XXXV Añoranza

17.05.2024

"He llorado, reído y gritado enfurecido a los cielos. He soñado, creído y lamentado la pérdida y el abandono de la vida... he sido sin ser y seré, seré, seré." 
A. B. Rémeny 

Mundo de la cultivación. Siete meses después de la muerte de los líderes del clan Jin, Lan y Jiang.

Era un pequeño saliente, camino abajo, la vegetación escasa y seca sobresalía como las manos esqueléticas de una naturaleza que agonizaba. Jadeando y sosteniendo su brazo herido, Nie Huaisang se giró hacía la mujer a su espalda.

Su largo cabello estaba pulcramente acomodado en una coleta alta, sus ojos rojizos se mantenían calmos y su rictus usualmente burlón, era ahora un reflejo de la paz más profunda.

Nie Huaisang miró la sangre que escurría por su propio brazo hasta formar un patrón sinsentido en el suelo y el polvo. El viscoso líquido seguía saliendo de entre sus dedos cada vez más entumecidos, su pierna no estaba en mejores condiciones y podía sentir como la rigidez en su hombro contrario, donde Yue Lan había golpeado con una fuerza brutal, aumentaba hasta volverle difícil el solo mantenerlo en la actual posición.

Sonrió, divertido a pesar de todo.

--- ¿Algo le parece gracioso, líder Nie?

Nie Huaisang hizo un encogimiento con su hombro sano, mirando de nuevo a su ejecutora y a las personas que comenzaban a reunirse detrás de ella.

Reconoció a mercantes, campesinos, civiles y algunos cultivadores de bajo rango. No había ira o rencor en ninguno de ellos, pero la codicia o la simple satisfacción era fácil de leer.

Bueno, pensó con ligereza, tiene sentido que nadie los notara antes ¿Cómo podría el hermano Jiang o Lan, con su gran nivel de cultivo, alguna vez sospechar de simples personas que cruzaban su camino a diario, pero que no podrían herirles aunque llevaran consigo afiladas espadas?

Después de todo, la fuerza y agilidad de un cultivador, por bajo que fuera su nivel, aun superaba por mucho a una persona promedio.

--- Solo --- dijo, sintiendo detrás de sus talones el borde del saliente --- creo que es absurdo.

Hua BaiHe levantó una ceja, desconcertada.

--- Le llamaría ironía, no absurdo.

--- No, no, no --- Nie Huaisang sonrió con esa extraña diversión --- es absurdo, definitivamente es eso. --- Señaló con un gesto a la pequeña multitud --- Aun yo, que he tenido toda mi vida un nivel muy bajo de cultivo y un cuerpo delgado, jamás noté a ninguno de tus aliados. Es absurdo que alguien que siempre ha estado en desventaja, no comprendiera que la fuerza física no es el único peligro que una persona puede representar. --- Vio a su abanico, roto y lleno de manchas de agua, caer desde su cintura hasta el suelo, donde golpeó el borde antes de caer por el mismo --- Es absurdo que olvidara que un arma no siempre esta hecha de acero y metal.

Hong BaiHe seguía sin comprender.

--- No creo que sean las palabras correctas de alguien que sabía lo que ocurría en el clan Jiang y Lan. --- Hong BaiHe miró al herido hombre, preguntándose porqué parecía tan tranquilo a pesar de la gravedad de sus heridas --- Creo que el líder Nie puede ser débil físicamente, pero su mente es un arma tan peligrosa como una espada. Es irónico que el hombre más astuto de entre los cuatro líderes, cayera por personas que no saben siquiera leer y cuyo mayor logro es cosechar su propio alimento.

--- ¿Lo ves? Absurdo... y supongo que eso hace de mí un tonto.

Sin responder, Hong BaiHe caminó de un lado a otro con mucha lentitud, sin despegar su vista del líder Nie en ningún momento. Tratando de leerlo, sin poder conseguirlo.

--- Como dije, usted es muchas cosas, pero un tonto no es una de ellas --- sacando su daga favorita, aquella que guardaba en su cintura, observó el afilado brillo platinado. No era una amenaza, no contra un hombre que se debilitaba a gran velocidad, sino un simple gesto pensativo --- Dejó que el clan Lan cayera porque en parte, considera que la ingenuidad de su líder y de algunos de sus principales discipulos, ayudó a Meng Yao a matar a su hermano. Si morían era solo el resultado de esa misma ingenuidad.

Nie Huaisang no respondió, pero tampoco la contradijo.

--- Lo que no entiendo --- continuó BaiHe, deteniendo con un gesto a los que quisieron avanzar hacia el líder Nie, ansiosos por terminar el trabajo. BaiHe sabía que esas eran heridas mortales, pero los civiles parecían pensar que los cultivadores eran capaces de caminar incluso si los decapitaban, a juzgar por lo aprensivos que se ponían al enfrentar a cada clan. Ridículo. --- es por qué no ayudó al clan Jiang. Sabía sobre el veneno y conocía a varios de los espías dentro de la secta.

--- ¿Y cómo podría saberlo?

--- ¿Cómo no podría, cuando fui yo misma quien le envió la información?

Nie Huaisang suspiró, soltando la herida de su brazo. El sangrado era imparable a pesar de golpear un punto de acupuntura, era poco probable que su mano lograra un mejor trabajo deteniendo la hemorragia.

Luego miró al río que corría furioso bajo el saliente.

Bueno, si bien Hong BaiHe tenía razón en que él no había hecho nada por ayudar a los otros clanes, sus motivos no tenían demasiado que ver con venganza o resentimiento.

La razón era mucho más simple que esa.

Solo, no le interesaba.

Su secta había estado sufriendo por sequías e incendios a lo largo del último año, así que los problemas en la secta Lan, Jin y Jiang eran en realidad poco significativos para él, mientras se ocupaba en tratar de mantener a su secta viva, sin poder moverse a otro lugar que no estuviera actualmente ocupado por otras sectas.

Conseguir recursos que no tenían en sus propias tierras, implicaba viajes largos y constantes para comprarlos en las ciudades más prósperas.

Eso mantenía a una gran parte de sus cultivadores ocupados y viajando constantemente.

Pero esos mismos recursos requerían dinero para su compra, así que aquellos que no viajaban para comerciar, lo tenían que hacer para exorcizar demonios o espíritus y así, nutrir los medios económicos de la secta. A eso habría que agregar las fricciones y desconfianza de las sectas, cuando después del atentado que sufrió y que le dejó en cama por varios días*, la secta Jin se vio señalada.

Nie Huaisang sabía que la secta Jin no había organizado su ataque, pero saberlo y hacérselo creer a sus propios cultivadores, eran cosas completamente distintas, no decir, convencer a la secta Jin de que no sospechaban de ellos.

Las fricciones habían aumentado con el tiempo, la secta Lan y Jiang se habían vuelto cercanas a la secta Jin, gracias al estrecho vínculo entre sus líderes y cultivadores más fuertes, así que la hostilidad de uno, implicaba la hostilidad de las otras dos.

Dicho de forma simple, él y su secta estaban demasiado ocupados lidiando con sus propios problemas y Nie Huaisang no tenía las ganas de tratar de convencer al mundo de la inocencia del clan Jin.

No era una cuestión de orgullo, sino de simple practicidad. Dada su implicación en la caída del anterior líder Jin, cualquier cosa que Nie Huaisang dijera parecería un intento de manipulación o una flagrante mentira.

Para cuando llegó la carta con las pruebas necesarias, la relación de la secta Nie con el resto del mundo de la cultivación eran ya tan mala, que hacía la información irrelevante. El ataque lo inició, pero la hostilidad se mantuvo por otra docena de malentendidos y enfrentamientos.

Nie Huaisang no era tonto. Era obvio que no haría el intento de advertir al clan Lan, Jin o Jiang, porque de igual forma nadie le creería.

Claro que no es algo que fuera a explicar.

--- Los planes estaban bien ejecutados --- dijo en su lugar --- aun si les avisara, había poco o nada que pudieran hacer para evitarlo. No con el poco tiempo que tenían para actuar.

Así como Nie Huaisang no pudo hacer nada con las consecuencias que eso trajo.

Después de que el cadaver de Jin Ling, y los cuerpos decapitados del líder Jiang y Lan, fueran dejados en la puerta la secta Nie, Nie Huaisang supo que era el fin.

Sin sus líderes, con muchos de sus cultivadores muertos y los sobrevivientes llenos de resentimiento, las peleas pronto ganaron fuerza, provocando una guerra entre los pequeños clanes que buscaban ganar la posición que las cuatro grandes sectas habían dejado atrás, la secta Jin buscando vengar a su líder y a sus cultivadores desaparecidos, y finalmente, la secta Nie tratando de sobrevivir al conflicto mientras la comida y el agua escaseaban.

Los dejaba en una situación poco conveniente y que hoy había terminado de la peor manera.

Al parecer, Hong BaiHe había logrado convencer a los poblados lejanos de construir presas o desviar los cauces de los ríos. Ellos creían que era beneficioso para sus cultivos y así fue, sin embargo, eso es lo que a la larga, había llevado a la sequía en QingHe Nie.

Ellos no lo habían notado, porque BaiHe se había asegurado de elegir fuentes de agua lo bastante lejanas, para que la secta no notara el origen del problema hasta que fuera demasiado tarde.

Sin el agua fluyendo montaña abajo, tampoco había suficiente humedad para atraer lluvias. El territorio ya era seco y un tanto desértico, así que cualquier fuente de agua era apreciada y cuidada con esmero. Quita eso y las poblaciones decaían en muy pocos meses.

Y ellos podían ser cultivadores, pero no eran inmortales, necesitaban agua y alimento tanto como otros seres vivos.

Era obvio que su clara desventaja había sido el motivo por el que el territorio fue elegido como el campo de batalla entre las sectas restantes. Llevaban ya un mes entero entre conflictos sangrientos, cuando la noche anterior, el estruendo había ensordecido a los heridos y cansados combatientes.

No tuvieron ninguna oportunidad.

El agua de las presas había sido soltada por orden de BaiHe, todas al mismo tiempo. El resultado había sido una terrible inundación que se había llevado a cuanta persona cruzaba el camino del agua que bajaba a gran velocidad desde las montañas. Y cualquier cultivador que tratara de montar su espada, era abatido bajo una ráfaga de flechas.

Al final, los que no habían muerto en batalla, ahora yacían entre los escombros y rocas que el agua arrastraba a su paso, demasiado débiles para luchar contra la corriente o para esquivar las flechas en el aire.

Los cadáveres se contarían por cientos.

--- Eso es cierto --- aceptó BaiHe con una leve sonrisa --- su caída comenzó desde mucho antes de que supieran que yo estaba ahí.

--- Si lo sabes, no tiene sentido preguntar por qué no dije nada.

Hong BaiHe soltó una leve risa.

--- Sabes entonces que no puedes escapar.

--- No sé de qué habla, yo no trato de escapar.

Eso terminó con la diversión de BaiHe. Entornando los ojos con sospecha, miró a su alrededor, pero no hubo movimiento alguno, nadie que llegara milagrosamente a salvar al último líder del mundo de la cultivación.

¿Por qué el líder Nie, a pesar de ello, parecía tan divertido? ¿Por qué sonreía con tanta ligereza?

--- Ganar tiempo tampoco funcionará.

Nie Huaisang suspiró, mirando el amplio cielo y sus inmensidades.

Es un bonito paisaje, pensó brevemente, se vería bien pintado sobre un pergamino amplio y de buena calidad.

Reconfortado, miró a la mujer que no solo ya no se jactaba, sino que parecía más y más tensa.

--- Buscas ver a tu enemigo caer --- dijo --- te notas tan en paz, porque sabes que lo has logrado, cada uno de los cultivadores ha caído y los que han quedado, no vivirán mucho tiempo más, no contra Yue Lan.

--- El líder Nie parece muy seguro.

--- Bueno, yo hice lo mismo contra el asesino de mi hermano --- admitió por primera vez en voz alta --- fue muy gratificante saber que había ganado contra aquellos que se sabían superiores. Verlos humillados y olvidados, saber que el tiempo no grabaría sus nombres en la historia si no de la peor manera posible.

--- ¿Y?

--- Y --- Nie Huaisang miró directo a aquellos ojos carmesí, su propio sentido de victoria creciendo, satisfaciéndolo --- que gané de nuevo.

Hong BaiHe se enfureció, dando un paso adelante en el impulso de su ira ¡¿El hombre agonizaba y aun así, se atrevía a decir que ella había perdido?!

--- Todos estan muertos y los que no, pronto lo estarán. El mundo olvidará que alguna vez existió el cultivo.

--- Yue Lan y Xue Ye, supongo, tomarán sus propias vidas para que eso sea cierto.

--- Lo harán.

--- Bien, bien --- Nie Huaisang miró su mano cubierta de sangre, luego a la patética mujer que había logrado acabar con todos ellos. Una dosis de mi propia medicina, pensó, más divertido que enojado --- Y aun así, te he ganado.

BaiHe balanceó el cuchillo, amenazante.

--- Has perdido la razón.

--- En lo absoluto, deja te explico --- ya no podía enfocar correctamente, tampoco podía sentir sus extremidades y aun a pesar de ello, se mantuvo tranquilo, de pie y lleno de jactancia --- has perdido por que al final, no lograrás obtener lo que más disfrutas tras cada batalla.

--- ¿Y eso sería?

Lo siento, hermano.

--- Matarme en tus propios términos.

Nie Huaisang se dejó caer de espaldas, su cuerpo moribundo cayendo al río bajo el saliente y el grito de BaiHe, lleno de la más absoluta ira y frustración cuando fue arrastrado lejos ella, grabando una eterna sonrisa en el cadaver del más joven líder de la secta Qinghe Nie.

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Exterior del poblado RuLan. Seis días antes de la muerte del ministro.

Negro profundo e infinito.

Las estrellas eran lejanos brillos que se esparcían de forma aleatoria, pequeños guiños que relucían con hermosos tonos celestes y violetas.

Y sobre aquel magnífico firmamento nocturno, dos lunas se cortejaban una a la otra. Una menguante, la otra creciente, como dos mitades que no lograban unirse del todo, pero que tampoco parecían capaces de separarse de la órbita contraria.

De pie cerca de un delgado saliente sobre las montañas, un hombre joven miró el inmenso cielo, su largo cabello moviéndose con la gentil brisa que lo hacía ondular, emulando un mar caoba y en calma.

Casi pareciera que el viento se limitara, como si temiera interrumpir la profundidad de sus pensamientos si azotaba con demasiada fuerza.

--- ¿Es doloroso?

De un rostro casi idéntico si no fuera por la clara diferencia de edad y la expresión impasible, el príncipe y segundo hermano Lan, Lan WangJi, preguntó en voz suave, atento a sus alrededores y a su hermano.

--- ... solo un poco.

Si bien aquellas palabras eran ambiguas, Lan WangJi tenía la impresión de que su hermano no hablaba solo de dolor físico. Sin embargo, guardó silencio.

Por ahora, al menos.

Sin ser consciente de sus alrededores, Lan XiChen tomó un profundo respiro antes de volver a cerrar sus párpados, dejando que un nuevo recuerdo tomara forma, la sensación muy parecida a sumergirse en agua helada.

<<< Era joven.

Mucho más joven que su padre cuando había tomado el trono.

La ropa era pesada sobre sus hombros y el Mianguan presionaba contra su cabello hasta que su cabeza punzaba un poco. La luz del sol que se filtraba por los altos ventanales lo cegaba y la brisa que debería ser un fresco arrullo, se le antojaba sofocante.

Mantuvo su porte erguido a pesar de que su cuerpo pedía por un descanso, su mente frenética a pesar de la calma que aparentaba su rostro.

--- Su majestad --- su alto funcionario, Chiang Jing-Yun, a cargo de administrar los castigos dentro del palacio, se inclinó en respeto --- la ejecución ha sido completada con éxito.

El hombre sonrió, como si no pudiera notar la casi enfermiza palidez en el rostro de su emperador... o quizá disfrutando de ello.

El joven se había detenido cuando Chiang Jing-Yun se inclinó, pero en ningún momento volvió la vista y muy por el contrario, siguió atento al frente, justo en la puerta que separaba el palacio interno del resto de los edificios.

Temía no poder mantener la compostura si veía de frente la jactancia y satisfacción del ministro, misma que había visto emulada en varios rostros más durante la audiencia de esa mañana.

Pero aún su cuerpo lo traicionó, sus ojos enrojeciendo y sus puños apretándose con una fuerza dolorosa ante una traición que apenas podía comprender, no decir enfrentar.

Ren Zhonglei, su más leal comandante, había sido ejecutado.

Y fue el mismo Yun LanHuan quien diera la orden.>>

La mirada de Lan WangJi se agudizó cuando vio a su hermano estremecerse un tanto.

<< Yun LanHuan había tontamente confiado en sus funcionarios para llevar a cabo la investigación, para encontrar a los testigos que habían asegurado ver al comandante entregar información al cada vez más débil imperio del norte.

Un Yun LanHuan no mayor a 15 años, miró su larga sombra al frente.

Las pruebas había sido contundentes y Yun LanHuan había seguido el protocolo, escuchó los consejos de sus funcionarios como se supone debía hacer, había leído cada pergamino, había revisado las pruebas con exhaustivo cuidado, él había... él había hecho todo lo que le enseñaron era su deber.

Su postura se encorvó un poco.

Hizo todo lo que le enseñaron y aun así, falló terriblemente. Entregó su confianza a las personas equivocadas y lo había descubierto demasiado tarde.>>>

Lan XiChen abrió sus ojos pero era incapaz de ver nada a su alrededor, ciego momentáneamente mientras el recuerdo era convocado.

No así sus emociones.

Dolor, un lacerante dolor recorría su corazón al recordar la honorable vida que había destruido. La culpa y la vergüenza lo consumieron por un varios minutos, golpeando su voluntad con despiadado rigor. En aquel entonces apenas había sido nombrado como regente y trataba de adaptarse al despiadado mundo de la política imperial, la acusación contra un comandante en el que confiaba a tal grado había sido un golpe que no había tenido la temple para encarar.

Era muy joven, se recordó, usando en sí mismo la calma y objetividad con que trató al mundo mientras fue líder de secta, era demasiado joven aun.

--- Ren Zhonglei.

Fue todo lo que dijo, pero Lan WangJi comprendió lo que su hermano preguntaba.

--- Partí en cuanto llegó tu carta. Pero aún llegué tarde.

Lan Huan asintió.

--- Dimos nuestro mayor esfuerzo. --- Solo habían sido ellos dos contra más de un tercio de la corte, no lo justificaba pero comprendía que había poco que ellos hubieran podido hacer para cambiar el resultado.

--- Él dejó una carta en su celda. --- La voz solemne de su hermano reflejaba el mismo sentimiento de resignado dolor que guardaba en su interior --- no nos guardó resentimiento.

Una larga pausa, antes de que la voz de Lan XiChen saliera en un bajo susurro.

--- Lo sé.

<< El pergamino pesaba contra la solapa de Yun LanHuan mientras enfrentaba a Chiang Jing-Yun, acrecentando una culpabilidad que ya lo hacía ahogarse.

Cuando su sentencia fue dictada, el comandante Ren había levantado su rostro y lo había mirado. Fue entonces, ante aquellos ojos oscuros que se cruzaron con los suyos, que una incertidumbre silenciosa golpeó a Yun LanHuan.

Había una insondable tranquilidad en aquella mirada, acompañada de una profunda tristeza, había incluso una pequeña sonrisa en los maltratados labios.

'Esta bien' había dicho.

La carta, dejada en la celda del comandante, había llegado a sus manos hace solo una hora atrás y le había dado voz a aquella expresión en el rostro de Ren Zhonglei.

Paz.

Una tranquilidad de consciencia y un inexistente rencor.

Era un comandante experimentado, un hombre mayor que sabía de los que los ministros eran capaces... uno que lo comprendía y hace tiempo se había resignado a su destino.>>

Yun Lan Huan tomó una profunda respiración.

El comandante había sido incriminado por que su lealtad a la familia imperial había obstruido e incomodado los intereses de varios funcionarios. Aun si Yun LanHuan hubiera logrado aplazar el juicio hasta que su hermano llegara, el poder y la presión que los ministros podían ejercer era demasiado grande contra la débil fuerza de un joven de 15 años.

Porque en una corte, comprendió entonces aquella lección que su tío le había enseñado cuando era un niño, la ambición podía corromperlo todo y si algo se interponía en el camino, sería tomado y destruido sin piedad.

<< Deseaba llorar, y más tarde lo haría, en silencio y arrodillado en el suelo de su habitación durante dos noches completas, en una penitencia autoimpuesta por una vida que jamás debió ser cegada.

Pero ahora debía terminar esto correctamente.

--- Que reciba los ritos funerarios correspondientes y entreguen su cuerpo a su familia.--- era lo menos que le debía a quien había sido un sabio maestro en su vida.

El funcionario Chiang frunció el ceño en total desacuerdo.

--- Con todo respeto, su majestad, pero el comandante fue ejecutado por traición, el mayor crimen que existe en nuestro imperio. Si usted permite que se le den los ritos funerarios después de tal crimen, nadie temerá al castigo de los cielos por actuar en su contra. --- Chiang Jing-Yun hizo un pequeño gesto de negación --- será difícil mantener el control sobre los pobladores si ellos creen que pueden actuar con impunidad.

Yun LanHuan dudó y estuvo a poco de retractarse.

Su poder ya se tambaleaba en un equilibrio precario. Otro movimiento equivocado y las consecuencias serían imposibles de controlar.

Yun LanHuan tocó la carta, las últimas palabras del comandante Ren todavía frescas en su mente.

'Viva sin arrepentimientos'

Asesinato. Sus ministros los habían forzado a asesinar a su más leal comandante. Si volvía a ceder ante la presión de su corte, sus manos solo se mancharían de más sangre inocente.

Algo dentro de él nació ese día, algo doloroso y lacerante pero que ardía con intensidad.

Irguiéndose, miró al funcionario Chiang, su voz clara y con una gravedad que jamás antes había tenido. Era una voz que sangraba su arrepentimiento y que reflejaba el profundo desgrado que Yun LanHuan sentía ante la jactancia de su funcionario, ante la falta de remordimiento por acabar con la vida de un inocente a favor de su codicia.

--- Se equivoca, Lord Chiang. --- dijo, sorprendiendo al alto funcionario. Era la primera vez desde su coronación, que le respondía a su corte --- El castigo ya fue dado, el comandante ha dado su vida como moneda de pago por sus actos y los registros imperiales impedirán que alguien lo olvide. --- La alta silueta de su hermano apareció detrás de la puerta que acababa de abrirse. Los claros ojos de Lan WangJi era solemnes y fríos, pero tan directos como siempre lo habían sido mientras miraba al ministro. Yun LanHuan continuó --- Esto es solo una muestra de piedad por los años en que el comandante Ren sirvió a la familia imperial.

--- Su majestad...

--- Su majestad ha dado una orden --- Lan WangJi no alzó la voz, pero tampoco fue necesario, el eco se encargó de que las palabras fueran claras --- no es nuestro deber contrariarle.

--- No es ese mi propósito, su alteza, pero su majestad debería comprender las implicaciones de sus acciones. Es mi deber el aconsejarle.

--- Y su consejo fue escuchado. --- Lan WangJi se negó a ceder.

Yun LanHuan mantuvo su atención en su hermano, tomando fuerzas de la tranquila entereza de WangJi. Su hermano siempre había sido de firmes creencias y si le estaba respaldando en su decisión, entonces él continuaría.

Él era el emperador y en sus hombros pesarían las vidas de todos sus subordinados, era un deber que aceptó y que debía respetar.

Tomaría sus propias decisiones y si volvía a equivocarse, sería solo él quien cargaría con las consecuencias. Jamás otra persona inocente.

--- Haga como he pedido --- repitió, demasiado alterado para notar que no había hablado en tercera persona como marcaba el protocolo.

Un largo silencio antes de que el funcionario hiciera una segunda reverencia.

--- Sí, su majestad.>>>>

Lan XiChen parpadeó, la tenue luz nocturna comenzando a filtrarse entre la oscuridad que era su visión.

Pero el siguiente recuerdo ya pugnaba por salir.

'Lento' La orden de Shouyue fue suave pero no menos autoritaria 'No debes forzarlo'

Asintiendo, Lan XiChen mantuvo su cuerpo relajado, controlando su respiración con la práctica de años de cultivo y meditación. Contuvo el nuevo recuerdo y en su lugar, rememoró de nuevo aquella escena, prestando atención a los detalles y a cada matiz emocional que los teñía, dejando que aquella bivalencia entre su sentido como emperador y el del cultivador, interactuaran hasta tener sentido.

Por fin, aquellas emociones disminuyeron, acomodándose hasta volverse un retrato amargo pero que ya no lo lastimaba. La similitud con la traición sufrida por Meng Yao y la muerte prematura de su padre y Nie MingJue-xiong fueron, curiosamente, las anclas que le permitieron dejar ir aquella sombría memoria.

--- Deberías detenerte por hoy.

Lan XiChen negó.

--- Aun no.

El nuevo recuerdo ya surgía, oscureciendo de nuevo su visión.

Saberse el responsable de una muerte injustificada fue un golpe demasiado grande para alguien tan joven e inexperto como había sido. Creció conviviendo con la mayoría de los funcionarios y ministros, pero no comprendió que la amabilidad que mostraban cuando lo nombraron heredero, no aplicaría una vez que fue coronado.

Había sido un joven emperador sin una línea de herencia que lo protegiera.

Alguien vulnerable y fácil de sustituir.

<<< Su cabeza se sentía ligera y su cuerpo ardía en fiebre.

Se sostuvo de sus eunucos cuando una nueva arcada terminó de vaciar su estómago, el temblor en sus extremidades impidiéndole incluso ponerse de pie sin ayuda.

Cuando fue obvio que el vomito había terminado, fue llevado hasta la habitación y dejado en un largo sillón para que el sanador pudiera revisarle.

-- Eso debería ser suficiente, su majestad -- afirmó el sanador, tomando su pulso con cuidado metódico -- ya no parece haber restos de veneno dentro de su cuerpo. Deberá descansar algunos días más, pero se repondrá sin problema alguno.

Después de haber limpiado su rostro con el paño fresco que la joven sobrina del sanador le acercó, Yun LanHuan sostuvo su estómago adolorido, sus músculos todavía sufriendo espasmos.

Esta era la octava vez que trataban de envenenar su comida en dos meses, la segunda en que casi habían logrado su cometido.

Si su tío no hubiera estado ahí para atenderlo, los sanadores no habrían logrado salvarlo.

-- Despidan a todos en la cocina, -- dijo con voz ronca. No le gustaba la idea de involucrar a tantos empleados que posiblemente no tenían conocimiento de lo ocurrido, pero no había manera de saber quién había sido el responsable. Moverlos de sección del palacio no impediría un nuevo intento si el responsable seguía cerca. Esta era su única opción. Mejor despedirlos que tener que ejecutarlos o enviarlos a prisión, se dijo -- que el nuevo personal sea vigilado.

-- Sí, su majestad.>>

Lan XiChen tocó su garganta, el ardor que el veneno había dejado, sintiéndose de nuevo fresco mientras la memoria lo abrumaba.

El emperador en él estaba cansado de cada intento de asesinarlo, el cultivador...

--- Hermano.

--- Estoy bien --- aseguró, aun cuando un nuevo recuerdo llegaba sin darle tiempo para asimilar el anterior. --- aun puedo soportarlo.

Lan WangJi apretó sus puños en un gesto silencioso de desaprobación.

Podía ver el sudor bajando por un lateral del cuello de su hermano, y ahora ni siquiera sus respiraciones eran ya lo bastante profundas. Estaba claro que su hermano tenía más y más dificultades para mantenerse centrado.

Miró a Sandu, quien le hizo un gesto de aceptación.

Detendrían a Lan XiChen si era necesario y en definitiva, sin pedirle permiso, si se sobrexigía.

Sin notar aquel intercambio, Lan Huan se dejó invadir por la siguiente memoria.

Como emperador había dejado que aquella desconfianza creciera, haciéndole receloso de cada palabra y gesto, confiando solo en un grupo reducido de personas pero recordándose con frecuencia que ellos también podían traicionarlo.

No era resentimiento o miedo hacia su familia o su corte, sino una dura realidad de la que no debía apartar la mirada.

<<< -- Su majestad, comprendemos que se trata de su alteza, pero ese matrimonio no debería de ser permitido.

Sin inmutarse por la clara desaprobación, un emperador de ojos fríos y afilada inteligencia miraba a su corte, silencioso hasta que cada uno bajo la cabeza en un gesto de sumisión.

Desde hace tiempo había dejado de empatizar con sus funcionarios, cuidadoso de escuchar pero sin dejar que sus emociones se involucraran.

En especial desde que tenían una particular tendencia de atacar a su familia con acusaciones cada vez más osadas.

Miró al joven que había llegado a la corte apenas unos meses atrás, un soldado que se había ganado su favor al salvarle la vida en el último conflicto contra las tribus del norte.

Y más importante, uno que no tenía relación con ninguna de las personas involucradas en la nueva acusación contra WangJi, pero si el conocimiento que necesitaba.

-- Nie DanFang -- el aludido lo reverenció -- usted fue entrenado en la milicia del sur, debe conocer a las familias nobles de aquel país.

-- Así es, su majestad.

-- ¿Qué opina de la familia Hei?

-- Son personas respetables.

-- ¡Respetables! -- el segundo canciller, Wang XiaoFu, alzó la voz escandalizado -- su majestad, esa familia fue acusada de vender esclavos, su propio regente les ha exiliado del país y ejecutó a la rama principal de la familia.

-- Se equivoca, canciller Wang -- Nie DanFang lo enfrentó sin dudar -- el funcionario Hei y su esposa murieron en circunstancias poco claras y sin ellos para defender a su familia, los rumores ganaron fuerza -- Nie DanFang se dirigió al emperador -- varios integrantes de la familia han desaparecido en los últimos meses y varios más fueron puestos bajo arresto por motivos absurdos. Ya que los asesores y delegados* estan actuando por cuenta propia, lo único que su regente pudo hacer fue exiliar a los pocos que quedan de la familia Hei. El exilio es una medida para protegerlos.

-- ¡Absurdos! ¡No tiene pruebas!

El resto de la corte grito su inconformidad, insultando al joven soldado y clamando por denunciar al noble Hei de regreso al país del sur.

Yun LanHuan solo los observó, meditando lo que sabía.

Por ahora, comprendió, solo podía confiar en su hermano y en sus motivos para defender a un noble caído. Al menos hasta que pudiera escabullirse fuera del palacio y averiguar la verdad por sí mismo.

-- Joven Nie -- dijo, el clamor disminuyendo en cuanto habló -- usted considera a la familia Hei confiable.

-- Sí, su majestad.

Yun LanHan miró a su hermano, a aquel brillo acerado que le decía que sin importar lo que se decidiera en esta audiencia, él continuaría protegiendo al joven Hei WeiYing.

Eso le dejaba una única opción.

-- Creeré en su palabra, joven Nie. -- hizo un gesto a su eunuco para que acallara las negativas de sus funcionarios. Habló solo cuando el silencio volvió a caer en la sala -- Aprobaremos el matrimonio entre el segundo príncipe y el noble Hei en la siguiente audiencia, por ahora, el noble Hei quedará a resguardo dentro del palacio. -- eso le daría tiempo de investigar -- Si se acepta la unión matrimonial, serán el segundo príncipe y el noble Nie quienes serán juzgados en esta misma corte si el joven noble actúa en nuestra contra.

-- Gracias, su majestad.

El joven aceptó, su voz clara y alta, demostrando el poco temor que tenía de ganarse la hostilidad de la corte. Lo dispuesto que estaba a poner su vida en riesgo solo para defender su confianza en el noble Hei WeiYing.

Yun LanHuan aprobó su valor.>>

En ese momento había sido muy serio con su veredicto, el riesgo de errar nuevamente habría implicado la muerte de su hermano y del general Nie. Pero había deseado apoyar a su hermano tanto como le fuera posible, aun si una pequeña parte de él temió estar tomando la decisión equivocada.

Su confianza había rendido frutos, aliviando la incertidumbre que nunca parecía abandonarlo.

Al menos, hasta que cierto líder había aparecido de nuevo en su vida.

'Es suficiente'

Lan XiChen hizo una mueca cuando la barrera fue puesta de nuevo en su lugar, lento y con mucha suavidad, pero no por eso bienvenida. Sentía que estaba cerca del recuerdo que buscaba.

Su vista comenzó a aclararse, su respiración entró menos forzada y aquel dolor, como pequeñas agujas atravesando su piel, se detuvo por completo. Masajeando sus hombros para tratar de disminuir la tensión en ellos, Lan XiChen aceptó detenerse.

--- Muy bien.

Mientras tanto, un confundido Lan WangJi levantó ambas espadas mientras su hermano se mantenía de pie, con los ojos cerrados en espera de que su vista se restaurara por completo.

No lograba imaginar lo que debía estar sintiendo su hermano al recordar ambos pasados, el tener que contrastar constantemente recuerdos que debieron ser una parte natural de su mente.

Según lo que le explicaron Sandu y Shouyue, romper la barrera que separaba los recuerdos como cultivador no quería decir que las dos identidades se hubieran unido por completo. Un claro ejemplo era cómo su hermano variaba entre tratarlo como el mayor y en otras, como el hermano menor.

Y en ninguna de las ocasiones había parecido consiente de ello. Justo como Wei Ying cuando alternaba entre llamarlo Yun o Lan.

¿Por qué su hermano había hecho un trato que, acorde a las espadas, casi le costó la vida? ¿Por qué someterse voluntariamente a tal incertidumbre?

--- Debemos encontrar a Liebing.

--- En efecto. --- estuvo de acuerdo Lan Huan. --- Lo haría todo más fácil.

Con su alma todavía separada en dos entidades, su memoria se había vuelto un conjunto revuelto de piezas que no encajaban entre sí. Lan XiChen debía acceder a cada recuerdo por separado y entenderlo desde ambos puntos de vista, como cultivador y como emperador, para que esta adquiriera sentido.

Se sentía como tratar de armar dos rompecabezas distintos al mismo tiempo.

'Debes ser paciente' le regañó Sandu cuando Lan Huan por fin recupero su vista por completo, solo para enfrentar a un hermano claramente molesto y a un par de espadas que no ocultaban su desaprobación.

--- Lo soy --- respondió.

'No, no lo estas siendo' le contradijo Shouyue antes de acurrucarse contra Sandu para calmar a la espada 'la barrera es solo provisional, forzarla solo te pondrá en riesgo'

--- Debes descansar. --- le regañó su hermano.

Un nuevo suspiro con el que Lan XiChen trató de contener su frustración.

--- Lo sé.

Las espadas habían tardado casi una semana completa en romper la barrera que separaba su memoria, un proceso que no debería tomar más de un par de horas pero que sin la ayuda de Liebing, fue casi milagroso que lo consiguieran.

Pero sus memorias, si bien podía convocarlas cuando meditaba, llegaban de forma aleatoria y caótica, variando entre sus años como cultivador y su formación como parte de la familia imperial. Y si bien su vida ya no corría un riesgo inminente, algo había salido terriblemente mal cuando renació en este mundo y eso, aunado a la debilidad de Shouyue, hacían el proceso de unión lento y doloroso, su cuerpo todavía revelándose cuando forzaban la unión con demasiada premura.

Justo como ahora.

Colgando ambas espadas en su cintura, ambos hermanos caminaron en dirección al pequeño campamento que, junto a diez de los soldados del escuadrón de Lan WangJi, habían montado en medio del bosque.

Lan XiChen sabía que se estaba excediendo, pero no podía darse el lujo de ser paciente.

Muy irónico, lo reconocía.

El clan Lan fue reconocido por su capacidad para ser racionales aun en las peores circunstancias. Y estaba siendo racional, se dijo, de otra manera, se habría ido de la capital en cuanto la noticia de la desaparición del líder Jiang había llegado al palacio.

Entendía que apresurarse le causaba dificultades a su cuerpo, pero también comprendía que no era una cuestión de carácter o su decisión, sino la única solución ante una situación a ratos más incierta.

El emperador, aquel que había visto a un joven líder Jiang vulnerable en más de una ocasión y que había aprendido rápido sobre lo impulsivo que Jiang WanYin podía ser, había deseado tomar a un grupo de soldados y partir de inmediato a buscarlo. El cultivador en él, sin embargo, había tenido una larga vida de situaciones imprevistas y apremiantes, las suficientes para saber que actuar con tanta premura podía ser más un obstáculo que una ventaja.

Así que se había contenido y tratado de pensar en una mejor manera de manejarlo.

Sin noticias o información suficiente, la respuesta fue su propia memoria. En aquellos recuerdos de sus interacciones con Hong BaiHe, sea como emperador o líder secta, ambos podrían contener pistas útiles.

Sandu aseguraba que el líder Jiang estaba vivo, lo que era una tranquilidad, pero un mes era un largo tiempo para estar desaparecido y con ambos bandos buscándolo, tanto los soldados de Song Lan como los subordinados de Hong BaiHe, si no había noticias era porque, o el líder Jiang no podía dar su ubicación o porque no deseaba hacerlo.

Fuera cual fuera la razón, Lan XiChen necesitaba tener una mente clara y un corazón calmo. Si la clave para encontrar a WanYin estaba entre sus dispersos recuerdos, y Lan XiChen temía que así era, entonces tiempo era algo que no podían desperdiciar.

--- Su majestad, su alteza --- ambos se detuvieron cuando la oscura silueta salió entre los árboles.

Zhao Wu presentó sus respetos ante los dos hermanos, su respiración todavía agitada.

Después de la desaparición del joven amo Shao, Zhao Wu se había mantenido oculto y seguido al emperador, esperando obtener pistas o recibir instrucciones del joven amo. Sus tareas en la capital del imperio Song estaban finalizadas y él, se supone, debía volver para recibir las nuevas órdenes.

Pero eso, al parecer, sería imposible por el momento. Así que se limitó a esperar.

Durante las primeras semanas, ninguna de las dos cosas ocurrieron, ni rumores ni cartas llegaron.

A la tercera, no obstante, vio a Shuang An entre la servidumbre que seguía al emperador Yun.

Había sido toda una sorpresa escuchar sobre las indiscreciones de Xue Liang al confesar ante el emperador los planes del joven amo, pero mayor fue esta cuando los dos sirvientes Shuang An y Fao Sying lo pusieron al día con los nuevos planes.

O al menos, de los últimos que habían conocido.

Sin noticias, los tres sirvientes habían seguido fielmente a los hermanos Yun, presentando sus respetos y acordando ayudar hasta que el joven amo apareciera, al mismo tiempo, tratado de establecer contacto con el resto de los sirvientes, esperando que alguien tuviera información importante que dar.

Hoy por fin, la conseguían.

--- ¿Hay noticias?

La esperanza en la voz del emperador era dolorosa. Esta vez, sin embargo, Zhao Wu sonrió mientras les entregaba un pequeño trozo de pergamino, apenas una nota escueta pero que sabía, era justo lo que sus altezas habían estado esperando.

--- Esto llegó desde Meishan.

--- ¿Wen Ning? --- preguntó Shang. El sirviente se había acercado en cuanto escuchó la voz de Zhao Wu.

Lan XiChen negó con un gesto.

--- Él no se pondría en contacto con nosotros, no ante el riesgo de ser descubierto. --- explicó Lan WangJi.

Mientras Zhao Wu explicaba el contenido de una segunda carta a su hermano, Lan XiChen abrió el trozo de pergamino, sintiendo como si una ola de alivio y nostalgia lo llenaran hasta desbordar, su memoria parcialmente restaurada haciéndole sentir que hacía demasiado desde que supo algo del líder Jiang. Una vida entera y no poco más de un mes.

Añoranza, reconoció.

La letra no había cambiado. Después de los dos años que pasó intercambiando correspondencia con el líder Jiang, Lan XiChen la reconocía con facilidad. Pulcras y perfectamente alineadas, solo contenía cuatro simples líneas, todas dirigidas a Lan XiChen si bien no tenían remitente.

El contenido, sin embargo, lo inquietaron.

"Yue Lan se mueve hacia el este. Hay que vigilarlo.

Iré al norte después.

No diga nada sobre mi a su majestad Song Lan"

A pesar de la incertidumbre que la nota despertó, Lan XiChen notó que su hermano observaba atento el nombre de Yue Lan, su expresión tan carente de emociones que Lan XiChen supo que su hermano querría hacerse cargo de la tarea de vigilar al amante de BaiHe.

El por qué, no podía imaginarlo.

--- Primero hay que encontrar al líder Jiang --- dijo, atrayendo la atención de su hermano lejos de la nota. Su hermano podía ser muy impredecible cuando algo atraía su atención de esa forma. Mantenerlo a su lado era la opción más segura para ambos. --- según lo que acordamos en la capital, el líder Jiang y yo debíamos encontrarnos a medio camino a la fortaleza norte, justo después del juicio del primer ministro.

--- El juicio aun no ocurre.

--- No, no lo ha hecho y aun así, el líder Jiang se mantiene en el anonimato en lugar de asistir a un juicio que neutralizaría a Su Min. --- Lan XiChen arrugó el papel, su expresión anormalmente tensa y sombría. --- Algo debió ocurrir para que cambiara de opinión.

Y era un algo que se había negado a explicar.

Lan WangJi lo pensó por un momento.

--- Crees que oculta información.

--- No, WangJi --- Lan Xichen suspiró, al menos lo bastante recuperado para reconocer ese particular comportamiento pragmático en el otro líder. --- creo que el líder Jiang se esta poniendo en primera línea de ataque.

Un largo silencio.

--- Planea atacar él solo a Hong BaiHe.

---Eso me temo.

Y tal acción, cuando su enemiga aun tenía tantos recursos para usar, sería la muerte del líder Jiang.

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NOTA

* El ataque que JC emula contra sí mismo en el nuevo mundo.

*En el sur se trata de una combinación entre gobierno y monarquía, el nombre de los puestos es el equivalente al de los funcionarios y ministros.

Listo!!!

Lamento la demora. Cualquier error o duda, por favor comenten, no he podido revisarlo con atención antes de publicar.

Siguiente publicación: alrededor del 30 de Mayo. 

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