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"La vida es solo el pasajero momento entre el recuerdo y el deseo "
A. B. Rémeny
Jiang Cheng caminaba a través de prados extensos y ondulantes por la brisa, bosques frondosos llenos de verdor y el invitante aroma de las montañas en verano, el aire fresco llenaba sus pulmones.
Con pasos lentos, admiró los campos, árboles y arbustos llenos de flores de tantos y tan profundos colores que eran un placer para la vista. Enormes rosas del color de las perlas, margaritas de alegres tonos amarillos; tantos tipos y formas cuyo nombre Jiang Cheng no conocía pero que había visto antes, todas tan brillantes por el rocío que parecían haber sido bañadas con polvo de piedras preciosas.
Yunmeng había sido un lugar hermoso en su incontrolable y salvaje manera, pero esto... no sabía que este tipo de lugar podía existir.
A mi hermana le hubiera encantado este lugar, pensó con melancolía, como cada vez que encontraba algo que sabía, su hermana habría disfrutado. A pesar de los años desde su fallecimiento, aun la extrañaba, el tiempo no lograba permear su tristeza y añoranza. Dudaba que alguna vez eso cambiara y si bien le gustaba creer que aprendió a vivir con ello, la realidad que es que los recuerdos de su familia aun eran una herida cruda en su corazón, una que quizá jamás sanaría del todo.
"Líder Jiang"
Se paralizó a la mitad de un paso cuando escuchó el eco de esa voz. Suave y amable, cálida y capaz de crear la más apacible atmósfera o amonestar con la más fría cortesía.
Era una voz que reconocía con facilidad.
--- Lan XiChen.
Está en peligro.
Jiang Chen se detuvo, el agradable sentimiento de antes apagándose en solo un parpadeo
Está muriendo, la certeza fue innegable.
Sintiendo una repentina ansiedad por encontrarlo, aceleró sus pasos. Más y más rápido, cambiando a un trote ligero sin siquiera notarlo.
"Líder de secta."
Alguien debe salvarle.
Ahora corriendo a través del colorido paisaje, respiró entre jadeos sintiendo como la antes aprensión inexplicable, se tornaba en algo frío y urgente, un temor ciego que lo mantenía en movimiento.
Pronto el paisaje se transformó en un cuadro sombrío, como si un terrible incendio hubiera asediado el paisaje hasta destruirlo todo, los enormes árboles negruzcos y retorcidos aumentaban la oscuridad del camino hasta que tuvo que entrecerrar los ojos para ver, las ramas dificultando cada paso al engancharse en su ropa, las gruesas raíces haciéndole tambalear.
Respirando con dificultad, vio como las antes alegres flores fueron sustituidas por grises y marchitos lirios.
No, no carecían de color.
Cambiaban su tonalidad poco a poco, como si absorbieran algo del suelo que les diera un tinte muy parecido... parecido a...
--- ¡Lan Huan! --- gritó con el miedo bañando su espalda en sudor, su voz frenética --- ¡Lan XiChen!
Esta muriendo.
Corriendo entre una alfombra de sangrientas flores rojas, se detuvo en cuanto atravesó la barrera de los árboles, llegando a lo que parecía un páramo extenso y poco elevado. El cielo antes luminoso ahora era de un profundo negro, como si hubieran derramado tinta en él, dando un escalofriante énfasis al mar de lirios y al cuerpo tendido en medio del llano espacio.
Un suspiro de alivio pasó por sus labios cuando reconoció la túnica blanca. El jade no parecía herido, por el contrario, Lan XiChen tenía los ojos cerrados, como si durmiera apaciblemente.
--- Lan XiChen.
Como si su quietud fuera una invitación para la desgracia, Jiang Cheng notó que la túnica no era completamente blanca, ahí donde las flores tocaban su cuerpo, manchas de sangre aparecían y comenzaban a extenderse al tiempo que los lirios adquirían un color más profundo.
Era como si se estuvieran alimentando del jade.
Atónito, observó cómo las flores parecían trepar el cuerpo inconsciente de Zewu-jun, lentamente pero el cambio todavía era discernible . Ahora apenas podía vislumbrar las blancas botas y esas manos de finos dedos.
--- ¡Zewu-jun! --- Jiang Cheng gruñó ante la falta de movimiento del jade, ¿es que acaso se dejaría consumir? ---¡Maldició"n, despierta!"
Abriendo lo ojos con terror, tocó su garganta.
"¡Zewu-jun!"
Nada.
Ni siquiera un pequeño sonido salió de su adolorida garganta, era como si su cuerpo hubiera olvidado cómo emitir su voz. Desesperado y aun tratado de gritar su advertencia, intentó acercarse con unas piernas repentinamente pesadas y rígidas, el suelo hundiéndose tras cada lento paso, como si el antes nudoso suelo fuera sustituido por espeso fango.
Usando cada onza de su fuerza, siguió avanzando e intentado gritar para despertar al primer jade, pero la distancia no se acortaba en lo más mínimo.
"¡Despierta, Lan XiChen! ¡Líder Lan!"
Debo salvarlo.
Él debe sobrevivir.
Sosteniendo su propio muslo para ayudar a su pierna a salir del fango, sintió su pie chocar con algo pesado apenas dio un paso fuera de la trampa.
Reconocía esa túnica negra.
"Wei... Wuxian"
Solo entonces notó los pequeños montículos esparcidos que en su anterior prisa ignoró. Las túnicas blancas, violetas y amarillas moviéndose con un viento repentinamente feroz.
Hanguang-jun, Lan QiRen, Lan Jingyi... Jin Ling.
Todos cubiertos parcialmente por los lirios y mirándolo con ojos vacíos; sangre y suciedad manchando sus rostros.
Jiang Cheng sintió como si hielo recorriera sus venas.
Estaban muertos. Todos estaban muertos. Lo que veía no eran personas sino cadáveres cubiertos de sangre.
"No... no, no..."
Retrocedió dos pasos antes de que el desagradable fango le hiciese caer, la sujeción en sus piernas imposible de romper, atrapando sus manos y dificultando sus movimientos cuanto más se resistía.
Como si percibieran su agitación, los cadáveres comenzaron a retorcerse en maneras imposibles, convulsionando entre espasmos sin despegar los ojos vacíos de él. Arrastrándose con las extremidades en los ángulos incorrectos, gemidos y gruñidos distorsionados salieron de labios secos y sangrantes.
'No me salvaste'
Su atención volvió a Wei Wuxian. Pálidos ojos grises lo miraban con resentimiento, su boca distorsionada en un gesto de dolor y tristeza, lágrimas negras y espesas manchaban sus mejillas.
"¿Q-qué?"
Una mano cadavérica salió del suelo fangoso y aferró su muñeca con una fuerza absurda. Trató de liberarse, pero su cuerpo estaba tan pesado, se movía con tanta lentitud. La desesperación invadió a Jiang Cheng, tanta desesperación que distorsionó su rostro en una máscara de desconsuelo.
Cadáveres, infinidad de ellos, habían llegado a su lado, jalando su ropa, aferrando sus piernas, sus brazos o su torso. Numerosas voces gritaban acusaciones, comenzando como un latido solo para ir creciendo en fuerza cuanto más se resistía.
'No protegiste a mis padres... no me protegiste.'
"A-Ling... lo lamento, A-Ling, perdóname"
'Te di mi núcleo dorado, pero aún no pudiste salvarme'
'Nos querías muertos...'
"¡Cállate! ¡No es así!.. basta... deténganse"
'Líder Jiang.'
'Jiang Cheng.'
'Nos dejaste morir.'
Se equivocaban, él lo había intentado, había intentado protegerlos hasta que sus manos sangraron, hasta que su corazón dejó de latir. Jamás los quiso muertos.
"Basta... no... basta, basta, ¡deténganse!..."
No importó cuanto luchó, la masa de cadáveres comenzó a engullirlo, manos frías lo arrastraban hacia un abismo oscuro y sin fin. Miradas vacías y rostros putrefactos que lo acusaban.
Hasta que uno se impuso por encima del resto. Un ojo caoba y una cuenca vacía y sangrante.
"Lan... Lan X-XiChen..."
Pálidas manos apenas recubiertas por piel, dejando ver el hueso en algunas zonas, rodearon su cuello, apretando con fuerza y robándole el poco aliento que quedaba en sus pulmones.
'Nos sacrificaste a cambio de vivir.'
"¡!"
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Jiang Cheng se reincorporó bruscamente en la cama, daga en mano. Su rápida respiración y el sudor que cubrían su cuerpo, señales discernibles de cuánto lo había afectado su pesadilla.
Miró frenéticamente a su alrededor, sus ojos aún nublados por el cansancio. Parpadeó para enfocar su vista lo antes posible, pero no había cadáveres o lirios rojos por ningún lado, solo una oscura habitación vacía.
Un minuto.
Dos.
Bajando por fin la daga y relajando su postura, se frotó el sudor que picaba en sus ojos mientras intentaba tranquilizar su respiración. Su temblorosa mano deteniéndose cuando notó que no era solo sudor lo que resbalaba por su rostro, la sal de las lágrimas rozaba el borde de sus labios como el toque asustado de un niño.
<<No protegiste a mis padres... no me protegiste.>>
Maldijo por lo bajo con molestia, apretando con fuerza las sábanas empapadas en sudor. Las lágrimas continuaron cayendo por un minuto más antes de que lograra controlarse.
¿Flores alimentándose de sangre? ¿Cadáveres deformes?
¿Cómo podía su mente conjurar algo tan ridículo y aun así hacerlo sentir como si cada latido fuera un doloroso golpe? Era casi patético lo mucho que parecía afectarlo un sueño sin sentido, pensó mientras relajaba los puños y se sentaba al borde de la cama.
Olvídate de eso, están muertos.
Todavía tratando de alejar la bruma del sueño, se tocó el cuello. Su garganta se sentía reseca y punzaba, pero desistió de la idea de tomar algo mientras se levantaba.
<<Nos sacrificaste a cambio de vivir.>>
Apretó la mandíbula con tanta fuerza que crujió mientras se colocaba una pesada bata encima de su túnica para dormir. Necesitaba salir de ahí, la oscuridad del cuarto comenzaba a sofocarlo.
<<Te di mi núcleo dorado, pero aún no pudiste salvarme.>>
Sintiendo la marea de emociones azotando su pecho sin piedad, tomó un pesado cambio de ropa y su daga, saliendo de la finca en dirección a la montaña detrás de la casa principal, sus oídos resonando con el eco de la pesadilla en lugar del pacífico silencio del amanecer.
Sus ojos incapaces de notar lo que debería ser un paisaje brumoso y en su lugar, llenos de rastros de sangre y oscuridad.
Ellos ya han muerto, se recordó, y tu solo vives para vengarte de los culpables.
Lo repitió como un mantra, apenas notando la frialdad del aire en la madrugada o el picor de las ramas secas que rasguñaban su cara o manos mientras avanzaba con eficiencia mecánica, sus pensamientos muy lejos de lo que ocurría a su alrededor.
En algún punto dentro de la montaña y escondido en entre las gruesas paredes de la misma, había descubierto un estanque natural, iluminado suavemente por una amplia apertura sobre su cabeza que hacía brillar los minerales en las paredes y el fondo del estanque a la luz de la luna. Los rayos solares mitigados por los frondosos árboles que se aferraban a las paredes y pendientes, creando un techo natural y fresco. De un increíble plata azulado en las noches o dorado y verde durante el día, el agua era tan cristalina como profunda.[1]
Era un lugar silencioso y tranquilo, perfecto para meditar... o calmar su agitada mente, donde la maldita pesadilla aún permanecía, repitiéndose hasta hacerlo sentir que perdería la cordura.
<<No me salvaste.>>
Tenían razón, pensó mientras dejaba sus cosas y se sentaba cerca del borde, no los había salvado, a ninguno de ellos. Como siempre, sus habilidades habían sido insuficientes para proteger lo que más valoraba.
Cerró los ojos, recordando su propia ineptitud.
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Mundo de la cultivación
Jiang Cheng golpeó con fuerza el escritorio mientras la ira desbordaba de su cuerpo, creando un aura intimidante.
--- Líder Jiang, intente calmarse.
Riendo sin humor alguno, miró a Zewu-jun de pie frente a él. Su expresión preocupada y su aura tranquila ayudándole a centrarse solo un poco... muy poco. Sin embargo, solo mirar el pequeño frasco con hierbas secas en su escritorio reavivó su furia en solo segundos.
--- ¿Calmarme? ¡¿Calmarme, dice?! ¿Y se puede saber entonces cómo debería de reaccionar? ¿Debería hacer lo mismo que Wei Wuxian y dejar que todos hablen mientras hago cosas heroicas en las sombras? ¿Dejarlos pisotear mi orgullo y castigarme por algo que no hice? --- arrugó las hojas del informe bajo sus puños --- Me traicionaron, destruyeron la confianza de mis subordinados en mi habilidad como líder, ¡esas malditas ratas usaron mi generosidad para poner a todos en mi contra! ¿Y qué si el idiota de Wei Wuxian lo descubrió? --- Volvió a golpear el escritorio, tirando algunos de los objetos encima de este --- Ya es tarde para hacer algo, ellos ya no confiarán en una sola de mis palabras, los pocos que aún me apoyan están fuera del territorio y la enfermedad sigue su curso sin que nadie haya logrado descubrir la cura --- Su mirada repentinamente se desvió al pequeño pasador de jade que de alguna forma sobrevivió a la guerra contra el clan Wen, la imagen del rostro de sus padres llegando como un nuevo flagelo. Se quedó callado por un largo tiempo antes de hablar con voz débil --- Intentar lo imposible, ¿eh?
Una risa amarga y terrible salió de sus labios mientras se dejaba caer en su asiento detrás del escritorio.
--- Bueno, esta vez sí que conseguí hacer honor al lema de mi secta, logré lo imposible. Seré el primer líder en Yunmeng que sea asesinado por su propia secta.
Una mano se apoyó en su hombro, cálida y reconfortante.
Levantando la mirada hasta cruzar con un par de ojos color caoba, sintió como sus hombros perdían un poco de tensión ¿Cómo es que ese hombre siempre conseguía calmarlo?
--- Encontraremos la manera, yo le ayudaré --- Lan XiChen acunó con suavidad la tersa mejilla de WangYi, el gesto tan natural que ninguno pensó demasiado en ello --- como bien mencionó, el joven Wei tiene experiencia en esta clase de situaciones hostiles. Entre los cuatro, mi hermano, el joven Wei, usted y yo, encontraremos una solución --- levantándose de su posición, extendió la mano al líder Jiang --- Para comenzar, ¿qué le parece una pequeña charla con el líder del clan Kuo? Seguro no se negará a hablar con sinceridad y admitir sus acciones ante dos líderes de secta.
Tomando la mano del líder Lan, Jiang Cheng dejó que lo incorporara, sus ojos violetas entornándose.
Después del incidente de Jin GuangYao hace seis años atrás y de aquel incidente hace año y medio, Zewu-jun se había transformado sutilmente en alguien distinto, como si aquel rasgo serio y directo que siempre había mostrado, fuera pulido en una particular habilidad para intimidar a otros sin cambiar nunca sus maneras amables.
Cómo una hoja de acero que corta con precisión, Lan XiChen se había
transformado en la cuchilla afilada del clan Lan.
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Presente
Jiang Cheng abrió los ojos mientras la amargura subía por su garganta como si hubiera masticado un fruto agrío.
En su vida anterior, los jóvenes discípulos del clan Kuo habían deformado cada una de sus órdenes e inventando otras, robando o haciendo cualquier fechoría tanto dentro de la secta como en las cacerías nocturnas, dejando evidencia que culpara a otros de sus acciones.
Si él daba una hora para el entrenamiento, ellos daban otra; si algún discípulo quería verlo, ellos decían que él no estaba interesado; castigaban a los cultivadores bajo sus supuestas órdenes cuando no estaba cerca; inventaron rumores de él torturando a sus subordinados o a civiles sin razón alguna. E incluso lograron convencer a otros en la secta para ayudarles a fomentar el rencor y la desconfianza.
Al final, Jiang Cheng castigaba a sus subordinados creyendo que se habían vuelto indulgentes con su disciplina y ellos soportaban en silencio que se les culpara, creyendo que su líder se había vuelto un tirano.
En menos de dos años, habían erosionado a la secta de dentro hacia afuera.
¿Y el plan de Lan XiChen?
Nunca pudo llevarse a cabo. Solo una semana después de su reunión, los pergaminos detonaron, destruyendo nuevamente el muelle del loto y la "enfermedad" los había debilitado tanto que fue una batalla perdida desde el comienzo.
Él fue el único sobreviviente de la secta, vivo sólo por el deseo de su enemigo de verlo sufrir.
Cuando llevaba dos semanas cautivo, escuchó de la muerte del matrimonio Lan, solo cuatro días después sus verdugos se jactaron de la muerte de su sobrino y los jóvenes de otras sectas... a la tercer semana de su cautiverio, ocurrió la muerte de Lan QiRen y la llegada de Lan XiChen, inconsciente y malherido, a la misma cueva donde él estaba siendo torturado.
--- Esas malditas ratas.
Rindiéndose ante una meditación que solo lo estaba alterando más, se quitó la túnica exterior hasta quedar solo con su pantalón. Jiang Cheng se sumergió en el estanque, permitiendo que la fría temperatura entumeciera su cuerpo y deseando que pudiera hacer lo mismo con sus emociones.
<<Nos sacrificaste a cambio de vivir.>>
Con su cuerpo hundiéndose más y más, Jiang Cheng abrió la boca debajo del agua y dejó que ésta silenciara el grito de ira y tristeza que había retenido desde que despertó, que borrara los rastros de sudor y lágrimas de su cuerpo.
Que alejara el dolor en su pecho.
Abrió los ojos y miró la superficie brillante y cristalina sobre él, dejando que su mente vagara por algunos segundos, que su cuerpo, cada vez más pesado, se hundiera hasta que la luz comenzó a disminuir.
Salió sólo cuando sus pulmones ardieron por la falta de oxígeno, tosiendo un poco.
<<Nos sacrificaste a cambio de vivir.>>
Sabía que ese era un arrepentimiento absurdo desde que no planeaba vivir lo suficiente para siquiera envejecer.
No, estos meses eran tiempo comprado para obtener su venganza. Solo entonces renunciaría a esta vida para soportar la vergüenza de su propia debilidad en la soledad de aquel espacio en blanco que lo trajo aquí en primer lugar.
Esta vez los arrastraré conmigo al infierno.
Flotando en el agua cristalina, dejó que su mente retornara al peligroso juego que se estaba llevando a cabo. Ahora sabía que la enfermedad que había atacado a tantos de sus cultivadores no era más que un veneno de lenta acción, uno que debía averiguar cómo funcionaba.
En cuanto a los bastardos que destruyeron la moral de su clan...
Hazlos pensar que ganaron
Detestaba admitirlo, pero Wei WuXian había tenido razón, solo bastaba con hacer a los idiotas del clan Kuo... a la ahora familia Kuo, caer por el peso de sus propias acciones.
En el pasado, Wei Wuxian había sugerido ganarse el aprecio de los implicados, pero JiangCheng desconocía como usar tales artimañas que tomarían un tiempo valioso, así que en su lugar eran Zhao Wu y otras personas de confianza quienes apaciguaban a los otros sirvientes y era a través de ellos que transmitía sus órdenes. Con ese pequeño ajuste en el plan original, todo se había tornado a favor de Jiang Cheng.
Ahora estaba más cerca de tener todo listo.
Saliendo del agua, se secó y se puso el cambio de ropa que había traído consigo.
---Estúpida ropa--- murmuró por lo que debía ser la millonésima vez mientras cerraba la pesada túnica exterior.
Solo un poco más.
Solo debo sobrevivir un poco más.
Se repitió a sí mismo mientras salía de la cueva, sus ojos tornándose peligrosos. La ansiada calma retornó a su mente, endureciendo su corazón hasta hacerlo creer que no había nada en su interior, la frialdad del agua filtrándose hasta su misma alma.
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--- Ha vuelto a tener malos sueños, ¿no es así?
Sobresaltándose, Zhao Wu miró a la pequeña mujer a su lado, preguntándose en qué momento se había aproximado tanto. Sin embargo, Xue Liang solo miraba a la distancia, más específico, al joven amo Jiang.
---Fue Niuniu quién lo escuchó gritar --- respondió, observando la tensión en la postura del joven amo mientras hablaba con el encargado de los establos.
Xue Liang suspiró con pesar.
--- No debería rondar por la casa al anochecer, Niuniu es demasiado imprudente.
Zhao Wu se giró para mirarla de nuevo.
La mujer apenas medía metro y medio, pero tenía una feroz fortaleza y un increíble instinto protector, así que era imposible que no notara las sombras bajo los ojos del joven amo o la palidez excesiva en ese elegante rostro.
--- Esta vez fue peor que las anteriores ---dijo Zhao Wu.
Ante esas palabras, Xue Liang se encogió un poco, preocupada como una madre aunque solo le llevaba un puñado de años al joven amo.
Sabía que cada noche, el amo Jiang se iba a dormir a la mitad del ChouShi (1-3 a. m.) y despertaba al MaoShi (5-7 a. m.) , trabajando cada día hasta la extenuación. Pero no importa que tan fuerte sea la voluntad de uno, el cuerpo aún necesita descansar.
Y era en esas noches, cuando el cansancio vencía al joven amo y lo obligaba a dormir más que un par de horas, que los malos sueños llegaban, acosándolo sin piedad alguna.
Cada uno de ellos lo sabía, lo habían visto y escuchado. Había quienes pensaban con desdén que el joven amo era demasiado frágil y otros, como Xue Liang, solo podían sentir preocupación.
Molesta por la impotencia de no poder proteger al joven amo, Xue Liang se giró con un brusco ademán y tiró de la oreja de Zhao Wu.
--- ¡Ay, duele, duele!
--- ¡Zhao Wu! debes proteger mejor al joven amo. ¿De qué sirve que él te enseñe tanto? ¿Qué le permites hacer para que los malos sueños lo persigan?
Soltándose del agarre, Zhao Wu miró a la diminuta mujer de dulce rostro y mirada feroz, protegiendo con su mano la dolorida oreja.
--- Protejo al joven amo tan bien como me es posible, pero no puedo ir en contra de sus órdenes.
Soltando un bufido nada femenino, siguió mirando a Zhao Wu con un brillo en esas profundidades caobas tan afilado, que provocó un escalofrío de temor en el cuerpo del pobre jefe de sirvientes.
--- Bien, enfrente suyo no le puedes desobedecer ¿pero qué hay de esta mañana? ¿No fue el joven amo nuevamente al estanque? Es un lugar aislado y peligroso.
Haciendo un gesto defensivo con las manos, Zhao Wu dejó que sus labios se curvaran en una pequeña sonrisa apaciguadora.
--- Mao y yo estuvimos vigilando la entrada todo el tiempo. Luo Shen se encargó de la zona superior de la colina.
Aún no del todo satisfecha, Xue Liang tuvo que darse por vencida.
Todos estaban dando su mejor esfuerzo para cuidar del joven amo, pero este aún se las arreglaba para salir de la finca algunas noches a no sabían qué lugar, nunca importó cuánto esfuerzo pusieran, lo perdían apenas unos minutos después de entrar al bosque del este. Así que resignados, regresaban a la finca, esperando el regreso del joven amo quién entraría a su habitación al filo del amanecer, siempre con alguna herida nueva. Xue Liang había perdido la cuenta de la cantidad de veces que había rellenado los pequeños tarros de medicina o tratado de encubrir sus salidas del amo Shao[2].
--- Prepararé un poco de congee picante para el joven amo ---dijo Xue Liang después de pensarlo un poco--- De alguna manera, parece ponerse de mejor humor después de comerlo.
Animado, Zhao Wu tomó un suave mechón del negro cabello de Xue Liang, tirando con delicadeza tras cada palabra.
---¿Me guardarías un poco, LiangLiang?
--- Humph, ¿y por qué debería?
---Vamos, LiangLiang, tú preparas el mejor congee picante de la finca ¿Qué digo de la finca? ¡Del país entero! ¿No puedo tener ni un poco?
Xue Liang estaba a punto de responder a eso, cuando una voz seca y sombría los detuvo.
--- ¿Es necesario que coqueteen en la entrada de la casa?
--- ¡J-joven amo!
Presurosos, hicieron una inclinación hacía JiangCheng, sumamente avergonzados de haberle perdido de vista en medio de su conversación.
--- Zhao Wu, prepara todo para salir al pueblo, alcánzame en el estudio después. Que Shaiming y Mao vengan con nosotros.
--- S-sí joven amo, se hará como usted pide.
Dándoles una última mirada, su voz pareció sonar más cansada que tensa.
---Si lo deseara, habría podido derribarlos a ambos en solo un movimiento y sin sudar--- frunció un poco en ceño --- si desean salir les daré un día libre. Hasta entonces, cumplan con sus tareas asignadas y no descuiden su entrenamiento.
Sintiendo como si sus rostros quemaran por la vergüenza, ambos sirvientes pidieron disculpas y se fueron por caminos separados.
Con Xue Liang camino a la cocina para preparar el congee, apartando un poco para cierto sirviente molesto y Zhao Wu dando instrucciones a los demás sirvientes y preparando todo para salir de la finca, guardando una pequeña flor silvestre de hermoso color amarillo para cierta dama delicada y feroz.
NOTAS:
[1] Lugar inspirado en las cuevas iluminadas de Bolivia y los ojos de agua en Yucatán.
[2] Se refieren al hermano mayor de Jiang Cheng en este mundo.
Congee: es un platillo hecho a base de arroz, muy parecido a una papilla