EXTRA: Viaje al campo

Esta es una escena que ocurrirá quince años después de lo que será el final del fic, lo tenía escrito en partes para agregarlo una vez terminada la historia junto con otros extras, pero creo que será una buena prueba de que en verdad, tendrá un final feliz.
Espero lo disfruten.
Salón del loto, mitad del Chen Shi (7-9 a. m. ) Palacio Qinghen en la capital del imperio.
El ministro de hacienda sudaba copiosamente debajo de su pesada túnica, sus manos temblaban y sus piernas se sentían tan débiles, que era sorprendente que no hubiera caído de rodillas.
Levantó la vista por un segundo antes de bajarla de nuevo tan rápido, que le costó un considerable esfuerzo volver a enfocar el pergamino que leía.
--- S-se recaudaron cuarenta --- un nuevo vistazo, un nuevo estremecimiento, un nuevo error al leer --- quiero decir, treinta y cinco...no, por favor, perdone su majestad, c-cuarenta sacos de arroz y siete de anís de la provincia Lan. V-veinte más de...
La lista siguió y siguió, mientras el leve sonido de los dedos, tamborileando en el borde del asiento, aumentaba el nerviosismo del aterrado ministro.
Brillantes ojos azules tan profundos que eran casi violetas, liso cabello oscuro sostenido por un pasador de plata y jade blanco, oscuras túnicas moradas y negras con bordados platinados. El hombre observaba con los ojos de un depredador, alternando su atención entre la corte y las velas que marcaban el paso del tiempo.
Varios funcionarios casi lloraron compadecidos por el ministro de hacienda, quien, de nuevo, leyó mal las cifras y tuvo que repetir su lectura.
El sonido rítmico de esos delgados dedos se hizo mayor y el ceño fruncido, tan temido, apareció.
Esta vez los funcionarios ya no pudieron ocultar la palidez en sus rostros, la exasperación o la angustia en sus expresiones, era obvio que el consorte imperial no estaba de buen humor y si bien no entendían qué error habían cometido, tenían el repentino impulso de postrarse de rodillas y pedir perdón.
Por favor, su majestad, ¿es qué acaso no siente compasión por estos súbditos suyos? Debe salvarnos del consorte de corazón negro que se sienta a su lado.
Sin embargo, el mencionado emperador, acostumbrado como estaba al fiero carácter de su consorte, apenas y notó el ruido. Jiang Cheng era una persona expresiva y directa, si deseaba decir o hacer algo, nadie lo detendría y eso era algo que su majestad el emperador Yun LanHuan, comprendía a la perfección.
No tenía necesidad de intentar contenerlo, ni tampoco el deseo de hacerlo. Lo que sea que lo tuviera inquieto, saldría a la luz si esperaba lo suficiente.
Y no se equivocó, cuando la vara de incienso llegaba a su final, la paciencia de Jiang Cheng terminó con esta.
--- Es suficiente, Ministro de hacienda --- la afilada voz del consorte sobresaltó a todos los funcionarios, quienes ante la mirada de la pareja imperial, se comportaban más y más como criminales esperando su sentencia... aunque eso haría del consorte un tirano y esta, no es esa clase de historia --- Su majestad puede leer el informe en su estudio, no es necesario hacer esto ahora.
El aterrado hombre tartamudeo y balbuceó algunas palabras, pero cuando la afilada mirada se entornó, apretó sus labios tan fuerte, que ni siquiera una brisa de aire pasaría entre ellos.
--- Comprendemos su opinión, pero consorte imperial, esto hace constar la honestidad del ministro y nos da a todos, una visión clara de la prosperidad del imperio. --- dijo el canciller, firme, aunque con una gota de sudor bajando por su sien.
Como siempre, el canciller era de los pocos valientes que enfrentaba al consorte.
Jiang Cheng miró la vara de incienso más larga, se seguía consumiendo y ellos debían darse prisa, pero antes de eso, tenía que dejar en claro una cosa.
Podía soportar al canciller la mayoría del tiempo porque respetaba su criterio, pero solía olvidar que cuestionar el estado del imperio era mucho más que solo poner en duda la honestidad de la corte.
--- No trate de insinuar que este imperio no es otra cosa sino próspero, canciller, si hay motivo de duda esta desaparecerá pronto... como ha ocurrido cada vez que alguien cree que puede engañarnos --- después de todo, estaba bajo la directa supervisión de Lan XiChen y suya. Este imperio sería el más grande de la historia, Jiang Cheng no aceptaría nada menos.
Mientras la afilada voz de Jiang Cheng reprendía al canciller y este balbuceaba dando vueltas a sus argumentos hasta casi perder el sentido, los labios del emperador se curvaron.
De verdad, con este hombre a su lado, las audiencias jamás eran aburridas.
No, no era nada nuevo que su consorte se enfrentara a su corte, como tampoco era nueva la diversión que hacía sonreír al emperador. Con tantos cambios que solían implementar basados en sus recuerdos del pasado, los enfrentamientos contra las ideas tradicionales de los funcionarios eran muy comunes. Lan XiChen había perfeccionado sus mejores habilidades de mediador gracias a esta clase de situaciones.
Sin embargo, estas sesiones mantenían a WanYin gruñendo y quejándose por horas, hasta que algo más lo distraía.
Cosa buena el vivir en un imperio donde siempre había algo que hacer o algún problema que solucionar para hacer olvidar a su consorte a "los ancianos testarudos". De otra forma, WanYin viviría enojado con la corte hasta exiliarlos a todos.
--- Ministro de hacienda --- dijo con esa voz apacible que disminuyó la tensión en la sala --- le agradecemos mucho su informe, lo leeremos esta tarde y si el resto de los ministros lo desea, se revisará en la audiencia de mañana.
--- Como ordene su majestad --- dijo el otro, aun temblando y volviendo a su lugar, agradeciendo al cielo poder escapar de la atención del canciller y del consorte imperial.
--- Ministro de guerra, el examen de reclutamiento comienza mañana, esperamos resultados satisfactorios.
--- Así será, su majestad.
--- Finalmente, segundo canciller, le otorgamos dos semanas para visitar a su hija, dele nuestras felicitaciones por sus nupcias.
El risueño hombre se inclinó, con sus redondas mejillas arrugadas en una sonrisa.
--- Este ministro agradece a su majestad, mi hija recibirá sus palabras con honra y humildad.
--- Si no hay ningún asunto urgente que atender el día de hoy...
--- Y será mejor que no lo haya --- murmuró Jiang Cheng por lo bajo, casi haciendo reír a Lan XiChen.
--- Damos por terminada la audiencia.
Hubo un breve silencio mientras los funcionarios se miraban entre sí.
No es que se terminaran los asuntos para atender, pero nadie estaba muy seguro de enfrentar al consorte imperial, quien, con solo mirarlos, dejaba en claro cuál era la respuesta que deseaba escuchar.
El hombre no era abiertamente agresivo ni grosero, pero después de tratarlo por tanto tiempo, la corte era más que hábil para comprender los silencios del consorte imperial... así como para comprender que esta era una batalla perdida. El emperador parecía estar de acuerdo con el consorte y si bien contra uno podían intentar batallar, contra ambos sería una pérdida de tiempo.
--- Sí, su majestad --- respondieron antes de reverenciar a la pareja imperial y salir uno a uno de la sala.
Hoy había ganado el consorte, pero mañana sería un nuevo día.
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Caminando por el ancho pasillo, ambas figuras desfilaban con pasos largos e ignorando a los sirvientes que les seguían con las cabezas bajas. Al menos ahora eran solo cuatro sirvientes*.
--- Eso no ha sido muy sutil --- se burló un poco Lan Huan.
Jiang Cheng bufó mientras salían a un pasillo más estrecho y privado, los sirvientes quedándose atrás a la entrada del mismo.
--- No finja sorpresa, hace tiempo desde que no soy sutil con la corte.
Entrando a su habitación, Jiang Cheng se quitó aquellas molestas y pesadas túnicas hasta quedar con el mínimo de ropa que uno podría considerar "decorosa", para después comenzar a trenzar su cabello en aquel entrañable estilo de la secta Jiang.* Lan XiChen también comenzó a cambiar sus túnicas por ropa más sencilla y cómoda.
--- Pero es que de verdad estoy sorprendido, si mi memoria no me engaña, recuerdo que el líder Jiang era alguien más cortés con los ancianos de la secta.
Jiang Cheng lo miró con la ceja arqueada.
--- Espero que el líder Lan no se esté burlando de mí o que haya olvidado que fue esa misma corte la que intentó humillar a Jin Ling.
--- Este emperador no haría eso nunca. Creo que los funcionarios aprendieron su lección, por otro lado, fue a insistencia del líder Jiang que se ha realizado la audiencia esta mañana. Ellos solo estaban haciendo su trabajo.
Y ahí estaba, aquella exasperante sonrisa que solo dejaba en claro que Lan Huan no solo se estaba burlando de él, estaba esperando a ver cuál sería la reacción de Jiang Cheng.
Dejando la ropa de civil que había elegido para este día, se acercó a Lan Huan con pasos amenazantes. Es verdad que pese a la ocasión, Jiang Cheng había insistido en celebrar la reunión con los ministros.
<<Es nuestro deber>>
Había dicho, pero de saber que duraría tanto, él mismo habría redactado la cancelación y mandado al demonio a todos los funcionarios.
--- Tú...
Antes de que pudiera decir algo más, tocaron a la puerta. El sonido sutil y repetitivo acompañado por voces bajas y exclamaciones cortas que delataron a las personas detrás de la gruesa puerta de madera tallada.
--- Esto no se quedará así. --- advirtió Jiang Cheng.
--- Este emperador así lo espera. --- respondió Lan Huan, recordando a la perfección el agradable encuentro que tuvieron después de su última discusión.
La marca en el muslo interno de su consorte se estaba desvaneciendo y Lan Huan no podía permitir que eso ocurriera.
Con un suspiro resignado y sin sospechar los traviesos pensamientos de Lan Huan, Jiang Cheng se fue a abrir la puerta al indeseado grupo que esperaba en el pasillo.
El hombre de brillante cabello negro sonreía con burla y picardía, mientras entraba a la habitación en compañía de su esposo y los tres mocosos que insistían en seguirlos como un pequeño rebaño.
(cortaré aquí parte de la escena original para evitar el spoiler ;) en especial desde que tienen tantas teorías sobre los junior)
(sigamos y finjamos que nunca se mencionó a los chicos XD)
--- ¿Desde cuándo tocas la puerta?
El matrimonio Lan había recuperado su dinámica de antaño, con Wei Wuxian armando alboroto a donde quiera que fuera mientras un silencioso Lan WangJi le acompañaba, silencioso, pero no menos propenso a dejar que su compañero hiciera lo que quisiera.
--- Desde que no quiero interrumpir algo que me cause pesadillas. --- Wei Ying miró con curiosidad la ropa que Jiang Cheng había dejado antes, pero no dijo nada --- Ya sabes, hay una buena razón por la que no hay nadie más viviendo en esta sección del palacio y por la que todos los sirvientes están a varios li de distancia.
JiangCheng se frotó las sienes mientras intentaba reunir paciencia. Los hermanos Lan por otro lado, se mantuvieron sabiamente apartados, hablando por lo bajo sobre distintos temas y fingiendo no notar el alboroto que causaban sus parejas.
Los años de práctica ciertamente ayudaban.
--- Si no mal recuerdo, fueron ustedes a quienes les construyeron una habitación con paredes más gruesas.
Wei Ying soltó una carcajada ante el recuerdo de las quejas del tío imperial. Parece que era su destino hacer enojar a QiRen, sea Yun o Lan*, sus sermones eran interminables, pero al final, nunca servían de mucho, solo lo volvían más propenso a encontrar nuevas maneras de hacer un caos.
--- Cierto, pero no fue a mí a quien sorprendieron en aquel cuarto en medio de...
--- Ya cierra la boca --- interrumpió Jiang Cheng incómodo, ¿es que acaso jamás olvidarían eso? --- ahora mejor di a qué has venido, y que sea rápido, tenemos prisa.
--- ¿Prisa? ¿No se supone que el banquete será hasta el anochecer?
Jiang Cheng se colocó la sencilla túnica exterior y cerró el cinturón mientras respondía. La ropa de civil que tenían lista se aseguraría de mantener el anonimato en las próximas horas.
Lo que ellos tenían planeado no era del interés de nadie más que de ellos.
--- ¿Qué quieren? --- preguntó Jiang Cheng en lugar de responder.
Comprendiendo que no obtendría información, Wei Wuxian se encogió de hombros para quitarle importancia. Ver a su shidi tan apurado era cómico y no podía imaginar qué se le habría ocurrido para celebrar el cumpleaños del hermano mayor, pero debía ser muy cursi y empalagoso, por lo menos lo suficiente para querer quedarse callado al respecto.
--- ¿Y qué sería? El cumpleaños del hermano mayor ha sido esperado por muchos, seguro la cantidad de obsequios que recibirá desbordaran del salón principal, --- asintiendo hacia su compañero, sacaron las cajitas de madera que habían ocultado antes de entrar --- es mejor adelantarse al acontecimiento.
Jiang Cheng se detuvo de guardar las dagas en sus botas y antebrazos cuando vio que la caja que sostenía Wei Wuxian se mantenía enfrente suyo. Dudoso, miró a Hanguang-jun pero este solo asintió, asegurando que en efecto, esta caja era para él.
Arqueó una ceja con duda, todavía sin tocarla.
--- ¿No te estas confundiendo de persona?
Wei Wuxian sonrió.
--- No.
Tomando la caja como si se tratara de un peligroso artefacto venenoso, vaciló aún más cuando vio a Lan XiChen mirando su propia caja ya abierta. Su falta de reacción haciéndole fruncir el ceño.
Recordaba varios objetos que obtuvieron la misma silenciosa reacción y ninguno de ellos había sido bueno o agradable. Uno de ellos todavía lo hacía rabiar y desear arrojarlo por la ventana... y lo habría hecho si no fuera tan malditamente vergonzoso solo verlo.
--- Te juro que si es una de tus bromas, te patearé de vuelta al vientre de tu madre*.
Wei Ying volteó los ojos mientras empujaba un poco la caja hacia Jiang Cheng.
--- Cómo si yo fuera esa clase de persona --- se burló --- Solo ábrelo.
Aun sin confiar en el otro, Jiang Cheng tomó la caja y la miró.
Al demonio. Cuanto antes lo hiciera, antes podría golpearlo y seguir con sus planes.
Abrió lo que descubrió era en realidad una muy bien hecha caja de aromática madera, los grabados dibujados estaban hechos con trazos que reconoció. Wei WuXian había dibujado la entrada de Muelle de loto antes incluso de la guerra Wen, cuando los viejos edificios habían sobresalido de los laterales y el arco principal mostraba tallados con diferentes técnicas que hablaban de las generaciones pasadas que dieron forma a la secta.
Y si bien eso lo conmovió a regañadientes, fue cuando vio el objeto interior que comprendió la peculiar falta de reacción del primer jade.
La circular placa metálica no era más grande que su palma, la plata fue pulida hasta reflejar los ojos azules que observaban sorprendidos. En el interior, y hechos con delgadas líneas hasta parecer los hábiles trazos de un suave pincel, el contorno de dos flores se entrelazaban hasta que era imposible reconocer donde comenzaba una y terminaba la otra.
Parpadeó cuando su vista pareció perder enfoque por alguna razón.
El loto y la magnolia eran adornadas por diminutos fragmentos de amatista y zafiro apenas perceptibles. La forma redonda de la placa le recordaba mucho a la campanilla de claridad del clan Yunmeng Jiang, lo plano junto a los trazos sencillos, por otro lado, evocaban las placas de jade del clan Gusu Lan.
Era una perfecta combinación del símbolo de ambas sectas.
--- No me lo tomes a mal, hermano mayor --- decía Wei Ying, dando tiempo a Jiang Cheng para procesar el obsequio --- pero esos collares eran un poco extraños. Esto debería resistir un poco más.
Lan XiChen rio un poco mientras tomada el preciado regalo y lo dejaba sobre el tocador, sus ojos cálidos mientras tomaba la caja de Jiang Cheng y se usaba a sí mismo para cubrirlo de la mirada curiosa del resto. Sus acciones tan naturales como sutiles.
--- Serán sencillos de colocar en los cinturones de nuestras ropas.
Lan WangJi tomó la segunda caja de manos de su hermano para ponerla junto a la otra, sus ojos deliberadamente lejos de la silenciosa figura a la espalda de Lan Huan.
--- El artesano tiene el diseño, puede rehacerlos en caso de que sea necesario.
--- No lo será. --- la voz de Jiang Cheng sonó extraña mientras camina a otra sección de la habitación y terminaba de acomodar las dagas en su cuerpo, su rostro lejos del resto, como si temiera mirarlos. --- Se hace tarde, debemos irnos.
Lan XiChen acomodó la fina espada en su cintura, asintiendo a las palabras de su pareja.
--- Cuidaremos de ellas sin falta, no se dañarán --- mirando a los presentes con tanto amor y felicidad que fue como un golpe cálido contra su corazón, hizo una leve inclinación --- les agradezco mucho sus obsequios, son muy preciados para mí.
(Aquí hay una escena con los junior y algunas palabras que debieron censurarse ;) )
Riendo, Wei WuXian salía junto a Lan WangJi antes de que una voz llena de una intensa emoción los detuviera.
--- Wei Ying.
Conmocionados, miraron a un Jiang Cheng con los ojos sospechosamente enrojecidos y brillantes.
Aún en el pasado, Jiang Cheng siempre había sido cuidadoso de jamás llamar a Wei WuXian por su nombre de nacimiento, las muestras de tal cercanía siempre fueron castigadas duramente por su madre hasta que se volvió una costumbre. Posteriormente su propio rencor le impidió sobrepasar tal línea de confianza, demasiado asustado de reconocer lo mucho que significaba Wei WuXian en su vida y lo doloroso de no poder ayudarle, de no poder perdonarle.
Pero este era un tiempo diferente y todo lo ocurrido había desaparecido todas las barreras que usó como pretexto para alejarse. Era hora de dejar de aferrarse a un pasado que ya no dolía.
Callados, ambos miraron como Jiang Cheng juntaba las manos al frente antes de inclinarse, su rostro solemne.
--- Gracias --- su voz se atoró un poco, pero estaba decidido, esta vez, sería claro --- a ambos, Wei Ying, Lan WangJi... gracias.
Los aludidos lo miraron por un momento antes de asentir, Lan WangJi incluso sonrió un poco mientras tomaba la mano de Wei Ying, quien risueño, miraba un par de ojos azules y un ceño fruncido en un rostro que jamás pensó, podría enfrentar sin culpa o remordimiento. Con su voz llena de un afecto que apretó la garganta de Jiang Cheng, Wei Ying se despidió con un gesto.
--- Nos vemos en el banquete.
Cuando la puerta se cerró detrás del grupo, Jiang Cheng tomó un profundo respiro, todavía mirando en la dirección en que se fueron, con una expresión complicada. Lan Huan lo acarició a lo largo del brazo, sonriendo cuando lo miró.
--- ¿Nos vamos?
Jiang Cheng respondió con voz apenas audible.
--- Sí.
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Soleados campos llenos de granjeros cosechando sus cultivos, niños jugando y corriendo a lo largo de los caminos y entre las humildes casas de barro, madera y paja.
Acomodando mejor el ancho sombrero que le protegía del sol, Lan Huan miró a su consorte.
Habían viajado por casi dos horas hasta alejarse de la ciudad principal, desviando su ruta hasta las zonas rurales que solo eran habitadas por personas de humilde procedencia. El lugar era próspero y brindaba mucho de su producto a la capital, pero a pesar de los años, Lan Huan jamás pudo convencerles de cambiar los materiales de sus casas o mejorar la infraestructura del lugar, así que en su lugar, su general Nie DanFang había sugerido modificaciones en la arquitectura de las casas y puentes que brindarían una mayor resistencia al tiempo, pero que no modificarían la apariencia del lugar.
Lan XiChen no tenía ni idea de qué es lo que hacían aquí, pero tampoco preguntó. Si Jiang Cheng decía que debían ir por ese camino, lo seguiría.
Bajaron de los caballos y los dejaron a un lado del camino, cerca de tinajas llenas de agua fresca que cualquiera podía usar. Los lugareños estaban tan acostumbrados a los viajeros, que ya no preguntaban nada y muy por el contrario, mostraban una generosidad que solía verse bien recompensada.
Zonas como esta, donde se dejaban pequeños refugios del sol para quien quisiera descansar, eran muy comunes.
Las monedas tenían poco valor aquí, así que Jiang Cheng se acercó a la carreta a lado de la sencilla estructura y dejó semillas de avena que daría alimento durante el invierno, junto a una bolsita con píldoras medicinales que en estos lugares serían muy caras de conseguir. La carreta sería recogida por el patriarca del lugar y repartida a los lugareños como era la costumbre desde hace generaciones.
--- ¿Todo bien?
Preguntó Lan Huan cuando su compañero no avanzó, mirando dudoso hacia el camino que ascendía por una colina serpenteante y poco elevada.
Comenzando a preocuparse un poco por la creciente tensión en el otro, Lan XiChen miró a sus alrededores, completamente incapaz de encontrar algo que le diera respuesta.
--- Camina. ---fue todo lo que el otro respondió.
Lan Huan siguió a su sombría pareja en completo silencio, subiendo por varios minutos entre el estrecho sendero sin cruzar con nadie a pesar de que el ruido de los pobladores era discernible. Se preguntó por qué no había nadie que fuera en la misma dirección o por qué el camino parecía tan descuidado.
¿Era su imaginación que esta zona parecía ser evitada por los granjeros?
Se detuvieron solo cuando llegaron hasta un gran olmo en la cima de la colina. Alto y frondoso, la alta silueta se recortaba contra la luz intensa del mediodía, su verdor exuberante contra la claridad del cielo despejado.
Con una gran preocupación en las atractivas facciones, Jiang Cheng por fin lo encaró, su mirada lejos del jade por temor a su reacción. Por primera vez desde que aquella idea cruzó por su mente, Jiang Cheng se preguntó si en realidad era una buena decisión.
Miró aquellos ojos desconcertados pero tranquilos, la confianza del jade en él un regalo tan inesperado como precioso. Lo había seguido sin dudar ni preguntar nada y ahora Jiang Cheng solo podía rezar por no haber cometido un error.
--- Quería darte algo especial. --- su voz salió algo brusca y cortante por los nervios, pero Lan Huan solo asintió, en absoluto ofendido.
--- Comprendo.
--- No --- Jiang Cheng se acercó al jade para que este viera cuan serio estaba siendo, cuán importante era lo que le daría --- no lo haces. Tú me diste algo que significa mucho para mí, algo que nadie habría pensado en darme, así que esto es lo más cercano que pude encontrar que lo devolvería.
Una leve sonrisa.
--- Esta bien.
Solo así, el jade lo aceptaba sin dudar ni sospechar de él. El arrepentimiento y la duda de nuevo lo invadieron, tan intensas que en realidad sentía que estaba por entrar un poco en pánico.
No puedes arrepentirte, ya estan aquí
Jiang Cheng tragó con esfuerzo, tratando de recordar que esto no era algo impulsivo, lo había hablado con Yun QiRen y con Lan WangJi, era un buen obsequio.
--- No creo que deberíamos continuar, --- se retractó, más nervioso de lo que pensó, aterrado de estar cometiendo el peor error de su vida, ¿y si el jade lo odiaba después de esto? --- fue una idea terrible. Regresemos. Hay que volver y...
--- A-Cheng --- Sosteniendo la tensa mano contra su pecho, Lan XiChen sonrió tranquilizador --- está bien. Lo que sea que preparaste fue con la mejor de las intenciones, eso es más que suficiente para mí.
Pero el otro no estaba en lo más mínimo convencido.
--- No creo que lo sigas pensando después --- gruñendo, se soltó para frotar sus sienes --- la culpa es del estúpido de Wei WuXian, debí ignorarlo y pensar en algo más...
--- ¡Juro que debí arrojarte al lago!
Ambos se paralizaron cuando el grito exasperado los interrumpió. La voz, lejana pero aun audible, era suave a pesar de la rudeza de las palabras. El ligero toque refinado en ellas y su perfecta dicción haciendo que los ojos de Lan XiChen se abrieran desmesurados.
Miró el arrepentimiento y la duda en la cara de su consorte, comprendiendo en solo un parpadeo el porqué de su extraño comportamiento.
Como si estuviera en trance, pasó a lado de su compañero hasta lo alto de la colina, justo detrás del olmo.
Extensas tierras con casas alejadas una de otras, páramos completos donde la vegetación crecía en completa libertad y desorden, un enorme lago que reflejaba la blancura de las nubes... pero en una casa en particular, la más cercana al camino descendente, ocurría un ruidoso caos mientras sus dos habitantes discutían a gritos.
Inclinado a un lado de lo que parecía una vieja carreta, el hombre miraba y golpeaba con una larga vara, su figura ancha y bronceada tan reconocible para Lan XiChen, que ni siquiera fue necesario acercarse un paso más.
--- Golpeaste algo en el camino --- gruñó el hombre en una voz que el jade jamás esperó volver a escuchar, una que hizo a la nostalgia anidar en su pecho.
--- ¡Ya dije que no!
--- ¡¿Entonces cómo fue que el eje se estrelló?!
--- ¡No- lo- sé!
De menor altura por casi una cabeza y media, el delicado joven se cruzó de brazos con terco enojo, mirando al otro trabajar con obvio fastidio. El corto cabello castaño y los grandes ojos tan familiares, tan apreciados, que en realidad Lan XiChen tuvo el impulso de frotar sus ojos para asegurarse de no estar viendo ilusiones.
--- ¿Como...?
No pudo terminar la pregunta, su voz no parecía capaz de salir.
--- No son ellos, --- la voz de Jiang Cheng lo sobresaltó. Mirando a su pareja, abrió la boca, pero de nuevo nada salió de ella. El otro lo entendió, también mirando a aquel par pelear --- Sandu sintió rastros leves de su cercanía, parece que parte de la consciencia de tus hermanos se vinculó a ellos antes de que la ceremonia de sellado en nuestro mundo se terminara.
Mirando cómo Nie MingJue se levantaba para tratar de voltear lo que debía ser una pesada carreta a pesar de estar vacía, Lan Huan tocó su pecho, el dolor punzante en él presionando contra su garganta.
--- Así que --- continuó Jiang Cheng, alerta a cada cambio en el otro por más pequeño que fuera --- son ellos, sin serlo. Solo una parte de sus memorias fue restaurada. Sentimientos, emociones y pequeños impulsos, pero nada lo bastante profundo para influir negativamente en sus vidas.
Lan XiChen siguió mirando a los que fueron sus más grandes y cercanos amigos por muchos años, los únicos que tuvo durante su tiempo como líder de secta. Nie Mingjue había sido como un hermano mayor confiable a quien siempre podía recurrir cuando necesitaba consejo. Meng Yao como el hermano más joven que necesitaba cuidar y proteger, uno que lo necesitaba como guía y amigo. Había creído que estarían a su lado a lo largo de los años, que los vería superar sus diferencias y que eso solo los uniría más. Sus muertes y la manera en que ocurrieron habían sido un tormento que jamás superó del todo.
Sosteniéndose del grueso tronco del olmo para darse un poco de estabilidad, Lan Huan miró a su consorte sin saber por dónde comenzar.
¿Cómo los encontró? ¿Qué había pasado con ellos? ¿Por qué vivían aislados en este lugar?
Jiang Cheng pareció comprender todo lo que quería saber el jade, hablando antes de que incluso el otro tratara de verbalizarlo.
--- Después de la guerra que desapareció al imperio del norte, varios espías fueron encontrados y enjuiciados por las otras monarquías. Tu padre fue parte de los juicios, optando por ejecutar a los traidores y quitar los títulos al resto de la familia en lugar de hacerlos prisioneros, como ocurrió en el oeste y el sur.
Su padre.
Lan Huan asintió.
Si su padre había estado involucrado, debía haber un registro de los juicios y familias involucradas. Así es como Jiang Cheng debió encontrar la información.
--- ¿Él no..?
--- No. Fue su padre quien cometió traición, Meng Yao vivía con su madre en aquel entonces y ya que fue el quién delató a su progenitor, obtuvo el perdón del emperador. Perdió su título, pero le dieron esta tierra para vivir, dejándole permanecer dentro del imperio Yun --- Tomando la mano de Lan Huan, lo llevó hasta el borde del camino, donde se sentaron bajo la sombra de los árboles frutales y siguieron observando al enojado par colina abajo --- Vine en cuanto encontré el registro. El Nie MingJue de este mundo es un comandante del imperio del sur, trató de ejecutar a Meng Yao cuando lo encontró cerca de la frontera, pensando que quería escapar.
Escuchaba atento, pero entonces Lan XiChen vio lo más sorprendente.
Un sudoroso y enojado Nie Mingjue se inclinó hasta que pudo capturar la boca de Meng Yao en un beso breve y algo tosco. Un repentinamente mudo A-Yao solo aventó algo de paja a un arrogante comandante antes de entrar a la casa con pasos furiosos, su rostro tan rojo que era notable a pesar de la distancia.
--- Parece que están casados desde hace un año atrás. --- la ironía en la voz de Jiang Cheng pasó desapercibida, tan grande era la conmoción del jade --- El imperio del sur lo permitió porque lo consideraron como una buena manera de mantener a Meng Yao vigilado. Nie MingJue fue herido por un grupo de ladrones hace un tiempo y había pedido su baja del ejército, así que dejarlo quedarse aquí era una buena manera de cumplir su solicitud sin privarlo de su rango militar. Parece que sus logros fueron lo bastante grandes para que varios se opusieran a dejarlo sin su título.
Lan XiChen asintió. Su hermano siempre había sido una persona de gran aptitud y sobresaliente.
--- ¿Ellos... --- se aclaró la garganta --- ellos viven bien?
Otro gesto irónico.
--- Lo hacen, tienen un ingreso alto gracias a que Meng Yao obtuvo el puesto de terrateniente y que Nie MingJue aun recibe un pago por su rango militar. Administran la cadena de suministros de la zona así que son apreciados por los lugareños. --- Jiang Cheng se encogió de hombros --- según lo que me contaron, Meng Yao conserva el dinero en un fondo público que usan para medicinas, reparaciones o para dar un ingreso a quienes no pueden trabajar por la edad o enfermedad. Dice que no quiere ser como su padre.
--- ¿Dice?
Jiang Cheng disimuló su vergüenza mirando a otro lado.
--- Escuché una conversación entre él y MingJue el día que vine, no fue intencional.
Una leve sonrisa y luego se quedaron el silencio.
Aliviado de que el jade no estuviera furioso y lo hubiera dejado aquí sintiéndose ridículo por esta idea, Jiang Cheng se preparó.
Sabía que Lan XiChen se había atormentado sobre su papel en el destino de sus hermanos jurados. Aunque no lo decía, su mirada se volvía distante cuando las fechas de la muerte de ambos se acercaban.
Era el único tema del que jamás había logrado hacer que el jade hablara, pero que había sido claro que aun cruzaba por su mente.
Sin embargo, este cuadro, esta vida cotidiana entre dos personas que en el pasado se juraron odio y que ahora compartían un fuerte vínculo, demostraba algo que para Jiang Cheng había sido obvio pero que no supo cómo explicar al jade y ser creído.
Ahora podía decir las palabras que Lan Xichen no había querido aceptar sin importar quién las dijera.
--- No fue tu culpa. --- susurró, el jade mirándolo con los ojos muy abiertos por la conmoción, pero Jiang Cheng no se detuvo.
Ellos habían tomado decisiones distintas en este mundo, habían elegido ser una mejor persona a pesar del dolor que sus pasados habían susurrado. Tanto Meng Yao como Nie MingJue habían decidido darle un final distinto a lo que en otro mundo los llevó a un trágico final. Fue la decisión de ellos y solo de ellos.
--- Así como ahora no los llevaste a estar juntos, en el pasado tú no los ayudaste a lastimarse. Fue su elección odiarse como ahora es su elección estar juntos. --- Jiang Cheng fue firme con sus palabras, claro con su voz. Necesitaba que el jade lo escuchara y esta vez, le creyera --- No fue tu culpa que murieran.
Un largo silencio que por fin le hizo encarar a su compañero.
Una solitaria lágrima se escapó del control del jade. Cristalina, brillante, cálida contra la palma de Jiang Cheng cuando la limpió.
Lan XiChen apretó la mano que aún lo sostenía, las emociones tan intensas que las palabras no alcanzarían a expresarlas, aunque tuviera décadas para decidirlas. Tantos años, se había preguntado por tantos años qué habría ocurrido con sus hermanos jurados si sus pasados hubieran sido distintos.
Si A-Yao no hubiera estado tan sediento de la aprobación de su padre, si el ansia y miedo de ser olvidado, humillado o agredido no lo hubieran marcado a tal profundidad.
Si MingJue-xiong hubiera tratado de ser más honesto con él, de ser más flexible y contenido en lugar de arremeter sin pensar en las consecuencias.
Si él no hubiera sido tan iluso para creer que podía ayudarlos a reconciliarse, que podía mediar entre las mentiras y los rencores de sus hermanos.
--- Gracias --- fue todo lo que pudo decir, mirando a los ojos de la persona que no solo le había dado tanta felicidad en su vida, sino que ahora, le daba el regalo de la redención, el alivio de una respuesta que había perdido la esperanza de obtener --- A-Cheng, gracias.
Jiang Cheng solo asintió, apretando por un momento la mano que se entrelazaba con la propia en un gesto reconfortante. Sosteniendo aquella mano contra su mejilla, Lan XiChen miró a la persona a quién entregó su corazón y que ahora, demostraba cuan acertada había sido aquella decisión.
Otras lágrimas siguieron a la primera, pero estaba bien, Lan XiChen no trato de ocultarlas o detenerlas. Estaba junto a la única persona que lo conocía en todas sus facetas, la más lamentable y la mejor versión de sí mismo.
Estaba bien ser vulnerable ante Jiang WanYin.
Silenciosos, siguieron observando por dos horas más la rutina casi cómica de aquel par, que entre discusiones, objetos arrojados y algunos besos más, trataban de arreglar una carreta que era demasiado pesada para mover. Ambos eran obstinados y habían decidido que esa carreta debía ser arreglada, así que el día no terminaría para ellos hasta conseguirlo.
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Aquella noche todos hablaban sobre la apariencia de la pareja imperial, algo en ellos tan distinto como la noche del día, pero tan poco discernible como una lluvia fina y delicada. El emperador parecía más brillante, más cálido. El consorte imperial era casi impactante en sus tranquilas respuestas y su sorprendente paciencia ante las bromas del segundo general imperial, cuando normalmente habría explotado en ira y comentarios afilados.
Había un aire distinto alrededor de la pareja, como si finos hilos dorados los mantuvieran unidos aunque se encontraran en zonas distintas del banquete.
Embelesados, brindaron por la salud del emperador.
Aquella noche, en la privacidad de sus aposentos y mirando una luna cubierta por nubes traslucidas, Lan XiChen recordó a sus hermanos jurados, por primera vez siendo capaz de atesorar con cariño cada memoria en lugar de sentir angustia y desespero, volviendo el pasado en un obsequio preciado y de gran valor.
Una leve sonrisa sustituyó, ahora y para siempre, lo que en años anteriores fue una mirada taciturna.
NOTAS:
* Un pequeño spolier
* Ya lo entenderán después.

