimas en sus ojos, abrazó los mechones de cabello que sus captores habían cortado entre burlas.
No.
Desde aquel entonces a ahora, mucho había cambiado.
Las palabras de esas niñas eran apenas un entretenimiento para Hong BaiHe, una broma de mal gusto que devolvería en poco tiempo. En menos de un año, la guerra estallaría y este imperio sería el primero en caer, entonces serían esas mismas niñas las que morirían.
Y no por sus manos, sino por la de los soldados que invadieran el palacio.
Cuando ese día llegara, Hong BaiHe sería la primera en recordarles sus intentos infantiles de humillarla.
Jiang Cheng, inconsciente de los pensamientos de su enemiga, trató de mantenerse centrado en su propósito de esta noche, cuidadoso de no dejar a sus recuerdos tomar el control de sus emociones. Había logrado que creyera que era un simple peón, no podía delatarse.
--- Lo dudo.
--- Todos creen que soy una mártir.
--- Son idiotas.
Tan idiotas como él y cada uno de los cultivadores que confió en ella, lo habían sido.
BaiHe asintió en acuerdo.
--- La inteligencia es cuestionable solo para el ego, sin embargo, mi ego no alcanza tal proporción para no notar que tiene razón.
Ambos aceptaron una taza de té caliente del sirviente que se acercó, antes de seguir hablando con ese tono ameno que nada concordaba con la naturaleza de sus palabras
--- ¿Y bien? ¿Tiene algo que hacer aquí?
De nuevo no hubo respuesta, obligando a Hong BaiHe a continuar. No le agradó el sentimiento de estar hablando sola, pero eso no la detuvo
--- ¿Tu rey ha decidido decirme a quien intenta proteger?
Jiang Cheng se encogió de hombros.
--- No sé qué te hace pensar que lo sabría.
Soltando otra pequeña risa, BaiHe observó a Shao Jiang.
Delgado y frágil, solo pudo sentir compasión por él. Llevar las emociones en el rostro, como un libro abierto que cualquiera podría leer, era una invitación para ser herido.
Suspiró mientras jugaba con su taza.
--- Hay tantas piezas ocultas en este jardín, pero tú no podrías verlas aun si te diera pistas de ellos. Haces de este banquete algo aburrido.
<< Había tantas piezas ocultas en la ciudad>>
Jiang Cheng se tensó, el recuerdo de BaiHe jactándose de cómo logró destruir al clan Lan resonando en sus oídos.
<< Ustedes los cultivadores son arrogantes, no miran dos veces a nadie que sea un simple civil, sin cultivo nadie es relevante, ¿no es así, líder Jiang? >>
Llevaba prisionero ya un tiempo cuando BaiHe llegó gritando y riendo a lado de su amante, quién con un rostro estoico golpeaba el torso de Jiang Cheng con la funda de Sandu, hasta que la piel se pintó con hematomas azules y rojos.
Tirando al suelo su preciada funda, el amante de BaiHe se giró para atrapar a la inquieta mujer.
Respirando en entrecortados jadeos, Jiang Cheng estaba a punto de insultarla, cuando notó lo que la chica había dejado caer al entrar.
Una bolsa.
Una enorme bolsa llena de cintas blancas con el patrón de nubes, manchadas de tierra, hollín y sangre.
<<Fue tan fácil destruir el receso de las nubes. ¡Yue Lan, debiste ir conmigo! todo era de un color rojo tan brillante, tanto que la sangre era como ríos de diminutos rubíes bajando de la montaña. ¡Ah, fue tan hermoso!>>
Ese día, el verdadero infierno comenzó.
--- Tus espías son inútiles --- dijo a través de la opresión en su garganta, fruto de la angustia y la impotencia que los recuerdos traían consigo.
Contrólate
Un gesto despectivo de la mano antes de que BaiHe arrancara una flor cercana.
--- Eres solo un simple peón ignorante, pero ya que soy tan amable te diré algo, es por un simple peón que todos podrían caer en mis manos. Todo depende de la voluntad de tu rey.
<<...es por un simple peón que todos han sido asesinados, es por un simple peón que estas aquí...>>
Apretando los puños hasta que el dije casi cortó su piel y la taza crujió bajo su agarre, Jiang Cheng se mantuvo en silencio.
Ese simple peón hace tiempo fue asesinado por BaiHe, tranquilízate.
El cadáver destrozado de Niuniu y aquella farsa de funeral a la que tuvo que asistir eran el pasado. El peón ya había sido sacado del juego.
--- Ahora --- continuo BaiHe, contenta de provocar al erudito --- al comienzo pensé que era a ti a quien el rey negro intentaba proteger, sin embargo y tomando en cuenta que estás hablando conmigo, puedo pensar que eres un títere sin valor, puesto aquí solo para llamar mi atención lejos de su verdadero objetivo.
Jiang Cheng tomó otro poco de té, solo saboreando la amargura y el ácido en su boca.
--- Una conclusión interesante.
--- ¡Lo sé!, soy muy inteligente --- Con alegría, BaiHe continuó jugando con el tallo de la flor en su mano --- Tampoco son tus sirvientes y sé que en definitiva no es ninguno de los ministros o funcionarios menores, eso deja pocas opciones.
Dejando sus tazas a uno de los sirvientes que llamaron con un gesto, Jiang Cheng lo vio alejarse, pensando en cuantas ratas habría escondidas en el palacio. Ya había descubierto a algunos, pero le daba la impresión que había varios más.
--- El general Mo XuanYu --- la voz de BaiHe oscilaba entre la risa y la reflexión cuando notó la palidez anormal en el rostro del erudito --- un digno y leal funcionario de la corte. Escuché que estuvo desaparecido hasta su décimo segundo cumpleaños cuando fue rescatado de la familia Mo, quienes lo compraron en una subasta de esclavos.
Ah, así que eso es lo que ocurrió con el anterior cuerpo de Wei WuXian, pensó, su reacción muy similar a cuando supo de Huaisang y sus hijos.
A menos que pudieran serle de utilidad, no le interesaba demasiado quienes fueran o lo que hicieran en este mundo. O al menos eso pensó, hasta que escuchó las siguientes palabras de BaiHe.
--- El general WeiYing parece ser especialmente protector con él, pero supongo que tiene sentido cuando descubre que tu hermano menor fue abusado durante muchos a los antes de que ser salvado.
Hermano.
Si Mo XuanYu era el hermano de Wei WuXian en esta vida, eso haría de todo esto algo más complejo. Bai Huanghou tenía una desagradable inclinación por usar a los más cercanos a uno como piezas desechables, herramientas para manipularte. Si esos dos eran hermanos, Wei WuXian haría hasta lo imposible por protegerle, haciendo de Mo XuanYu un punto débil.
Frunció el ceño. Había más, podía notarlo en la sonrisa de su enemiga.
Y por desgracia, no lo decepcionó.
--- Dime erudito, ¿has notado lo curioso de esta corte? --- Hong BaiHe acomodó una de sus peinetas mientras miraba a lo alto de los árboles --- El emperador tiene un hermano que es general del ejército de jade, este a su vez está casado con el general del palacio imperial y Xuanyu, el hermano menor de este último, es general del ejército rojo. Tres generales y un emperador. Todos unidos por sangre o matrimonio, todos girando alrededor de un pequeño y vulnerable niño.
<<Todos unidos por un joven y vulnerable cultivador>>
Jiang Cheng dio un paso más cerca de BaiHe, su aura cambiando a algo más oscuro.
--- ¿Niño?
--- Niño, uno muy, muy pequeño que podría sufrir un accidente en cualquier segundo. --- De los que miraban en su dirección, hubo quienes se preguntaron si el erudito intentaba cortejar a la joven noble, considerando la cercanía entre ambos. --- Yun Sizhui, el único hijo del matrimonio Yun y sobrino de XuanYu. --- con un cuidado deliberado, BaiHe sacudió una hoja seca del hombro del erudito, disfrutando de la tensión en los rasgos de este --- Y ya que el emperador no se ha casado ni tomado algún consorte, ese niño es por el momento, el único heredero al trono.
¿Sizhui? ¿No era ese el nombre del mocoso que seguía a Wei Wuxian a todos lados?
--- Tú...
Sin previo aviso, Hong BaiHe se alejó un paso e hizo una reverencia, su expresión de nuevo la de una joven inocente. Por la periferia de su mirada, Jiang Cheng pudo captar las túnicas elaboradas en plata y negro de Lan XiChen.
Maldición, no ahora.
Sin perder tiempo, se dio la vuelta y saludó al emperador siguiendo el protocolo.
--- Pueden levantarse. No hay necesidad de ser tan formales.
--- Estos humildes nobles agradecen a su majestad.
Yun LanHuan aceptó las palabras mientras los observaba.
Había escuchado a su corte dar insinuaciones de "una pareja hecha en el cielo" una y otra vez, cuando su miraba fue atraída por el erudito que parecía ocupar sus pensamientos.
Sin embargo, mientras que el resto se había apartado para darle privacidad a la pareja, LanHuan pudo notar los gestos rígidos del erudito, las miradas constantes a la lejanía y el lazo de cuero de aquel dije de madera, escondido solo parcialmente por la manga del erudito.
La aparición de aquella pieza de madera, era una señal en sí misma.
El lenguaje corporal de Shao Jiang no hablaba de cortejo, concluyó, hablaba de ira apenas controlada.
--- Esperamos que el banquete este siendo de su agrado --- dijo, su voz modulada y agradable.
--- Es una velada hermosa, su majestad.
Con un gesto de su mano, LanHuan les pidió caminar a su lado mientras continuaban su conversación, su atención se desvió de un sombrío erudito a la joven a su lado.
Pero no pudo notar en ella nada que pudiera ser la causa del enojo del erudito. El borde de sus ojos estaba un poco enrojecido, lo que sustentaba las palabras de su hermano de que la noble había sido el blanco de las burlas de alguien más; sus ojos de un castaño vivo, casi rojizo, brillaban con admiración y se desviaban cada cierto tiempo a las flores y arreglos del jardín, dejando en evidencia su gusto y dedicación por la jardinería; su voz y los gestos de su mano era femeninos y quizá un tanto torpes, propio de una joven noble que no había salido de su hogar en mucho tiempo.
Preguntándose si la tensión en el erudito podría provenir del insulto a la noble, continuó hablando con la joven sobre el maestro jardinero a cargo del arreglo de esta noche.
Y escuchando sin prestar demasiada atención, el "ofendido erudito" aun intentaba controlar el impulso de cortar la garganta de Hong BaiHe en ese mismo segundo, sus manos picando por sostener a Sandu, resguardada en su habitación del palacio.
Sin desearlo, su mirada se desvió a Yun XiChen.
Ataviado con una pesada y voluminosa túnica, su largo cabello caía sobre su espalda, sin embargo, el contraste con las ropas claras de Hong BaiHe le hacían apretar la mandíbula en frustración. Ver a Lan XiChen tan cerca de su verdugo lo estaba orillando al lado equivocado de su carácter, haciendo cada vez más difícil mantener su máscara de erudito.
--- Ha llamado mi atención la ausencia del general Wei.
Jiang Cheng casi tropezó, Yun LanHuan por su parte respondió con un pequeño gesto de su mano.
--- Ha habido un asunto que requería su inmediata atención.
Hong BaiHe, asintió, la preocupación en su rostro tan honesta que engañaría a cualquiera.
--- ¿Es aun la salud del joven amo Yun, delicada?
Tenso, Jiang Cheng esperó la respuesta de Lan XiChen. BaiHe estaba buscando información y no había nada que él pudiera hacer, no había forma de advertir al jade.
--- El clima en el palacio WangJi es más confortable, así que esperamos su pronta recuperación.
--- Esta noble espera que el cielo escuché a su majestad, prometí jugar con el joven amo al XiangQ'i y sería muy triste no poder cumplir mi promesa.
Lan Huan rió un poco ante las palabras de la noble Hong, después de todo, Sizhui solo estaba resfriado.
--- El sanador imperial debería darnos noticias pronto.
Pero Jiang Cheng no compartía su punto de vista ni su diversión, casi chasqueando los dientes, mordiéndose la lengua hasta probar el óxido de la sangre.
¡Maldición, Lan XiChen! ¡Deja de darle información a Huanghou!
Deteniéndose junto a un pequeño estanque natural, la conversación continuaba, hasta que en un gesto inesperado, BaiHe se acercó al costado de Jiang Cheng.
--- Su majestad, creo que el erudito no se siente bien.
El aludido estaba a punto de responder a la burla en los ojos de su enemiga, cuando algo distrajo su atención.
Muy similar a observar un patrón simétrico con un error, la mirada fue atraída sin remedio alguno aunque el pensamiento tardó un poco más en ser claro.
Los ojos de Lan XiChen.
El reflejo acerado y nítido de un espejo reflejaba lo que antes los modales y costumbre de cortesía ayudaron a ocultar.
--- ¿Erudito?
Yun LanHuan se acercó un poco al joven, quién perdido todo el color de su rostro, sus ojos fijos a un costado del jardín. El movimiento desapareció su figura del espejo, pero era muy tarde.
Sin poder ayudarse a sí mismo, Jiang Cheng levantó el rostro, cruzando por primera vez la mirada con el emperador, su atención en el ojo izquierdo de Lan XiChen, aquel que BaiHe había arrancado con saña en su vida anterior.
<< Su sobrino estaba muerto, su clan había sido destruido, su propio cuerpo estaba lleno de heridas sangrantes, había diminutos bultos donde el hueso fue fracturado y manchas azuladas y rojizas donde había sido golpeado o quemado.
Con la mirada vacía y febril, Jiang Cheng observo los baúles, apilados uno sobre otro, tapizando un lateral de la cueva.
Todos, llenos con los cadáveres en descomposición de sus subordinados más cercanos y en alguno, con Jin Ling, el último fragmento de su hermana en este mundo, lo que había quedado de su familia. Aquel niño que desde pequeño, lo había mirado con inocencia y admiración.
Y él le había fallado.
--- ¿Y para qué demonios quiere eso?
Jiang Cheng fulminó con la mirada a las dos ratas que, con ropas oscuras y húmedas por la llovizna del exterior, caminaban a la casi invisible abertura al fondo de su prisión.
Encogiéndose de hombros e ignorando a Jiang Cheng, el desaliñado hombre quitó un poco de la tierra adherida a la rama que sostenía. El trozo de madera había sido arrancado de manera que en sus extremos irregulares, varias puntas astilladas sobresalían.
--- ¿Y yo que sé?
Con el temor bajando por su espalda, Jiang Cheng los vio desaparecer justo en la misma dirección en que, dos semanas atrás, habían llevado a un inconsciente Lan XiChen.
Al comienzo nada ocurrió, lo único que pudo escuchar Jiang Cheng fue las voces apagadas e ininteligibles. Pero después el claro sonido de gruñidos y la alterada voz de Hong BaiHe hicieron eco en las sombrías cuevas.
Comprendiendo de inmediato lo que ocurría, Jiang Cheng se resistió con toda su fuerza contras las ataduras que lo mantenían colgando a varios centímetros del suelo.
Estúpido Wei Wuxian, pensó mientras sentía las cuerdas cortar la piel de sus muñecas, dejé varias pistas en Yunmeng, ¿qué demonios te está tomando tanto maldito tiempo?
Con rastros de saliva y sangre humedeciendo la mordaza que le habían puesto, Jiang Cheng estaba por liberar una de sus muñecas cuando el primer grito lo paralizó. >>
Sintiéndose enfermo del estómago, Jiang Cheng bajó el rostro, lejos de un par de ojos que no reconoció, solo para que su vista se enfocara en la delgada rama que Hong BaiHe, en algún momento, había recogido entre sus delgados dedos.
--- ¿Erudito Shao Jiang?
Pero el aludido estaba lejos de escuchar, cegado por los recuerdos que Hong BaiHe, sin saberlo, ayudó a traer a la superficie. Yun LanHuan volvió a tratar de acercarse, cuando el erudito retrocedió, sus manos en su torso, como si sufriera de un dolor terrible.
--- Creo que el erudito debe sentirse mal --- Hong BaiHe disimulo su diversión, tocando el hombro del pequeño peón que se derrumbaba --- escuché que fue herido, así que el frío lo estará afectando.
Jiang Cheng solo podía ver la rama y la risa en los ojos de BaiHe, al punto de sentir la náusea oprimiendo su garganta.
Las ratas habían recogido del exterior una rama que BaiHe usó durante tres largas horas, cortando poco a poco hasta terminar destrozando el ojo izquierdo de Lan XiChen.
Respirando en cortos jadeos, Jiang Cheng hizo una leve reverencia, su voz baja y temblorosa, esforzándose tanto como podía en mantener su agitación bajo control.
--- Este sirviente... pide permiso, para retirarse.
Sin esperar respuesta real, dio media vuelta y se obligó a caminar a paso tranquilo hasta las puertas del balcón, apenas recordando tocar con su palma las largas cortinas que adornaban la entrada al patio, una señal para que sus sirvientes, ocultos en las sombras, mantuvieran protegido a Lan XiChen.
Pero apenas cruzó el umbral que daba a un oscuro y solitario pasillo, sus pasos se aceleraron, el sudor bajando por su sien y su cuerpo temblando.
<< ...te lo ruego... mi hermano...>>
Necesitaba salir de aquí.
<< Sostenido a la fuerza, Jiang Cheng soportó que BaiHe se acercara a su espalda. Había usado la cinta del clan Lan para amarrar la ensangrentada rama al largo cabello de Jiang Cheng, el olor a sangre haciéndole sentir ahogado.
--- Creo que será un lindo adorno para tus cadenas, ¿no lo crees?>>
Deteniéndose por un segundo cuando una arcada lo obligó a apoyarse en la pared, Jiang Cheng tragó saliva copiosamente, antes de continuar su camino.
Las peinetas en su cabello recordándole como, sostenido a la fuerza por Yue Lan y Xue Ye, tuvo que soportar el peso de la cinta y la rota rama en su cabello por varias horas, la sangre impregnando con su acre aroma todo a su alrededor, bajando por su cuello cuando goteaba de las astilladas puntas.
Aire... necesito aire... tengo que salir donde haya aire...
Tropezando en varias ocasiones, por fin llegó al reducido pasillo en cuyo final, una pesada puerta de roble lo llevó hasta el borde del bosque interno.
Frondoso y oscuro en medio de la noche, Jiang Cheng apenas consiguió adentrarse en la maleza y apoyar la mano en uno de los ásperos árboles, antes de que su estómago expulsara su contenido en una violenta arcada.
Gris.
Uno de los ojos de Lan XiChen era de ese cálido caoba al que estaba tan habituado, sin embargo, el otro ojo, el que Hong BaiHe destrozó, era de un oscuro color gris, muy similar al acero antes de ser pulido. Y en su cuello, debajo de la túnica y muy cerca de la mandíbula, una delgada línea blanca que señalaba donde Sandu y Shouyue habían cortado.
Una segunda arcada casi lo hizo caer de rodillas.
Tanta sangre, habían herido tanto el cuerpo del primer jade que aun de haber sobrevivido, el daño en su rostro y sus brazos habría sido irreparable.
Jadeando y tosiendo entre los espasmos que contraían dolorosamente su torso e intentando tragar saliva, Jiang Cheng trató de recuperar el control.
Era su culpa.
Era su culpa que BaiHe siguiera viva, que el primer jade fuera capturado y torturado, que su sobrino muriera en medio de un bosque anónimo, que las sectas cayeran... era-su-maldita-culpa.
Zhao Wu, quien se había mantenido oculto, solo pudo observar al joven amo sufrir arcadas secas durante los siguientes minutos, su cuerpo ya vacío de cualquier alimento.
No sabía que había hablado con Bai Huanghou, pero debió ser lo bastante grave para afectar tanto al joven amo Shao.
Deseaba salir para auxiliarlo, pero la alta silueta en túnicas gris claro y azul del segundo príncipe, de pie detrás del joven amo, lo obligaron a mantenerse escondido.
Jiang Cheng, respirando con dificultad y sintiendo su cuerpo tembloroso y débil, se enderezó cuanto pudo, limpiando el borde de su boca con la manga de su túnica.
--- Ten.
Aceptando la taza llena de agua fresca, Jiang Cheng se limpió el sabor agrío en su boca y el sudor en su rostro, después tomo un pequeño sorbo, aliviando los maltratados músculos de su garganta.
Había notado la presencia de Hanguang-jun hace un rato atrás, lo que explicaba por qué ningún soldado, de los muchos que debían custodiar el perímetro, se había acercado.
--- ¿Qué quieres? --- preguntó, su voz osca, demasiado cansado para intentar fingir un respeto que no sentía.
Al demonio con esta estúpida actuación, pensó dando un golpe con su pie a la tierra enfrente suyo, cubriendo los rastros de su vergonzoso momento de debilidad.
--- Quiero saber cómo murió mi hermano.
...
...
Una carcajada áspera y sin humor salió de los labios de Jiang Cheng, la incredulidad y el odio golpeando sin piedad. Ya había detestado la felicidad de aquellos dos mientras él se quedaba solo en muelle de loto, pero esto era ridículo.
¿Hangung-jun tenía su memoria y era el príncipe de una gran región, mientras él era relegado a un simple noble sin poder?
De verdad los dioses debían odiarlo.
Tiró la taza en algún lugar del bosque con fastidio. Dándose la vuelta hasta recargar la espalda contra el grueso tronco en el que se había apoyado antes, miró el estoico rostro del segundo jade.
Debería estar sorprendido y quizá una parte muy diminuta de él lo estaba, sin embargo, después de tantas emociones y "sorpresas", se sentía demasiado escéptico para hacer más que sonreír con hastío.
--- Por supuesto --- habló con aquel tono arrogante y cruel que tantos habían asociado a su persona, toda máscara dejada de lado por primera vez desde que llegó a este mundo --- sería imposible que el gran Hanguang-jun perdiera su memoria ¿verdad? El resto de nosotros puede caer en el infierno, pero solo tú y el idiota de Wei Wuxian encontrarían mágicamente una salida.
Como esperaba, Hanguang-jun ni siquiera pestañeó, solo se mantuvo con la mirada fría enfocada en él.
Este imbécil.
Entrecerrando los ojos y frunciendo el ceño, Jiang Cheng dejó que todo el resentimiento que vivía en él afilara sus palabras, deseoso de causar tanto dolor como el que estaba sintiendo. Si el segundo jade quería respuestas, Jiang Cheng estaba gustoso de dárselas.
--- Tú, a Zewu-jun lo mataste tú --- se enderezó, su voz grave y cruel, disfrutando de la conmoción y palidez del jade menor --- Zewu-jun fue asesinado después de que fracturaran cada hueso de sus manos y cortaran cada centímetro de piel que pudieron encontrar. --- con la ira ardiendo en sus venas por la impotencia, dejó que su temperamento sacara lo peor de él --- ¿te has preguntado el porqué de los ojos de tu hermano? ¿no? Bien, te lo diré yo: justo una semana después de continua tortura, esa maldita rata decidió que su rostro era demasiado perfecto, ¡así que tomó un trozo de madera y cortó durante varias horas el rostro de tu hermano, hasta por fin destruir su ojo izquierdo! --- tomando las solapas de la túnica del jade en un agarre violento, Jiang Cheng apretó tanto que sus puños dolieron --- veintiocho días, ¡estuvimos en esa cueva durante veintiocho días!, torturados, sin alimento y sufriendo cualquier humillación que a Bai Huanghou le pasara por su enferma mente, ¡mientras tú y ese imbécil de Wei Wuxian perdían el tiempo en sus asquerosas perversiones y juegos estúpidos!
Con un movimiento eficaz, Lan WangJi alejó las manos que aferraban su ropa.
Jiang Cheng se preparó, esperando un golpe o dos después de hablar, deseoso del desahogo que eso traería.
Pero nunca ocurrió.
Hanguang-jun solo bajo la mirada y no hizo más movimiento, sus brazos quietos a los costados.
--- Creo, --- vaciló --- que fuimos asesinados antes de ello.
Jiang Cheng bufó ante la voz fría del jade.
--- ¡Tonterías! Bai Huanghou...
--- Cuando nos capturaron, la secta Yunmeng Jiang aún estaba intacta.
Eso por fin detuvo el arranque de emociones de Jiang Cheng.
Era imposible, en las memorias que sus armas le mostraron, Jiang Cheng había visto como eran asesinados y el niño Lan había estado ahí, quiere decir que en aquel tiempo sus enemigos ya habían capturado a Jin Ling...
<< Un cuerpo en descomposición, el olor putrefacto apenas soportable >>
Se estremeció.
El cuerpo de su sobrino ya llevaba tiempo guardado en aquel baúl, mucho más que solo un par de días.
--- ¿Dónde?
--- A las afueras de ZiZhou.
--- ¿Quién los capturó?
Lan WangJi no sabía a dónde se dirigía el líder Jiang con sus preguntas, pero no tenía sentido negarse a responder.
--- Un hombre alto, con una larga cicatriz en su mejilla derecha.
Yue Lan.
Su mal presentimiento se transformó en una oscura aseveración. El territorio de ZiZhou aún estaba a cierta distancia de Meishan y aún este último, estaba a dos días de viaje de Yunmeng.
<<Dime, Líder Lan, ¿qué se siente saber que tu amado hermano murió hace varios días atrás?>>
Chasqueó la boca con frustración.
Primero la destrucción de Yunmeng Jiang y su captura; luego la muerte de su sobrino y los jóvenes de otras sectas; caída del clan Lan y de Wei WuXian; lo último fue la llegada de Lan XiChen, inconsciente y malherido, a la misma cueva donde él estaba siendo torturado.
El orden de cada muerte había tenido que inferirlo acorde a las palabras de BaiHe y lo que él mismo experimentó, y según su enemiga, el matrimonio Lan fue asesinado solo unos días después de que Jiang Cheng fuera tomado prisionero.
¿Por qué Bai Huanghou, quien disfrutaba tanto de jactarse de cada muerte, cambiaría de forma deliberada las fechas?
--- Zhao Wu --- llamó, sabiendo que con las habilidades del segundo jade, sería imposible que no hubiera notado la presencia de su sirviente.
--- Joven amo --- respondió inclinándose sobre una rodilla.
--- Adelantaremos los planes. --- Jiang Cheng apretó la mandíbula mientras maldecía el nombre de BaiHe en su mente --- asegura la lealtad de la hija de Kuo.