VII Torre blanca D1

15.04.2019

¿Por qué demonios estaría ella en el palacio?, se preguntó a sí mismo, aquella ira hirviente acrecentándose hasta nublar su juicio. El eco del dolor y las lágrimas que esa mujer había causado, llenando sus sentidos como fango espeso.

En su anterior vida, año y medio antes de sus muertes, el primer jade había llegado con Bai Huanghou a su lado. Una chica tímida y asustadiza vestida con sencillas ropas de campesina.

<<Ella es Hong BaiHe. ¿Hermano, podrías escoltarla hasta el estudio? parece tener información sobre las desapariciones de cultivadores de las últimas semanas>>

Ese fue el comienzo de todo o al menos, fue la primera acción visible de Hong BaiHe. En las sombras y por años, esa mujer había susurrado en incontables oídos hasta obtener una red imposible de ayuda.

Si solo se hubiera dado cuenta antes, si en lugar de escucharla hubiera cortado su garganta, nada de esto...

<<Líder Jiang>>

El recuerdo de la voz de Zewu-jun resonó en su mente, devolviendo su atención a la situación actual con tanta velocidad, que lo hizo sentir un tanto aturdido.

Con el rostro tenso, sacó una de las dagas ocultas entre su ropa.

Zewu-jun.

Es verdad, había sido Lan XiChen quien llevara a BaiHe al alcance de las sectas, la pequeña mujer caminando a su lado a través del Receso de las nubes.

Si este día era ese día...

Su corazón comenzó a latir con fuerza, una anticipación no deseada comenzando a llenar sus venas y sustituyendo su sed de venganza con algo más, algo lleno de expectativa.

No es seguro, se dijo, no lo encontraste antes, podría no ser él.

Pero, debatió una voz en su interior, al igual que en el pasado, el líder Kuo se presentó como principal topo de BaiHe, así que quizá él sí había regresado, quizá de nuevo sería Lan XiChen quien presentara a su enemiga en el tablero de juego. Ciertamente se escuchaba una voz masculina devolviendo la conversación de BaiHe.

Reincorporándose, se asomó por el borde de la terraza con mucho cuidado de no ser visto por la persona que caminaba por el patio y justo un nivel por debajo de donde se encontraba Jiang Cheng.

La reina blanca, Hong BaiHe.

En este mundo era la segunda hija del ministro de justicia, Hong WeiChun, una que había estado ausente por varios meses y que de alguna forma aparecía ahora a su perfecto alcance. Con una postura recatada, vestía elaboradas túnicas de color marfil, rosa y rojo; su largo cabello castaño estaba arreglado con esmero y adornado con finas cadenas de plata, perlas y algunos pasadores de brillante rojo.

Caminaba a través del pequeño patio en dirección a la salida con tanta arrogancia que le hizo rechinar los dientes.

Esa maldita.

Sacó una segunda daga, casi sintiendo el correr de la sangre por sus manos. Tan deseoso estaba por terminar esta tontería.

Podría matarla ahí mismo, si era lo bastant rápido, acabaría con ella antes de que el jade interviniera. Seguro podría explicarle después a Zewu-jun porqué lo había hecho.

Siguiendo esa línea de pensamiento, desvió por un segundo la mirada hacia el acompañante de la mujer para medir la distancia entre ambos.

Él no podría...

Su vista regresó por segunda ocasión en apenas un parpadeo, sus sentidos tardando en comprender lo que veía.

...podría...

--- ...

Alto, desgarbado y con un rostro más tosco que atractivo, el hijo del primer ministro llevaba a su lado a aquella maldita rata.

El hijo del primer ministro y no Zewu-jun. La visión sentando como si llenaran sus pulmones con hiel, su pecho punzando ante una decepción que creyó que no llegaría.

No es él.

Se trató de convencer de que no importaba, que era mejor así, que el hijo del primer ministro sería fácil de silenciar.

Sin embargo, no importó cuanto se dijo a sí mismo de continuar, el único movimiento que hubo, fue el de sus brazos cayendo a sus costados, la compresión ahogando cualquier rastro de furia en su expresión con una efectividad que nada consiguió antes, sus oídos privados de la conversación que se desarrollaba a unos metros de él.

Lo sabía.

Sabía que ellos no estaban aquí, ¡se había resignado a ello desde hace tiempo!, se acostumbró a pensar que no tendría que enfrentarlos con las manos llenas de sangre, ese había sido su pobre consuelo ante una pérdida que no había querido contemplar hasta que fue imposible negarla. Pero por alguna razón, una pequeña parte en su interior, una que no había querido reconocer, aún pensaba que podía encontrarlos.

<< Nos sacrificaste a cambio de vivir. >>

Era un absurdo.

Sabía que era absoluta tontería, ¿pero entonces qué se dio a cambio de su vida y la de sus enemigos? Nada era dado sin un precio y ya que ninguno de ellos estaba en este mundo, ¿no era eso señal suficiente de cuál fue el coste de esta patética odisea?

Sus dedos entumecidos apenas eran capaces de sostener las afiladas dagas, ahora trozos inútiles de acero en sus manos, la pesadez en su cuerpo vaciando sus ojos de cualquier atisbo de vida.

La persona a lado de Bai Huanghuo* era un desconocido de este mundo, quizá un peón o solo una pieza más esperando a ser usado.

¿Quién podría decirlo?

¿A quién siquiera le importaba?

Ellos no están aquí.

Sin fuerzas, se recargo contra la columna y se dejó caer al piso. Su mayor enemiga se alejaba pero no logró darle la importancia debida, sus pensamientos absortos en una cruda realidad que había negado.

<<Tendrás a tu lado aquellos a quienes tu venganza busca complacer.>>

¿A quienes su venganza intentaba complacer?

Al comienzo creyó que cada uno de ellos volvería. Su sobrino, sus subordinados... él, todas las personas que habían tenido un significado real en su vida. Pero apenas pasó un mes de su llegada y comenzó a sospechar que la voz había sido intencionalmente vaga con esa frase.

Nunca importó cuanto buscó, cuantos libros o mapas leyó, no fue capaz de encontrar ningún rastro de los hermanos Lan o de Wei Wuxian, ni siquiera de los jóvenes de los clanes o de Jin Ling. Cada vez que pudo, buscó en cada ciudad y poblado en la redonda, reunió información y pagó a quienes estuvieran dispuestos a hablar.

Pero no encontró nada. Sí, existía una familia Lan, pero ninguno de ellos, eran ellos.

Hoy, el tener una confirmación tan clara lo había dejado sin fuerza alguna, la pérdida tomándolo completamente desprevenido, era como si de alguna manera, los hubiera visto morir de nuevo.

<< Nos sacrificaste a cambio de vivir. >>

Chasqueó los dientes con una mueca llena de rencor.

Por la línea de acontecimientos sospechaba que se encontraría con su enemiga en poco tiempo, pero la persona a su lado, así como aquella familia Lan, solo eran sustitutos que jugaban su papel como víctimas o piezas para ser usadas.

Solo eso.

<< Nos sacrificaste a cambio de vivir. >>

Una mueca extraña curvó sus labios. Había tristeza y vacío, tragedia e ironía. Era el rostro de alguien que ya no deseaba seguir vivo ni un segundo más, pero que se había resignado a tener que seguir respirando.

--- Eres un estúpido --- susurró, mirado sin ver al alto techo del palacio.

Song Lan, Wen Ning, Nie Huaisang, incluso sus sirvientes; reflexionó con desgana, cada uno de ellos solo tenían una característica en común: ninguno de ellos fue decapitado, ni antes ni después de morir.

Cada una de sus muertes le fueron mostradas a Jiang Cheng antes de ser traído a este mundo, como un arma a ser usada contra sus enemigos. Si sabía cómo morirían cada uno de ellos, podría evitarlo, dijo la voz en aquel entonces.

Wen Ning y Song Lan fueron sellados, Nie Huaisang se ahogó en un rio después de sufrir heridas fatales, los discípulos de cada secta se desangraron, murieron en las explosiones o trampas. Poco importó cuando se lo mostraron por primera vez pero ahora cayó en cuenta en que ninguno, ninguno de los que había visto en este lugar infernal, había sido decapitado.

Ese era el único patrón que explicara su ausencia.

El peso del conocimiento abrió nuevamente las heridas intangibles que creyó entumecidas. Con la mirada perdida y el gesto de nuevo ausente, Jiang Cheng volvió a tocar el dije en su cintura, la brillante madera obtenida hace un par de días atrás.

Debía aceptarlo, estaba solo en este mundo.

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Unas horas antes, ese mismo día. Imperio Yun.

--- Lan Zhan.

El segundo príncipe levantó la vista del informe que redactaba. Era ya el comienzo del SiShi (9-11 a. m.) y su esposo estaba despertando con aquella expresión suave y cálida que le era tan familiar.

Siempre provocaba en él una sensación agradable y apacible ver despertar a Wei Ying en medio del lujo que le podía proporcionar. Sábanas de seda, elaboradas túnicas de aspecto sencillo y elegante, abundante comida y hermosos paisajes; sin pensarlo dos veces, Yun LanZhan daba todo aquello que WeiYing deseara.

Desde joven, pensaba que todo ese lujo no tenía un significado real, hasta que se casó y descubrió que si bien para él podía ser redundante tener tanto; vestir, alimentar y otorgar lo que su esposo quisiera, le daba una satisfacción inigualable.

Consentir. Esa era la palabra que su hermano usara para describirlo cuando Lan Zhan se lo comentó alguna vez. "Te gusta consentir a tu esposo"

--- ¿Por qué siempre despiertas tan temprano? ¿Tal vez debería regañar al tío imperial por darte tan malos hábitos? --- ahogando un bostezo, WeiYing se levantó y terminó de vestirse. Su querido LanZhan siempre lo bañaba y vestía parcialmente al despertarse, pero seguía negándose a ponerle la túnica exterior, se arrugaría, decía--- ¿o quizá debería mantenerte despierto hasta el amanecer?

---No es correcto despertar después, el día dejaría de ser provechoso.

Una risa llena de matices alegres y cándidos.

--- ¿Entonces dices que puedo mantenerte despierto tanto como quiera y aun así, preferirías no dormir a despertar más tarde? --- acercándose a donde su atractivo esposo seguía escribiendo con pulcra eficiencia. Le quitó el pincel de las manos, dejándolo en algún lugar del escritorio, antes de sentarse en el regazo de Lan Zhan, disfrutando del fresco aroma a sándalo que conocía tan bien.

--- ¿Qué haces?

--- Despertando.

Abrazándose a aquel atractivo hombre y enterrando el rostro en la curva de su cuello, donde el aroma era más intenso, WeiYing sonrió cuando sintió esos fuertes brazos rodeando su cintura, acercándolo un poco más.

--- SiZhui está en el cuarto de a lado.

WeiYing se tensó por un segundo, antes de acomodarse mejor. LanZhan siempre parecía leer su mente.

Hace unos días atrás, su hijo de apenas seis años, se había perdido dentro del palacio. Y eso no era extraño, el lugar era enorme y debía parecer aún más complejo para un niño tan pequeño; lo extraño, había sido la sensación tan fuerte de desesperación que había sentido cuando uno de los eunucos llegó con la noticia.

No de nuevo.

Eso había sido lo primero que pasó por su mente, aunque no tenía sentido alguno ¿Cuando había perdido a Sizhui antes de eso?

Tardaron varias horas en encontrarlo y pese a que la apariencia de WeiYing había sido tranquila mientras caminaba a través de cada pasillo y habitación, por dentro, su sangre corría con fuerza y su corazón latía a un ritmo acelerado, su garganta sintiéndose más y más áspera conforme el día avanzaba. LanZhan pareció notar su estado de ánimo, acelerando un tanto sus pasos y buscando con más ahínco.

Nunca lo dijo en voz alta, pero cuando por fin dieron con Sizhui, WeiYin se sentía al borde.

Su hijo estaba tranquilamente sentado debajo de una ventana, sus pequeñas manos apretadas en su regazo y con ojos llorosos que lo miraban todo.

<<Si me movía, no me hubieran encontrado.>>

Fue todo lo que necesito decir antes de que WeiYing lo tomara en sus brazos. Temblando tanto que ni él podía creerlo, ni siquiera pudo decir una de las bromas que había planeado mientras lo buscaba, o molestar a su hijo por ser tan pequeño para perderse, "si te entierro en el jardín crecerás más rápido, ¿sabías?, ¡así como las plantas! Más alto no te perderías en el palacio" quiso decir en tono jovial.

Pero nada salió de sus labios, solo pudo aferrarse al niño hasta que esa sensación de miedo se aligeró.

Su exagerada reacción no solo lo hizo sentir desconcertado, sino también intranquilo.

El hecho es que no era la primera ocasión en que reaccionaba tan mal a algo así, aunque por suerte para él, solo se limitaba a LanZhan o su hijo. Cada que algo les ocurría, WeiYing perdía por completo la capacidad de controlar sus emociones, actuaba antes de siquiera pensar en que es lo que haría.

--- ¿En su habitación? ¿A esta hora? --- dijo después de abrazar unos minutos más a LanZhan, su corazón recuperando su ritmo cuando escuchó las palabras de su esposo, su voz estable --- Sizhui es un niño demasiado bueno.

--- Mmmh.

WeiYing no pudo contener la risa ante la clara satisfacción de su esposo.

--- No, no Lan Zhan, eso no es algo bueno. --- dijo mientras jugaba con un mechón del suave cabello oscuro --- ¿Qué clase de vida tendrá ese niño siendo tan bueno? Piénsalo un poco, si no hace travesuras, no tendrá nada divertido que contar a sus amigos cuando sea mayor, ¿y qué hay de algunos regaños o castigos?, ¿cómo va a castigar a alguien si no sabe lo que se siente? será incapaz de ser un buen general si no sabe cómo castigar a sus soldados.

---Yo soy un buen general.

Se separó lo suficiente para besar esos fríos labios que tanto placer le ofrecían cada noche. Aunque se alejó antes de que su esposo lo acercara más.

Si lo dejaba salirse con la suya, nunca saldrían de la habitación.

---Sí, pero tú no cuentas, además, si no mal recuerdo tú también fuiste castigado de joven. Por mi culpa, lo sé --- agregó cuando vio un ligero ceño en su rostro --- pero un castigo es un castigo. Tú me tenías a mí para meterte en problemas. --- Una enorme sonrisa iluminó los rasgos de WeiYing --- Tendremos que conseguirle un amigo a Sizhui, ¿no crees?

Lan Zhan estaba a punto de responder cuando unos pequeños toques en la puerta los interrumpieron.

Un eunuco entró a la habitación, su mirada en el piso, tan suave y cálida que sobresalía en ese arrugado rostro.

Todos en el palacio conocían el carácter cándido y alegre del general Wei y su peculiar tendencia a dar muestras afecto a su esposo en los momentos más inesperados, así que no se sorprendió de encontrarlo sobre el regazo del segundo príncipe.

--- General imperial Wei, segundo príncipe Yun --- dijo inclinándose con respeto --- este sirviente pide disculpas por la interrupción.

--- Habla --- dijeron al unísono.

--- Este sirviente viene a informar de la llegada del General Mo al palacio imperial. Esta en el salón orquídea.  

WeiYing sonrió complacido, bajándose del regazo de LanZhan.

Así que su hermano estaba de vuelta.

Despidiendo al eunuco, WeiYing terminó de arreglar su cabello en la media coleta que marcaba su rango. Juntos, el matrimonio Yun hizo su camino a través de los iluminados pasillos, hasta donde el hermano menor de WeiYing esperaba.

XuanYu podía parecer frágil en el mejor de los casos, pero era un soldado experimentado y muy perspicaz. Con profundos ojos café miel muy similares en su forma a los de su hermano mayor, un suave rostro y cabello de un negro azabache, sería frecuente que confundieran a ambos hermanos, si no fuera por la diferencias de altura y complexión, con XuanYu un tanto más delgado y pequeño que WeiYing.

Agregado su cabello corto y despeinado.

"No quiero que me confundan con una mujer... de nuevo" había dicho el día que lo corto a la atura de su barbilla en un estilo irregular.

Por supuesto, WenYing no perdía la oportunidad de burlarse por ello y es que, a diferencia de él cuyo cabello tenía un estilo rebelde y fluido, el cabello de Xuanyu tenía una caída lisa, con solo unas pequeñas curvas que rizaban las puntas.

En otras palabras.

Fe-me-ni-no.

--- Dime shidi*, te ves algo desaliñado, ¿es qué acaso te ha perseguido otro ferviente pretendiente? --- dijo WeiYing mientras se acercaba y pellizcaba las mejillas de su hermano, ignorando los intentos de este de alejarlo.

--- Mno --- intentó decir mientras WeiYing jugaba con su cara --- thengo unm mshaje arha suh mnajestadg (tengo un mensaje para su majestad).

Lan Zhan estaba a punto de alejar a su esposo del joven XuanYu, cuando una voz los detuvo a los tres de cualquier acción.

--- General imperial Wei, tememos que si continúa jugando con el rostro del General Mo, este no podrá hacer su informe correctamente.

--- Su majestad.

Haciendo una inclinación respetuosa, los hermanos Hei y el segundo príncipe, esperaron hasta que el emperador Yun tomó su lugar, justo en el escritorio cerca de la ventana. Con un gesto de su mano, les otorgó el permiso de acompañarlo en los asientos cercanos.

A LanHuan le desagradaban ese tipo de gestos, parecían innecesarios cuando a sus ojos, él no era distinto al resto de las personas a su alrededor; pero ya que estaban dentro del palacio principal, no sería correcto desatender los modales de la corte, bien podía provocar problemas entre los demás nobles y militares que visitaban el lugar. El cielo sabía que la mayoría solo buscaba cualquier razón para crear caos, así que LanHuan siempre era prudente.

--- General Mo, vemos que ha regresado, esperamos que haya tenido un buen viaje.

Asintiendo con una pequeña inclinación, XuanYu casi devolvió la suave sonrisa del emperador antes de recordar que estaban a la vista de varios eunucos y nobles que "casualmente" pasaban por el pasillo detrás de la puerta abierta del pequeño salón.

--- Este general agradece la preocupación de su majestad. XuanYu se encuentra bien y saludable. --- sacando un pergamino de su túnica, se lo extendió al emperador con ambas manos, cuidadoso de no levantar la vista hasta que el peso fue retirado --- su majestad imperial, SongLan, tenía un mensaje que deseaba entregar a su majestad.

LanHuan abrió el pergamino, su gesto tranquilo pese a la seriedad del asunto. Después de leerlo cuidadosamente, lo cerró y guardó. Debería quemarlo en cuanto tuviera la oportunidad.

--- Huanguan* She.

De inmediato, el sirviente hizo una reverencia y vació la habitación de los eruditos y nobles que consultaban los libros y artefactos del lugar, cerrando detrás suyo. Las gruesas puertas asegurarían que nadie escuchara lo que se diría a continuación.

--- ¿Y bien?, ¿qué dice?--- WeiYing, quién de inmediato dejó su postura rígida, se acomodó con tranquilidad en su asiento.

--- Parece que el emperador SongLan encontró a una persona que tiene la información que necesitamos --- dijo LanHuan, relajando un poco sus hombros ahora que podían abandonar la formalidad --- de hecho, hoy mismo debería haber ido a encontrar a esta persona, pero me pidió que retrasara mi viaje algunos días más.

--- ¿Retrasar el viaje?

LanHuan asintió. De inmediato, XuanYu tomó la palabra.

--- Es por eso que fui solo al imperio Song, al parecer hay un flujo anormal de personas en el palacio. Tanto de día como de noche se puede notar movimiento en este y los murmullos son cada vez más estrafalarios y exagerados, van desde infidelidades hasta asesinatos de personas que de hecho solo están deservicio lejos de la capital.

--- Bueno, los palacios son el lugar donde las personas de mayor rango social conviven por más tiempo ---dijo WeiYing, su mano jugando con la placa de jade que marcaba su rango como General Imperial--- traiciones, asesinatos, sobornos... todo eso es normal en una corte tan grande como la del imperio Song. Así que imaginar que están tramando algo no es absurdo, la pregunta real sería a quién tienen en la mira.

--- ¿Quizá a nuestro informante? --- aventuró XuanYu.

Tanto LanZhan como WeiYing negaron con la cabeza.

--- Sería demasiado obvio --- dijo LanZhan, hablando por primera vez.

--- Así es --- confirmó WeiYing --- no es secreto que buscamos información sobre los robos y secuestros en la frontera del este. Y si bien ser tan abiertos en la investigación limita la oportunidad de encontrar información veraz, al menos protege a los informantes. Nadie atacaría a una persona que está bajo la protección del emperador y ya que el número de personas que cuentan con los medios para pasar por encima del ejercito imperial es muy limitada, sería muy sencillo encontrar al culpable si lo hicieran.

--- En realidad ---los tres miraron al emperador--- el emperador Song sospecha de a quién están intentando atacar. --- fijó su mirada en WeiYing --- General Wei, ¿recuerda al hijo más joven de la familia Shao?

WeiYing asintió, el chico lo había ayudado varios años atrás a regresar con su esposo, Lan Zhan. Tenía un carácter terrible, pero no había dudado en ocultarlo del ejército enemigo*.

--- Al parecer --- agregó XuanYu --- ha empezado a ganarse el aprecio de sus sirvientes y de algunos de los nobles de la corte imperial.

Wei Ying. --- Bueno, su hermano es uno de los seis ministros de la corte.

Su hermano negó con la cabeza.

--- No es por eso, desde que Xiao XingChen adquirió oficialmente su titulo como emperador consorte*, los nueve mandos y el emperador han estado ocupados en unificar los dos territorios. Así que el gobierno de las provincias ha quedado a cargo del segundo poder. Desde que Shao Fu salió del país hace un año y con Shao Liang ocupado en la corte, es el hijo menor el que ha estado a cargo de la ciudad de Yunmeng. --- sacando otro pequeño pergamino que le dio al emperador, XuanYu siguió hablando, resumiendo lo que leía LanHuan --- desde que Shao Jiang tomó el mando, hace casi seis meses atrás, el índice de crimen ha disminuido en su provincia, ni hablar de la eficiencia de sus guardias. Tarde casi tres horas en poder entrar a su finca sin que me descubrieran. --- casi se estremeció cuando recordó a la pequeña cocinera. La aterradora mujer había lanzado su cuchillo con tal precisión que de ser menos hábil, hubiera sido atravesado en el hombro por la afilada hoja. Aunque no lo habían visto, la intuición de esos sirvientes era de temer --- Se ha transformado en un lugar pacífico y rico, la mayoría de los lugareños viven bien, tienen comida en abundancia y los impuestos se han cobrado con tal puntualidad que parece mentira.

Lan Zhan --- Es una tierra demasiado próspera en un momento complicado.

WeiYing asintió en acuerdo a las palabras de su esposo.

--- Así que el emperador tiene sus manos llenas intentando mantener contento a su consorte y protegiendo a su pequeño erudito. Supongo que no es raro que pidiera un poco más de tiempo. Sin embargo, si se demora demasiado, la seguridad de nuestro informante se verá comprometida.

Los tres miraron al emperador, esperando su decisión.

Pero este solo miraba el pergamino en su mano.

Un minuto.

Dos.

¿Es que acaso la letra era tan ilegible?, se preguntó un divertido WeiYing.

--- ¿Hermano?

Tras escuchar las palabras de LanZhan, Yun LanHuan pareció despertar de su trance.

Un rápido parpadeo y una nueva sonrisa cálida, la única pista de su distracción.

--- Perdona, hermano, estaba pensando. --- cerró el pergamino, que tendría el mismo final que el otro --- tienen razón, la situación en el imperio Song es inestable y delicada. Así que viajaremos en cuatro semanas tal como sugiere Song Lan, pero traeremos a nuestro informante antes. --- Se giró hacia WeiYing --- envía a un grupo de confianza, que busquen a nuestro informante y lo traigan al palacio.

--- ¿Pero si traemos al informante, para que ir al imperio Song?

Lan Huan se explicó.

--- Vamos a buscar al erudito del emperador, parece ser que Song Lan considera que será un buen invitado en nuestra corte. Los tres vendrán conmigo, solo para estar seguros de que tenga un buen viaje.

Mientras ellos discutían los pormenores de ir al imperio vecino, LanHuan volvió a abrir y mirar el nombre en el informe de Hei XuanYu.

Shao JiangCheng...

Jiang Cheng.

¿Por qué ese nombre le sonaba tan familiar?

¿Tan nostálgico?




NOTAS:

Hanguan (宦官) =Eunuco, perdón pero no pude evitarlo, tuve una perversa satisfacción de llamar a un eunuco con el nombre de Su She, aunque no es él y no va a aparecer en el fic.

*Emperador consorte: concepto tomado prestado de la novela "The Path of the Cannon Fodder's Counterattack" ;)

*El recuerdo de Wei Ying tiene una explicación, pero por el momento podría decir (sin caer en el spoiler) que ocurrió antes de la "llegada" de Jiang Cheng a este mundo... por decirlo de alguna manera

*Hay un por qué le dice "shidi", pero se explicará después.

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